Las agroecologías del Sur MIRADA, PROPUESTA Y LUCHA

Mel Becerra, Verina Díaz y José Godoy

 

Este proceso de formación fue convocado por Alsakuy Agroecológica, la Alianza Biodiversidad, el Instituto Agroecológico Latinoamericano María Cano, CLOC-Vía Campesina en Latinoamérica, la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), y el Consorcio Agroecológico Peruano (CAP).

Este proceso de formación fue convocado por Alsakuy Agroecológica, la Alianza Biodiversidad, el Instituto Agroecológico Latinoamericano María Cano, CLOC-Vía Campesina en Latinoamérica, la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), y el Consorcio Agroecológico Peruano (CAP).

En su convocatoria reunió a 786 personas desde los movimientos y redes convocantes, gente que expuso desde los territorios o los movimientos académicos y de la ciencia digna. Participantes de toda clase de experiencias agroecológicas, originarias, campesinas, afrodescendientes, agricultoras, migrantes y sectores populares. Mujeres, hombres, personas no binarias y en toda su diversidad de 19 países de América Latina —siendo un 75% de jóvenes entre 18 y 35 años. Entre las muy interesantes postulaciones, seleccionamos a 110 participantes, bajo criterios de diversidad ocupacional (gente productora, agricultora, y otras más trabajadoras del campo), militantes/activistas, personas vinculadas a la agroecología o agricultura familiar, diversidad de género (considerando diversidades genéricas), diversidad territorial (por país y tipo de territorio rural, periurbano y de la ciudad) y diversidad de edades.

La reflexión se desarrolló en 17 sesiones, divididas en 5 bloques, de julio a septiembre de 2024, donde se compartió práctica, definiciones, difusión y contexto relevantes, así como posibilidades y limitaciones políticas de la agroecología en los territorios de nuestra América Latina. Se compartió durante las sesiones y fuera de éstas, en expresiones individuales, plenarias y trabajos en grupo donde se expusieron videos, bordados, canciones, “místicas”, collages, dibujos, fotografías, textos y muchas otras maneras de expresar la belleza y fuerza de los territorios y la agroecología.

Desde la primera sesión nos reconocimos como organizaciones de diversos países y territorios, que estamos en constante diálogo con la gente en la primera línea de lucha, en las milpas, las chacras y en los territorios agroecológicos. A la par nos identificamos como colectividades que estamos en un esfuerzo reflexivo y de análisis que vaya consolidando los argumentos que tenemos para defender nuestros territorios, nuestras autonomías, nuestras formas de vida y nuestro derecho al futuro, tejiendo la palabra común.

 

Territorio y agroecología. Desde la primera sesión planteamos la discusión de la tenencia de la tierra y cómo la economía campesina, los sistemas productivos campesinos, son tan potentes que aún con todos los factores económico, sociales, políticos y ambientales en contra —que Eduardo Zegarra describió—, siguen proveyendo la mayoría de la alimentación y la nutrición en el caso de Perú. A su vez, Verónica Villa del grupo ETC sostiene que ello ocurre a nivel planetario y que la agricultura no industrial, campesina y familiar, es la que realmente sustenta la alimentación real a la humanidad.

Hubo mucha participación de jóvenes de toda América Latina. Se insistió en el compromiso, que es lucha, por cuidar y defender el territorio, los suelos, las semillas, los glaciares, los lagos, ríos, mares, bosques, selvas y vida silvestre y todos los ámbitos de la ciudad y el campo. Siendo jóvenes del mundo queremos seguir aprendiendo de nuestra gente mayor, nuestras ancestras, nuestros ancestros y encontrar formas de luchar por y para la tierra, con ella, un tramo de tierra fértil, y por una gran reforma agraria que enfrente el brutal acaparamiento, el despojo y la destrucción de tierras y territorios.

 Destacamos que la agroecología convoca territorialmente, como apuesta común y, a la vez, mantiene una enorme diversidad que la enriquece y fortalece. Revisamos también las contradicciones, los  riesgos y la lucha por la defensa de la agroecología de raíz campesina, la soberanía alimentaria y otros conceptos surgidos de la lucha por el movimiento campesino popular.  

