España: una nueva política agraria común y otros cuentos
Cientos de miles de personas. En el estado español. Millones a nivel continental. Agrupadas en organizaciones ecologistas, religiosas, ONG's, ONGD's, agricultores, consumidores, campesinos, etc. La flor y nata del asociacionismo. Luchando por un justo sueño llamado "Soberanía Alimentaria". El derecho de los pueblos a definir sus políticas agrarias para garantizar el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria.
Que no sea el mercado quién decida qué, cómo, dónde, cuándo y de qué manera sembrar. Que no se sigan enriqueciendo especuladores, manipuladores genéticos, transnacionales, intermediarios, supermercados y demás buitres carroñeros. Al fin y al cabo está en juego algo esencial. La alimentación del planeta.
Acsud "Las Segovias", Amigos de la Tierra, La Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), Cáritas, Sindicato de Obreros del Campo, Veterinarios sin Fronteras, Sodepaz, Entrepueblos, Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), Ecologistas en Acción... y más.
Todas estas organizaciones se unieron formando la Plataforma Rural, que a la vez forma parte del "Movimiento Europeo por la Soberanía Alimentaria y otra PAC", que engloba a más organizaciones como ATTAC, Slow Food, la Vía Campesina y suma y sigue.
Cientos de miles de personas. En el estado español. Millones a nivel continental. Agrupadas en organizaciones ecologistas, religiosas, ONG's, ONGD's, agricultores, consumidores, campesinos, etc. La flor y nata del asociacionismo. Luchando por un justo sueño llamado "Soberanía Alimentaria". El derecho de los pueblos a definir sus políticas agrarias para garantizar el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria. Que no sea el mercado quién decida qué, cómo, dónde, cuándo y de qué manera sembrar. Que no se sigan enriqueciendo especuladores, manipuladores genéticos, transnacionales, intermediarios, supermercados y demás buitres carroñeros. Al fin y al cabo está en juego algo esencial. La alimentación del planeta.
En Europa se debate el futuro de la Política Agraria Común (PAC). En un reciente comunicado las organizaciones sociales se congratulaban por los avances de la Comisión Europea en cuanto al reparto más equitativo de los subsidios agrícolas.
Dichas subvenciones, aparte de recaer mayoritariamente en terratenientes y aristócratas, son parches para resistir la embestida a falta de políticas que protejan a los pequeños agricultores y consumidores del abuso de los intermediarios y los vaivenes irracionales del todopoderoso mercado. Al igual que sucede con la crisis climática, no se incide en las causas reales que originan el problema y se buscan medidas coyunturales para enmascararlo, perpetuarlo y hacerlo menos políticamente incorrecto a la sociedad.
Como denuncia la Plataforma Rural "La Comisión Europea continúa creyendo que los mercados de la agricultura y los alimentos son eficientes y que la 'competitividad' traerá soluciones justas", pero "La crisis europea y global han demostrado el fracaso de las políticas orientadas al 'libre' mercado y las reglas internacionales de comercio".
La sociedad civil, en voz de estas organizaciones, exige medidas estructurales que solucionen los problemas de la agricultura. Un sector del que viven y trabajan cientos de millones de personas en el mundo. Que proporciona alimentos. Porque se puede prescindir de ordenadores, libros, teléfonos, bolígrafos, coches, pantalones o cerveza. Pero nunca, nunca, nunca... se podrá prescindir de los alimentos.
Hay mucho en juego y la clase política desoye, se arrodilla ante los organismos multilaterales, protege los intereses del "Dios mercado" y se pliega a los grandes capitales.
Llegados a este extremo, sería interesante cuestionarse, no sólo en manos de quién estará la alimentación en el futuro, sino qué tipo de democracia es ésta donde las propuestas de la sociedad son sistemáticamente obviadas y traspapeladas. Democracia es verbo y no sustantivo.
Rosita, en Córdoba y quietecita estabas más bonita.
En los últimos días, el Comité de Representantes Permanentes de los Estados Miembros (COREPER), ha dado su visto bueno al acuerdo entre la Unión Europea y Marruecos, que liberalizará el comercio entre ambas regiones.
