Incoherencias, desaguisados y conflictos morales de esa diosa llamada genética
"El don de preguntar. La capacidad de responder. El arte de especular"
"¿Cristóbal Colón descubrió América, o, los indígenas americanos descubrieron a Cristóbal Colón?"
Durante los años 1997-1998, y debido al escepticismo por parte de la ciudadanía europea a los alimentos transgénicos, alguna que otra multinacional inició en algunos países, fuertes campañas de marketing, publicidad, y limpieza de imagen, con la finalidad de limar el rechazo que la sociedad manifestaba por este tipo de alimentos. Acabar con el hambre en el mundo o sembrar en tierras pocos fértiles, fueron algunas de las premisas de una campaña que quería llegar al “corazoncito” de millones de personas.
Pero, hubo un hecho muy significativo y sorprendente, que tuvo lugar en la conferencia de la FAO, llevada a término en Roma en 1988. Todos los delegados africanos menos el surafricano, rechazaron públicamente y mediante un manifiesto, este tipo de tecnologías, a la vez que apostaban por una agricultura tradicional, sostenible y ecológica. Podía ser curioso, contradictorio y hasta intolerable, el hecho de que los mismos representantes de los países pobres, huyeran de estas empresas y de sus inventos, sino fuera porque sospechaban que detrás de este macromontaje, había escondido un gran negocio que nada de provecho les podía proporcionar.
El 26 de junio del año 2000, se hizo público el descubrimiento del mapa del genoma humano. De esta manera, el hombre podía conocer todo aquello que un determinado gen aporta al cuerpo humano. Un amplio campo se abría en el mundo de la medicina. Muchas enfermedades podrán ser prevenidas, reducidas o neutralizadas.
Un Bill Clinton sonriente anunciaba al resto de los mortales la gran noticia. Su mirada fija y llorosa, penetrante, emocionada, prolongada hacia el infinito; parecía haber encontrado la luz en el largo túnel de la historia de las maldades, desgracias y desigualdades del mundo actual.
Los milagros que solo Dios y sus elegidos tienen capacidad de plasmar en el mundo, rebosaron en la boca del presidente de Estados Unidos.
Tal optimismo parecía haber borrado de un plumazo todas las injusticias y salvajadas que cotidianamente, en el Planeta Tierra suceden. Los medios de comunicación cumplieron. Una nube de satisfacción y esperanza cubrió los cielos de aquellos países donde los coches subyugan a las personas. Aquel día, ese humano se asomó a la ventana, y contemplando el asfalto y el humo que rodea su colmena, se enorgulleció de ser humano y no una piedra, un río, o el sol.
Una nueva era empezaba en la humanidad. La distancia entre el hombre y sus circunstancias parecía reducirse. Se podían tocar con la mano. Se podían apretar, manipular, moldear. Se podían suspender del suelo como si fueran un cachorro, mirarlas fijamente, con una sonrisa de superioridad y clemencia, para ridiculizarlas, sonrojarlas, humillarlas.
Se estaba más cerca de la perfección, de la grandeza. La guerra por la inmortalidad ganaba una batalla en un mundo de muerte que se muere.
Esto fue el romanticismo que se vendió en las urbes ricas. En otras no hay ni televisión.
Pero, ¿Es todo tan bonito como se vociferaron los dueños del mundo?, ¿Qué se esconde detrás de la Diosa Genética?
De momento muchos interrogantes. Muchos.
Empecemos.
El negocio de los alimentos transgénicos lo conocemos. Ahora bien, ¿Qué negocio podemos esperar de la genética en general, y también por qué no, de la clonación terapéutica?
En principio, la metodología es la misma que la aplicada en alimentos y cultivos transgénicos. Es decir, la protección de los descubrimientos a través de patentes, para obtener posteriormente beneficios económicos. “...en la actualidad el hecho de descifrar, aislar, reproducir o manipular el material genético de los seres vivos (...) se interpreta como una innovación susceptible de derechos de patente, y la concesión de patentes biotecnológicas que cubren genes, material biológico, o incluso organismos vivos o variedades y especies enteras se está convirtiendo en algo cada vez más generalizado”[i].
Lo que apunta la Sra. Bermejo, ya es un hecho consumado. Existen muchas especies vegetales, que han caído en manos de particulares a través de patentes. Lo que Dios creó, el hombre se lo está robando.
En el sistema económico en el que se nos obliga a vivir, el negocio es seguro. Con estas normas sobre patentes, reguladas como no, por organismos como la Organización Mundial del Comercio, los pueblos indígenas, los campesinos y los sectores más vulnerables son aplastados y saqueados. Yo diría incluso, que es la misma humanidad es la más afectada. Esos seres vivos patentados, fueron en tiempos pasados, propiedad de la humanidad para su goce, disfrute o aprovechamiento. Ahora, hay que pagar a su dueño por sus aportes.
Pero las patentes ¿Son cuestión exclusivamente de especies vegetales?
En el mundo en el que vivimos, todo es vendible y todo es comprable. Los avances de la genética no serán una excepción. “Si usted desea en el futuro, tener hijos con características genéticas, va a tener que comprarlo a la compañía distribuidora; por ejemplo, genes de epilepsia, si su familia tiene epilepsia, la patente la tiene la Universidad de Stanford; usted tendrá que ir ahí para que le hagan su transgénico (...) quiere un gen de crecimiento humano, la USAID[1], con la patente 500 millones 597,709; así también, si usted quiere que crezca mejor su hijo va a tener que pagar”[ii].
La clonación terapéutica es un negocio idéntico. Existen laboratorios biotecnológicos con patentes sobre células madre[iii]. Si usted quiere aprovecharse de este “maravilloso” avance de la ciencia, como buen consumidor, deberá abonar la cantidad que el expendedor le indique. Unas bonitas y coloridas facturas serán la contraparte a su necesidad.
Algunos pensarán que estoy exagerando, que soy excesivamente radical. ¿Eso creen?, ¿Acaso no recuerdan el caso de los medicamentos del SIDA en Suráfrica?. A la multinacional de turno le importaban bien poco los enfermos del SIDA. Para ellos, la muerte de esta gente no suponía nada. Lo único que tenían en cuenta eran sus propios beneficios económicos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), también llevó a cabo una serie de investigaciones para la creación de una vacuna contra la malaria. Cuando se descubrió, se pidió a la empresa Gonentech que la elaborara a gran escala. Esta empresa solo aceptaba si se le proporcionaba la exclusividad, o dicho de otra manera, el monopolio. La OMS no tragó con la propuesta de Gonentech, aludiendo que una vacuna de dichas características, debía estar al alcance de toda la humanidad. La OMS fue acusada de “anticuada y anti-americana”[iv].
Si aún duda, ¡Pregúntese!. Su dentista ¿Cobra la limpieza del sarro de su boca?, ¿Boyer reparte gratuitamente sus aspirinas entre los pobres?, ¿La caca-cala va repartiendo altruistamente su refresco?, entonces... ¿Qué le hace pensar que la Universidad de Stanford combatirá “por el morro”[2] la epilepsia de su hijo? Si su hijo sufre, pues mala suerte. ¿Acaso no mueren trescientos niños menores de cinco años diariamente en Iraq, por el embargo de las potencias “demócratas”?[v][3]
En el contexto de este gran negocio, surge el segundo interrogante: ¿Quiénes van a poder comprar este producto genético?. Dicho de otra manera: ¿Vamos a tener acceso todos los ciudadanos de la tierra, a estos avances científicos?
La respuesta es clara: NO.
Si usted vive en uno de esos países, mal llamados del tercer mundo, creo que entenderá perfectamente mi posicionamiento. Ahora bien, si por el contrario usted es europeo o norteamericano, tal vez no lo tenga tan claro.
