Los Territorios de Vida y su aporte a la conservación de la biodiversidad

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Determinar el alcance de los territorios de vida mediante mapeo participativo en Irán. Foto: CENESTA.

Los pueblos indígenas y las comunidades locales son pieza clave para mantener la biodiversidad en la Tierra y así contribuir con los planes de las Naciones Unidas para combatir la crisis climática y conservar la biodiversidad.

En Latinoamérica y el Caribe, los pueblos indígenas y tribales gestionan entre 330 y 380 millones de hectáreas de bosques. Estos albergan más de la octava parte de todo el carbono de los bosques tropicales del planeta y una gran cantidad de las especies de plantas y animales en peligro de extinción del mundo.

De acuerdo al reporte “Territorios de vida: Informe 2021”, a cargo del Consorcio TICCA, el 45 % de las grandes áreas silvestres de la cuenca del Amazonas se encuentran en territorios Indígenas donde la tasa de deforestación es más baja y el riesgo de incendios forestales es menor incluso que en las áreas protegidas por el estado.

A pesar de todo lo anterior, los derechos de nuestras poblaciones y comunidades indígenas solo han sido reconocidos formalmente en una pequeña porción de las tierras reclamadas. Gran parte de dichas áreas, no están cubiertas por el estado y se rige de forma privada, protegidas y conservadas.

Esto no solo muestra que la red formal de protección y conservación de áreas tiene brechas significativas en cobertura y efectividad; también muestra que los pueblos indígenas y locales son fundamentales para mantener la naturaleza fuera de sistemas estatales formales.

Puede descargar resumen ejecutivo en inglés en el siguiente enlace (pronto compartiremos la versión en Castellano, actualmente en traducción).

Principales TICCA en el Perú y el mundo

Este estudio, en el que han participado especialistas, ong y pobladores de sus propias localidades, destaca 17 ejemplos sobresalientes de los pueblos indígenas y las comunidades locales en su contribución a la conservación de la biodiversidad:

TICCAS destacados en América del sur

Perú: TICCA Nación Wampis - Iña Wampisti Nunke

El pueblo Wampis constituyó el Gobierno Territorial Autónomo de su nación (GTANW), emitiendo su Estatuto de Gobierno Colectivo en noviembre de 2015. Se convirtieron así en la primera nación originaria en hacer esto en el Perú, amparados en la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 de las Naciones Unidas.

La población wampis cuenta actualmente con un aproximado de 15,300 habitantes viviendo en 22 comunidades tituladas a lo largo de los ríos Santiago y Morona (Kanus Kankaim en wampis) en los departamentos de Loreto y Amazonas. 

Los wampis se refieren a su territorio ancestral como Iña Wampisti Nunke. Sus prácticas culturales, identidad, lenguaje y formas propias de gobierno expresan profundo conocimiento sobre los bosques, el agua, la fauna y la biodiversidad. Su calidad de vida obedece en gran medida a la salud de sus medios naturales.

Los wampis consideran el territorio no solamente como la superficie o la delimitación de una jurisdicción: “el territorio no es sólo una visión, concepto o idea, sino un sistema de vida” (Noningo Sesen 2017).

En Perú, el régimen de propiedad comunal no considera a los pueblos indígenas o naciones originarias como sujetos de derecho. Desde la promulgación de la Ley de Comunidades Nativas en 1974, y ante la amenaza interpuesta por la expansión de colonos que arribaron con la construcción de las carreteras amazónicas en la década de 1960, los wampis se organizaron en federaciones indígenas, que promovieron la demarcación estatal y la titulación de tierras.

Estos procesos llevaron al reconocimiento legal de una parte considerable del territorio wampis como ‘Comunidades Tituladas’ en las orillas de los ríos (Chirif and García Hierro 2007). Las áreas utilizadas colectivamente por el pueblo Wampis que no se podían otorgar a un grupo en particular (reservas de vida silvestre, áreas sagradas, etc.) quedaron sin titular (GTANW 2016: 38). Junto con la superposición de diferentes categorías administrativas ajenas (distritos, provincias, y áreas protegidas), esto resultó en la fragmentación de la titularidad legal del territorio ancestral.

El territorio wampis está cubierto en su totalidad por bosques tropicales, a excepción de pequeñas parcelas agrícolas y las áreas de asentamiento. A lo largo de las estribaciones andinas, es una de las pocas regiones restantes que conserva una conectividad completa e intacta entre las llanuras amazónicas y los bosques húmedos de mayor altitud, lo que evidencia una flora y fauna extremadamente diversa.

