Los daños del sistema alimentario industrial y la crisis del campo mexicano
Como serpiente que se muerde la cola, el sistema alimentario industrial –que es el principal causante del cambio climático global– se sacude por las pérdidas de cosechas debido a intensas sequías en EEUU. Todo está relacionado al mismo sistema industrial: semillas uniformes, sin biodiversidad, con agrotóxicos y fertilizantes sintéticos, con alto uso de transportes, energía y petróleo –por tanto gran emisor de gases de efecto invernadero– y controlado por transnacionales.
Resumen preparado por Greenpeace México *
Agosto de 2012
Como serpiente que se muerde la cola, el sistema alimentario industrial –que es el principal causante del cambio climático global– se sacude por las pérdidas de cosechas debido a intensas sequías en Estados Unidos. En algunas partes, aunque hay cosecha, no se puede usar porque por falta de lluvia las plantas no procesan los fertilizantes sintéticos y se vuelven tóxicas para el consumo. Todo está relacionado al mismo sistema industrial: semillas uniformes, sin biodiversidad, con agrotóxicos y fertilizantes sintéticos, con alto uso de transportes, energía y petróleo –por tanto gran emisor de gases de efecto invernadero– y controlado por trasnacionales.
En el caso del maíz, la escasez se exacerba porque 40 por ciento de la producción en Estados Unidos se destina a etanol, es decir, a alimentar autos en lugar de gente.
Al ser Estados Unidos uno de los principales exportadores mundiales de maíz, soya y trigo, junto al hecho de que 80 por ciento de la distribución global de cereales está en manos de cuatro multinacionales que gestionan el abasto para obtener más lucros, la baja de producción en ese país tiene efecto dominó sobre el mercado global, donde los precios de los alimentos están disparados.
Los que más sufren por los aumentos de precios son los más pobres, principalmente los urbanos, que usan 60 por ciento de sus ingresos en alimentos.
El caso del maíz en México es ilustrativo. Pese a que los agricultores del norte del país afirman tener 2 millones de toneladas para vender, recientemente se importaron 1.5 millones de toneladas de Estados Unidos (contaminado con transgénicos), y por otra parte venderá 150 mil toneladas a El Salvador y otra partida a Venezuela. Anteriormente había comprado medio millón de toneladas a Sudáfrica. Absurdo para el clima, por la huella ecológica que implican los transportes innecesarios, y brutal para la producción nacional. Cuestionado, el secretario de Economía, Bruno Ferrari (anteriormente funcionario de Monsanto), se lavó las manos, alegando que es una decisión de empresas privadas.
El trasfondo, como explica Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Campo Mexicano (Ceccam), es que en el contexto de las políticas para liberalizar la producción agrícola nacional que precedieron a la firma del TLCAN, se desmanteló la Conasupo, que equilibraba el comercio interno de maíz, entregando el mercado interno a las trasnacionales: empresas como Cargill, ADM, Corn Products International, junto a grandes porcícolas, avícolas y de procesamiento industrial de tortillas.
Ese tipo de empresas son las que afirman que hay que importar maíz, porque la producción nacional no es suficiente. Sin embargo, México ha producido en los últimos años alrededor de 22 millones de toneladas anuales, y el consumo humano es de unos 11 millones. Se usan en derivados industriales otros 4 millones de toneladas, restando aún 7 millones. Pero las empresas importan 8-9 millones de toneladas anuales adicionales, porque se usan 16 millones de toneladas de maíz en la cría industrial masiva de aves y cerdos –también de grandes empresas.
Si la cría fuera descentralizada y con forrajes diversos se tendría suficiente producción, sin epidemias y sin maíz transgénico de trasnacionales, con muchas más fuentes de trabajo rural. La importación de maíz a México no es necesaria, es sencillamente un negocio entre trasnacionales, condonado y subsidiado por el gobierno.
Si las políticas públicas protegieran la producción agrícola y pecuaria diversa y de pequeña escala, con semillas propias y públicas nacionales, se diversificarían los riesgos –incluso climáticos– y tendríamos producción alimentaria suficiente, accesible y de mucho mejor calidad (La Jornada – Economía – Pág.24 – 25/08/2012).