Debemos partir del siguiente razonamiento: Cuando los descubrimientos genéticos son patentados por la persona o empresa X, éstos, pasan a ser propiedad privada de X. Mr. X o X Corporation Inc. Ellos pueden hacer de su producto un bien para toda la humanidad, cosa muy poco probable; o por el contrario, tratar su descubrimiento como una mercancía más, vendiéndola a aquel y solo aquel que pueda comprarla, como se hace hoy en día con un coche último modelo o una casa lujosa.
Por lo tanto, en principio, las maravillas del milagro genético, dependerán del precio con que X vende una porción de su descubrimiento.
Este planteamiento podría finalizar ahora, al no disponer del listado de precios del elixir genético de la eterna felicidad.
Pero seamos realistas y zanjemos lo que empezamos.
¡Levantemos la cabeza y miremos el mundo!.
“... el recalentamiento causa cada vez más catástrofes ambientales que durante la última década causaron la muerte a tres millones. (...) “ De los 4.400 millones de personas que viven en el mundo en desarrollo, casi tres quintos no poseen saneamiento básico, y un tercio no tiene acceso al agua potable, 25 por ciento carece de habitación adecuada y un quinto no cuenta con servicios modernos de medicina. Uno de cada cinco niños no llega a completar la educación primaria, y un porcentaje semejante no consume la cantidad de proteínas y calorías necesarias. Este dato explica, en parte, por qué aproximadamente 9 millones de niños menores de 5 años mueren todos los años en las naciones pobres, víctimas de enfermedades que podrían prevenirse totalmente” (Joseph Stiglitz) (...) En un mundo donde hay –aquí y ahora- más de 1.000 millones de desnutridos. (...) Al despuntar el siglo XXI habrá 1.500 millones de seres humanos “viviendo” apenas con un dólar diario. (...) ... El SIDA, solamente en Africa, ya afecta a 250 millones de niños... “[4]
¿Creen ustedes que los aludidos en estos números, van a poder algún día pagar los avances genéticos privados?, ¿Creen que algún día lleguen a tener conocimiento de los mismos?.
Pues el futuro aún empeora las cosas. El neoliberalismo que los Bush, Aznar, Blair, Fox y compañía quieren imponernos, augura más pobreza y miseria en el mundo. Por lo tanto, las distancias con la Universidad de Stanford se alargan exponencialmente. Las medidas de ajuste estructural propuestas por organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en los países pobres, y promocionadas por personajes como los mencionados anteriormente, incluyen la reducción de gastos sociales y la privatización de lo público[vi]. Por lo tanto, la sanidad gratuita, cada vez será más inalcanzable para más gente. Imagínense la privada.
Resumiendo, los milagros divinos de la genética, estarán al alcance de una abrumadora minoría en los países del sur (políticos, empresarios, caciques, obispos, lamebotas, terratenientes, etc...). En los países ricos, mucha gente tampoco disfrutará de este gran invento; y muchos obreros, campesinos, parados, pequeños empresarios, artesanos, etc..., deberán apretarse el cinturón hasta no poder hacer la digestión, para poder llevar a su hijo a Stanford.
Los avances de la genética no son patrimonio de la humanidad. La genética y todas sus maravillas, forman parte de la propiedad privada de unos cuantos. Si tiene dinero, podrá gozar de sus beneplácitos. Sino es así, acabará siendo una pequeña esquela en un rincón de un periódico. Como los miles de muertos por accidentes laborales o por contaminación atmosférica en las grandes ciudades.
Seguimos con el tercer interrogante: ¿Contribuirá la genética a ensanchar la distancia entre ricos y pobres, norte y sur, etc...?
Desgraciadamente si. Se ha explicado el negocio que se esconde detrás de la genética. Y se ha visto que debido al carácter mercantil de la misma, sus ventajas solo estarán al alcance de un pequeño porcentaje de la población mundial, es decir, al alcance de aquellos que puedan comprar este producto.
El año pasado, pude ser testigo de una imagen que me llegó a lo más profundo de mi corazón. En la puerta de un hospital en Nicaragua, una madre salía del mismo acompañada de su hija pequeña, mientras le comentaba a otra señora, que el médico había diagnosticado dengue a su hija y que no podía comprar los medicamentos recetados. Tendría que enfrentar dicha enfermedad a solas con su hija.
Dentro de ese mismo hospital pude ver un ratón y un perro deambulando por los pasillos y corredores. En ese mismo hospital no resultó difícil observar a dos personas en una misma cama. En ese mismo hospital el enfermo lo tiene que proporcionar todo. Las sábanas de la cama, las gasas, el alcohol y hasta las medicinas más elementales. ¿Y si no tiene los recursos económicos? Pues entonces pasa algo de lo que también fui testigo. Los enfermos se retorcían de dolor encima de unas camas desnudas de sábanas, mantas y cobijas, simplemente porque no podían pagarse las medicinas que acabaran son sus dolores.
Muchos de los avances de la investigación genética, nunca estarán en manos de aquellos que no tienen ni para comprarse una sábana. Por el contrario, si que estarán al alcance de aquellos que hacen horas extras para comprarse su segundo coche. Es así, como los milagros de la genética serán un lujo en el norte y una utopía en el sur. Y es así como la genética, en la coyuntura del mundo capitalista en el que vivimos, se convertirá en un nuevo invento anti-popular. Inalcanzable e incluso desconocido para la mayoría de humanos.
Evidentemente, las distancias aumentan. Unos pocos sueñan con terapias génicas que mejoren y endulcen la vida de sus hijos; mientras otros se levantan pensando en que hacer para comer hoy, o que hacer para comprar una aspirina para la gripe.
Mariano Cereijo, no descarta la posibilidad de que las multinacionales, laboratorios, universidades, etc... propietarias del elixir genético de la vida, junto a políticos corruptos y lamebotas; inicien una campaña similar a la del arroz transgénico Golden Rice[5].
Es decir, una campaña sensacionalista y amarillista, donde una milagrosa vacuna obtenida por técnicas de investigación o manipulación genética, es capaz de salvaguardar a los niños del tercer mundo frente a la malaria.
No se olviden. Será la excepción. La excepción que no confirmará la regla.
Llegado el día prepárese. La maquinaria mediática a todo vapor. Medios de comunicación anunciando la vacuna. Imágenes de niños pobres llorando mientras la aguja y la jeringilla introducen el milagro genético. Políticos y monarcas haciéndose la foto de rigor. Obispos bendiciendo barcos enteros de vacunas. Aburridos comentarios de científicos satisfechos por su invento. Prefabricados y adulterados coloquios televisivos y radiofónicos. Encuestas y entrevistas a ciudadanos amnésicos. Etc... Tendremos vacuna hasta en la sopa.
Objetivo de la campaña: Allanar el camino de nuestros corazones a estos inventos. Intentar que nos creamos que la genética es popular, gratuita y milagrosa.
Pero, detrás de esto ¿Qué hay?. La respuesta es clara: decenas de patentes que nunca estarán al alcance de estos niños porque son propiedad privada de unos ricos, y ellos son pobres.
No se extrañe de que el niño vacunado crezca sano y fuerte para ser explotado en los campos de cultivos de las multinacionales fruteras. Sin derecho a sindicarse. Sin derecho a reclamar. Sin derecho a abrir la boca. Y sin derecho a una mascarilla que lo proteja del nemagón o del paraquat[6].
También puede ser que dicho niño, al día siguiente de vacunado, regrese a trabajar a la maquila de turno. Allí zurcirá zapatillas de una prestigiosa y reconocida multinacional de prendas deportivas, a cambio de un mísero y repugnante salario, a cambio de ninguna garantía sindical y laboral, y a cambio de ningún futuro.
O también porque no, la misma multinacional que inventó la vacuna, puede que acabe robando mediante una patente, aquella planta medicinal que crece en la montaña cercana a la casa del niño vacunado, y que su abuela y su madre utilizan cuando van estreñidas.
