La soberanía alimentaria de pescadores y pescadoras
La Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica en Honduras (Anafae), es una red formada por treinta organizaciones de la sociedad civil hondureña, entre la que hay organizaciones campesinas, indígenas, ambientales y ONGs, nacionales y locales. Durante sus 25 años de existencia, Anafae ha trabajado promoviendo la agricultura ecológica basada en el respeto a la cultura, los conocimientos y saberes de los pueblos, un modelo en armonía con el ambiente y la conservación de la biodiversidad. En los últimos años, nuestro trabajo tiene como horizonte la soberanía alimentaria y el trabajar desde un enfoque de derechos, principalmente el derecho a la alimentación y al disfrute de los bienes comunes del pueblo hondureño.
Es fundamental para nosotros fortalecer la organización y articulación desde lo local, nacional e internacional; esto nos permite por un lado estar hombro con hombro con las familias que luchan día a día por sus medios de vida en los territorios, y promover y fortalecer las alianzas y la articulación nacional e internacional, con organizaciones y redes afines, con quienes compartimos nuestras esperanzas y luchamos por un mundo más justo y solidario.
En lo nacional somos parte de la Coalición Nacional de Redes y Organizaciones ambientales (Conroa), desde donde enfrentamos al extractivismo en todas sus formas: las concesiones mineras, hidroeléctricas, petroleras, monocultivos, bosques, agua, y cualquier otra forma de despojo de los medios de vida de nuestro pueblo. En lo internacional, formamos parte del Colectivo Semillas de América Latina y la Alianza Biodiversidad, como espacio de lucha al lado de los pueblos de la patria grande.
La concesión de petróleo y gas en Honduras
En Anafae habíamos iniciado 2019 enfocados en cumplir nuestro nuevo Plan Estratégico, especialmente por el tema agroecológico y la soberanía alimentaria. Como miembros de la Conroa, continuábamos dando seguimiento, con mucha preocupación, a la profundización del extractivismo por parte de los gobiernos y al concesionamiento y entrega al capital multinacional de los recursos estratégicos de nuestro país.
El tema de los pescadores y las pescadoras, y los probables problemas que enfrentarían por la posible explotación de hidrocarburos en el mar Caribe nos resultaba algo lejano y desconocido, a pesar de que tanto Anafae como la Asociación de Pescadores y Pescadoras Artesanales del Golfo de Fonseca (Apagolf), formamos parte de la Conroa.
A mediados de 2019, la Anafae, en representación de la Conroa, preocupada por la opacidad y falta de transparencia relacionada con el contrato de exploración-explotación de petróleo y gas, que el Estado hondureño había contraído en 2013 con la empresa inglesa BG International Limited, más conocida como BG Group, hizo una alianza con Amigos de la Tierra de Holanda (Milieudefensie) para concretar una investigación exploratoria que revelara la situación de dicho contrato.
El trabajo de investigación, entre otras cosas reveló que:
1. En el pasado se habían perforado unos 40 pozos, en diferentes partes del país en búsqueda de petróleo en la zona continental.
2. La exploración comenzada por el BG Group en 2014, parece ser la primera exploración off shore, o en plataforma marítima.
3. La Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna), en un principio, no tuvo en cuenta la Consulta Previa Libre e Informada (CPLI) que manda el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),1 a los pueblos indígenas de la zona.
4. Los concejos comunales y los doce concejos territoriales del pueblo miskitu, articulados en la Unidad de la Muskitia, o MASTA (Muskitia Asla Takanka), realizaron un fuerte reclamo cuando el gobierno firmó un contrato de exploración y subsecuente explotación de petróleo y gas con BG Group. Esta situación derivó en la Consulta que se hizo directamente con los concejos territoriales y con MASTA, mediante la modalidad asamblearia.
5. Las alcaldías municipales que forman parte del litoral atlántico y de las Islas de La Bahía, las más afectadas en caso de un accidente o desastre en los pozos petroleros, ignoran en general el contrato y las amenazas que este proyecto significa para los medios de vida de miles de pescadores que faenan en la zona concesionada.
6. Durante los seis años que ha durado el proceso de exploración de petróleo y gas en el Caribe de Honduras el Contrato ha cambiado de dueño en dos oportunidades, la primera vez sucedió en 2015, cuando la compañía holandesa Shell absorbió a la titular del contrato BG Group y la segunda vez cuando a mediados de 2017 la Shell cedió el contrato a las compañías inglesas Azipetrol y Caribx.
