La “ciencia” según Monsanto
"No somos hombres de fe, sino de ciencia, pero de otra ciencia, de la ciencia objetivada, de la ciencia de la precaución, de la ciencia colectiva, de la ciencia del bien común, de la ciencia que se evidencia con la pura realidad que asola nuestros territorios que alguna vez tuvieron todos los tonos de sembradío."
Atónitos ante las expresiones manifestadas por el Ing. Pedro Antonio Barbagelata en la nota titulada “Por la Ciencia o por la Fe” en columna de opinión de Análisis Digital en fecha 19/09/2013, respondemos algunos puntos de la misma, manifestando que cuando la ciencia es sostenida como dominio de la certidumbre, y sin ninguna piedad en la precaución, principio medular del Derecho ambiental, su presencia oculta la zaga dañina de la vida.
Es así como la ciencia termina evidenciando su inseguridad, su incerteza y las controversias que ella misma plantea. Como lo señala Boaventura de Sousa Santos “la imagen que se trasunta de la ciencia moderna postula -a la vez que oculta su funcionamiento interno, subjetivo, politizado, controversial- la consolidación de un paradigma dominante que pone de relieve su carácter objetivo, certero y, en buena medida, omnipotente opacando otras formas de producción de saberes.
Al igual que el Ing. Barbagelata(*) se detuvo a citar casos de fe, en los que se puso en evidencia su fracaso, lo mismo podemos hacer para poner en duda la “certeza” de la ciencia en situaciones donde la producción del saber ha sido dirigida y manipulada, saltándose el rigor que debería regir toda actividad científica, para ponerse a los pies de intereses económicos y de poder, para nada “objetivos”. Señalamos algunos casos emblemáticos referidos a la temática, en los que contando con estudios científicos se avaló la utilización de químicos mortales y contaminantes;
-El Renombrado Agente Naranja, al que se le dio el nombre por las franjas de color naranja en los barriles utilizados para su transporte, y fue de lejos el más ampliamente utilizado de los llamados "herbicidas arcoíris". Los militares estadounidenses rociaron toneladas de Agente Naranja durante la guerra de Vietnam. En 1969, se reveló al público que el 2,4,5-T, utilizado para producirlo, estaba contaminado con una dioxina 2,3,7,8-tetraclorodibenzodioxina (TCDD), y que el TCDD estaba causando muchos de los efectos adversos para la salud previamente inexplicables que fueron correlacionados con la exposición al Agente Naranja.
-El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, declarado en mayo de 2001 exige la eliminación mundial de una serie de sustancias sintetizadas existentes en una gran variedad de plaguicidas e insecticidas agrícolas, dada su persistencia en el ambiente, su distribución mundial a través del aire, su persistencia y acumulación en la fase lipídica de los organismos y su toxicidad para los humanos y la vida silvestre. Estos plaguicidas habían sido usados desde la década del ’40, avalados por la “ciencia” de ese entonces. Entre ellos podemos citar el Aldrín, que se fabricó y comercializó desde 1950 y se utilizó en todo el mundo hasta principios de 1970 para controlar plagas del suelo como el gusano que ataca las raíces del maíz; el Dieldrín aparecido en 1948 después de la segunda guerra mundial, que se utilizó para el control de insectos del suelo como los gusanos de maíz, ciempiés y oruga nocturna; el Toxafeno que estuvo en uso desde 1949 como insecticida no sistémico con cierta actividad acaricida principalmente en algodón, granos de cereal, frutas, nueces y hortalizas; el Endrín que se utilizó desde 1950 contra una gama amplia de plagas agrícolas, sobre todo en el algodón, aunque también en arroz, caña de azúcar, maíz y otros cultivos; el Diclorobifenilotricloetano, DDT, apareció durante la segunda guerra mundial, y se utilizó profusamente en distintas variedades de cultivos.