Como dice Marcuse, dos nociones contrarias como son la vida y la muerte, la alegría y la miseria, se pueden mezclar en el campo técnico y político[vii].
Pasemos al cuarto interrogante. ¿Es la genética la solución a muchas enfermedades y muertes?
1-Muchos son los científicos que ataviados con sus impecables batas blancas, sus lápices, las libretas de bolsillo, y la moderna corbata deslizándose desde el cuello hasta esconderse por detrás de la bata; están encerrados en sus laboratorios, trabajando en esta “maravillosa” aventura para salvar vidas humanas y engrandecer nuestro bienestar.
Mientras esto ocurre, hay otros científicos con batas blancas, lápices, libretas de bolsillo, y modernas corbatas que se deslizan desde el cuello hasta esconderse por detrás de la bata; que se hallan encerrados en otros laboratorios, diseñando armas cada vez más mortíferas, o productos químicos con efectos imprevisibles para la salud de las personas y el medio ambiente.
Además, siguen pereciendo trabajadores en accidentes laborales. Cada vez hay más países pobres sumisos a los caprichos de los países ricos, así como de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio. Cientos de miles de personas sufren hambre, pobreza y guerras, mientras los países ricos les facilitan armas, les envían sus residuos nucleares, y los ahogan y los hunden en la mierda como si fueran perros, manejados y dirigidos por esa cadena y collar denominada “deuda externa”. Estados como Cuba, Venezuela o Colombia (Zona FARC) siguen estando en el punto de mira por el simple hecho de defender su autonomía, frente a los intereses capitalistas de los que se creen dueños del mundo. Y que decir de Chernóbil, de Tokaimura, de las “vacas locas”, de la fiebre aftosa, del Tireless, del Erika, del DDT, de Doñana, de Bophal, de Afganistán, de Palestina, Vieques, Chechenia, el pueblo Saharaui, Sierra Leona, y toda África, de los bloqueos a Cuba e Iraq, de los PCB’s, del PVC, del DBCP, del glifosato, del agente naranja, de las dioxinas, del uranio de Kosovo, de la tala ilegal de árboles, del cambio climático, de la contaminación de mares y océanos, del Amazonas, de la corrupción política, de los monopolios, de las crisis, de los favoritismos, de la explotación laboral infantil, del maltrato y vejación a mujeres, de los escuadrones de la muerte, de los paramilitares, de los sin tierra, de los pueblos indígenas ultrajados, del comercio injusto, de los residuos, de las víctimas por la contaminación atmosférica en las grandes ciudades, de las incineradoras, de la pérdida de biodiversidad, de la ayuda alimenticia con ingredientes transgénicos, del desempleo y subempleo, etc... etc.... etc...
¿Es lógico hacer apología a la vida en un mundo que se pudre y auto-destruye?
Los políticos, científicos y tecnócratas, si quieren luchar por la vida y por el bienestar de todos... que observen más arriba y verán si tienen trabajo.
2- No entro a analizar extensamente en este trabajo la aplicación de la genética para fines eugenésicos. Eso puede que suceda más adelante. Los expertos advierten que aquí se esconde la auténtica mina de oro de la diosa genética. Dicho de otra manera, que muchas enfermedades como la diarrea, seguirán asesinando a niños en los países del primer mundo (humanamente hablando); mientras en los países del tercero, sus gentes comprarán genes que los hagan más inteligentes, más guapos (según estereotipo establecido), más sumisos, más resistentes a trabajar 12 horas en una fábrica y menos propensos a contraer el colesterol, que la inseguridad alimenticia del tercer mundo lleva añadida.
Regresando pues a nuestro interrogante, ¿Es la genética la solución a muchas enfermedades y muertes?. Evidentemente puede que contribuya a paliar ciertas enfermedades. Pero, siempre y cuando esto repercuta en un beneficio económico claro y contundente para quién vende dicho producto. Las miras de las empresas biotecnológicas, de sus empresaios, y de sus científicos, van encaminadas a la acumulación masiva de capital. Y esto, seamos realistas, no se puede obtener en los países pobres del mundo a través de medicamentos para la malaria. Que se sigan muriendo africanos y latinoamericanos por la malaria o el dengue. Esto se obtiene vendiendo medicamentos obtenidos por técnicas genéticas, y que contribuyan a poder engullir hamburguesas sintéticas sin engordar un ápice, entre los ciudadanos de los países ricos.
También se obtendrán manipulando a los seres humanos en las modificaciones genéticas heredables y las no heredables. Seres humanos a la carta. Biorobots. Programados para ser como los padres quieran. Borreguitos. Resistentes a los obstáculos ficticios que la sociedad capitalista impone. Dos razas. Los humanos. Los biorobots.
Lo mismo en las terapias genéticas. En la clínica, el doctor le dirá como será su hijo. Pague el servicio. Si la “pitonisa” le dice que su hijo, a los 25 años tendrá una enfermedad mortal de la cual aún no hay remedio, viva nervioso; viva con ese peso en su corazón; edúquelo como mejor sepa; cuando cumpla dos años y apague las velas del pastel, recordará amargamente lo que le espera a su hijo 23 años después; ¿será valiente y le dirá la verdad, o callará cobardemente?; estudiará en la universidad ¿para qué?; permitirán que tenga novia ¿para qué? ¿una víctima más para el óbito futuro?; menos casarse ¿o si?; nada de hijos que crecerán sin padre ¿o si?; y sobre todo, piense en esas 365 noches por 25 años, en las que se acostará con ese peso en el corazón, que la diosa genética le reveló. ¿Conseguirá la diosa genética arreglar lo que la misma diosa genética dañó en su vida?. 365 noches por 25 años son muchas y la esperanza es lo último que se pierde.
Quinto interrogante: La ciencia ¿Al servicio de quién?.
Sería una equivocación por mi parte globalizar todas las ramas de la ciencia y a todos los científicos dentro de mismo paquete. También sería absurdo negar los avances y comodidades que la ciencia ha proporcionado a la humanidad.
Pero también estaría faltando a la realidad, si negara que muchas ciencias y científicos, se rigen cada vez más por las leyes del capital y del mercado.
Sus descubrimientos, estudios y avances, han dejado de servir a la humanidad como sucedía siglos atrás, para acabar sirviendo a aquellos que llenan sus cuentas corrientes. La humanidad ha dejado de ser la máxima beneficiaria, para convertirse en la principal víctima de sus inventos. Estamos pues hablando de una ciencia privatizada.
No estaría de menos recordar, que esta ciencia es la que se ha aprovechado y ha robado muchos de los conocimientos, descubrimientos elementales, avances, inventos, etc... que salieron de la “ciencia de todos”, o dicho de otra manera, de la “ciencia pública”[7].
El científico que hoy en día estudia nuevos agroquímicos, no parece tener en cuenta el grave impacto ambiental que provoca su trabajo. A este mismo científico, parece darle igual que con el sudor de su frente, su patrón cree monopolio y dependencia que ahoga a millones de agricultores pobres en el mundo.
El biotecnólogo, desarrolla cultivos transgénicos que pueden ser peligrosos para la salud humana. Ata a los agricultores que hacen uso de los mismos. Y expone al medio ambiente a riesgos irreparables.
Los técnicos y científicos que diseñan y construyen centrales térmicas, son conscientes del grave peligro que ya supone el cambio climático. Pero siguen edificando. Al igual que con las centrales hidroeléctricas, que afectan gravemente los ecosistemas de los ríos afectados.
El científico que diseñó el nemagón era consciente de los efectos adversos de su hallazgo. Él calló y ocultó. Miles de personas lloran hoy su invento. A él, solo le preocuparon los miles de litros que la multinacional en donde trabajaba, podía vender a las multinacionales alimenticias, para que éstas ensuciaran los campos de América Latina, Asia y Africa, y acabaran con la vida y las ilusiones de miles de trabajadores humildes y desprotegidos.