El campo mexicano es, desde hace ya varias décadas, el sector social y productivo en mayores condiciones de rezago y vulnerabilidad en el país. En este sector, 65 por ciento de sus habitantes son pobres multidimensionales (17 millones de personas); entre ellos, 23 por ciento del total son pobres extremos (6.3 millones de personas).
Debe destacarse que aun cuando en el campo mexicano vive sólo un tercio de la población nacional, en esas áreas vive más de la mitad de la población en condiciones de hambre, así como 8.9 millones de personas en rezago educativo y, paradójicamente, 8.8 millones de personas que, sin ser pobres, viven en condiciones de vulnerabilidad por carencia en el acceso a la alimentación.
Estas condiciones tienen una estrecha relación con la ausencia de políticas y programas efectivos para el desarrollo social y productivo del campo.
A pesar de que recientemente se reformó la Constitución a fin de garantizar el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria, en México aún estamos muy lejos de contar con el presupuesto y los programas necesarios para hacer efectivo este derecho a toda la población. En efecto, el cambio climático y el nivel de riesgo que tiene nuestro sistema agropecuario ante el calentamiento global, obliga a rediseñar las políticas para el sector, en orden de reducir nuestra vulnerabilidad ante los fenómenos hidro-meteorológicos, pero también ante los bruscos desajustes que tienen los precios tanto en el mercado internacional como el nacional.
Es importante destacar que nuestra dependencia respecto de las importaciones de los productos de mayor consumo en el país crece año con año. Según el boletín de información oportuna antes citado, entre 2011 y lo que va del 2012, la balanza entre las importaciones y exportaciones agropecuarias más relevantes presenta un saldo negativo. Esto como resultado de un magro crecimiento de 3 por ciento en las exportaciones y un crecimiento de 13.4 por ciento en las importaciones, en el periodo señalado.
De acuerdo con los diagnósticos oficiales, uno de los factores que mayor peso tiene en el incremento de la pobreza observado en los últimos 5 años es el incremento en los precios de los alimentos. Por ello es de suma relevancia destacar que en los últimos meses se ha generado una tendencia acelerada en el índice de precios al consumidor en el rubro de los alimentos, que también está impactando negativamente en el índice general del IPC (Excélsior – Primera – Estados – Pág.21 – 31/07/12).
Después de la sorpresa inicial tras recibir la noticia de la importación de un millón 516 mil toneladas de maíz proveniente de Estados Unidos, Bruno Ferrari, titular de la Secretaría de Economía (SE), dio a conocer que es una empresa comercializadora de maíz establecida en el Estado de México la que hizo el pedimento extraordinario del grano procedente de Estados Unidos.
Ferrari confirmó que se ha tratado de una adquisición extemporánea de la compañía, relacionada a los lineamientos legales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La importación se realizó en momentos en que el precio internacional del grano subió 50 por ciento en sólo un mes, debido a la peor sequía ocurrida en las últimas cinco décadas, que afecta a Estados Unidos, principal productor y exportador de granos básicos en el mundo.
Esa venta fue considerada la mayor efectuada en Estados Unidos desde finales de la década de los ‘80, cuando la entonces Unión Soviética adquirió 3.7 millones de toneladas.
La USDA indicó que la venta fue también la cuarta mayor compra del grano realizada por un cliente extranjero en la historia de Estados Unidos, que cada año exporta más de 60 millones de toneladas de este grano (El Financiero – Economía – Pág.11 – 08/08/2012).
Mientras una ola de sequía afecta a varias regiones del mundo (incluyendo a Estados unidos), México tuvo un incremento interanual de 45.8 por ciento en el valor de las importaciones de granos y oleaginosas en el primer semestre del 2012, para sumar 5,353 millones de dólares. El mayor costo de esas compras se debió tanto a un incremento en el volumen como en los precios que, en algunos casos, como en el maíz, han registrado niveles máximos.
