El acaparamiento de agua
Administradoras de fondos de pensiones, empresas privadas de inversión de capital y otros actores financieros, avanzan de manera agresiva apoderándose de tierras con acceso a agua para riego, a lo largo y ancho del planeta, señala la organización GRAIN en su reciente estudio. Su estrategia consiste en extraer lo más rápidamente posible tanta agua como pueda para el riego de cultivos con altos precios en el mercado exportador, como es el caso de la nuez y las frutas. Estas empresas se dirigen hacia lugares donde el agua ya es escasa y objeto de conflictos, como por ejemplo Chile, México, Marruecos, Perú, España y Estados Unidos, y donde este tipo de agricultura devoradora de agua tiene pocas posibilidades de extenderse más allá de dos décadas.
GRAIN, autora del estudio "El acaparamiento de agua por parte de la industria alimentaria deja a las comunidades sin una gota", es una pequeña organización internacional sin fines de lucro que trabaja para apoyar a pequeños agricultores y los movimientos sociales en sus luchas por sistemas alimentarios controlados por la comunidad y basados en la biodiversidad.
En 2023 -dice- un informe de la ONU advirtió una inminente crisis hídrica a nivel mundial. Con la escasez de agua afectando a más de un tercio de la población mundial muchas comunidades ya sufren los impactos de esta crisis, y muchas otras sufren devastadoras inundaciones como efecto del cambio climático.
Preparando el escenario para una explosión de conflictos sociales, la ONU predice que esta situación empeorará los próximos años.
En gran medida estas emergentes "guerras por el agua" están relacionadas con la agricultura, que representa cerca del 70 % del consumo mundial de agua.
Con acuíferos explotados, hasta agotados, y sequías exacerbadas por el cambio climático y la deforestación, muchas zonas agrícolas importantes del mundo se están quedando sin agua.
Así, la mayoría de los actuales conflictos por el agua, y aquellos por venir, surgen del enfrentamiento de los intereses del agronegocio, con los que la gente produce en pequeña escala, comunidades rurales e incluso comunidades urbanas.
A pesar de esto -afirma GRAIN-, algunas personas ven en esta crisis una oportunidad.
Mientras más escasa y valiosa se vuelve el agua, más lucrativa se vuelve para quienes la posean.
Y esta potencial oportunidad de negocios no ha escapado a la atención de las agencias financieras, que florecen con estas oportunidades.
Indica GRAIN: "A partir de nuestro trabajo monitoreando el acaparamiento de tierras agrícolas a nivel mundial, hemos observado un aumento en el número de casos en los cuales compañías financieras adquieren (compran) el control sobre recursos hídricos estratégicos para sus negocios agrícolas. A menudo estas compañías son las mismas que, en medio de las crisis financiera y alimentaria del 2008, comenzaron a comprar grandes extensiones de terreno agrícola."
Entre estas agencias financieras -continúa- encontramos fondos de pensiones, fondos soberanos de invesrión, administradoras de activos, compañías de seguros, fondos de dotación de universidades y bancos de desarrollo.
Algunas instancias invierten de manera indirecta a través de fondos de inversiones especializados, otras compran el acceso al agua de manera directa.
Cuando se trata de acaparamiento de tierras, el agua siempre ha sido parte importante de la ecuación.
A pesar de esto, dice, actualmente observamos más casos en los cuales el acceso al agua, mucho más que el acceso a la tierra, es la motivación principal de las agencias financieras.
En la mayoría de estos casos, éstos adquieren o alquilan parcelas que proporcionan acceso al agua abundante y a menuso ilimitado.
Así, estas compañías siembran cultivos con alta demanda de agua que obtienen altos precios en el mercado de exportaciones.
A diferencia de los acaparamientos de tierras que afectan a miles de hectáreas, acá la extensión de tierra puede ser relativamente pequeña, por lo general de sólo unos cientos de hectáreas.
Esto parece ser una de las principales motivaciones de estas compañías, ya que les permite esquivar las acusaciones de acaparamiento de tierra, a pesar de que las consecuencias del acaparamiento de agua pueden ser igual de perjudiciales para las comunidades locales.
Otra característica de estos negocios es que tienden a realizarse en lugares donde el agua es escasa o directamente está agotada, y donde este tipo de agricultura devoradora de agua tiene pocas posibilidades de durar más allá de un par de décadas.
Quienes invierten no están sembrando cultivos a largo plazo, sino algo más parecido a un pozo petrolero del cual extraen tantos recursos como sea posible hasta agotarlo.
Mientras estas agencias financieras, las que normalmente planean irse dentro de 10 a 15 años, puedan seguir obteniendo utilidades, nada de esto parece importarles.
Tampoco parecen desanimarse por los conflictos generados con quienes dependen de estas mismas fuentes de agua.
Fuente: El Siglo de Torreón