No vamos a reincidir esta cuestión en aquellos que elaboraron la bomba atómica, crearon el agente naranja o afirmaron que la energía nuclear era segura[8]. Que les aproveche allí donde estén.
La ciencia (o parte de la misma) como ente altruista, angelical o filantrópico forma parte del pasado. La ciencia (o parte de la misma) juega en las grandes ligas del capitalismo mundial. No olvide sino donde se fraguaron ciertas revoluciones. Me refiero a la industrial, verde, o a la que yo llamaría revolución genética. No confundir con las revoluciones populares que nacieron del corazón y del hambre del pueblo.
Sexta cuestión: Democracia y genética. Todo para el pueblo pero sin el pueblo.
Ya he comentado que muchos avances (la inmensa mayoría) que puede proporcionar la genética, serán privilegios solamente accesibles por aquellos que puedan costearlos.
También hemos mencionado la existencia del “colonialismo genético”, por el cual, una persona, empresa, laboratorio, etc... descifra el material genético de un determinado ser vivo para patentarlo, robándolo de esta manera a la humanidad entera.
No voy a centrarme en ninguno de estos puntos. La supresión y ultraje hacia el pueblo es mucho más que evidente.
Quiero centrarme en otros puntos: Por una parte, la inexistencia de un debate público, abierto, imparcial y serio sobre las futuras aplicaciones genéticas, y sobre todo, del iceberg de las patentes. Si me apuran, les quito los adjetivos para dejarlo simplemente en “inexistencia de debate”.
La genética forma parte del “dogma de fe” propio y característico del capitalismo. Es buena y maravillosa por decreto ley. Al igual, por ejemplo, que privatizar la sanidad de un determinado país centroamericano, para ahorrarle gastos y preocupaciones al gobierno de turno; aunque dicha privatización, cierre las puertas de hospitales y centros de salud a los pobres, que dicho sea de paso, son más en número que los ricos.
Y como es buena y maravillosa ¿Para qué preguntarle y consultarle al pueblo? ¿Para qué informarle? ¿Para qué crear debates donde organizaciones populares y políticas de todo color y sabor, puedan decir lo contrario?
Fíjense por ejemplo, en las contra-cumbres. En un maravilloso edificio custodiado por miles de policías y militares, aislado con toda gama de medidas de seguridad y repleto de lujos; unas decenas de políticos y estrategas discuten y deciden sobre el futuro del mundo. En los exteriores de ese mismo edificio, cientos de miles de personas protestan y se manifiestan pacíficamente contra ese guión, mientras son reprimidas violentamente por policías y militares, y mientras las multinacionales de los medios de comunicación tergiversan, tuercen y retuercen la realidad.
¿Quién se lleva el gato al agua?
De momento los primeros. Es decir, la minoría. Mejor dicho, ¡La inmensa minoría! Paradójicamente, los políticos que se encierran, son precisamente los que se auto-proclaman demócratas públicamente, y los que hacen alianzas en nombre de la democracia y de la libertad para borrar a países y personas del mapa.
Otra cuestión a cuestionarse. Participación ciudadana, es decir, DEMOCRACIA. Hace escasos minutos que acabo de cerrar un archivo sobre la iniciativa de Ley en México sobre bioseguridad redactada por el PRI.
En dicha iniciativa, se diseñan las estructuras de dos órganos que en principio, serían los máximos responsables de la “política biotecnológica” en México. Uno es el Consejo Técnico de Bioseguridad, y entre sus potestades destaco textualmente entre muchas, las siguientes dos:
1-“Promover y divulgar la producción, la investigación y el uso de germoplasmas, tejidos vivos y microorganismos modificados por ingeniería genética, y de las biotecnologías que resulten ser seguros para los humanos y la naturaleza”.
2-“Establecer los niveles mínimos de seguridad para el uso de los recursos naturales y coadyuvar a que la actividad productiva prevenga y disminuya las causas y los efectos que los degradan; establecer normas para que los organismos modificados por ingeniería genética o sus productos transgénicos puedan ser liberados sin riesgo para el medio natural, ni para los humanos.”
Dicho comité estaría formado por (Textualmente):
“Un representante por cada una de las instituciones de investigación y de educación superior de la rama biotecnológica, que sean especialistas de notorio saber científico y técnico, así como un representante del Centro de Investigación Matemática AC, que así lo soliciten al Secretario Técnico;
Un representante de cada uno de los colegios de: antropólogos, biólogos; biotecnólogos, ingenieros ambientales, agrónomos, civiles y químicos; de licenciados en derecho, economistas, genetistas, geólogos; médicos, sociólogos, veterinarios, zootecnistas; y por un representante de los colegios de ramas o especialidades afines registrados en la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública; “
Por otra parte, aparece la figura del Comité Mixto de Bioseguridad. Entre sus funciones destaco textualmente estas tres:
1- “Investigar y autorizar, previo dictamen del Consejo Técnico de Bioseguridad, las solicitudes sobre el uso seguro de tejidos vivos; de germoplasmas o de microorganismos modificados por ingeniería genética en las actividades agrícolas, pecuarias, silvícolas, acuícolas, agroindustriales y cualquiera otra que utilice los materiales biológicos o biotecnología a que se refiere este inciso;”
2- “Autorizar el funcionamiento de laboratorios, instituciones o empresas que desarrollen o pretendan desarrollar, las actividades a que se refiere este inciso; autorizar el ingreso al territorio nacional, de cualquier producto que tenga como origen la manipulación genética:”
3- “Emitir parecer técnico previo conclusivo sobre cualquier liberación en el medio ambiente, de organismos modificados por ingeniería genética”.
Su estructura estaría compuesta por (Textualmente):
“ ... el presidente del Consejo Técnico de Bioseguridad; por un representante de las Secretarias de: Agricultura y Desarrollo Rural, Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, Reforma Agraria y Salud; un representante de las organizaciones de defensa del consumidor; un representante de las organizaciones de productores biotecnológicos legalmente constituidas; un representante del Foro Nacional de Colegios de Profesionistas, quien actuará como Secretario Técnico y uno por el fideicomiso a que se refiere el artículo 18 de esta Ley.”
Cuando tuve la ocasión de leerlo, la primera pregunta que me vino a la cabeza fue: ¿Donde viene representado el pueblo Mexicano?... y siguieron viniendo preguntas, ¿Donde vienen representados los millones de pequeños agricultores y campesinos mexicanos?, ¿y los ecologistas?, ¿y los pueblos indígenas?, ¿y los pobres?, ¿y los estudiantes?, ¿y los sindicatos?.
La única perspectiva de oposición y debate entre tanto científico, político y “politiquillo”, parece estar en el representante de los consumidores.
Fíjense hasta donde llega el empujón que se le da al pueblo y a la democracia. Consumidores somos todos. En México, pueden haber como unos 100 millones de consumidores. Todos pueden ser víctimas de las contraindicaciones de un determinado alimento transgénico, por ejemplo, de una alergia. Para prevenir estas supuestas situaciones ¿Cuántos representantes tienen en el Comité Mixto de Bioseguridad, los millones de consumidores mexicanos?: UNO.
Y... ¿Cuántos representantes tienen los productores biotecnológicos, que son infinitamente menor en número, y que además, están muy interesados en vender sus productos a toda costa?: UNO.
Y... ¿Cuantos representantes tienen los productores orgánicos, víctimas directas de las prácticas salvajes de los productores y empresas biotecnológicas?: NINGUNO.
Creo que sobra cualquier comentario. Otro ejemplo.
Una encuesta realizada a 1.700 personas, en Reino Unido, en 1995, desvelaba que el 93% de los consultados, estaban a favor de un etiquetado claro de los productos obtenidos por la moderna biotecnología[viii].