Analizamos la agricultura industrial, acelerada en su versión 4.0 o digitalización agrícola: un término derivado de la llamada “cuarta revolución industrial”, nombrada así por empresarios del mundo que insisten en que todos los aspectos de la vida y productivos de la sociedad mejorarán con la digitalización, con tecnologías que reduzcan la intervención de la mano de obra humana mediante sistemas de análisis de datos obtenidos y producidos en el modelo actual del sistema agroindustrial.

Por desgracia, nos dice Verónica Villa, estos procesos tienen atrás infraestructuras (centros de datos, satélites, cables interoceánicos, antenas, operaciones mineras que consumen agua y recursos, invaden y devastan territorios y mantienen ejércitos de empleados en condiciones precarias y uso de químicos y pesticidas. Costos invisibles de todo este supuesto “avance limpio” que termina siendo una continuación de las dinámicas capitalistas de acumulación por despojo, concentración de capital y explotación de las personas y la naturaleza.

 

Disputas de las agroecologías: ante el sistema y dentro del Estado. Preocupadas por los niveles de cooptación que hoy día se están dando en torno a la agroecología participaron Georgina Catacora (SOCLA, Bolivia) y Camila Montecinos (Anamuri, Chile) que establecieron algunos puntos de partida para continuar con la discusión política pertinente.

Desde el punto de vista de la CLOC, nos dice Camila Montecinos, “la agroecología que impulsamos, proponemos y defendemos se caracteriza por una serie de elementos centrales que la definen y son necesarios para las disputas en ese sentido. Aquí quisiéramos enfatizar tres elementos fundamentales. El primero es que la agroecología es un enfoque y modo de existir, clave para la resistencia y fortalecimiento de la agricultura campesina e indígena. Todos sabemos que la agricultura campesina e indígena hoy día está bajo un ataque permanente, es algo que se ha exacerbado y es imposible resistir a todas esas agresiones (que se dan desde el capital y muchas veces también desde los Estados) si no se está basando la producción en una perspectiva agroecológica”.

“El segundo elemento es que la agroecología es la única propuesta de producción agrícola hoy día que permite asegurar, por un lado, la alimentación de la humanidad y, a la vez, la conservación y restauración de la naturaleza, pues el capitalismo claramente pone en peligro la supervivencia de la vida sobre el planeta, no solamente la vida humana sino toda la vida porque está destruyendo su base material. El tercer elemento es que la agroecología es un elemento central de las luchas para transformar radicalmente a la sociedad, y superar el capitalismo”.

Desde esta perspectiva, la escuela siguió recabando experiencias como la de Omar Felipe Giraldo (Colombia) que planteó algunos principios fundamentales para la práctica de la agroecología y Marcelo Fossati que desde Uruguay expuso la experiencia de recuperación de territorios y semillas con el impulso de las juventudes.

A partir de estas reflexiones iniciales, se lanzaron preguntas que las y los participantes retomamos durante las sesiones de La Tercera Escuela de las Agroecologías del Sur. ¿Qué nos puede servir que venga de una matriz de pensamiento de negocios, de industrialización, de eficacia, de producción masiva, nutrida de las ideas de las empresas y los empresarios más poderosos del mundo?, ¿qué herramientas de esa matriz pueden servir a la agricultura que alimenta la humanidad? y que afectan  a la agricultura no industrial que realmente alimenta. ¿de quién son las infraestructuras? ¿De dónde viene esta matriz de pensamiento?, ¿cuáles son las otras agresiones, que se combinan con ésta, a los territorios que buscan tener una autonomía soberana y una economía propia? ¿Cuál es el gasto energético? ¿Cuáles son las consecuencias visibles de la digitalización? ¿Cuáles son las formas colectivas y las formas que tenemos para relacionarnos con la tierra y los territorios que habitamos? ¿Cuánto de lo que escuchamos es ficción y cuánto es realidad o propaganda de un campo totalmente controlado a la distancia con sensores distribuidos en el territorio transmitiendo datos a los satélites para que el agricultor (hombre) lo pueda recibir en sus teléfonos o computadoras?

