El monocultivo: apoderamiento de la herencia colectiva de la biodiversidad
La sobre-explotación de la soja (que se vende como forraje) y el eucalipto (para producir pasta de celulosa) es el rol que el mercado mundial le ha asignado a nuestros países de la región. Pero el monocultivo acarrea graves trastornos ambientales y sociales. Eso se debatió en la primer jornada sobre Impactos de los Modelos de Monocultivos, que tuvo lugar el día viernes en Gualeguaychú
SÍNTESIS DE DOS INTERVENCIONES DE LAS JORNADAS DE GUALEGUAYCHÚ
El viernes, en el Concejo Deliberante, se abordó la problemática del monocultivo. Ante un nutrido público, expusieron Jorge Galeano, Martín Alazard, Anahit Aharonian, y Adolfo Boy.
Vea la declaración de las Jornadas aquí.
Aquí se resumen las exposiciones del ingeniero agrónomo Adolfo Boy, que llamó la atención sobre el apoderamiento privado de la biodiversidad, y de Jorge Galeano, que trazó un estremecedor cuadro del campesinado paraguayo.
Por ra.moc.uhcyaugelaugedaidle@oznerolm
Adolfo Boy es ingeniero agrónomo y master en Ciencias de la Horticultura. Trabajó durante 36 años en el INTA y actualmente es docente en las Universidades de Morón y Buenos Aires.
Fundador también del Grupo de Reflexión Rural (GRR), Boy fue uno de los expositores en el primer día de las Jornadas sobre Impactos del Monocultivo, el viernes en el salón del Concejo Deliberante, y que culminaron ayer. El especialista habló sobre “La Patria Sojera y la nueva sociedad argentina”. Aquí se transcribe parte de su alocución:
> Biodiversidad: ¿Qué es la biodiversidad? ¿Qué es lo diverso? Esto es lo diverso (señala al público). Más de uno de ustedes, mientras yo hablo, no estarán de acuerdo conmigo. Muchos de ustedes tienen la suerte de tener cabello. Yo ya casi no lo tengo (risas). Esa es la biodiversidad. Pero en lo que hace a la producción de alimentos, de fibras, de materias primas, decimos que la biodiversidad es una herencia de cómo mínimo 10 mil años. Donde campesinos, sociedades, tribus, etnias, colaboraron para que nosotros tengamos esa riqueza, que nos legaron sin pedir un centavo (...) No solamente entendieron que debían conservar la semilla para sus hijos y para su familia, sino que además vieron la excelencia que tenía el clima, estudiaron la luna, vieron la importancia de los cuartos crecientes. Es decir, interpretaron la naturaleza. De alguna manera, esa interacción entre la genética de la semilla y el ambiente, todo lo donaron sin pedir un centavo (...) Esta herencia es colectiva. El trigo, por ejemplo, es europeo; y la papa es americana. Pero todos los consumimos”.
> Apropiación: “Quiero sugerirles que no hablemos más de los recursos naturales. Hablemos de bienes comunes. Son bienes porque tienen un alto valor. Y son comunes porque son de todos. Y la semilla es algo de todos. Era algo de todos. En el momento actual, la idea es que esa biodiversidad ha sido apropiada. Hay un señor (Grobocopatel, zar argentino de la soja) que en un reportaje dijo que en Argentina se ha vivido uno de los procesos democráticos más importantes de la historia: no es necesario que usted sea hijo de chacarero para ser agricultor, es cuestión de tener plata y uno consigue la tierra que quiera. La tiene no importa, dice. Lo importante es el conocimiento. Acá hay que detenerse. Porque éste es el concepto del modelo”.
> Lógica del monocultivo: “El monocultivo ignora la herencia de la biodiversidad. Las prácticas asociadas a la rotación, el dejar descansar la tierra; en suma, la recuperación de la fertilidad. Es en realidad, la apropiación de esa herencia para hacer dinero. Y el secreto de esa apropiación es para homogeneizar, para uniformar, para tener acceso al mercado. Esa producción, de bajo costo, que se puede hacer a granel, que es uniforme, y que tiene muchas aplicaciones, esa producción se llama commodities. Eso es lo que hoy quiere el mercado internacional. Pero lo interesantes es que la Argentina, entre otros países, firmó en la OMC (Organización Mundial de Comercio) un convenio de propiedad intelectual. Donde se acepta que tiene patente todo este patrimonio colectivo de la biodiversidad. Hay un hecho significativo: en septiembre de 2003, un simple campesino coreano, en la reunión de Cancún, se hizo el harakiri (nombre oriental de suicidio) mostrando una pancarta donde dice: ‘la OMC mata campesinos’. ¡Qué tremenda imagen!.
> Secuelas: “Lo del campesino coreano muestra una realidad que involucra a otros trabajadores de la tierra, expulsados por el monocultivo. ¡Cuántos hombres de campo en nuestro país murieron, no ya por un harakiri, sino de pena, de tristeza, porque fueron lisa y llanamente desalojados de su campo, porque lo que no producen no tiene valor. Lo que tiene valor es la soja (...) Acaba de conocerse la existencia de nuevas villas miserias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las estadísticas indican, que 8 de cada 10 pobladores de estas villas, son expulsados rurales (...) La pregunta es: ¿alguien fue consultado para implementar el modelo sojero? ¿Acaso se plebiscitó?.