- Los PCB, -compuestos químicos orgánicos clorados (organoclorados) que se comenzaron a elaborar por primera vez en 1929 a escala comercial-, fueron usados durante décadas en un amplio rango de aplicaciones industriales, tales como aceites de corte, selladores, tintas, papel carbónico, aditivos para pinturas, y en particular, refrigerantes y lubricantes en equipos eléctricos cerrados, tales como transformadores y capacitores. A partir de 1970 comenzó a ser preocupante el impacto de los PCB en el ambiente, fundamentalmente por su persistencia. Esto condujo a decidir un cambio de tecnología y el reemplazo de este tipo de sustancias, a tal punto que ya en 1977 Estados Unidos de América (uno de los mayores productores) prohibió su elaboración e importación.
- En Mayo de 2013 los neonicotinoides han sido prohibidos por la Unión Europea debido a los efectos en la salud de las abejas.
Redactó Ing. Barbagelata(*): “en la actualidad la disputa es menos sangrienta. Las creencias sin fundamento, la fe, puede expresarse pero no eliminar a los que sostienen, a través de la ciencia, otras posiciones. Tal vez no le faltan ganas, pero si poder. Se discute por estos tiempos las consecuencias del uso de agroquímicos en la producción agrícola-ganadera en la provincia de E. Ríos -y el país.”
¿Refiere el autor al expresar “menos sangrienta”, a los resultados letales que llevó la aplicación de varias de las sustancias químicas que citamos anteriormente?.
- Treinta años después de esparcido, el agente naranja sigue provocando muertes, patologías de extrema gravedad, malformaciones congénitas (discapacidades físicas y mentales, miembros u órganos de más o de menos, lesiones nerviosas irreversibles, etc.). La Cruz Roja vietnamita estima el número de víctimas en aproximadamente 1 millón. Estados Unidos ha gastado miles de millones de dólares en compensar a sus propios soldados en contacto con el agente naranja.
- En enero del 2007, Monsanto fue condenada por un tribunal de Lyon (Francia), por publicidad engañosa relativa al producto Roundup, por calificarlo como biodegradable. Entre los científicos citados en el informe, se encuentra un equipo de la CNRS y de la Universidad Pierre y Marie Curie, cuyas investigadores demostraron que el Roundup tiene un efecto nocivo sobre el ciclo celular (disfunciones características del cáncer): “de hecho, es suficiente una gota para afectar al proceso de división celular.“ Le Monde selon Monsanto, Le Roundup déclenche la première étape qui conduit au cancer, p 91, propos du professeur Robert Bellé (CNRS, Institut Pierre et Marie Curie).
- En Julio de 2013, por primera vez, el Tribunal Supremo surcoreano consideró demostrada la correlación epidemiológica entre el desfoliante agente naranja y las enfermedades de piel desarrolladas por los ex militares que combatieron junto a los estadounidenses contra el Vietcong.
También escribió Ing. Barbagelata(*): “Es interesante observar que los sostenedores de las ideas apocalípticas no aceptan ni tan siquiera discutir los informes técnicos-científicos de los impactos ambientales, especialmente sobre la vida humana, de las diferentes formulaciones en uso como agroquímicos. Mientras tanto, no pueden demostrar con estadística o datos fehacientes, la serie de anomalías como: malformaciones, problemas respiratorios, cáncer, abortos, entre otras calamidades, que dicen causar estos productos. Con tener fe en ese relato es suficiente. Es bueno recordar que muchos insecticidas, son de uso doméstico y de frecuente aplicación, en ciudades y su entorno, para controlar insectos.”
A esta altura del análisis, es aterrador ver como un hombre de la ciencia, desconoce el daño, desecha el sufrimiento, desprecia el dolor de quienes han padecido o padecen los daños de este modelo agrícola que beneficia solo a la propiedad privada y al individualismo supremo.
Hablemos de nuestras ideas, que no son nuestras, como dice el Ing.. Estas vienen de la ciencia y por ello nombraremos algunos de los tantos estudios con los que contamos para decir lo que con “fe” citamos.