 

Procesos formativos convencionales, alternativos y emancipatorios. El bloque dos revisó las crisis y alternativas del modelo convencional de educación.

Perla Álvarez de Conamuri (Paraguay) nos planteó una crítica de la educación desde su origen: “la educación”, el “sistema educativo”, parte del proceso que se denominó “revolución industrial” en el desarrollo del sistema capitalista que necesitaba un mecanismo de adoctrinamiento social para una disciplina obrera. Ello no significa que antes no haya existido la formación, ya que la humanidad se fue desarrollando en el tejido de experiencias y saberes intergeneracionales, un tejido colectivo que generó sabidurías que más tarde se constituyeron en conocimientos establecidos al sistematizarse y socializarse. 

Mercedes Torrez nos compartió un día en el IALA Ixim Ulew, incorporando los elementos espirituales, culturales, las memorias, los saberes ancestrales y campesinos, el análisis y el debate para generar una conciencia crítica más allá de la acción hasta una formación integral, reivindicadora y emancipadora.

 

Opresiones y liberaciones. En el bloque tres abordamos el tejido de opresiones y desigualdades (clase, género, étnico-racial y etario) y nos propusimos un espacio para entender cómo surgen y se entretejen las presiones sociales en el contexto de las crisis multidimensionales que atravesamos. Con Juana Villareyna (Fundación Entre Mujeres-Nicaragua), consideramos la triada del colonialismo, el patriarcado y el  capitalismo, que  funcionan de manera sistemática y compleja sobre los territorios y cuerpos. Reconocer estos procesos sobre nuestras relaciones y el funcionamiento del neoliberalismo, nos permiten entender qué debemos desbaratar proponiendo formas de vida más justas y dignas. Reflexionamos las espiritualidades presentes en los procesos territoriales y de base, las identidades ancestrales y locales e incluso la teología de la liberación con la participación de Nora Tzec-Caamal (México) y Frei Betto (Brasil). Continuamos con los procesos de formación para la niñez y las personas adultas desde el enfoque freireano hasta el “sentipensar” de Fals Borda, expuestos por la coordinación político-pedagógica del IALA Paulo Freire (Venezuela) y Rosa Margarita Sánchez (México). Esto nos permitió explorar la construcción colectiva del saber, la generación de nuestras propias herramientas de emancipación, creatividad, diálogo, acceso a la información, la generación del conocimiento popular y la disputa por la concentración del saber.

Metodologías alternativas para la territorialización. En el bloque cuatro nos enfocamos en la territorialización de la agroecología de raíz campesina revisando las bases y principios de las miradas clásicas, para luego presentar y conocer las metodologías emergentes desde las artes y los feminismos comunitarios hasta los movimientos que reivindican metodologías y luchas populares. Los procesos de ”investigación-acción participativa” compartidos por Nils McCune (Estados Unidos) y Luisa Preciado Urbano (Colombia), la metodología de ”campesinx a campesinx” comentada por Enrique Kolmans (Perú), José Luis Ricapa Ninanya (Perú) y Faustino Torrez (Nicaragua) “la educación popular” reflexionada desde las voces de Fabián Pachón (Colombia) y Álvaro Anacleto (Brasil), de la articulación de IALAs y la emergencia de nuevas metodologías artísticas y feministas compartidas por Nancy Beatriz Antonio Miguel, Perseida Tenorio y Anahí Vásquez (México) de Agroecólogas en Movimiento; así como Valeria Rodríguez (Chile) de la Red de Mujeres Huerteras de la IX Región de la Araucanía, que junto a Alfonsina Rocha, Adolfo Soffia y Emilia Martínez (Uruguay) de la Red Nacional de Semillas, redondearon las reflexiones con experiencias territoriales que adaptan y reconfiguran los planteamientos a las necesidades de las juventudes y de las realidades territoriales actuales.