En términos de volumen, la importaciones mexicanas de granos y oleaginosas alcanzaron 15 millones 530,000 toneladas en el primer semestre del año, un aumento interanual de 28.7 por ciento, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura. Las compras externas de maíz en los primeros seis meses batieron récord, al escalar a 1,951 millones de dólares, 59.4 por ciento más a tasa anual.
México bordea la autosuficiencia en la producción de maíz blanco, también llamado harinero; pero tiene un déficit abultado de maíz amarillo, una variedad utilizada en los sectores pecuario e industrial. De enero a junio, el abastecimiento externo de México de maíz amarillo provino sólo de Estados Unidos, con una compra de 5 millones 928,000 toneladas. El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas proyectó que México importará unas 10 millones 400,000 toneladas de maíz en el 2012, un aumento interanual de 6 por ciento. (El Economista - Empresas y Negocios - Pág.26 - 13/08/2012).
Mark Svoboda, climatólogo del Centro Nacional de Mitigación de la Sequía de la Universidad de Nebraska, dijo que, no obstante las lluvias y una temperatura más fría se han combinado para aliviar levemente la sequía en Estados Unidos, un pronóstico para las próximas semanas muestra un regreso de las condiciones difíciles.
Expertos en la producción de alimentos y organizaciones civiles advierten sobre un repunte en la especulación bursátil, que dañaría aún más las condiciones de los ciudadanos más pobres en esos países compradores, incluyendo a los estadunidenses más desfavorecidos. De acuerdo con los analistas, México planea aumentar importaciones de maíz de Estados Unidos, donde ya se encareció por la sequía, y esto detonaría una espiral inflacionaria cuando trate de conseguir el maíz que necesita. Por si fuera poco, la repercusión global de la sequía en Estados Unidos implicará un mayor daño a los trabajadores del campo.
En Estados Unidos, según cifras oficiales, 88 por ciento de los sembradíos de maíz están afectados, y también buena parte, aunque menor, de los de soya. De acuerdo con el Departamento de Agricultura, tres cuartas partes de las tierras dedicadas a ganado se encuentran dentro de la zona de sequía. Durante los últimos dos meses las cotizaciones de maíz estadunidense subieron más de 50 por ciento y las de soya 20 por ciento (La Crónica de Hoy – Negocios – Pág.2-24 – 24/08/2012).
Un paso adelante en la resolución del problema de la escasez de maíz en nuestro país viene de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA) que entregará un documento a la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) en el que solicita su respaldo para que el gobierno federal incorpore millón y medio de hectáreas más a la producción de maíz y active un programa de fortalecimiento del mercado interno de granos para frenar el alza de los precios de los alimentos.
Octavio Jurado Juárez, gerente general de AMSDA, expuso que ante el cambio climático la propuesta es incorporar a la producción maicera los predios de los pequeños y medianos agricultores que por falta de recursos dejaron inconclusa la tecnificación de sus parcelas y revisar el problema estructural de los precios."Resulta paradójico que ante el anuncio de Estados Unidos de que bajarán sus cosechas de maíz, en el país haya problemas para comercializar un millón de toneladas del grano en Sinaloa y 240 mil en Jalisco debido a que los comercializadores se niegan a pagar el precio internacional del grano".
Los esfuerzos de los agricultores por elevar la productividad se desintegran ante la falta de un respaldo contundente del gobierno para que los grandes compradores paguen el precio internacional, como se acordó desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El gerente general de AMSDA agregó que en la reunión de la Conago, este jueves en Mazatlán, Sinaloa, propondrá que México lance un llamado a la comunidad internacional, en particular a Estados Unidos y Brasil, para que dejen de destinar maíz y caña de azúcar a la elaboración de etanol, pues se afectan varias cadenas y genera un efecto multiplicador en los precios de alimentos.