Los políticos son conscientes de estas inquietudes del pueblo europeo. El trabajo de información y divulgación de las asociaciones ecologistas, de consumidores, ONG’s, etc... ha sido constante y seguido.
Pero...
En la Unión Europea, el etiquetado de alimentos transgénicos no es total. Ni mucho menos. Una decisión política permite que los europeos puedan estar consumiendo alimentos procesados, compuestos con pequeños porcentajes de ingredientes transgénicos, sin saberlo, sin tener derecho a dicha información.
El 7% de los encuestados en Reino Unido, han ganado la batalla al 93%.
Los que en programas televisivos se auto-proclaman demócratas, y apuntan como terroristas y dictadores a quienes no comulgan como ellos, resultan ser ahora los más despreciables y patéticos tiranos. Y si no es suficiente con no respetar y acatar la voluntad popular, además, juegan con la alimentación y salud de decenas y decenas de millones de europeos.
El mundo al revés. La democracia por los suelos. Y la ética también. Sigamos...
Séptima cuestión. Sobre manipulaciones. ¿Es el humano un ser superior con potestad para decidir sobre el resto de seres vivos?, ¿En qué condiciones?
Los genes son lo más íntimo que posee un ser vivo por su condición de ser vivo. Determinan su identidad, sus características y su función ecológica en el ecosistema mundial.
A mi modo de ver, los genes son para un ser vivo, lo que la historia, la lengua, y la cultura son para un país, departamento o municipio.
Y ¿Qué significaría atentar, modificar y alterar la historia, la lengua y la cultura de un país, departamento o municipio?.
Para mi sería sinónimo de guerra, dictadura, imperialismo, colonialismo, fascismo, opresión, muerte, humillación, sometimiento, etc... etc...
Pero existe una cuestión fundamental que analizar primeramente: ¿Son los seres vivos un medio para satisfacer las necesidades del ser humano?
Una respuesta positiva, condicionaría cualquier manipulación genética sobre un determinado ser vivo. Rousseau lo calificaría como “...accidentes que han perfeccionado la razón y arruinado la naturaleza humana originaria”[ix].
Millones de personas y organizaciones en el mundo (Donde me incluyo yo), afirmarían que esta degeneración en el mundo, es como consecuencia de los paradigmas científicos, económicos, políticos, sociales y éticos de las ideologías y necesidades del “primer mundo”. Vandana Shiva dice: “El acto de vivir y celebrar y conservar la vida en toda su diversidad –en las personas y en la naturaleza- parece haber sido sacrificado al progreso, y la santidad de la vida sustituida por la santidad de la ciencia y el desarrollo”[x].
Si tomamos en cuenta que la ruina de la naturaleza humana a la que se refiere Rousseau, es consecuencia del progreso capitalista, deshumano y egoísta del mundo norte-occidental, podríamos estar encontrando un poco de luz a nuestra cuestión. Podríamos afirmar que los seres vivos son un medio para satisfacer las necesidades humanas, en aquellas civilizaciones, sociedades, personas y entes que defienden el progreso, los medios y la forma de vida capitalista.
No es de extrañar cuando los medios de acumulación de riqueza, privilegios y necesidades de estos últimos, conllevan directa o indirectamente la explotación laboral infantil y no tan infantil, el hambre, la pobreza, golpes de estado, guerras, etc...
Pues teniendo en cuenta lo expresado anteriormente, la alienación y sometimiento de los seres vivos a los caprichos y necesidades del ser humano, supondría un medio de acumulación de riqueza, de progreso y de “desarrollo”.
Las necesidades superfluas que se imponen como canal para obtener la “felicidad” en el mundo capitalista, precisan de seres vivos que puedan satisfacerlas. Ejemplos sobran: la agricultura industrial y química, la tala de madera, la ganadería intensiva, etc...
También las actuaciones de los seres humanos conllevan consecuencias indirectas negativas sobre el resto de seres vivos. En estos casos, los humanos no buscan directamente el beneficio a costa de los seres vivos. Pero, si el beneficio incide negativamente sobre los seres vivos. Por ejemplo, cuando una determinada industria vierte residuos tóxicos en un río, no lo hace por querer dañar y destruir el ecosistema de dicho río. Lo hace porque tiene un problema técnico, del cual, se desprende abocándolo en el río. Es decir, dicha industria no se aprovecha de los recursos o características de uno o varios seres vivos; pero dicha acción no impide que los seres vivos paguen un precio desastroso.
Intentar dar un mínimo de luz a estos interrogantes, basándonos en la premisa del derecho moral ya no de los seres vivos, sino también de los seres inertes, supone una odisea difícil y sometida a la libre interpretación de cada humano, y que vendrá determinada por muchos factores y circunstancias.
Por ejemplo, un miembro de una comunidad indígena del caribe centroamericano, seguramente que otorgará más derechos morales a los seres vivos que George Bush o José María Aznar.
Los derechos morales dependen también del ser vivo. No se le conceden los mismos privilegios y derechos a un perro de raza, que a una mosca cojonera o a un mosquito. El primero puede llegar a ser un miembro más de la familia aunque se defeque en la alfombra del comedor, y sea más inútil e inerte que un oso de peluche. Los segundos son seres repugnantes y asquerosos, independientemente de que su función ecológica en el ecosistema pueda ser más o menos productiva o provechosa.
Los derechos morales están sujetos también a interpretaciones religiosas y culturales. Las vacas, en España, se llegan a torturar salvajemente en festejos y tradiciones taurinas. Mientras que en otros países, estos mismos seres poseen privilegios por motivos religiosos.
Consecuentemente, querer argumentar aunque sea mínimamente nuestros interrogantes iniciales, bajo la premisa de los derechos morales de los seres vivos, puede resultar un debate difícil e interminable, a no ser que se obtenga una herramienta que facilite dicho debate.
A estas alturas, muchos de los que habrán aguantado la lectura hasta este punto, pueden contraatacar fácilmente por el simple hecho que desde siempre, el ser humano a precisado de los seres vivos para poder vivir. Es cierto. No solo en las sociedades ricas. Es cierto también.
No solo el ser humano precisa de seres vivos para vivir. Los propios seres vivos precisan de otros seres vivos para poder subsistir. Entre ellos se han establecido infinidad de relaciones que la ecología se encarga de descifrar y estudiar.
Entre las diferentes especies se establecen diferentes relaciones. Pueden cooperar mutuamente para obtener beneficios conjuntos, o una especie puede aprovecharse de otra, llevándola a la misma muerte.
Esto es la naturaleza, y como dice Francisco Fernández Buey: “La Naturaleza es amoral: carece de toda moral”[xi].
Ejemplos que ilustren el razonamiento del Sr. Fernández habría infinitos. Uno que a mi particularmente me impresionó mucho, tuve ocasión de observarlo a través de un documental por televisión. En él, decenas de pirañas atacaban sin piedad a un pez. A los pocos segundos, en la parte trasera del mismo no quedaba ni un pedazo de carne. El pez aún movió su esqueleto desnudo como si nada pasara, hasta que le sobrevino la muerte.
Ahora, piense por un momento que un buen día, paseando por la selva, tiene la desgracia de toparse con un tigre hambriento. No dude ni un momento que su futuro pasará por ser un suculento manjar para este animal. Y tampoco dude que si el tigre se harta antes de usted morir, lo abandonará allí mismo sin preocuparle lo más mínimo su sufrimiento y agonía.
Por poner el último ejemplo. El del pájaro carpintero. ¿Le importa a éste el daño causado al árbol que elige como casa? ¿Y el de las especies que viven en él?.
A pesar de que en los ecosistemas suele regir una especie de equilibrio, muchas veces, éste se puede ver alterado por diferentes razones. En un determinado momento y lugar, una especie puede llegar a reproducir más descendencia de lo normal. Llegado el caso, éstos al necesitar comida, pueden reducir o acabar con sus presas, que a la vez, pueden servir de sustento a otras muchas especies. Se produce un desequilibrio. El efecto sobre las redes alimenticias, las cadenas tróficas y el ecosistema es imprevisible.