Así, no devendría en apocalíptico solicitar que lea en su tiempo libre la segunda Revisión Sistemática de los Efectos sobre la Salud humana de los Pesticidas, del Ontario Collage of FamilyPhysicians (OCFP). Esta publicación, publicada a fines del año 2012, analiza otras reportadas desde el año 2003. En ella se encuentran 142 estudios que cumplieron con los criterios de inclusión, aportando evidencia que los pesticidas organoclorados pueden causar efectos perjudiciales en los resultados reproductivos. La evidencia más sugerente es la asociación entre evolución del desarrollo fetal (fetal growthoutcomes) y exposición a pesticidas. De los diez estudios que consideraron evolución del desarrollo fetal, ocho hallaron asociaciones significativas. Todos los estudios de alta calidad sobre defectos/malformaciones congénitas reportaron asociaciones positivas. También aporta pruebas sobre la exposición a los pesticidas asociadas con el desarrollo de síntomas respiratorios y un espectro de enfermedades pulmonares obstructivas y restrictivas.
A nivel nacional podemos citar el afamado estudio realizado por el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Dr. Andrés Carrasco, publicado por la revista estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología), titulado “Herbicidas basados en glifosato producen efectos teratogénicos en vertebrados interfiriendo en el metabolismo del ácido retinoico”; el Informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), de febrero del corriente año, en el que se revela que fue tal la magnitud de los hallazgos, que sus miembros calificaron su propia investigación sobre el uso de agroquímicos en el país como un “informe lapidario”. Según este trabajo, se fumigan en la Argentina unas 22 millones de hectáreas de cultivos transgénicos. El encargado de chequear cómo se aplican los agrotóxicos es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), pero resulta que el organismo en cuestión tiene “atribuciones que no puede cumplir adecuadamente” lo que genera que la actuación del SENASA sea “deficiente”, y no justamente por falta de normas, sino por no acatar las reglas ya existentes.
A nivel local citemos:
a) El estudio publicado en la revista Química Viva de diciembre de 2012 por Rafael C. Lajmanovich, Paola M. Peltzer, Andrés M. Attademo y Celina M. Junges, todos investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y miembros de la Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral –UNL-, por el cual se alerta; “El efecto directo del glifosato en los mecanismos iniciales de la morfogénesis de los embriones de vertebrados originaría preocupaciones sobre los resultados clínicos de la descendencia humana expuesta en los campos agrícolas”.
b) Los informes de Médicos de pueblos fumigados, entre ellos la “Situación de los Pueblos Fumigados en Argentina, 2012”.
Vayamos más lejos, y citemos estudios científicos a escala internacional, mencionando solo algunos ya que a todos no daría lugar este escrito:
Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers, reunieron evidencias científicas obtenidas en estudios de campo, experimentos de laboratorio y estadísticas humanas, para plantear en términos científicos, la pista de defectos congénitos, anomalías sexuales y fallos de reproducción en poblaciones silvestres, hasta su origen: sustancias químicas que suplantan a las hormonas naturales, trastornando los procesos normales de reproducción y desarrollo. Estos científicos revelan como un gran número de sustancias químicas artificiales que se han vertido al medio ambiente, así como algunas naturales, tienen el suficiente potencial para perturbar el sistema endocrino de los animales, incluidos los seres humanos.
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Continuando con sus decires Ingeniero(*): “Estos químicos no son diferentes a los de uso en la producción agrícola. Acusan de falsos y amañados todos los trabajos provenientes de organismos oficiales como los del INTA y Universidades Nacionales o laboratorios privados que no muestren los resultados que abonen su relato. Para ello acuden a la desvalorización de los datos y la opinión, de los que buscan una respuesta ajustada a la investigación. Es la forma de sostener sus afirmaciones con el fundamento de la fe. Hasta llegan a dar por cierto daños “invisibles”, de los agroquímicos. También caen en la búsqueda de responsables de males que padecen los habitantes por el consumo de productos provenientes de plantas y animales transgénicos. No importa saber de las pruebas a que se ha sometido cada evento antes de su aprobación y autorización de su uso.”