El diputado sinaloense Rosendo Enrique Camacho Luque, ex presidente del Comité Campesino, afirmó que el gobierno federal es el responsable de los problemas de comercialización de maíz y las trabas para el embarque de 35 mil toneladas de este producto en el puerto de Topolobampo, municipio de Ahome, al permitir la importación del grano a pesar de haber cosecha nacional. Dijo que los problemas para embarcar el maíz que será enviado a Venezuela, cuyos empresarios adquirieron parte de la cosecha local, se debió a la lentitud y malos entendidos entre los representantes de las firmas comerciales, agricultores y transportistas, a lo que se agregó la lentitud en las revisiones, pero no a la mala calidad del grano, "que es de primerísimo nivel, el mejor". Aseguró que el origen del problema que este año han vivido los maiceros sinaloenses "es por culpa del gobierno federal que permitió las importaciones de Sudáfrica, cuando no hay tratados comerciales con ese país" (La Jornada – Política – Pág.19 – 20/08/2012).
Esta solución nos parece de cierta utilidad, aunque sabemos que para erradicar los problemas del campo mexicano será necesario renunciar al sistema alimentario industrial, saliendo del TLC para favorecer el mercado interno, que debería de basarse en la protección de las semillas mexicanas, lo que se traduciría en una agricultura sustentable, la defensa de la soberanía alimentaria y el respeto del derecho a la alimentación.
MÉXICO Y TRANSGÉNICOS: MÁS CONCIENCIA, MÁS OPOSICIÓN
En 1988 llegó a México la primera solicitud que pedía la autorización de siembras transgénicas. Nuestro país no contaba con los elementos jurídicos suficientes que le permitieran dar una respuesta a la empresa Sinalopasta (filial de la trasnacional Campbell’s), que buscaba probar semillas de organismos genéticamente modificados de un tomate resistente a insectos.
Desde entonces, se tuvo que crear el Comité de Bioseguridad, para definir cuál sería el papel de nuestro país ante el uso de la biotecnología; punto de partida que sirvió –hace siete años- para establecer la Ley de Bioseguridad de OGM, así como su Reglamento, que se publicó tres años después.
Actualmente, nuestro país ocupa el lugar 16 del ranking mundial, con 200,000 hectáreas dedicadas a la biotecnología. Una vez que se levantó la moratoria (en el 2008 se eliminó) (Sic) que estableció el gobierno federal por más de una década creció el interés de empresas como Dow AgroSciences, Monsanto, PHI México y Dupont Pioneer, quienes han solicitado diversos permisos, principalmente, para desarrollar tres productos: algodón, soya y maíz.
Dos de Tres cultivos en Etapa Comercial
En agosto del 2010 el algodón se convirtió en el primer cultivo transgénico comercializado en México.
El pasado mes de junio del 2012 se liberó la siembra comercial de soya en México, después de una etapa experimental que perduró de 1998 al 2009, y el programa piloto que siguió del 2010 al 2011.
Frente a la posibilidad de sembrar una superficie potencial de 253,500 hectáreas en los estados de Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz y Chiapas, cerca de 59 organizaciones en Campeche interpusieron un amparo para evitar su comercialización, debido a los daños que podría provocar a la biodiversidad y a la apicultura. El amparo se encuentra en proceso de resolución por el Poder Judicial, y les fue otorgada una suspensión provisional (El Economista – Primera – Pág.4-5 – 03/08/2012).
El 08 de Agosto La Tercera Comisión de Hacienda y Crédito Público, Agricultura y Fomento, Comunicaciones y Obras Públicas decidió exhortar Juan Rafael Elvira Quesada, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales a remitir un informe que sustente de manera plena, técnica y científica, las razones por las cuales emitió dictamen favorable en materia de impacto ambiental para la liberación de los permisos para el cultivo comercial de soya genéticamente modificada, en un tiempo establecido de 10 días (Gaceta del Senado n.25 - Segundo Receso Comisión Permanente - 18/08/2012).
El maíz genéticamente modificado se comenzó a utilizar en 1996 en Estados Unidos. Actualmente, se siembra en 18 países del mundo, en una extensión total de casi 50 millones de hectáreas.
