II encuentro latinoamericano: Somos de maíz
"Ante esta amplia diversidad quedamos con una gran certeza: la lucha por el maíz va de la mano con la lucha por la tierra. Pero: ¿De cuál maíz somos nosotros? ¿Del maíz que crece abajo y a la izquierda y que cultivan los campesinos y campesinas? ¿O del maíz de los de arriba que producen las máquinas? ¿En dónde están los maíces que resisten? ¿Están en las montañas escondidos o en los inmensos desiertos verdes de transgénicos de las transnacionales?"
Hoy 12 de octubre, Día Nacional en Homenaje a la Resistencia Indígena, aquí en Caracas, confluyen en este encuentro los esfuerzos de resistencia cultural de nuestros pueblos en torno a un bien común que debemos preservar y defender: el maíz.
En estos días de diálogo hemos viajado a las raíces mitológicas, cosmogónicas, culturales e históricas de lo que estamos hechos. Al libro de la comunidad, al Popol Vuh, a los glifos aztecas que nos hablan de la tierra, a la Pachamama -la madre generosa- donde germina y se cultiva lo que somos. Nos reconocimos entre colores, formas, tamaños, denominaciones, usos, productos y comidas de maíces de nuestras culturas.
Agradecemos a nuestras culturas milenarias, pueblos indígenas y a los pequeños productores por haber inventado, mejorado, conservado y legado el grano de maíz como un alimento sagrado, sostén de nuestra vida e identidad.
Ante esta amplia diversidad quedamos con una gran certeza: la lucha por el maíz va de la mano con la lucha por la tierra. Pero: ¿De cuál maíz somos nosotros? ¿Del maíz que crece abajo y a la izquierda y que cultivan los campesinos y campesinas? ¿O del maíz de los de arriba que producen las máquinas? ¿En dónde están los maíces que resisten? ¿Están en las montañas escondidos o en los inmensos desiertos verdes de transgénicos de las transnacionales?
Las respuestas a estas preguntas evocan la estrategia centenaria del maíz en el conuco, en la milpa, en la chacra en donde hemos resistido junto con él y con nuestra diversidad cultural, conviviendo con las caraotas, los frijoles, la yuca, el topocho, el cambur, el plátano y muchos otros alimentos.
Denunciamos que la actual crisis alimentaria es resultado de la especulación de empresas monopólicas transnacionales y del sistema capitalista, cuya lógica es la maximización de la ganancia, depredando la naturaleza y generando hambre y miseria, contra lo que debemos luchar siempre.
Las transnacionales promueven de manera pública y formal, así como oculta, e ilegalmente el uso de transgénicos, lo cual constituye un peligro para la vida pues desaparecerán muchas especies, entre ellas el maíz.
Los intereses transnacionales en torno al maíz tienen su manifestación más perversa en los agrocombustibles. Estos no son una fuente de energía, al contrario, son la manifestación de la especulación hecha combustible, son literalmente energía acumulada como el etanol.
Frente a esta realidad nos proponemos:
- Reconocer nuestra identidad en torno al maíz.
- Reconocer la alimentación como un asunto de soberanía.
- Defender colectivamente nuestra identidad y nuestra soberanía.
- Defender los saberes ancestrales, no sólo en términos productivos sino también organizativos y espirituales.
- Profundizar que el maíz para nosotros es mucho más que una mercancía.
- Lograr que las prácticas y los conocimientos se conviertan en políticas de gobierno para garantizar su permanencia.
- Construir otras bases de producción que respeten a la naturaleza y a los campesinos.
- Distribuir directamente de los productores a la gente.
- Globalizar los conocimientos entre los pueblos y rescatar experiencias históricas.
- Desarrollar y tener acceso a tecnologías apropiadas.
- Romper el modelo de propiedad privada.
- Exigir de nuestros gobiernos la prohibición a la introducción y el cultivo de transgénicos en nuestros países.
En consecuencia asumimos como compromiso:
- Crear una gran red de rescate, producción y conservación de semillas agroecológicas, como patrimonio de la humanidad.
- Construir y fortalecer escuelas latinoamericanas de agroecología, recuperando y difundiendo experiencias alternativas de producción, y la difusión de semillas locales.
- Fortalecer el intercambio de productos entre productores y consumidores de nuestros pueblos.
- Movilizarnos cuando gobiernos aprueben leyes que vayan en contra de nuestra soberanía alimentaria.
- Movilizarnos asumiendo una actitud militante y de resistencia de nuestros pueblos a la expansión de las empresas corporativas de alimentos transnacionales.
- Compartir y articular estas experiencias de lucha entre los movimientos sociales y las organizaciones populares de América india, afrodescendiente y campesina.
- Revisar y cuestionar qué comemos y cómo lo comemos.
- Plantear la tarea de reflexionar y analizar nuestras contradicciones cotidianas personales y colectivas.
- Realizar certificaciones mutuas y múltiples esfuerzos colectivos para autoproducir y preservar las semillas.
- Planteamos la conformación de una red de trabajo y de diálogo entre organizaciones sociales y los gobiernos de modo permanente, que coordinen y lleven a la práctica intercambios de experiencias, investigaciones participativas y otras iniciativas que profundicen los lazos de solidaridad entre nuestros pueblos.
En este Segundo Encuentro Latinoamericano "Somos de Maíz" reafirmamos nuestro compromiso de trabajar unidos en estas tareas de resistencia, construyendo herramientas de supervivencia para nuestros pueblos, trabajando tan unidos como los granos de maíz que han resistido por siglos la agresión de los poderosos.
Fuimos, somos y seguiremos siendo de maíz
Somos hijos del maíz
Sin maíz no hay país
Fuente: Agencia Prensa Rural