Escuelas Fumigadas vs Agronegocio
La Justicia Entrerriana prohibió FUMIGAR alrededor de las ESCUELAS y los productores agropecuarios indignados amenazan con cortes de rutas si no levantan la restricción.
En Octubre de 2018 el juez Oscar Daniel Benedetto, de la Cámara 2ª de la Sala 2 aceptó un amparo colectivo que solicitaba que no fumiguen las escuelas rurales de esa provincia, para eso estableció una franja de 1.000 metros alrededor de las escuelas rurales libre de uso de agrotóxicos más una zona de resguardo consistente en una barrera vegetal cuyo objetivo sería impedir y/o disminuir el ingreso descontrolado de agroquímicos hacia los centros educativos y un límite de 3 mil metros de distancia para las pulverizaciones aéreas.
El juez Benedetto tuvo presente el principio precautorio vigente en la Ley General del Ambiente (Ley 25.675): “En materia ambiental se impone la necesidad de adoptar un criterio de precaución (…) El peligro inminente se materializa en la amenaza de la aplicación de los agrotóxicos. Y destaco que la falta de certeza científica sobre sus consecuencias no me parece un argumento que justifique la improponibilidad de la acción, sino todo lo contrario, ya que no es posible soslayar que se trata de una situación extremadamente delicada y sensible, estando en juego la salud de miles de niños entrerrianos”.
Este fallo generó simpatía en la opinión pública, pero rápidamente el gobierno entrerriano apeló la sentencia ante el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (STJER) sorprendiendo a toda la comunidad. Recientemente el STJER ratificó el fallo a favor del amparo y refrendó la primacía del Derecho a la Vida y al Ambiente sano de los escolares y maestros sobre los intereses (derechos) comerciales de los empresarios agrícolas. En noviembre el Presidente Macri durante un ecuentro en Trenque Lauquen, se manifestó en contra de la sentenci a de protección a las Escuelas Rurales Fumigadas y el Viernes 09 del mismo mes, una asamblea de productores dependientes de agroquímicos amenazó con movilizaciones y otras medidas si no se da marcha atrás con estas medidas, exigiendo que el gobierno se imponga para que no se perjudique su productividad.
La Red de Médicos de Pueblos Fumigados, que viene estudiando este problema desde hace años y recopilando información científica sobre el tema, genera este reporte como un aporte de información a toda la comunidad sobre este conflicto tan increíble e irracional.
¿Qué son las escuelas fumigadas?
Son las que se encuentran ubicadas en parajes rurales, en caminos vecinales fuera de los pueblos o en los bordes de estos, y generalmente reciben los niños procedentes de las familias de trabajadores rurales de esas zonas, todas estas escuelas comparten la característica de estar insertas en un ambiente agrícola de producción intensa que utiliza sistemáticamente agrotóxicos. Donde terminan los patios escolares empiezan los cultivos transgénicos (soja, maíz y algodón) que son cultivos de verano, y en la preparación de la tierra (llamado técnicamente barbecho químico) se realiza la mayor parte de las aplicaciones de herbicidas que se realizan en un año y esos momentos coinciden con la actividad escolar de los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Generalmente a fines de diciembre ya se sembró toda la superficie, se aplicó el 66% del total de los plaguicidas y las aplicaciones se vuelven más esporádicas.
¿Por qué se dice que las escuelas son fumigadas?
Las aplicaciones de agrotóxicos pueden ser terrestres con máquinas llamadas mosquitos o aéreas realizadas con un avión de vuelo rasante. Por más que la aplicación no sea directamente sobre el mismo espacio físico de la escuela, la fumigación en sus inmediaciones, recordemos que generalmente un alambrado separa la escuela del campo agrícola, contamina irremediablemente el ambiente escolar por un fenómeno llamado deriva, se denomina deriva al desplazamiento de la aspersión (de un plaguicida) fuera del blanco, determinado por transporte de masas de aire o por falta de adherencia.
Esta deriva afecta a los maestros y niños por inhalar aire cargado de estas moléculas. Es indudable la presencia de los químicos en las aulas, a pesar de que están son cerradas rápidamente cuando se escucha al avión o al mosquito en las inmediaciones, toda la comunidad escolar siente el penetrante olor, picazón en los ojos y gusto desagradable en la boca; situación que demuestra que la deriva de la fumigación o pulverización alcanzó a la escuela y se quedará allí por varias horas o días.
¿Son muchas las escuelas fumigadas?
Son miles, según el sindicato docente de Entre Ríos (AGMER) en esa provincia las escuelas fumigadas son 1023 y el 80% de ellas fue rociada afectando a los alumnos. En la Provincia de Santa Fe se cuentan 800 escuelas, en Córdoba más de 500, sólo en el Partido de Coronel Suarez de Provincia de Buenos Aires el municipio local identificó 23 escuelas contaminadas con herbicidas.