Por ser centro de origen y alimento básico de los mexicanos, el maíz no ha avanzado tan rápido como quisiera la industria de las biotecnologías, que aunque se tenga que enfrentar el rechazo de muchos productores locales, asociaciones civiles y consumidores, sigue teniendo una gran influencia sobre nuestro Gobierno. Jair A. Swarowsky, director de Negocios Latinoamérica Norte de DuPont Pioneer México, comentó: “En los últimos tres años, se ha instrumentado el marco regulatorio en materia de bioseguridad, (por lo que) estamos próximos a la liberación comercial (de maíz); esperamos que se lleve a cabo este año” (El Economista – Primera – Pág.4-5 – 03/08/2012).
El optimismo de grandes productoras de semillas OGM indica lo débil y corrupto que ha sido el Gobierno frente a intereses económicos que no han beneficiado -ni beneficiarán- el campo mexicano.
No obstante, la sociedad civil se está concientizando y después de la movilización el la península de Yucatán, otro estado está levantando la voz en contra de los OGM.
Organizaciones sociales y pueblos indígenas, miembros de las comisiones regionales de seguimiento del primer Encuentro Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca, interpusieron un amparo contra los gobiernos federal, estatal, y el Congreso local, por no responder su escrito de solicitud para que se declare la moratoria al ingreso de semillas transgénicas.
El representante de la comisión de seguimiento, Armando de la Cruz Contreras, dijo que más de 350 personas pertenecientes a organizaciones y pueblos indígenas presentaron una petición, el 11 de abril pasado, pero no han recibido contestación, lo cual violenta su derecho de petición, consagrado en el artículo octavo constitucional.
Explicó que el amparo se interpuso contra actos de autoridad de las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias y a la Junta de Coordinación Política de la legislatura estatal.
Destacó que la declaración de moratoria sobre la siembra experimental de maíz transgénico es de gran importancia para Oaxaca, porque protegerá la biodiversidad del grano nativo.
“Nos preocupa que los gobiernos federal y estatal no se interesen en la seguridad alimentaria de los mexicanos y en la conservación de las semillas nativas amenazadas por la introducción y contaminación con semillas transgénicas, a pesar de estar en riesgo el patrimonio alimentario, cultural y biológico del estado, principalmente de los pueblos y comunidades indígenas”, señaló (La Jornada – Sociedad y Justicia – Pág. 38 – 14/08/2012).
Una buena noticia viene del laboratorio de Diagnóstico Molecular del DF: El maíz que se siembra y cosecha en el suelo de conservación del Distrito Federal está libre de transgénicos que alteren su estructura molecular y a la larga se conviertan en un peligro para la salud de sus consumidores.
Luego de analizar 232 muestras provenientes de siembras de conservación de las delegaciones Magdalena Contreras, Tlalpan, Tláhuac e Iztapalapa, cinco de las siete con producción agrícola en la capital, descartaron la presencia de transgénicos en las semillas de maíz y ratificaron la pureza en los granos, explicó Álvaro Díaz Babillo, jefe del laboratorio.
Sin embargo, informó que, conforme al protocolo de reacción del proyecto de “Conservación, uso y bioseguridad del maíz nativo del suelo de Conservación del DF”, las cosechas con indicios transgénicos serán notificadas a los productores y se pedirá el retiro inmediato de la siembra, sin importar el nivel de maduración de la planta. Ésta, a su vez, será confinada e incinerada por el laboratorio y las autoridades ambientales del DF para evitar que se propague entre el resto de las plantaciones. Al mismo tiempo, para evitar que el agricultor se vea afectado en su cosecha, se le proporcionarán semillas nativas, así como información técnica y apoyo para la rehabilitación de la tierra infectada, para que vuelva a sembrar, pero ya sin el riesgo del transgénico.
El jefe del laboratorio de Diagnóstico Molecular del DF aclaró que hasta el momento no se han comprobado daños a la salud de las personas que consumen alimentos transgénicos, pero advirtió que en futuras generaciones podrían provocar malformación y el desencadenamiento de diversas enfermedades crónico degenerativas (Excélsior – Comunidad - Pág.2 – 31/08/2012).
Es muy importante que México siga rechazando los transgénicos, defendiendo el maíz y tomado su responsabilidad de defender la enorme biodiversidad que concentra.