Sabemos que no es la población la que debe “pedir la información”, por el contrario, es el Estado el que debe solicitarla y en un momento oportuno, dando la divulgación necesaria y la que amerite consulta y opinión. No obstante, a la población sí le interesa saber, y al respecto citamos el caso de lo realizado por el Centro de Estudios Legales del Medio Ambiente que interpuso días pasados una medida cautelar ante la Justicia Federal Argentina contra el Estado Nacional y la empresa Monsanto Argentina SAIC por falta de declaración de impacto ambiental y participación pública en aprobación comercial de OVGM Soja "Intacta" y por la cual se dispuso el traslado a la parte actora (CELMA) de todos los antecedentes administrativos agregados al expediente judicial por la Secretaria de Agricultura y Pesca de la Nación. De las actuaciones administrativas trasladadas surge que el evento “soja intacta” no posee el estudio de impacto ambiental por parte de la CONABIA; no se encuentra un dictamen que haya analizado los riesgos ambientales considerando todas las regiones del país donde se desarrolla el cultivo de soja, ni sobre la contaminación por flujo de genes; no existe planificación sobre monitoreo ambiental de las eventuales implicancias al ambiente y salud humana durante la vía útil del proyecto. El dictamen de la CONABIA es suscripto por 11 de sus integrantes y no se identifican a los firmantes. Se basa sólo y exclusivamente en los estudios y trabajos realizados por la propia firma solicitante Monsanto. No existe ninguna observación ni pregunta realizada por los integrantes de la CONABIA en relación a los estudios y trabajos presentados por Monsanto. En cuanto a los plazos de los estudios, los análisis en ratas y pollos parrilleros fueron realizados en escasos 90 y 42 días respectivamente por Monsanto, contemplado solo la intoxicación aguda y soslayando los efectos crónicos.
Queremos precisarle que no desconocemos que se cuenten con estudios científicos por parte del INTA y por parte de los Ing. Agrónomos, pero también sabemos de los múltiples contactos entre la esfera pública y la privada (las llamadas “puertas giratorias”, el trasvase constante de directivos de empresas privadas y organismos públicos) que hicieron posible una legislación (más bien no legislación) favorable a los intereses de las grandes corporaciones. Se benefició claramente a las empresas agroindustriales, esto lo develan los datos obtenidos por el CELMA en la causa citada, al poder constatar que el dictamen de inocuidad alimentaria realizado por el SENASA muestra groseros y graves errores de procedimiento que lo tornan de nulidad absoluta. Se pudo comprobar que uno de los firmantes del Acta del dictamen perteneciente al Comité de Evaluación del SENASA ha sido miembro asesor de una asociación integrada por Monsanto.
Ya lo había dicho en el año 2007 la Auditoria General de la Nación cuando señalaba a la CONABIA: “Este equipo de auditoría no verificó el cumplimiento de las normas sobre los OGM ni la efectiva participación de todos los miembros de evaluación y consulta en la CONABIA para la autorización de introducción y liberación en territorio argentino de la semilla transgénica soja RR. Si se considera que el 98% de la producción de soja del país es semilla transgénica, los aspectos que hacen al impacto ambiental, la producción agropecuaria y la salud pública, deben ser rigurosamente controlados por el Estado.”
A esta altura de análisis resulta doloroso la lectura de su frase “Es la forma de sostener sus afirmaciones con el fundamento de la fe. Hasta llegan a dar por cierto daños “invisibles”, de los agroquímicos.”
Sr. Barbagelata admiramos el dominio de su vista y nos preguntamos con qué ojos miró a Manuel Franz, de Lucas González, Fabián Tomasi, a los niños de Tala o de Gilbert, a los niños de Oro Verde, y a tantos silenciados y escondidos más.