La cordillera Kampankias (también conocido como ‘Kampankis’) consiste en ecosistemas terrestres y acuáticos entre 800-900 metros de altura, con especies endémicas y mamíferos, anfibios, reptiles y aves amenazadas (los más emblemáticos son el jaguar, la boa, y el tapir).

Los bosques tropicales de la cordillera Kampankias se identifican como una fuente de agua limpia y una importante reserva de carbono por encima y por debajo del suelo. Contiene áreas que son fuente de semillas de árboles maderables y otras plantas valiosas, así como refugio seguro para la reproducción de animales, lo que hace sumamente importante su conservación.

Varias áreas protegidas, oficialmente administradas por el Estado peruano, actualmente se sobreponen –en parte o en su totalidad– a comunidades tituladas y espacios sagrados importantes del territorio wampis: la Reserva Comunal Tuntanain, el Parque Nacional Ichigkat Muja – Cordillera de Cóndor, y la Zona Reservada Santiago-Comaina (ZRSC).

La ZRSC se estableció en 1999 como categoría transitoria proclive para convertir la zona en un área protegida en el futuro. Se extiende desde el río Santiago en el oeste hasta el río Morona en el este y desde la frontera entre Perú y Ecuador en el norte hasta el Pongo de Manseriche en el sur, y se superpone a la totalidad de la sierra de Kampankias y una considerable área de comunidades tituladas.

Visto que Kampankias constituye el corazón del territorio ancestral Wampis, y que su notable estado de conservación se debe a la vigorosa defensa y cuidado de sus habitantes durante siglos, los wampis se oponen a su categorización como Zona Reservada y a su administración por parte del Estado. Insisten, en cambio, que el Estado peruano reconozca el área como parte integral del territorio ancestral Wampis, bajo la gobernanza y conservación autodeterminada de su nación.

Los wampis: heroica lucha para defender el medio ambiente

Los wampis han mantenido un notable éxito en la defensa de su territorio frente a la colonización y otras amenazas. Producto de ello es el buen estado de conservación de su territorio, el cual mantiene una cobertura de bosque vastamente intacta y marca una diferencia palpable frente a otras áreas de la Amazonía peruana.

Un ejemplo conocido de su capacidad de organización para la protección territorial es la resistencia frente una serie de decretos y leyes promulgados durante el gobierno de Alan García en 2008, que tenían el propósito de facilitar inversión privada en la Amazonía mediante el debilitamiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, como el derecho a la propiedad de sus territorios. Esto llevó a movilizaciones indígenas, que desataron el 2009 un enfrentamiento violento involucrando el ataque de las fuerzas armadas y dejando 34 muertos – hecho conocido como ‘ Bagüazo ’ o ‘masacre de Bagua’.

No obstante, la estrategia principal fue, y sigue siendo, por la vía legal. De este modo, lograron la anulación del lote petrolero 116 sobrepuesto con el cerro Kampankias, por falta de consulta. A esto se sumó en 2020 el retiro de la empresa Geopark del lote petrolero 64 antes de que empezara la explotación destructiva, en consecuencia, de la lucha conjunta de los wampis con el pueblo vecino Achuar.

Otro logro palpable incluye el abandono, por falta de consentimiento, del proyecto de carretera transfronteriza entre el Perú y el Ecuador que proporcionaría acceso al Kampankias y elevaría el riesgo de invasión de asentamientos colonos y deforestación en territorio Wampis. 

Asimismo, en 2018, luego de una acción coordinada y continua con las autoridades nacionales, los wampis lograron expulsar la minería ilegal de oro, instalada a lo largo del Rio Santiago, que venía siendo fuente de contaminación del río desde el 2014. A pesar de la evidencia en la fortaleza en su organización, los wampis son conscientes de la posibilidad de retorno de estas y la existencia de otras amenazas por lo que reiteran la necesidad de vigilancia permanente.

Otras amenazas incluyen el oleoducto Norperuano de la empresa estatal Petroperú que atraviesa el territorio wampis y de varios otros pueblos indígenas. El oleoducto tiene medio siglo de antigüedad. Los informes estatales confirman su alto estado de corrosión y de constantes fallas operativas que producen continuos derrames petroleros en la Amazonía; entre ellos, el desastre ambiental en la localidad Wampis de Mayuriaga en febrero de 2016.