Por lo tanto, los seres vivos carecen de toda moralidad. La desconocen. Cada uno intenta sobrevivir ante el resto, sin importarle el daño o beneficio causado a otras especies o al ecosistema.
La misma naturaleza nos proporciona casos extremos, como el de las especies vegetales que precisan de fuego para poder vivir. Su existencia requiere de la muerte y desaparición de decenas o centenares de especies. De la destrucción de un hábitat donde pueden vivir miles de seres vivos.
Entonces, ¿Cuál es el papel del hombre en esta naturaleza amoral?
Pienso en principio, que el mismo que el de cualquier otro ser vivo, es decir, desempeña un papel amoral. Necesita de otros seres vivos para poder comer (Como la piraña o el tigre). Precisa de otros seres vivos para poder refugiarse (Como el pájaro carpintero). Y precisa de otros seres vivos para poder vestirse y resguardarse de las inclemencias climatológicas.
Pero analizando el comportamiento de los humanos ante los seres vivos, hay que diferenciar ciertas actitudes. No es lo mismo sacrificar a un cerdo para comer de él, que criar, cebar, torturar y matar a un visón para vestir a cuatro señoras ricas.
En el primer caso, el matar es necesario para la subsistencia del ser humano, de la misma manera que matan las pirañas y los tigres para poder vivir. No estamos ante nada nuevo. Es una práctica ancestral y necesaria para sobrevivir. El humano se comporta al igual que los seres vivos.
Evidentemente, no es el caso de las granjas de crianza intensiva, donde los animales son vejados y utilizados como simples mercancías comestibles, sinónimo de inseguridad alimenticia y decadencia humana.
El segundo caso expuesto anteriormente –el del visón- no deja de ser, al igual que el del cerdo criado en granjas intensivas, consecuencia de unas sociedades y sistema económico viciado y desnaturalizado. Los seres vivos utilizados y desplazados a los caprichos y lujos de los humanos. Al igual que comprar y vivir en una casa ubicada en pleno corazón de un bosque, o en la mera línea del mar.
La crítica ética y moral, del uso de seres vivos como medio para satisfacer las necesidades humanas, basado, fundamentado y argumentado bajo la premisa del progreso y desarrollo del mundo capitalista, no es definitiva. Es muy elástica.
Por ejemplo, la tala de un árbol para diseñar una silla puede ser una necesidad básica en algunas sociedades ricas; y por el contrario un lujo o algo desconocido para ciertas comunidades indígenas.
Lo que es indudable, creo yo, que este razonamiento si que puede dar más luz para juzgar ética y moralmente muchos de los usos que el humano hace del resto de especies.
Y con este razonamiento, pienso que si podemos desentrañar mínimamente nuestros interrogantes. Y voy a explicarlo con un ejemplo:
Primer caso: Si preguntáramos a mucha gente que consideración moral le merece el hecho de que una familia de campesinos, críe y cuide a un cerdo para matarlo, comerlo y así poder vivir; posiblemente, la mayoría respondería que el cerdo no merece ninguna consideración moral, y que dicho acto es normal ya que dicha familia tiene que comer para vivir.
Segundo caso: Si a los mismos encuestados, les exponemos que el mismo cerdo del primer caso, ahora está en una granja intensiva. Viviendo en un lugar donde apenas puede moverse. Atiborrado de hormonas manipuladas genéticamente para alcanzar pesos jamás vistos, que le conllevan problemas colaterales para su organismo. Y todo para que su dueño (el empresario) saque buena tajada de dólares, y dicho sea de paso, sus consumidores pongan en riesgo su salud. Seguramente, al cerdo ya le “empezarían a caer” algún que otro derecho moral. La superioridad humana se podría cuestionar.
En ambos casos, el uso de los seres vivos para satisfacer las necesidades humanas es evidente. Servir de alimento al humano.
A priori, en ambos casos el cerdo carece de toda consideración moral. Pero una vez te sumerges en las interioridades de ambos casos, descubres que en el primero es por necesidad (Al igual que las pirañas y el tigre); y en el segundo, como consecuencia de un sistema económico que necesita de estas atrocidades para alimentar a sus sociedades, y también para que unos pocos llenen sus bolsas y hagan buenos negocios a costa de los seres vivos.
¿Tiene potestad el humano para decidir sobre el resto de seres vivos?
Potestad no, pero si por lo menos necesidad. Al igual que el tigre, las pirañas o el pájaro carpintero.
¿En que condiciones?, ¿Cuándo y cómo?
Ahí está el gran interrogante. La herramienta propuesta en este apartado no pretende buscar la verdad absoluta a este gran interrogante. En último término, siempre dependerá de la opinión e interpretación de cada persona, atendiendo a su cultura, educación, ideología, sociedad en la que vive, etc... Lo que si que pienso es que este planteamiento permite facilitar un debate sobre los derechos morales de los seres vivos. Debate de por si muy denso y viscoso.
Los partidarios y defensores acérrimos y fundamentalistas de las manipulaciones genéticas en vegetales, llegan a comparar esta práctica nueva y revolucionaria, a la tradicional selección genética. Esta técnica milenaria, consiste es el cruzamiento de especies cercanas, para la obtención de otras especies con unas propiedad similares.
Si detuviéramos el debate en este punto, podríamos concluir que la utilización de los seres vivos como medio para satisfacer las necesidades del ser humano, es evidente en ambos casos. Ahora bien, existen numerosas diferencias entre ambas técnicas, que condicionan un valor moral diferente.
La selección genética es una práctica ancestral realizada desde tiempos inmemorables por agricultores de todo el mundo. El objetivo final de esta práctica no es el lucro ilimitado, sino más bien, la búsqueda de la supervivencia. Unida a otro tipo de prácticas y métodos, puede suponer la lucha pacífica de millones de agricultores contra los enemigos y adversidades naturales de su sustento (Cultivos), pero a la vez, aprovechando y conviviendo con los medios que la misma naturaleza proporciona, en total concordia, paz y amor con ella. Los logros obtenidos mediante esta técnica, han sido compartidos tradicionalmente por los mismos agricultores para beneficio y bienestar común. Para ellos, eso de las patentes y la propiedad intelectual, son meras babosadas.
La manipulación genética es una técnica nueva, nacida en laboratorios por científicos que a duras penas saben lo que es un mecate. Financiados por conocidas e importantes multinacionales del sector, buscan por encima de todo la riqueza y los dólares. Patentan sus descubrimientos para que el agricultor pobre de Centroamérica o Africa, tenga que comprar las semillas. Inventan monstruosidades como la tecnología “Terminator”, para que los cultivos no germinen, y así, que los agricultores tengan que comprar a estas multinacionales las semillas durante cada cosecha. Hacen firmar contratos a los agricultores. Los denuncian si no los cumplen.
Al igual que sucede con los agroquímicos, los agricultores pasan a depender de los precios y caprichos de las multinacionales. Monopolio. No de la energía. No de las telecomunicaciones. Aún se puede vivir sin esto. Me refiero al monopolio de la alimentación en el mundo. Se pierde la diversidad. SE PIERDE LA AUTONOMIA, LA LIBERTAD, LA DEMOCRACIA. También la vida.
A las multinacionales, le da igual el hambre y la pobreza de los agricultores pobres. Les da igual que sus hijos no vayan a las escuelas. Que sean analfabetos. Que se mueran por la malaria o el dengue hemorrágico. Le da igual que sufran anemia. O que lustren zapatos por las calles. Que duerman en cajas de cartón. O que huelan pega.