El mundo entero reconoce el origen del maíz en esta región del mundo y los investigadores, como el premio Nobel George Beadle, han aceptado que a estos indígenas prehistóricos se les puede dar el crédito de haber producido el máximo cambio morfológico de cualquier planta cultivada y de haber adaptado el maíz al rango geográfico más amplio de las plantas cultivadas de importancia.
En términos científicos, qué mejor que el Proyecto Global de Maíces Nativos que realizó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) para poner al día el conocimiento de la diversidad de los maíces nativos. Las conclusiones de este proyecto se resumieron en la revista Nature:primero, un gran número de variedades de maíz aún están siendo cultivadas ampliamente en México; segundo, la diversidad en las variedades criollas de maíz es superior a lo que se creía que existía originalmente, antes del inicio del estudio (en particular de los estados del norte de México), y tercero, nuevas variedades criollas de maíz han sido identificadas y la diversidad dentro de las razas criollas es mayor de lo que antes se pensaba, y nuevas poblaciones de teocintle han sido identificadas.
A pesar de todo, el gobierno insiste en contradecir la evidencia científica para complacer a los promotores de los transgénicos. En diciembre del año pasado la Secretaría de Medio Ambiente puso a consulta el anteproyecto de Acuerdo por el que se determinan los centros de origen y los centros de diversidad genética del maíz, en el cual presentó un mapa de la República que dejaba aproximadamente 15 por ciento del territorio nacional fuera de la definición de centros de origen y diversidad genética del maíz en México, en las cuales se podría sembrar maíz transgénico. Las superficies que quedaron fuera se ubicaron en estados tan importantes por su diversidad como son Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Yucatán. No supimos qué pasó con este anteproyecto, pero ahora la Secretaría de Agricultura, pone a consulta un anteproyecto en el que sólo menciona ocho estados del norte del país en los que nuevamente se dejan estos manchones susceptibles a sembrarse con maíz transgénico.
La mayor parte de los comentarios vertidos a este anteproyecto reiteran la opinión de considerar en su totalidad el territorio de México. Unos cuantos productores de Coahuila y Chihuahua, algunos de los que firmaron el convenio con Monsanto para desarrollar el Proyecto Maestro Maíz y otros engañados, demandan tecnología –como productos milagro– para contender contra el cambio climático y el hambre; las empresas, enmascaradas en asociaciones cuestionan la metodología usada y rechazan la medida que decreta salvaguardar los derechos del agricultor en forma prioritaria a los de propiedad intelectual, respetando sus usos y costumbres.
Por su parte, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad indica que las secuencias recombinantes de líneas transgénicas patentadas atentará contra un patrimonio biocultural comunal fundamental para México y el resto del mundo.
Es el momento de establecer un acuerdo que defina la protección del territorio mexicano como centro de origen y de diversificación constante del maíz, retomando en su totalidad el estudio de la Conabio. De este modo México estará cumpliendo su responsabilidad de salvaguardar este patrimonio en favor de la humanidad y no en manos de intereses particulares (La Jornada – Opinión – Pág.17 – 21/08/2012).
AIRES DE CAMBIO EN EL PANORAMA INTERNACIONAL
A mediados de 1901 en Missouri (Estados Unidos), Mr. John Francis Queeny fundó una pequeña empresa a la que bautiza con el apellido de su esposa, Monsanto, dedicada a comercializar sacarina. En seguida cosecha éxitos, el primero: la venta de dicho edulcorante a la empresa Coca-Cola, y luego van llegando otros como la fabricación del plaguicida DDT –ya retirado de los mercados– o el Agente Naranja, un herbicida utilizado en la guerra del Vietnam. Participa también en el desarrollo de las primeras bombas atómicas; sintetiza la hormona de crecimiento bovina y, en 1982 sobresale como pionera de la tecnología de las semillas transgénicas de las que hoy controla 80 por ciento del mercado. Entre ellas destaca la soya transgénica, una apropiación indebida de la semilla natural de la soya, que la patenta agregándole un gen procedente de una batería que hace a la planta resistente a un herbicida, del que Monsanto era también el propietario: el glifosato.