Asimismo, existen planes para construir 20 represas hidroeléctricas y una hidrovía en el río Marañón, en la parte más meridional del territorio de Wampis. Ambos megaproyectos conllevan serias amenazas para los ecosistemas acuáticos y la subsistencia humana, sobre todo considerando que la pervivencia de los pueblos indígenas que habitan la zona está altamente vinculada al territorio.

La extracción ilegal de madera y la legalización de pequeñas concesiones madereras en la nueva legislación forestal y de vida silvestre del Perú (Ley No. 29763) es otra fuente de preocupación y descontento. Los desafíos internos relacionados, entre otros, a la presión sobre sus economías autosuficientes se confrontan al crecimiento poblacional en algunas comunidades, a la pérdida de respeto de normas comunitarias que rigen el uso de las bondades naturales y lleva en algunos casos a la escasez de peces y animales de caza.

Con la constitución del Gobierno Territorial Autónomo y la emisión de su Estatuto en 2015, los wampis han definido una serie de prioridades para reforzar su autogobierno y hacer frente a estas amenazas. Cuentan con técnicos wampis capacitados en comunicaciones que se encargan de una emisora de radio autónoma (Tuntui Wampis). Asimismo, tienen una escuela de formación de jóvenes líderes Wampis (Escuela Sharián) que apuesta por las nuevas generaciones y la revalorización la identidad cultural. Como parte de este esfuerzo, los jóvenes wampis han diseñado métodos culturalmente adecuados para construir un Plan Común de Vida con las comunidades Wampis.

Ecuador: TICCA Sarayaku

Se estima que, en el Ecuador, por lo menos el 40 % del territorio ecuatoriano –aproximadamente 104 059,1 km2– son territorios de pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianas y montubias. En un estado plurinacional e intercultural, el reconocimiento y la garantía de los derechos territoriales, colectivos y de la naturaleza es una vía imprescindible para garantizar la conservación de la biodiversidad.

Cabe recalcar que cinco territorios de vida se han registrado hasta abril de 2021 en la Base mundial de territorios de vida (Registro TICCA), entre todos estos cubren alrededor de 17 906,37 km2 de ecosistemas naturales (bosque húmedo tropical, bosque seco y vegetación arbustiva) en zonas clave para la conservación de la biodiversidad, bajo sus formas de gobierno propias; sin embargo, un 80,2 % de esos territorios de vida están amenazados por el extractivismo.

Según la cosmovisión de Sarayaku, el ecosistema de su territorio está formado por tres unidades ecológicas esenciales: Sacha (Selva), Yaku (ríos) y Allpa (suelo y subsuelo) que se entrelazan y sostienen una infinidad de especies y de seres vivos trascendentes para su existencia.

El territorio de Sarayaku, legalmente reconocido por el Estado ecuatoriano en el año 1992, está cubierto en un 95% por bosque en excelente estado de conservación. También está delimitado por un gran camino de flores o Sisa Ñambí que inspirado en la visión de los ancianos es la herencia para las jóvenes generaciones. "Se ve desde el cielo, desde arriba” dice José Gualinga, líder de este pueblo originario.

El registro TICCA contribuye al reconocimiento del Pueblo del Medio Día

La defensa del territorio no termina aún. En 2016 la CIDH verificó el incumplimiento de tres medidas reparatorias. Una de ellas es la efectiva realización de consulta antes de iniciar nuevos proyectos estratégicos. Por ello, el pueblo del medio día exhorta al gobierno ecuatoriano a que reconozca y legitime el Kawsak Sacha como un ser vivo y consciente, sujeto de derechos, cuya existencia vital y jurídica sustenta y protege los derechos de los pueblos originarios amazónicos y sus territorios como valor cultural, biológico y espiritual, fundamentos del equilibrio del Sumak Kawsay (buen vivir).

“Nuestra propuesta de vida, el Kawsak Sacha, no se escribió en un escritorio” expresa Abigail Gualinga, joven mujer y lideresa de Sarayaku “Es algo que sentimos, que vivimos y que elaboramos desde nuestro auto-gobierno. Estamos seguros de que esto es lo que va a permitir nuestra supervivencia a futuro”.