Muchos pueden argüir que mediante selección genética también se pueden o podrían crear patentes. Es cierto. Pero independientemente de esta posibilidad, la selección genética siempre podrá ser utilizada por los agricultores del mundo porque esta surgió de ellos, como un medio de subsistencia y no como una vía de lucro. Mientras que la manipulación genética nació de las universidades, laboratorios y multinacionales del mundo como un negocio y como una forma de atar y oprimir al agricultor. Aunque nos intenten vender la cara humanitaria de la cuestión.
Pero aún existen más diferencias que merece la pena comentar. La selección genética solo permite cruzamientos entre especies cercanas. Por ejemplo: se cruza un maíz A, con uno B, y sale un maíz C. Se respetan las fronteras naturales creadas por Dios o por la misma naturaleza. Es por lo tanto limitada.
La manipulación genética elimina toda barrera natural. Permite por ejemplo, que genes de hombres puedan introducirse en frijoles, o genes de ratones en tomates. Se crean propiedades nuevas en seres vivos concretos y determinados, conformando así robots vivos o seres vivos a la carta. Se trata pues de una técnica mucho menos limitada que la selección genética.
Un abanico inmenso de posibilidades se abre. Ahora el interrogante no es si se puede hacer o no; el interrogante es como hacerlo, es decir, cual es el cóctel de seres vivos para obtener el resultado previsto, el robot. Esto permite romper también las barreras que embalsan el egoísmo más visceral e inescrupuloso. Una mina de oro se abre en las cabezas y en los números de Wall Street.
Se podrían conformar tomates de color rosado. Ponerles un lazo. Promocionarlos hasta la saciedad. Crear la moda: “Este año, para el día de los enamorados, cómase un tomate del amor con su pareja. Unicos en el mundo”.
Este ejemplo es muy exagerado hoy en día. Pero recurramos a un ejemplo más probable. Imagínense que a las cabezas pensantes de las multinacionales fruteras, se les pasa por investigar un posible cultivo transgénico de una determinada fruta tropical. Ahora, los bananos podrán ser cultivados también en Siberia, en feudos de las propias multinacionales. A 30 grados bajo cero. Se rompen las barreras ecológicas.
La mano de obra, en la Unión Soviética, es “carne de maquila”. Las leyes en medio ambiente brillan por su ausencia. El transporte se puede arreglar arrasando unas cuantas hectáreas de bosques y construyendo un ferrocarril. Si hay algún problema con los pelmazos de los ecologistas, siempre se podrá montar algún chanchullo con algún político ruso a través de algún pibe republicano metido en el senado. En los últimos años, las cosas por allí andan bien cachimbeadas[9]. Hay problemas. Y eso no lo dice Mariano[10].
Un nuevo banano rentable y competente, se ofrece a los mercados de Europa y Asia. Pero la Unión Europea se puede enfadar. El Plátano de Canarias es mucho Plátano de Canarias. No pasa nada. Siempre habrá algún pibe de la Organización Mundial del Comercio, que se ofrezca a brindar y facilitar una pequeña cuota de mercado, que con el tiempo crecerá, porque el Plátano de Canarias no podrá competir con el Banano Siberiano.
Se rompen las barreras de _____________________________ (Usted mismo, ponga lo que quiera).
Mientras se rompen barreras y barreras, el ser vivo se transforma en todo su esplendor, en una mera y vulgar mercancía sometida a cualquier experimentación, siempre y cuando derive en beneficios económicos. La manipulación genética permitirá crear nuevas, peligrosas y sofisticadas armas comerciales dirigidas por aquellos que crearon entre otras cosas el Agente Naranja. Las consecuencias serán nefastas en este mundo que ya está podrido. Y esas armas, en el fondo serán... ¡seres vivos!.
Eso sin entrar en la nueva privatización y monopolio de la alimentación, que con la manipulación genética pretenden obtener las multinacionales de turno (Iniciada en cierta parte desde la Revolución verde). Si se logra introducir en los países pobres las semillas transgénicas patentadas, una vez se halla creado la necesidad entre los agricultores, siempre tendrán que recurrir a estas multinacionales para obtener las semillas. Dios se apiade de ellos y de nosotros.
Una tercera diferencia importante es, como dice Vandana Shiva, el carácter estéril de la manipulación genética frente a la selección genética.
En la India, por ejemplo, existen más de 100.000 variedades de arroz[xii], que desde décadas atrás, los agricultores han ido cruzando, obteniendo, guardando y utilizando según las características y condiciones particulares de cada zona. La manipulación genética ofrece muy pocas variedades, acompañadas eso si, de un regimiento de agroquímicos para hacer brotar el mismo cultivo en diferentes lugares y condiciones.
Consecuentemente, la manipulación genética apuesta fuerte e incondicionalmente por los agroquímicos. Obvia al resto de seres vivos existentes en un determinado cultivo. Ya pueden ser beneficiosos o perjudiciales. Da lo mismo. Hay que combatirlos con agroquímicos. Hay que transformar al agricultor en un ser independiente y egoísta. En una especie de guerrero que se adentra en los cultivos con sus armas químicas, dispuesto a acabar con la vida de todo aquello que respire. El agricultor no convive ni comparte con ellos. Es un ser superior y solo, autista a la naturaleza. Es el Homo Sapiens Capitalistus.
La manipulación genética ahonda en la dependencia del agricultor hacia los agroquímicos y las multinacionales que los venden. La manipulación genética apuesta por el monocultivo y por la contaminación con químicos de tierras y aguas. La manipulación genética provoca la reducción drástica de la biodiversidad y agrodiversidad.
Pero sobre todo, la manipulación genética fomenta uno de los mayores crímenes terroristas que existen hoy en día: EL EXTERMINIO DE CAMPESINOS. Según la OMS, cada año mueren... ¡3 millones de agricultores en el mundo! debido a los agroquímicos.[xiii]
Además: “Las tecnologías no genéticas en uso, (Revolución Verde) han llevado a que el 20% de la población más rica del mundo posea el 82% de los ingresos, el 81 del comercio, el 94 del crédito comercial el 80% del ahorro interno y el 80% de la inversión, en tanto el 20% de la población más pobre acumula, en el otro lado del espectro, el 1.4% del ingreso mundial, el 1% del comercio, el 0.2 del crédito y el 1.5 de la inversión. Varios millones de quienes forman este 20% último viven en México, dentro de 4.7 millones de casas a las que se califica de "en extrema pobreza," y casi todas están en campo.”[xiv]
Octava cuestión. La genética permite al ser humano conocer, desentrañar, estudiar y manipular aquello más íntimo que los seres vivos poseemos. La genética permite visitar la sala de máquinas y computadoras de los seres vivos. Además, la genética permite ya, cambiar las instrucciones y órdenes de dichas máquinas, atendiendo al gusto y capricho del ingeniero.
El interrogante que surge al respecto es el siguiente (el octavo): Tanto poder y conocimiento en manos del ser humano, ¿Es positivo o negativo? ¿Es peligroso o no?. Vamos a decirlo de otra manera: Tanto poder y conocimiento en manos de científicos, empresarios, multinacionales, manos privadas, banqueros, políticos, “politiquillos”, etc... ¿Es positivo o negativo? ¿Es peligroso o no?
Muchos, tal vez arranquen de nuevo la risa ante la segunda cuestión y crean más oportuna la primera. Paradójicamente, levanto mis ojos en este país centroamericano, veo todo lo que sucede, para acabar sonriendo ante la primera y apostar firmemente por la segunda.
Ustedes piensan que con la pólvora se hacen bonitos fuegos de artificio, que son disfrutados por millones de personas en el mundo. Tienen razón. Y sin embargo, yo pienso que con la pólvora se hacen bombas, balas y muerte que matan a millones y millones de personas. También tengo razón.
Pero volvamos a nuestra cuestión. La ensalada de especulaciones que permite crear en nuestra mente la experimentación genética, no tiene límites. Solo voy a mencionar un pequeño ejemplo.