La agricultura española recibe de esta forma su enésimo golpe ante el silencio de su gobierno y la COAG tilda dicha actitud como de "irresponsable". Según dicho sindicato, el futuro de la propuesta queda ahora en manos del Parlamento Europeo que deliberará sobre el asunto el próximo año.
Este acuerdo, de avanzar, permitirá la entrada de productos agrícolas desde el país africano, que son mucho más baratos debido a que los costos de producción son menores.
La exportación y el acceso a los mercados europeos, lejos de mitos divulgados incluso por algunas ONG's, no beneficiará a los pequeños agricultores marroquíes e incluso saldrán más perjudicados en la medida que se potencie la agroexportación, en este caso dirección Unión Europea.
Hace dos años, en mi artículo "El agricultor en peligro de extinción",[1] indiqué que el Instituto de Comercio Exterior había recabado que "el 75% de la superficie agrícola marroquí corresponde a pequeñas explotaciones familiares, dedicadas prácticamente a una agricultura de subsistencia. El 25% restante lo constituyen grandes explotaciones agrícolas de regadío, modernas y con una clara vocación exportadora"[2]
Dos tipos de agricultura como se puede observar, y por lo tanto, quienes salen mayormente beneficiados con la liberalización del mercado no son los pequeños campesinos sino los propietarios de esas modernas explotaciones que siembran para exportar. No se quiere decir con ello que los pequeños agricultores, en algún caso, acaben vendiendo sus cultivos en mercados extranjeros. Pero en esa situación suele ser brutal la dependencia hacia el intermediario, que acaba estableciendo el precio y las condiciones de compra. Es así como las supuestas ventajas derivadas de la apertura de mercados acaban diluyéndose y desapareciendo ante la voracidad del intermediario. Por lo tanto, sin un precio digno y justo, las medidas neoliberales, para los pequeños, se quedan en agua de borrajas.
Este aspecto del intermediario es uno de los problemas troncales que enfrenta la agricultura. Sirva de ejemplo el "Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos", que elaboran en España la COAG, la UCE y la CEACCU. Según el índice global del año 2009, los precios que recibía un agricultor por la venta de sus alimentos multiplicaban su valor por cinco una vez ubicados en las estanterías de los comercios. El abuso es tal que en muchos casos los agricultores están abandonando las tierras porque simplemente no cubren ni los gastos.
En el caso de Marruecos, las grandes explotaciones, modernas y destinadas a la exportación están en manos de terratenientes. Incluso muchas de estas tierras están en poder de hacendados españoles que deslocalizaron la producción para sacar más rédito. El propio monarca marroquí es poseedor de grandes extensiones de terreno donde brotan -entre otros cultivos- naranjas que son compradas y distribuidas por mayoristas valencianos, compitiendo y desplazando la producción local.
También señalé en dicho trabajo como campesinos marroquíes habían sido expulsados de sus tierras para ser destinadas al negocio de la exportación. Por lo tanto, con acuerdos liberalizadores como que el que apoya el COREPER, la agricultura, el sustento y el desarrollo del pequeño agricultor -español o marroquí, marroquí o español- queda en claro peligro.
El chiringuito se lo montan, por tanto, distribuidores, minoristas que podrán acceder a productos más baratos y grandes terratenientes españoles y marroquíes incluidos aristócratas y el monarca del país, que aparte de aplastar saharauis también practica la citricultura.
Rosa Aguilar, en estos primeros días al frente del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, opta, como cabía esperar tratándose de una administración del PSOE, por una línea marcadamente continuista en favor de la agricultura industrial contraria a los intereses de agricultores y consumidores.
Fichaje galáctico de la FAO para el "Jacques-team"
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), en boca de su Director General, Jacques Diouf, anunció la semana pasada la designación de la estadounidense Ann Tutwiler, como uno de los dos Directores Generales Adjuntos de la Organización.