Monsanto consigue hacer de la soya transgénica el producto estrella de finales del siglo XX, incorporada a los piensos que alimentan la ganadería del mundo. Es un negocio de dimensiones formidables para quienes venden la soya como grano, y para quienes como Monsanto ganan en la venta de la semilla y de su herbicida asociado.
Desde su aparición en escena, la soya transgénica provoca el robo de tierras agrícolas más suculento de la historia. Con guante blanco usando recursos administrativos de titulación de propiedades o con violencia pura y dura, millones de pequeñas fincas campesinas han sido suprimidas del mapa a favor de la soya que consume la ganadería europea o china (y poco a poco también los automóviles que caminan con biodiesel). Tenemos aquí una explicación a la actual subida de precios de los cereales, alimentos básicos para el mundo.
Hasta la fecha el saqueo ha afectado a países de la América del Sur; África está en el punto de mira. Sólo en Argentina más de la mitad de su tierra fértil se dedica a la soya. Y en Paraguay, país de pequeñas dimensiones, de momento 10 por ciento es soya, pero supone, sólo en concepto de royalties, 30 millones de dólares anuales, libres de impuestos, para Monsanto.
Pero claro, no todo puede resultar tan fácil. La gente afectada se organiza y levanta la voz ante tamaña injusticia; no hay evidencias que aseguren que consumir grano transgénico no es perjudicial para la salud; el uso masivo del glifosato rociando los campos está provocando muchas enfermedades en la población local; la biodiversidad cultivada y la salvaje desaparece rápidamente; y por último, explotar así a los suelos agrícolas les genera a éstos una perdida de nutrientes, de fertilidad, que nadie repone.
Algunos gobiernos cercanos a las realidades sociales ponen pequeñas y tímidas trabas a la expansión de estos agronegocios, como fue el caso de la presidencia de Fernando Lugo en Paraguay hasta hace apenas un mes. La empresa multinacional no acepta intromisiones en sus negocios y enterada de las limitaciones que allí se establecen, dicta algunas instrucciones que la prensa y las organizaciones de empresarios agrícolas locales llevan a la perfección y sin discreción, no es necesario. Mientras se lanza una campaña desmedida contra la institución gubernamental que decidió bloquear la introducción de nuevos transgénicos en Paraguay, tiene lugar una masacre en tierras en litigio por la soya con 17 personas muertas, que acaba de desestabilizar a un gobierno frágil.
Así son ahora los golpes de estado, Paraguay y Honduras, elegantemente disfrazados de democracia. Dos pequeños países señalados como una advertencia para quienes no estén dispuesto a hacer del extractivismo y expolio del planeta –sea soya para hacer carne, sea palma aceitera, sea minería– un torrente de beneficios para las corporaciones, que como en las películas, ya controlan el mundo.
Es curioso, mientras en Europa la actividad agraria ha quedado reducida a casi nada, en otros países es sin lugar a dudas el mayor de los poderes fácticos. Pero ambas realidades, el desprecio y el fervor, están tremendamente conectadas. Para que el negocio de producir y vender soya funcione se necesitan tierras arrasadas de monocultivos en los países del Sur y tierras arrasadas de hormigón en los países del Norte (La Jornada – Economía – Pág.26 – 26/08/2012).
No obstante el enorme poder de Monsanto y sus ingentes esfuerzos de lobbying, después de China, otros dos países emergentes con economías agrícolas, Brasil e India, están empezando a oponerse con fuerza a esta transnacional símbolo de los OGM.
Brasil es el segundo productor a nivel mundial de cultivos transgénicos, superado solamente por Estados Unidos. La vasta mayoría de esta área cultivada consiste de soya alterada genéticamente por Monsanto para resistir al herbicida Roundup, producto de la misma compañía. Se estima que el 85 por ciento de la soya brasileña es GM, aunque la proporción exacta todavía no se conoce, porque la soya de Monsanto fue contrabandeada desde Argentina comenzando en 1998.