> República Unida de la Soja: “El modelo es éste (muestra fotografía de una batallón de tractores avanzando sobre un campo). El modelo gusta presentarse en las mega exposiciones, con los grandes tractores. Y todavía hay ahí ese espíritu desarrollista de dominio del mundo, como que estuviéramos en presencia de ‘la Argentina potencia’ (¿se acuerdan?). Y luego que cosechamos, ya venimos sembrando... Esta es la industria a cielo abierto sin agricultores. La soja nos ha dado este mensaje (se ilustra un mapa del cono sur cubierto por el cultivo): tenemos una sola bandera, la del porotito. Es la bandera de la República Unida de la Soja. Que la ha logrado Syngenta (multinacional suiza que produce transgénicos y agroquímicos)”.
> China es como Finlandia: “Nos dicen: la siembra directa es la solución. Ha venido a traer la solución a la erosión, a los problemas de la tierra. Pero un especialista japonés muy reconocido, nos viene diciendo desde hace tiempo, que si seguimos con este método vamos a tener un importante deterioro de la tierra y la destrucción del medio ambiente. (...) Por él nos enteramos que China paró el monocultivo de la soja por estas razones. Y ahora se la sembramos nosotros (vendemos ese forraje). ¡Qué notable: China, que dicen que es comunista, actúa como Finlandia! ¿Será comunista Finlandia? Es decir, los chinos ya saben que no deben hacer monocultivo de soja. Lo vamos a hacer nosotros”
La violenta expulsión del campesinado paraguayo
Jorge Galeano, dirigente del Movimiento Agrario y Popular (MAP), de Paraguay, habló el viernes sobre “El destino de los campesinos paraguayos”. Aquí sus principales dichos sobre las consecuencias del monocultivo de la soja:
> Sin tierras: “Por la información que tengo, el campesino paraguayo no puede compararse con el campesino de la Argentina ni del Uruguay. Nosotros tenemos, por ejemplo, una distribución distinta de la tierra. Cada familia campesina posee entre 5 y 15 hectáreas como máximo, de las cuales viven más de 10 personas”.
> Expulsados: “Actualmente, hay 2,1 millones de hectáreas de soja en Paraguay. El 95% son transgénicos. Y con un crecimiento de la superficie cultivada de 250 mil hectáreas anuales. En el campo inicialmente sufríamos la expulsión de 25 mil familias por año. Hoy hemos llegado a la expulsión de sus tierras de 90 mil familias por año, principalmente a causa del modelo sojero. Eso hace que actualmente en Paraguay haya alrededor de 350 mil campesinos sin tierra. Y por este modelo se llega hasta a matar.”.
> Represión: “Esta expulsión se produce con mucha represión, con mucha criminalidad. No es una migración. Nosotros entendemos la migración como algo voluntario. Esta es una expulsión forzada que proviene del propio Estado paraguayo. Por ejemplo, las fuerzas públicas de nuestro país resguardan la quema de viviendas campesinas”
> Destrucción y concentración: “Tratamos de establecer las consecuencias más graves de este modelo, que por lo que veo se extiende a todos los pueblos latinoamericanos. La destrucción de nuestra riqueza natural, de nuestro bosque, de nuestra agua y tierra. La destrucción total. La concentración de la tierra que conlleva este modelo es impresionante en Paraguay. En manos del 2% de la población paraguaya, se encuentra el 75% de las tierras. Es por eso que a las familias campesinas les quedan solo entre 5 y 10 hectáreas para vivir (...) Tenemos que detener la destrucción de nuestra cultura de trabajar, de producir alimentos”
> Muerte: “Este modelo lleva a la violación de los derechos humanos, por la represión. Y a la violación de los derechos del niño, por la muerte de niños campesinos fumigados. En este momento nosotros estamos enfrentando este modelo, que impide no sólo el derecho al acceso a la tierra, sino a la vivienda, a la salud y a la educación”.
> Quién es quién: “Los empresarios de la soja, financiados por las corporaciones multinacionales (Cargill, Monsanto, entre otros), le prenden fuego a los campamentos de los sin tierra o a las humildes casas de los campesinos. Esto ha generado en nuestro país un ambiente de mucha inseguridad. Y se busca solucionarla aumentando la fuerza pública militar en el campo. Sin embargo, no hay ni una política agraria desde el Estado paraguayo orientada a satisfacer las necesidades de la población campesina”.
> Tragedia: “En la comunidad de Tekojojá, el 24 de junio de 2005, fueron asesinados dos campesinos, Angel Cristaldo, de 20 años, y Leoncio Torres, de 49 años, que ha dejado 8 hijos huérfanos. Fueron asesinados luego de una violenta represión promovida por los fiscales y la fuerza pública. Asesinados a manos de civiles armados. Y además, allí prendieron fuego a 56 viviendas de campesinos”.
> ¿Progresistas?: “Los gobiernos vienen hablando de la violación de los derechos humanos en las décadas de los ‘70 y ‘80. Pero en estos momentos, los gobiernos actuales no hablan de la violación de los derechos humanos generados por este modelo”.
> El modelo cierra por todos lados: “Este modelo tiene una estructura operativa poderosa. Que proviene de las corporaciones internacionales financiadas por los organismos de crédito, como el Banco Mundial, el FMI, el BID, entre otros. En nuestro país, los tres poderes del Estado están al servicio de este modelo (...) No quisiera generalizar, pero gran parte del empresariado vinculado a los medios de comunicación está fuertemente asociado a este modelo. En la tapa de los diarios se presenta a los campesinos como los violentos, los haraganes, los que se oponen al desarrollo. Cuando en realidad son los campesinos quienes defienden la soberanía territorial, alimentaria y cultural. (...) Por eso nosotros tenemos la convicción de que es necesario este tipo de debate (como el de Gualeguaychú) para asumir la defensa de los intereses de nuestros pueblos”.
Fuente: El Día de Gualeguaychú