Las actividades que fomentan la deforestación en toda la Amazonia
El bosque tropical más grande del planeta. Un bioma del tamaño de la India. Nueve países lo comparten y cerca de 30 millones de personas viven en él, incluyendo 400 tribus étnicas. La Amazonia alberga al menos el 10 por ciento de la biodiversidad conocida, y, sin embargo, son varias las amenazas y presiones que afronta.
Para entender cuáles son los principales motores de deforestación en toda la cuenca, Diálogo Interamericano y el Fondo Amazónico de los Andes se unieron para analizar su estado de vulnerabilidad desde una mirada holística, con una visión de sistema en la que todo está interconectado, más allá de los límites geográficos. El informe ‘Cerca del punto de inflexión: los impulsores de la deforestación en la región amazónica’ se basa sobre todo en datos satelitales del Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina (Maap, su sigla en inglés) y se concentró en Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.
El director del fondo, Enrique Ortiz, asegura que “la deforestación es un importante contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero: el 25 por ciento de las emisiones globales se deben a la tala y quema de bosques en todo el mundo, y la Amazonia posee el 60 por ciento de las selvas tropicales. Evitar una mayor deforestación y aumentar la cubierta forestal se encuentran entre las más importantes maneras efectivas de combatir los impactos del cambio climático”.
Estamos teniendo una conversación equivocada: creer que todas las vías llevan a beneficios económicos inclusivos y que la deforestación es un efecto inevitable de los proyectos de desarrollo.
Las principales causas de la deforestación varían de un país a otro, desde la ganadería y la producción de soya hasta el desarrollo de infraestructura vial, el acaparamiento de tierras y la extracción ilegal de oro. De igual manera, el estudio señala que el uso ilegal o no regulado de los recursos forestales (tala, caza, pesca y comercio de vida silvestre) son mucho mayores de lo que se pensaba. Se estima que hasta el 70 por ciento de la madera para uso comercial se ha extraído ilegalmente de Brasil, Perú y Colombia.
De acuerdo con el Maap y los datos generados por la Universidad de Maryland, la pérdida de cobertura forestal en la Amazonia durante el año 2018 fue de casi un millón de hectáreas, de las cuales 776.000 correspondían a bosque primario, lo que significa que cada minuto desaparecen 1,5 hectáreas de este ecosistema.
Pérdida histórica de bosque by on Scribd
Frente a la construcción de vías que atraviesan la selva, la científica Kristina Mcneff considera que se está dando una discusión desacertada. “Estamos teniendo una conversación equivocada en dos asuntos: creer que todas las vías llevan a beneficios económicos inclusivos y que la deforestación es un efecto secundario inevitable de los proyectos de desarrollo. Lo que realmente estamos viendo es una profunda crisis en la gobernanza de este territorio, más que un tema medioambiental. Estamos hablando de áreas que son realmente frágiles”, señala.
Colombia
En Colombia, el 70 por ciento de la deforestación amazónica se relaciona con el acaparamiento de tierras y las actividades ilícitas. En el 2017, según la última cifra oficial, esta región perdió 144.147 hectáreas (ha), que corresponden al 65,5 por ciento de la deforestación nacional. El Maap hace un primer acercamiento a la cifra del 2018: 247.000 ha, que sería la tasa anual más alta para esta región. “En total, la pérdida de bosques se ha acumulado a 2 millones desde principios de siglo, lo que significa que más del 40 por ciento de la pérdida total de bosques de la Amazonia andina se ha producido en Colombia”, advierten los investigadores.
Las industrias extractivas de minería y de petróleo son las que tienen mayor peso en la región, no solo porque juntas poseen lotes a concesión que corresponden al 24,5 por ciento del bioma amazónico, sino porque 87,2 millones de hectáreas (de las 390 millones dedicadas a la conservación) están directamente amenazadas por esos proyectos. Así lo advierte una investigación realizada por Raisg. Los mapas también dejan ver que de las 272 grandes represas hidroeléctricas planificadas, en construcción u operando, 78 están dentro de territorios indígenas y 84, en conflicto con áreas naturales protegidas.
Brasil
La conversión de bosques a pastizales y la producción de commodities son los principales motores. Un aproximado de 75 millones de hectáreas han sido deforestadas para la cría de ganado en la Amazonia brasileña, donde se ubica casi el 40 por ciento del hato del país. “Con la fuerte caída de tasas de deforestación desde el 2004 hasta el 2012, Brasil demostró que las medidas efectivas, las regulaciones adecuadas y el mejor gobierno corporativo pueden proteger los bosques. Ahora, Jair Bolsonaro debe volver a comprometerse con una aplicación más estricta”, señala el estudio.
Perú
En Perú, donde el 60 por ciento del territorio está cubierto por bosques amazónicos, la expansión agrícola es el principal motor del aumento de la deforestación. Actividades ilícitas como la tala ilegal, la quema de bosques para el cultivo de coca y la extracción de oro también han contribuido a la pérdida de bosques. El Maap estima que aproximadamente 250.000 hectáreas fueron deforestadas en Perú en el 2018. El cultivo de café y cacao también hacen parte de los motores.
Ecuador
Desde el 2001 hasta el 2018, unas 429.000 ha de la Amazonia ecuatoriana fueron deforestadas. Eso hace que el país sea responsable de casi el 10 por ciento de la deforestación total en la Amazonia andina. “Ecuador es el sexto productor de aceite de palma más grande del mundo y el segundo en América Latina, solo por detrás de Colombia”, se lee. La expansión agrícola, el café, el cacao, la caña de azúcar y los productos lácteos, entre otros, han contribuido con la pérdida
de bosques.
Bolivia
Las industrias de la soya y el ganado son los principales impulsores del aumento de la deforestación, tanto legal como ilegal. Otros productos como el azúcar también han contribuido. Entre el 2017 y el 2025, el país espera “despejar” alrededor de 5,7 millones de hectáreas de selva tropical para utilizarlas como tierras de cultivo, se advierte.
Fuente: El Tiempo