¿Se podrían fumigar en horarios o días sin clases y no habría peligro?
Sin duda que ser víctima de la deriva primaria (la nube de plaguicidas que se disemina apenas es liberada por el fumigador) es muy grave y desagradable, pero fumigar con la escuela cerrada no impide que el ambiente escolar quede contaminado con esos agrotóxicos que sostendrán la exposición de alumnos y maestros cuando éstos regresen a la misma. Las escuelas deben ser lugares seguros para contener a los niños.
¿Qué problemas presentan los escolares y los maestros referidos a la fumigación de la escuela?
Los síntomas inmediatos generan que la actividad escolar se suspenda con el consiguiente detrimento en la educación. Los niños pueden presentar vómitos, cefaleas, conjuntivitis, mareos, algunos hasta refieren parálisis y debilidad muscular (probablemente más intensas cuando se aplican químicos bloqueadores de la acetilcolonesterasa). El broncoespasmo con insuficiencia respiratoria es muy frecuente, se ha podido determinar que en estas poblaciones el 50% de los niños necesita utilizar broncodilatadores inhalados mientras en las poblaciones urbanas argentinas de niños ese problema se manifiesta en el 14% de los niños. También es más común que niños o maestros con tendencia a sufrir convulsiones las manifiesten en este contexto.
Problemas subagudos o crónicos también se vinculan a exposición de maestros y niños a plaguicidas en ambiente escolar, estos son trastornos endocrinos como hipotiroidismo y diabetes; trastornos inmunológicos como lupus, artritis y púrpuras; trastornos reproductivos como abortos espontáneos y niños que nacen con malformaciones y enfermedades oncológicas como el cáncer de mama que se encuentra con elevada frecuencias en maestras rurales, como refiere un estudio del Ministerio de Salud nacional.
¿Cuáles son los agroquímicos que más contaminan las escuelas fumigadas?
Son los que se aplican en época de clases y que se usan para barbecho químico, estos son predominantemente (80%) glifosato (Round Upª de Monsanto-Bayer u otros), los demás son atrazina, 2.4D, paraquad y otros. Todas sustancias altamente tóxicas, cancerígenas para la Organización Mundial de la Salud con implicaciones demostradas en numerosos estudios en lesiones de disrupción endocrina, inmunológica y generadoras de daño pulmonar.
¿Se pudo detectar daño en los escolares o los maestros de las escuelas fumigadas?
Son muy numerosas las denuncias realizadas por los afectados de las fumigaciones en las escuelas. En enero de este año (2018) se realizó estudios de genotoxicidad en un grupo de 11 alumnos de la escuela rural que recibe a los niños de la localidad de Dique Chico en Córdoba y los 11 niños refieren un alto índice de genotoxicidad detectada por el estudio de micronúcleos que detecta células con daño genético que debe ser reparado o estas células deben ser eliminadas por el riesgo de que esas células, con su contenido genético modificado por sustancias como glifosato o 2.4D, persistan y se conviertan en células mutantes que pueden dar origen al desarrollo de un cáncer. Como si esto no fuera suficiente, la Directora de esta escuela padece un cáncer de mama y uno de sus hijos falleció de leucemia hace unos años.
Idénticos estudios de genotoxicidad fueron publicados en la revista científica de la Sociedad Argentina de Pediatría en el año 2015 (Arch Argent Pediatr 2015;113(2):126-132).
En Buenos Aires les hicieron un estudio de sangre a 20 maestras que trabajan en zonas rurales y habían tenido contacto con agrotóxicos. A 19 de ellas les aparecieron rastros de insecticidas. En el estudio que le entregó Marta Vergniaud (maestra en Santa Ana, provincia de Entre Ríos) hay registros de Clorpirifos y Diazenon, dos productos utilizados en la agricultura industrial.
¿Desde cuando existe este problema? ¿Antes las escuelas no se fumigaban?
Este problema empezó a detectarse pocos años después de la incorporación de los cultivos transgénicos de sojaa y maíz que son resistente a glifosato y ahora también a glufosinato y 2.4D. Y desde entonces las aplicaciones son más frecuentes y las dosis por hectáreas aumentan permanentemente porque la respuesta de la naturaleza genera resistencia y necesidad de aumentar la cantidad de glifosato o mezclarlo con otros agrotóxicos como paraquad o 2.4D. En 2006 se comenzó aplicando una dosis anual de 3 kilos de glifosato por hectárea y ahora estamos en 10 o 12 kilos en la misma hectárea, esta situación genera que todos los años, en los mismos meses del año, los mismos niños y maestros son expuestos a los mismos venenos químicos pero a dosis gradualmente más elevadas.