Una vez legalizada su soya GM, en 2005, Monsanto comenzó a cobrar a los cultivadores brasileños un impuesto de 2 por ciento por su producción de soya GM. La compañía también mercadea soya no GM y requiere a los agricultores mantener ambas variedades estrictamente separadas. Si se encuentra soya transgénica en un cargamento de soya no GM, se penaliza al agricultor con un cobro de 3por ciento.
En 2009 un grupo de sindicatos rurales del estado brasileño de Rio Grande do Sul demandaron a Monsanto, acusando que soya GM y no GM son prácticamente imposibles de separar y por lo tanto el “impuesto Monsanto” es injusto.
Esta alegación contradice directamente uno de los principales puntos de propaganda de la industria de la biotecnología: que las semillas y plantas transgénicas nunca aparecerán donde no se supone que estén.
El pasado mes de abril un juez de Rio Grande Do Sul determinó que los cobros de Monsanto son ilegales y notó que la patente de la semilla de soya GM de la compañía estaba expirada en el país. Así, ordenó a la empresa de dejar de cobrar regalías y de devolver todas las regalías cobradas desde 2004, por un valor total de $2 mil millones.
Monsanto está apelando, pero recibió otro golpe el 12 de junio cuando el Tribunal Supremo de Brasil decidió unánimemente que lo que decida la judicatura de Rio Grande do Sul deberá aplicarse al país entero. Esto sube la suma en cuestión a $7.500 millones. Ahora los agricultores demandantes son cinco millones.
No obstante, Monsanto declaró que seguirá cobrando regalías a los sembradores brasileños hasta que termine de resolverse el caso (Alai-amlatina - 26/07/2012).
El tema de los alimentos Genéticamente Modificados es espacialmente sensible en la India. Por lo general, lo que pasa allí tiene resonancia en todo el mundo, y lo que ocurrió la semana pasada dejará una huella muy importante.
Después de intensas consultas con agricultores, grupos ecologistas, científicos y grupos de consumidores, la Comisión Parlamentaria Permanente sobre Agricultura, compuesta por miembros del Parlamento de diferentes partidos, presentó su último informe sobre alimentos GM y cultivos transgénicos.
El comité llevó a cabo una amplia consulta -quizás la más exhaustiva realizada en el mundo- que duró dos años medio, llegando a significativas conclusiones.
Se estableció que los cultivos transgénicos no son la mejor opción para un país como la India, ya sea en términos de vida de los agricultores o de seguridad alimentaria. De hecho, el comité llegó a la conclusión de que los cultivos transgénicos podrían representar una amenaza grave para la salud de las personas y la biodiversidad.
El comité también acertó que el algodón Bt, el único cultivo transgénico cultivado comercialmente en la India, no ha beneficiado a los agricultores, especialmente los pequeños y los marginales en regiones de secano, quienes representan la mayoría de los cultivadores de algodón en el país.
También los sistemas regulatorios existentes y propuestos en la India fueron llamados en juicio. Se ha recomendado la constitución de una abarcadora Autoridad de Protección de la Bioseguridad, que salvaguarde la salud de los ciudadanos, el medio ambiente, los alimentos, la alimentación y la agricultura de las tecnologías riesgosas, como los cultivos transgénicos. La Comisión Permanente también pidió que se ponga fin a todos los ensayos en campo abierto "bajo cualquier apariencia" con efecto inmediato.
El informe del Comité Parlamentario Permanente tiene carácter de recomendación, y el gobierno tendrá que presentar un plan de acción dentro de los próximos tres meses.
Estos acontecimientos tienen lugar seis meses después del proyecto Grano chino / Ley de Alimento Básico que restringe la modificación genética de los cultivos básicos en China (1). El informe es una clara señal de que los principales países agrícolas del mundo, China y la India, están adoptando un enfoque precautorio ante los cultivos transgénicos, que no son considerados como una solución sostenible (Greenpeace India – 17/08/2012).
1.- China libre de transgénicos, 22/02/2012, aqui
ÍNDICE
- Comer o no comer: ¿quién decide?/ La Jornada – Economía – Pág.24 – 25/08/2012