Dijo Ud. Ingeniero(*): “Tampoco que desde la aparición de los primeros organismos transgénicos hace unos 25 años a esta parte, la humanidad ha consumido no menos 3 mil millones de toneladas (1 tn =1000 kg) de productos agrícolas y ganaderos de ese origen. Sin considerar las toneladas de medicamentos –insulina, hormonas de crecimiento, antitrombina, etc.- que se producen usando esta tecnología. A este masivo consumo de productos de origen transgénico, no le pueden imputar ninguna catástrofe ni cosa parecida, simplemente porque no las ha habido.”
Sería imposible en un comentario como éste, detallar todo el padecimiento que significa la soja transgénica en todo nuestro territorio. Deberíamos hablar en extenso de pequeños productores, de los componentes y nutrientes del suelo, del consumo y daño del agua, de pérdida de semillas, del riesgo sobre la soberanía y seguridad alimentaria, de pérdida del monte nativo, etc.
Nos preguntamos: ¿porqué la UE ha pedido los resultados de las pruebas a las compañías para aceptar o no la comercialización de sus productos?, ¿porqué las compañías dicen que son confidenciales?, si no hay nada que ocultar, ¿porqué no tenemos derecho a saber qué comemos?, ¿porqué no se aprueba el etiquetado de productos transgénicos en EEUU, o en la Argentina?
Y sí le podemos imputar daños a estos productos. Citemos por ejemplo los estudios del Dr. Gilles-Eric Séralini, experto de la Comisión Europea en transgénicos, que vinculan los casos de cáncer con transgénicos. Se trata de un estudio que es científico y no de fe.
Hablemos de las multinacionales que producen y comercializan transgénicos: NOVARTIS, MONSANTO, ZENECA, AGROEVO, DUPONT y los gobiernos que los habilitan, acostumbrados a presentarlos como la solución al hambre en el mundo.
Pero, el hambre en el mundo hoy, justamente se debe en su mayoría a la dificultad de acceso de los campesinos a recursos productivos como la tierra, el agua, las semillas y a otros medios de producción, cuando no el robo o la expropiación que estas empresas propician. Ejemplo de esto lo trae el suicidio colectivo de 250.000 agricultores en la India, donde después de contaminar las semillas y los campos de cultivo de los agricultores, Monsanto demandó a los agricultores por "robar sus genes", cambiando el principio de "quien contamina paga" por el de a quien contamina se le tiene que pagar.
La realidad de los transgénicos es contraria a ser alimento del mundo, la realidad es que éstos agudizan los problemas que prometen resolver: abuso y dependencia a los agroquímicos, crecimiento de plagas, resistencia a los productos que combaten las plagas, aumento de la contaminación de aguas y suelos, pérdida de fertilidad natural de la tierra. Las empresas controlan el mercado y venden las semillas en “paquetes tecnológicos” que incluyen la semilla y el herbicida al que son resistentes, y es aquí donde no entendemos ¿en qué lugar ve el beneficio un Ing. Agrónomo que asesora a los productores locales?
Igualmente debemos mencionar y celebrar que existen algunos agrónomos del INTA que están tratando de consensuar posturas por fuera de la agricultura industrial con mirada agroecológica.
Por último Ing. Barbagelata(*), manifestó Ud: “Solo con el fundamento de la fe podrán adjudicarle causalidad de daños a la salud y al ambiente. Afortunadamente estamos a salvo de los tribunales Atenienses, de la Santa Inquisición y de Stalin.”
Agregar que no somos hombres de fe, sino de ciencia, pero de otra ciencia, de la ciencia objetivada, de la ciencia de la precaución, de la ciencia colectiva, de la ciencia del bien común, de la ciencia que se evidencia con la pura realidad que asola nuestros territorios que alguna vez tuvieron todos los tonos de sembradío.
(*) Ingeniero agrónomo. Asesor y productor agropecuario
Foro Ecologista de Paraná
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Fuente: RENACE - RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA de la Argentina - 29 setiembre 2013