7. Aparentemente a finales de 2018 la SERNA recibió un informe de los hallazgos en el proceso de exploración. Como el informe no se ha publicado aún todas las especulaciones pueden ser válidas, aun las que señalan que es probable que las cantidades de petróleo encontrado no son de interés comercial para Shell, pero sí quizá para Azipetrol y Caribx.2 Un informe del 2020 revelaría que no estaba clara la desvinculación de Shell respecto al contrato.
Las pescadoras y los pescadores del Caribe de Honduras
Durante el proceso de investigación de la exploración de Petróleo y Gas, nos entrevistamos con dirigentes de pescadoras y pescadores; ellos y ellas ya manifestaban su preocupación por la inminente explotación de hidrocarburos en el mar Caribe, frente a las costas de la Muskitia hondureña. La investigación nos permitió conocer sobre la situación de la gente del litoral atlántico de Honduras. Entre otras cosas descubrimos que:
1. El área de 35 mil kilómetros cuadrados concesionada a BG Group para desarrollar el proyecto extractivo de hidrocarburos, coincide con la Zona Exclusiva de Pesca Indígena o Zona Exclusiva de Pesca Artesanal; territorio tradicionalmente utilizado por el pueblo miskitu para pescar y obtener su alimentación e ingresos para vivir, el despojo supone una sentencia a la soberanía alimentaria del pueblo miskitu.
2. El sector de la pesca artesanal es un rubro importante, ya que más de 20 mil familias viven de forma directa de esta actividad, y unas 200 mil personas dependen de actividades vinculadas a la pesca, el ecoturismo, los balnearios, los restaurantes y demás actividades relacionadas al comercio y turismo de la zona.
3. La explotación petrolera significa un riesgo permanente para la biodiversidad y los ecosistemas de la zona. Esto incluye las amenazas al Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), en cuyo corazón se perforarán los pozos. Los derrames y uso de sustancias contaminantes comprometerían el bienestar de las generaciones futuras, los recursos hidrobiológicos, los manglares y los arrecifes coralinos serían seriamente dañados, lo que traería consecuencias funestas para la vida de las más de 200 mil familias de las 151 comunidades pesqueras de la zona.
Nuestras urgencias
En Anafae estamos socializando toda esta información con las 151 comunidades de pescadoras y pescadores que habitan el litoral atlántico de Honduras, desde el Cabo de Gracias a Dios hasta el Golfo de Honduras, cerca de Belice y Guatemala.
Estamos convencidos que se necesita continuar con nuestro enfoque de defensa de los derechos humanos de las comunidades originarias y pueblos indígenas, especialmente por la defensa de sus territorios y medios de vida.
Continuaremos informando y socializando amplia y debidamente, con todos los actores claves, sobre los potenciales efectos desastrosos, de las operaciones de explotación petrolera en la plataforma marina del Caribe de Honduras. De modo especial a los pescadores y pescadoras y sus asociaciones y organizaciones defensoras del ambiente, organizaciones que manejan áreas protegidas, la academia, las alcaldías municipales costeras, entre otros, de manera que tomen conciencia de los impactos de estas acciones extractivas en sus actividades, ingresos, soberanía alimentaria y en el ambiente.
Continuaremos promoviendo la conciencia y la organización de pescadoras y pescadores artesanales y de los pueblos indígenas afectados, en defensa de sus medios de vida, su identidad cultural, y su supervivencia como pueblos culturalmente diferenciados, amenazados por la potencial explotación petrolera.
La expansiva explotación por parte de las compañías petroleras (esta vez sobre nuestros océanos), es una realidad. Las organizaciones de Latinoamérica y el Caribe que actuamos en defensa de los medios de vida de los pueblos debemos organizarnos para resistir.
Notas:
[1] En la Muskitia hondureña habitan cuatro pueblos indígenas, los propios miskitus, el pueblo pech, Los tawakas y los garífunas.
[2] A inicios de 2020 la compañía CARIBX aumentó sus acciones de 15 a 55% y aseguró que en 2021 iniciarían los procesos de explotación de hidrocarburos en Honduras.
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