El pueblo originario Kichwa de Sarayaku está ya en la base mundial de TICCA porque “nuestro registro como TICCA o territorio de vida se enmarca en el camino que hemos escogido recorrer como pueblo originario” dice Dionicio Machoa, coordinador del Departamento de Recursos Naturales de Sarayaku. El camino de este pueblo que siente, cuida y decide sobre su territorio es el ejercicio pleno de su derecho a la libre determinación.

Los hallazgos del estudio

1. Los pueblos indígenas y las comunidades locales desempeñan un papel muy importante en la gobernanza, conservación y uso sostenible de la biodiversidad y la naturaleza del mundo. Además de proteger y conservar de forma activa una asombrosa diversidad de especies, hábitats y ecosistemas importantes a nivel mundial, proveen la base para tener agua y aire limpios, comida saludable y medios de sustento para gente que vive más allá de sus fronteras.

2. Las grandes contribuciones que los pueblos indígenas y las comunidades locales realizan para tener un planeta saludable se encuentran enraizadas en sus culturas y en sus tierras y territorios colectivos. Las profundas relaciones entre sus identidades, sistemas de gobernanza y las otras especies y seres espirituales con quienes coexisten son parte de su esencia. De este modo, están también contribuyendo significativamente al patrimonio cultural y lingüístico, tangible e intangible, de todo el mundo.

3. El análisis geográfico global muestra que los pueblos indígenas y las comunidades locales son los guardianes de facto de muchas áreas protegidas y conservadas que son gobernadas por el estado o por privados. Asimismo, conservan una gran proporción de la naturaleza y las tierras ubicadas fuera de estas áreas. Sin embargo, el sector de la conservación tiene un legado histórico y continuo de contestación hacia los pueblos indígenas y las comunidades locales que depende del grado en que sus derechos, sistemas de gobernanza y formas de vida son reconocidas y respetadas. Esto plantea tanto un desafío como una oportunidad para el rumbo futuro de los esfuerzos de conservación locales a globales.

4. Los pueblos indígenas y las comunidades locales están en la primera línea de la resistencia ante los principales responsables industriales de la pérdida de biodiversidad en el mundo y del colapso climático, y frecuentemente son objeto de represalias y violencia por ello. Junto con otros retos, estos factores estresantes pueden tener efectos acumulativos y complejos que, a su vez, generan amenazas a largo plazo a sus vidas, culturas y resiliencia. Sin embargo, continúan resistiendo y respondiendo a estas intimidaciones de diversas maneras.

5. Aún frente a amenazas enormes, los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen una resiliencia y determinación extraordinaria para mantener su dignidad y la integridad de sus territorios y áreas. Se están adaptando a contextos muy cambiantes y están usando diversas estrategias para garantizar sus derechos y sus tierras y territorios de vida colectivos. Han logrado, aunque no sin contratiempos, avances claves y aún persisten en la búsqueda de autodeterminación, autogobernanza, paz y sostenibilidad

Cada una de estas conclusiones principales está respaldada por evidencia relevante proveniente de:

1. Los estudios de caso de territorios de vida en específico.

2. Los análisis nacionales y regional.

3. El análisis geográfico global coproducido con el Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-WCMC, por sus siglas en inglés).

Recomendaciones y conclusiones

Las recomendaciones clave y el marco de acción están dirigidos a los responsables políticos involucrados en las discusiones del marco global para la biodiversidad post-2020, el que se espera que dé forma a las leyes y políticas sobre conservación de la próxima década. En dichos espacios se espera que se dé forma a las leyes y políticas sobre la conservación para la década entrante.

Reconocer los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales que gobiernan y conservan sus tierras colectivas, es crucial para mantener un planeta saludable. Actualmente, no son reconocidos como tales y son excluidos de los procesos de toma de decisiones que les afectan.

Los pueblos indígenas y las comunidades locales enfrentan crecientes amenazas para ellos mismos, sus tierras y territorios, particularmente de presiones de industriales de materias primas y extractivas, que figuran entre los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad.

Las comunidades están resistiendo y desafiando activamente estas amenazas, aprovechando las profundas reservas de fuerza colectiva, pero es posible que no puedan hacerlo por siempre.

Hoy es el momento en que los gobiernos estatales, organizaciones de conservación, actores privados y ciudadanos asumamos nuestra responsabilidad y rindamos cuentas por las crisis mundiales interconectadas. Todos debemos unirnos para el futuro de la vida en la Tierra.

 Fuente: Servindi

Temas: Biodiversidad, Pueblos indígenas

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