Matías Cena Trebucq (Argentina) de Reflejar y Peter Rosset (Estados Unidos) plantearon la complejidad de los procesos formativos. Así analizamos las herramientas prácticas para leer la realidad en un espacio de diálogo en torno a nuestras actitudes, enfoques y estrategias transdisciplinarias. Discutimos también las herramientas de integración que nos permitan operar y leer los contextos y sistemas complejos como las cartografías sociales críticas en las que Laura Emmanuell (Francia) y Xavier León de GRAIN (Ecuador)  nos aportaron momentos de claridad para entender las relaciones del tejido social con los territorios, atravesados por estructuras y dinámicas de extracción y poder.

Trabajamos los ”huertos educativos” junto a Laura Leguizamón (Colombia) del Huerto Urbano Mamá Coca y Juan Fontalvo (México) de la Plataforma Metropolitana de la Formación en Agroecología de Xalapa quienes nos propusieron ir construyendo y reconstruyendo relaciones entre los procesos de producción de alimentos y su utilización, siendo un área de integración creativa y colectiva. Los “sistemas de garantías participativas y economías sociales solidarias” los analizamos con Mauricio Montoya (México) y Yubisa Arredondo (Colombia) como alternativas y herramientas para la comercialización justa de productos, y también para el acercamiento y tejido entre los territorios de campo, periferia urbana y ciudad desde relaciones de confianza y en los diálogos por construir narrativas conjuntas hacia realidades dignas y justas.

Lo que llamamos la cosecha de toda la práctica y la reflexión agroecológica campesina y territorializada, lo abordamos en la “sistematización de experiencias” en diálogos con Camila Torres de FENSUAGRO (Colombia) y Ramón Vera-Herrera (México) de la revista Biodiversidad Sustento y Culturas, reconociendo lo que implica recuperar, recolectar, guardar, organizar y tejer relatos significativos a partir de todo lo que vamos aprendiendo —siempre teniendo como horizonte la territorialización agroecológica y la soberanía alimentaria— para seguir fortaleciendo los procesos organizativos, las capacidades comunitarias desde el centro de nuestros procesos, de nuestro tejido colectivo y nuestras luchas por y para la vida.

 

Aprendizajes compartidos. La experiencia de la Tercera Escuela de Agroecología del Sur fue un espacio seguro de encuentro y convivencia, que nos llevó a reconocernos y reafirmar nuestras prácticas agroecológicas en medio de un continente sumido en la violencia. El proceso nos permitió aprender e intercambiar análisis de la realidad, metodologías y resultados de nuestras prácticas.

Quienes participaron tuvieron que enfrentar limitaciones y situaciones desde a quien el temporal le dejó desconectada 2 semanas  por caída de árboles sobre el tendido eléctrico, pasando por los cuidados y acompañamientos a seres queridos, o bien los procesos de lucha territorial que requerían de nuestra presencia. O quienes buscaron formas colectivas para reunirse en cada sesión para tener acceso conjunto, incorporando incluso lengua de señas; todo esto con el fin de dinamizar y diseminar los compartires y sentipensares vertidos en la escuela.

Cynthia Santillán (Perú) afirma que “hemos desaprendido mucho, reconociendo el lado humano y político que involucra la agroecología. Ha surgido un cambio de panorama y un mayor compromiso por defender y promover desde el enfoque comunitario y latinoamericano. Hay mucho por aprender y nuestras mayores maestras son la comunidad y los pueblos”; así mismo nos comparte que, “desde nuestros espacios tratamos de rescatar todas las experiencias compartidas enlazando los tiempos y metodologías que puedan sumar a mejorar nuestro territorio”. Juana Huitraqueo (Chile) reconoce que “esta escuela nos hace sentir que con nuestro conocimiento ancestral de hacer un buen vivir estamos en lo correcto, que nuestro conocimiento no es obsoleto, como alguna vez, lamentablemente los profesionales y técnicos nos han hecho sentir.  Se reconoce el  valor que se le da a la diversidad en todo sentido”.

Temas: Agroecología, Biodiversidad

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