La genética permitirá (O tal vez permite), el diseño y fabricación de peligrosas y sofisticadas armas biológicas. Fíjense ustedes que en un documental que tuve ocasión de ver, se afirmaba que mediante manipulación genética, se podían crear armas biológicas específicas a una determinada raza. Todo consistía en desentrañar y descubrir el gen o genes que distinguen a las razas que existen. ¿Se imaginan semejante poder en manos del Pentágono?. Acabar con una raza o con un continente, dominar, avasallar, doblegar, amenazar y humillar; ahora, puede ser cuestión de ponerse a investigar en un laboratorio.
¿Siguen creyendo los que se reían antes, que todos los humanos poseemos en propiedad un pedacito de este avance científico revolucionario?.
¿Vale la pena jugar a este juego, sabiendo que es manejado por unos pocos tramposos?
Hay que ser realista. La existencia de supuestos aportes positivos de un determinado descubrimiento o técnica científica, no debe condicionar ciega y fanáticamente su aceptación. Hay que analizar sus aspectos negativos. Hay que analizar la situación económica, social y política actual en muchos países pobres. Pero sobre todo, se tiene que tener en cuenta la actual coyuntura capitalista del mundo, que determinará si un descubrimiento o técnica puede desarrollarse, pero no atendiendo a si son positivas o negativas, beneficiosas o perjudiciales, etc... Solo atendiendo a si son rentables, a si se pueden vender, a si se puede monopolizar, a si se puede dominar más al mundo, etc...
Da igual quién caiga, quién muera, o quién sufra. Al final, todo se reducirá a una simple estadística y a unos simples números. Serán daños colaterales.
Ultimo interrogante: La genética ¿La revolución del siglo XXI?
Bajo mi opinión... indudablemente si. El problema son las manos en las que está, el uso que se haga de ella, a qué precio, para quién, etc...
Demasiados interrogantes cuando se habla de los más íntimo que poseemos los seres vivos. Demasiados interrogantes peligrosos en un mundo capitalista que se hunde en la miseria, en la pobreza y en la mierda. Y demasiados interrogantes para ninguna respuesta clara, convincente, positiva y esperanzadora.
No es cuestión de ser negativo. Tiempo al tiempo.
Notas
[1] Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos.
[2] Por la cara. Gratuitamente.
[3] Por cierto, aprovechando la coyuntura les pediría que hicieran números: (300 niños asesinados al día) X (365 días que tiene un año) X (11 años de bloqueo).
[4] Estos datos pertenecen al artículo del Profesor argentino Miguel Grinberg titulado “La sociedad inmolada”, el cual aconsejo leer detenida y minuciosamente. Se puede encontrar en http://www.unida.org.ar
[5] El arroz Golden Rice, es un arroz manipulado genéticamente para proporcionar la provitamina Beta-Caroteno, que en el cuerpo humano, se convierte en vitamina A. A raíz del mismo, la multinacional que lo diseñó, elaboró una campaña en la que se anunciaba que miles de niños en el mundo con deficiencias nutritivas podrían salvarse al consumir este arroz.
Curiosamente, para obtener la cantidad diaria de vitamina A que aconseja la Organización Mundial de la Salud, se precisaban comer ¡9 kilogramos de este arroz “milagroso”!. Se necesitaba un buen estómago y una buena letrina.
En el fondo todo era una campaña de lavado de imagen. Todo era una farsa. Se pretendía engañar a la sociedad. Que esta relacionara el arroz Golden Rice con el milagro de los peces y los panes. Que los transgénicos aparecieran como la solución al hambre en el mundo. (Más información al respecto en mi artículo “Con la comida... no se juega”, en varias webs).
[6] Dos agroquímicos mortales para el ser humano, que han sido y son utilizados en muchos países a pesar de su peligrosidad. Así nos “protegen” empresarios y políticos.
[7] Repito y que quede claro. Toda globalización acarrea injusticias. No estoy generalizando la ciencia como un todo. Creo que a buen entendedor las palabras sobran.
[8] De estas dos últimas barbaridades, saben muy bien mis amigos Manolo Navarro y Julián Barón. Ellos estuvieron trabajando en Vietnam y Chernóbil respectivamente.
[9] “Las cosas por allí andan bien mal”
[10] Paradójica y contrariamente a lo que cualquiera se podría imaginar, y teniendo en cuenta el Indice de Desarrollo Humano del PNUD 2002, Rusia a descendido 20 puestos en los últimos años a “raíz de que adoptaron la democracia”.
TORREZ, J.: “Cada día nos hundimos más en la miseria”, en El Nuevo Diario, Managua, Nicaragua, 25 de julio de 2002, pag. 16.
[i] BERMEJO, I.: “El debate acerca de las patentes biotecnológicas” en el libro Genes en el laboratorio y en la fábrica, editorial Trotta, fundación 1ro de mayo, Madrid, 1998, pag. 56.
[ii] QUEROL, D.: “Transgénicos: la nueva contaminación a la vida” en la Memoria del Segundo Encuentro Nacional sobre Plaguicidas y sus Impactos, Managua, Nicaragua, 12 y 13 de abril de 2000, editada y diagramada en las oficinas del Centro Humboldt.
[iii] PIQUER, I.: “La academia de las ciencias de EEUU pide la clonación terapéutica” en El País, Madrid, España, 28 de enero de 2002, pag. 28.
[iv] COMMONER, B.: “A propósito de la biotecnología” en el libro Genes en el laboratorio y en la fábrica, editorial Trotta, fundación 1ro de mayo, Madrid, 1998, pag. 28.
[v] TENDEIRO, N.: “El embargo de la muerte” en el diario Levante, Valencia, España, 18 de febrero de 2002, http://www.levante-emv.com/levhoy02218/comunidad/19comunidad.html
[vi] PALAST, G.: “Los disturbios del Fondo Monetario Internacional (o el caso argentino)” en Revista Línea, febrero 2002, Argentina, http://www.revistalinea.com.ar/notas/febrero2002/losdisturbios/htm
PALAST, G.: “Los cuatro pasos del FMI hacia la condena” en Revista del Sur, Uruguay, http://www.revistadelsur.org.uy/revista.121-122/banca_multilateral.html
[vii] MARCUSE, H.: El hombre unidimensional, Planeta-Agostini, obras maestras del pensamiento contemporáneo, Barcelona, 1985, pag. 277
[viii] CONSUMERS INTERNATIONAL.: “La ingeniería genética y la seguridad que ofrecen los alimentos: los interesas de los consumidores” en el libro Genes en el laboratorio y en la fábrica, editorial Trotta, fundación 1ro de mayo, Madrid, 1998, pag. 172.
[ix] ROUSSEAU: El estado de la naturaleza, en Historia del Pensamiento: La Ilustración, editorial Sarpe, 1988, pag. 98
[x] SHIVA, V: “Problemas con la ilustración”, en el libro de Andrew Dobson “Pensamiento verde: una antología, editorial Trotta, Madrid, 1999, pag. 58.
[xi] FERNANDEZ, F.: “En paz con la naturaleza:”, en el libro Genes en el laboratorio y en la fábrica; Editorial Trotta, Fundación 1 de mayo, Madrid, 1998, pag. 177.
[xii] Entrevista a VANDANA SHIVA: “ Por la fertilidad y la vida, contra las multinacionales”, en The Ecologist en español, Barcelona, España, N° 4, pag. 34.
[xiii] GALEANO, E: “S.O.S”, en EL Nuevo Diario, Managua, Nicaragua, 27 de agosto de 2002.
[xiv] Párrafo obtenido de la INICIATIVA DE LEY DE INVESTIGACION, DESARROLLO BIOTECNOLOGICO Y BIOSEGURIDAD, PRESENTADA POR EL DIPUTADO ALEJANDRO CRUZ GUTIERREZ, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRI, EN LA SESION DEL JUEVES 25 DE ABRIL DE 2002.