Las escuelas rurales estaban allí desde hace varias décadas, incluso cuando había más población viviendo en los campos, en esa época las fumigaciones eran mínimas. El modelo de agricultura cambió, ahora se desarrolla una agricultura tóxica, en 1990 Argentina utilizo 38 millones de kilos de agrotóxicos y en 2017 superó los 400 millones de kilos según los datos de las cámaras empresariales de agroquímicos.
¿Que protección tendrían que tener las escuelas fumigadas?
El amparo judicial aprobado en Entre Ríos determina 1000 metros de prohibición alrededor de la escuela para aplicación terrestre y 3000 para fumigación aérea. 1000 metros es la distancia que los epidemiólogos han determinado a nivel mundial como un retiro seguro, ya que las personas desde esa distancia no detectan el olor ni el sabor, si la irritación y el sonido de la fumigación. La aplicaciones aéreas deben ser prohibidas en todo el país, 3000 metros aún nos parece insuficiente, pero es un gran avance.
¿Es mucho el espacio que dejaría de utilizar los productores sojeros?
Entre los lotes de cultivos que ocupan 30 millones de hectáreas en la Argentina, una superficie enorme, se encuentran miles de escuelas que deben ser protegidas. Que alrededor de 1000 metros de ellas no se pueda fumigar significa dejar libre de agrotóxicos a un pequeño porcentaje de esa superficie. Lugares que pueden ser utilizados con otras técnicas que no contaminen las escuelas, no es cierto de que nada se podrá hacer allí, por ejemplo, se puede cultivar en forma intensiva con agroecología, como la Red de Municipios Agroecológicos de Bs.As. viene realizando en 70.000 ha sin utilizar ni un kilo de agrotóxicos y sin contaminar a sus vecinos y al ambiente.
¿Este es un reclamo reciente, sólo a este gobierno?
En el año 2009 un grupo de maestros rurales se apersono en un acto político encabezado por la la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner en la Provincia de Córdoba y entregó un documento denunciando que más de 500 escuelas cordobesas se fumigaban con los niños y maestros presentes sistemáticamente, todos los años, con dosis crecientes de agrotóxicos y en los mismos meses del año desde por lo menos el año 2000, y que esta situación afectaba seriamente la salud de niños y docentes. Ninguna respuesta recibió la agrupación de docentes autodenominada Maestros Fumigados. En 2012 se lanzó una campaña llamada escuelas Fumigadas Nunca Más, pero sólo logró difundir la violación de los derechos de los niños, en 2013 se realizó un encuentro de escuelas fumigadas en la Cámara de Diputados de la Nación, pero todo siguió igual. Este reclamo no tiene identificación partidaria, como todas las luchas por derechos humanos vulnerados.
¿Por qué los empresarios sojeros insisten en fumigar las escuelas?
Porque en Argentina 80.000 productores sojeros llevan adelante una práctica agrícola que genera enormes ganancias, una agronegocio que incluye empresas químicas multinacionales y aéreas estatales dominadas por exempleados de esas empresas que les ha garantizado IMPUNIDAD TOTAL para envenenar las tierras, los ríos, el aire, desmontar los bosques de todo el país sin ningún tipo de reparo ni límites éticos. Y cuando una orden judicial valiente, como el Amparo Colectivo de Entre Ríos determina que es prioridad social el DERECHO A LA VIDA de los niños y sus maestros, estos productores insisten en no perderse ni un centavo de sus ganancias aunque esto signifique contaminar con sus productos a las escuelas rurales sin ningún tipo de remordimientos ni preocupación.
¿Qué podemos hacer para defender a la vida y al ambiente en este contexto?
Colaborar con la difusión y sensibilización de este conflicto. Apoyar aunque sea desde la distancia a estos pequeños focos de lucha y resistencia. Multiplicar los amparos en todo el país, invitar al resto de los gremios de maestros que sigan el ejemplo de AGMER en Entre Ríos. Denunciar públicamente cualquier fumigación que ponga en peligro a una escuela.
Asesorarnos con estudios científicos realizados sin conflicto de interés y revisando legislaciones vigetes y protectoras tendremos una herramienta a favor de la vida y la salud, los fundamentos económicos por más tiempos de crisis que atravesemos, no justifican ni pueden justificar la desprotección de la vida, la salud y el ambiente que nos sustenta.
Dr Medardo Avila Vazquez, Médico Pediatra
Dra. Flavia Difilippo, Médica Pediatra
Fuente: REDUAS