Tutwiler trabajó hasta inicios de año en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, donde ocupaba el cargo de Coordinadora de Seguridad Alimentaria Mundial, en las Oficinas del Secretario de Agricultura. Anteriormente se había desempeñado como asesora superior para las Oficinas de África, de la controvertida Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Para ver algunos de los disparates de esta agencia en materia de seguridad alimentaria, se puede leer mi artículo publicado años atrás "Cuando los diccionarios se quedan sin palabras".[3]
Por si no fuera suficiente con haber ostentado cargos públicos de alto nivel relacionados con la agricultura en el país que más ha defendido la liberalización del mercado agrícola (no del suyo pero sí el de los otros) y que además apuesta por tecnologías conflictivas y peligrosas como la manipulación genética; en la nota de prensa de la FAO que informa de la designación de Ann Tutwiler, voluntaria o involuntariamente, se prescindió del pasado de esta señora como presidenta del International Food and Agricultural Trade Policy Council (IPC).[4]
Como se indica en su propia web, el IPC apuesta claramente por la liberalización de los mercados agrícolas. Sus funciones concuerdan con la de un lobby al reconocer que "...convoca a políticos influyentes, ejecutivos de la agroindustria, granjeros y académicos de países desarrollados y en desarrollo para aclarar cuestiones, crear consenso y promover políticas para la toma de decisiones"[5]
Este organismo es financiado por Monsanto, Unilever, Cargill, Nestle, Syngenta y otros. Entre los miembros que lo conforman se mezclan ejecutivos de algunas de las empresas mencionadas, con personas que han tenido vínculo con la administración pública, como Franz Fischler -ex Comisario de la Unión Europea para la Agricultura- o Carlo Trojan -ex Embajador de la Comisión Europea en la Organización Mundial del Comercio.
Una de patentes
Informa el diario La Verdad que "La agrupación de interés económico Geslive, una suerte de SGAE para los derechos de la propiedad industrial e intelectual en el mundo agrícola, está exigiendo a labradores de la Vega Baja hasta 34.000 euros en concepto de patentes de sus mandarinos, plantados antes o después del año 2006, fecha en la que esta compañía registró oficialmente el plantón de cítricos 'Nadorcott'".[6]
Esta conflictiva variedad procede de Marruecos y su principal ventaja es que madura más tarde y puede penetrar en los mercados en épocas en las que escasean las otras mandarinas. En 2004 se solicitó su patente en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales. Diversos recursos de organizaciones agrarias españolas retrasaron la concesión de la patente hasta 2006, cuando fue otorgada a la empresa francesa Nadorcott Protection. En ese momento, numerosos agricultores españoles ya la habían plantado.
Este hecho no frenó a Nadorcott Protection y a Geslive, que demandaron a dos agricultores que habían sembrado dicha variedad antes de ser patentada y a los que al parecer y según la nota de prensa consultada, se les quería condenar incluso con la cárcel.[7]
Los métodos policiales usados para cazar a los agricultores se asemejan a los que emplea Monsanto para detectar a los campesinos que usan sus semillas sin las oportunas licencias. En España por ejemplo, la policía judicial y el Seprona han participado en las "batidas" para detectar matas "ilegales" de "Nadorcott". Una vez localizadas se recurre a la justicia lo cual ha producido temor y congoja entre los agricultores.
Algunas organizaciones agrarias como La Unió de Llauradors, han tachado esta nueva batería de demandas como un "abuso", no sólo por la elevada cantidad de dinero que se quiere pedir a los agricultores denunciados, sino porque una vez más han sido encausados propietarios que sembraron la variedad antes de ser patentada.
Otro de los problemas asociados a esta práctica según afirmó a los medios Cristóbal Aguado -presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores- es que Geslive está presionando a los comercios para que compren a los agricultores que siembran la "Nadorcott" y tienen contratos con esta sociedad. Para el dirigente valenciano, se "está formando un club de variedad".[8]
Si no se remedia, es probable que capítulos como este empiecen a ser cotidianos en un futuro próximo. Es sumamente peligroso que los "biopiratas" se apoderen de la vida, de la alimentación y de un sector como la agricultura del que dependen cientos de millones de personas en el planeta. Es peligroso que presionen a los comerciantes para que trabajen "su" mandarina. Es peligroso porque en un sector desolado donde apenas se cubren gastos, este tipo de engendros sólo se lo pueden permitir unos pocos y la gran mayoría quedan excluidos. Y es muy peligroso porque el día que los mayoristas o comerciantes quieran trabajar con una de estas variedades patentadas, todos los agricultores tendrán que pasar por el aro... y usted consumidor, también.
