La agricultura familiar frente al acaparamiento de tierras en África

Idioma Español
País África

"Todos los continentes están siendo tocados por este fenómeno pero, como de costumbre, África es el más impactado y expuesto. Además de nuestro continente, afecta esencialmente a Europa Oriental, Asia y América Latina. En menos de dos años, luego de las conmociones de las crisis alimentaria y financiera, más de cien mil millones de dólares han sido movilizados para adquirir tierras por los países ricos."

Declaración preliminar

16 de septiembre de 2009

COPAGEN (Coalition pour la protection du patrimoine génétique africain)

África ha sido desde siempre objeto de la codicia de otras poblaciones de determinados continentes. Sus recursos humanos, explotados por vía de la esclavitud, han servido de mano de obra gratuita para el desarrollo de las plantaciones en América. Sus recursos minerales - petróleo, oro, diamantes, hierro, cobre, uranio, bauxita, etc. – han sido y aún son explotados para el desarrollo industrial de Occidente. Su agricultura en general ha sido orientada hacia la exportación y la explotación de sus bosques ha sido puesta al servicio de los mismos fines.

Hoy en día asistimos a un nuevo fenómeno: el acaparamiento de tierras, que se traduce en la compra y el arrendamiento a muy largo plazo – 30 a 99 años - de grandes superficies de tierras agrícolas por parte de estados extranjeros, multinacionales y a veces operadores económicos privados nacionales. Este fenómeno se explica por el hecho de que la agricultura ha devenido en jugada estratégica, a partir de la crisis alimentaria, la disparada de los precios del petróleo y la crisis bursátil y financiera.

Todos los continentes están siendo tocados por este fenómeno pero, como de costumbre, África es el más impactado y expuesto. Además de nuestro continente, afecta esencialmente a Europa Oriental, Asia y América Latina. En menos de dos años, luego de las conmociones de las crisis alimentaria y financiera, más de cien mil millones de dólares han sido movilizados para adquirir tierras por los países ricos.

Volviendo a nuestro querido continente, en la mayoría de los países, constatamos importantes inversiones en la reforma de las legislaciones sobre tierras y en el establecimiento de planes de ordenamiento territorial. Todos estos marcos regulatorios abren el camino legal para la venta masiva de tierras agrícolas o para justificar a posteriori las ventas ya realizadas. Estas reformas han sido promovidas y financiadas por el Banco Mundial y los EE.UU.

Cabe señalar que esta es un área donde la información es celosamente guardada por temor a provocar levantamientos populares en contra de este estado de cosas que pone en peligro los medios de subsistencia básicos de estas poblaciones.

A título de ejemplo:

  • En Madagascar, el Estado ha concedido más de un millón trescientas mil hectáreas a la empresa Daewoo, para producir viveros piscícolas con vistas a la exportación a Corea.
  • En Malí, se han concedido más de trescientas mil hectáreas a las industrias agroalimentarias y a terceros países como Libia, que sólo en su caso ha obtenido cien mil hectáreas en la zona de la Office du Niger.
  • En Senegal, Benin, Nigeria, Ghana, se han vendido varios cientos de miles de hectáreas ya sea para la producción de agrocombustibles o bien para la producción de alimentos para compensar los déficits alimentarios de determinados estados más ricos.

Por otra parte, sabemos que hacen falta alrededor de 232 Kg. de maíz para producir los 50 litros de etanol necesarios para llenar el tanque de un automóvil mediano. Esta cantidad de maíz es suficiente para aportar las calorías necesarias para la alimentación de un niño durante un año.

Este fenómeno constituye una clara estrategia de privatización de las tierras y de expropiación de los pequeños productores que son los actores clave de la producción agro-silvo-pastoril de nuestros Estados. Consiste en la eliminación progresiva de la explotación agrícola familiar en favor de los agronegocios y de la agroindustria multinacional. Estas explotaciones agrícolas familiares no son sólo simples unidades de explotación, sino también y sobre todo, un modo de vida. Son el fundamento de nuestra cultura y los actores del ordenamiento territorial. Este sistema de producción ha demostrado hasta el día de hoy que puede ser competitivo siempre que reciba algo de apoyo.

Debemos denunciar de manera vigorosa y comprobada que la promoción del agronegocio conduce al monocultivo que es una fuente de destrucción masiva del ecosistema. Esta forma de agricultura ha sido ya cuestionada en varios países occidentales. Su impacto negativo en el cambio climático ya se ha hecho evidente.

Por último, debemos señalar el hecho de que la crisis alimentaria ha demostrado que es importante no depender de los planes de asistencia alimentaria exterior. Las explotaciones agrícolas familiares, que a nuestro entender son la solución a nuestro problema de soberanía alimentaria, han superado el desafío del momento cuando se produjo la suba de precios de los alimentos.

Para detener esta carrera desenfrenada hacia la expropiación "legal" de la tierra con la complicidad de determinados decisores políticos, los miembros de la COPAGEN y sus aliados

  • Denunciamos enérgicamente al Banco Mundial y los EE.UU. que son los iniciadores de las diferentes reformas territoriales en curso en nuestros estados, que no son sino otra forma de privatización de nuestras tierras agrícolas y por lo tanto de nuestra soberanía alimentaria.
  • Advertimos a nuestras autoridades políticas y tradicionales que se hacencómplices de actos de cesión y venta de tierras que generarán a largo plazo graves crisis y conflictos sociales.

Exigimos:

  • Mayor transparencia en las transacciones de tierras iniciadas por nuestros Estados;
  • La revisión de las cesiones y las ventas de tierras a estados y empresas extranjeras con el objeto de asegurar a las explotaciones agrícolas familiares el acceso a la tierra;
  • La implementación de consultas locales y nacionales con todos los sectores de nuestras poblaciones para analizar el estado de situación de las concesiones otorgadas, y elaborar y / o revisar las leyes de tierras teniendo en cuenta los intereses de las explotaciones agrícolas familiares.

Por último, recomendamos fervientemente a las Organizaciones Campesinas que, conjuntamente con otros sectores de la población, se movilicen y unan esfuerzos para cuestionar las concesiones ya efectuadas y participen de las reflexiones sobre la salvaguarda de su patrimonio territorial, base de la soberanía alimentaria.

¡Gracias por vuestra amable atención!

Fuente: farmlandgrab.org

Traducción del original en francés: Gladys Guiñez para Acción por la Biodiversidad

Temas: Tierra, territorio y bienes comunes

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