Algunas variedades de mandarinas en el País Valenciano fueron bautizadas con nombres que rememoran el lugar donde brotaron espontáneamente por primera vez. La "Clausellina" nació en una finca perteneciente a un señor llamado de apellido Clausell. La "Hernandina" a uno denominado Hernández y la "Clemenules", la variedad estrella y con un sabor insuperable, brotó en la localidad castellonense de Nules.
Los agricultores Clausell y Hernández y los agricultores del municipio de Nules, son de los de verdad. De los que viven por y para la tierra. Los "biopiratas", sus mercenarios y sus legisladores cómplices, no. Por eso unas variedades son patrimonio de la humanidad y la otra es de Nadorcott Protection, empresa que dicho sea de paso, está vinculada con la familia real Marroquí.[9] Sí, esa misma que atropella a Saharauis ante la condescendencia del gobierno español y esa misma que se abraza amigable y públicamente con otro miembro más "bonachón" de la "galaxia monarquía"... un tal Juan Carlos.
En definitiva y a modo gráfico, en una esquina está la sociedad civil representada por diversas y variopintas organizaciones y en la otra especuladores, inversores, "biopiratas", monarcas, aristócratas, manipuladores genéticos, intermediarios, transnacionales, etc. El arbitro ¿a favor de quién está?
Hacinados
"Antama" es una fundación que benévolamente se promociona así misma como una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo promocionar las nuevas tecnologías aplicadas a la agricultura, la alimentación y el medio ambiente.
En primera instancia, las buenas y filantrópicas intenciones pueden colar. Pero se desvanecen cuando se investiga un poco y se descubre que entre sus miembros aparece, por ejemplo, ASEBIO, el lobby de la industria biotecnológica. La imagen humana, finalmente, se hace añicos cuando se desvela que el actual presidente de la Fundación Antama fue director de Syngenta Seeds y un ex vicepresidente fue Director de Biotecnología de Monsanto.[10] Ambas empresas tienen claros intereses económicos en la promoción de los cultivos transgénicos y por lo tanto, la Fundación Antama, lejos de la neutralidad, funge como plataforma para promocionar los cultivos transgénicos y expandir los intereses de dicha industria.
Su base de datos, entre muchas perlas, almacena reseñas sobre actos y declaraciones de Antonio Villarroel, defensor de los cultivos transgénicos que ha participado en talleres y jornadas con miembros de Monsanto y ASEBIO entre otros. Villarroel también es director de Geslive, la sociedad que defiende la privatización de los seres vivos y que demanda a agricultores. Eso permite ver con más nitidez, hacia qué molinos dirige las aguas esta fundación o a qué tipo de noticias y señores da voz.
Pues bien, hace pocos días, Antama anunciaba en su web que la Academia Científica Pontificia del Vaticano defendía los transgénicos como una vía segura y eficaz de lucha contra el hambre.[11] Esta curiosa declaración perdió el rango de "titular de la noticia" y con ello un público garantizado, cuando la santa sede se afanó en desmentir semejante comentario alegando que esas afirmaciones no representan la postura institucional, ni del Vaticano ni de la Academia.[12]
Antama no ha rectificado en su web y el que escribe esto se ha quedado sin titular sensacionalista. Aún así no me he rendido y al examinar pormenorizadamente la noticia del espaldarazo católico, apostólico y romano a los transgénicos, he podido descubrir como el autor afirma lo siguiente: "...hay un billón de personas que están desnutridos...", o lo que es lo mismo, el equivalente a 200 veces la población actual de la tierra. Rigurosidad ante todo. www.ecoportal.net
Vicent Boix - España - 6 Diciembre, 2010. Periódico semanal Belianís (Información general y cultural) - http://www.belianis.es
Referencias:
[1] Ver aquí
[2] Ver aquí
[3] Ver aquí (Con pseudónimo, Mariano Cereijo)
[4] Ver aquí - Ver aquí
[5] Ver aquí
[6] Ver aquí
[7] Ver aquí
[8] Ver aquí
[9] Ver aquí
[10] Ver aquí
[11] Ver aquí
[12] Ver aquí
Fuente: Ecoportal