El Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) “María Cano”
Como fue compromiso por parte de los niños y niñas que asistieron al lanzamiento virtual de la revista Biodiversidad, sustento y culturas número 114, en noviembre de 2022, aquí se traen los escritos de las infancias que han estado reuniéndose en los últimos meses en el centro de formación del IALA “María Cano”. Su objetivo es juntarse para reconocerse a sí mismos en el territorio, juntarse para fortalecer su identidad, para intercambiar saberes, sabores y semillas resultado de las prácticas agroecológicas que les han enseñado sus padres que hacen parte de las estructuras de base de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro).
Este proceso de formación surge de las propuestas pedagógicas que tiene la universidad campesina en Colombia, en la idea de fortalecer el tejido organizativo en diferentes niveles. Cuando se habla de organización campesina por lo general se piensa en personas adultas. Se piensa en un montón de campesinos y campesinas hablando de políticas, de estrategias de reivindicación de sus luchas, de cosas de gente grande. Y muchas veces se trazan los procesos de formación hacia este grupo poblacional y con herramientas formativas para personas de otro tipo de entendimiento.
En la CLOC Vía Campesina siempre se han tenido en cuenta los procesos de formación dentro de ejes transversales que involucren a todos los miembros de la comunidad o del territorio. Se hace también énfasis en las relaciones que se tejen en torno al núcleo familiar. Desde la experiencia hemos aprendido que los procesos de formación campesina son más fructíferos cuando se cultivan desde la colectividad, cuando pasamos de las lógicas del relevo generacional a marcar con más fuerza las prácticas del intercambio generacional.
En Latinoamérica van muchas décadas de políticas educativas enmarcadas en la lógica de la política gubernamental orientada al auge del sistema económico que de los tiempos de la Colonia está en manos de pocos.
Es decir, las políticas educativas que se aplican en Latinoamérica están basadas en la aplicación del modelo neoliberal que mercantiliza a profesores, estudiantes y trabajadores que egresan de los principales centros educativos certificados. En las últimas décadas, específicamente para el caso colombiano, se han enquistado dentro del modelo educativo las líneas de un modelo económico globalizado que empuja a la modernización; a niñas, niños, jóvenes y personas adultas que cursan los diferentes niveles educativos se les orienta mediante métodos educativos que impulsan el agro negocio, una pedagogía fuera del contexto y las necesidades de los territorios campesinos.
Cuando se piensa en construir la universidad campesina, el IALA María Cano, es que hay la necesidad de formar a jóvenes campesinos y campesinas desde la niñez para que durante la juventud y la adultez su formación formal e informal en el proceso de formación agroecológica sean de mayor calidad, según los indicadores de un buen vivir del campesinado, desde una economía campesina con base agroecológica y en el ejercicio de la soberanía alimentaria.
El modelo pedagógico de la junta agro-juvenil campesina no es un modelo creado por algún intelectual, licenciado, docentes, especialista. Es una estrategia formativa creada desde la imaginación de la niñez y la juventud, desde la lógica de la organización entre sí, ellas y ellos. El nombre de esta propuesta lo dieron ellos y ellas, dijeron que así más identificación, y desde sus orígenes y sus formas es mejor que ellos y ellas lo sigan contando.
Los niños y niñas hicieron su tarea. La juntanza agro-juvenil es una escuela popular en construcción permanente, liderada por el IALA “María Cano”, Fensuagro y sus organizaciones de base en Viotá, es decir: Sinpeagricun (Sindicato de Pequeños Agricultores de Cundinamarca), Astracavi (Asociación de Trabajadores Campesinos de Viotá) y Ascataviv (Asociación Campesina de Trabajadores Ambientalistas y Victimas de Viotá). Busca generar estrategias pedagógicas de formación popular con y para niños, niñas y jóvenes del territorio, a partir del reconocimiento de sus sentires, talentos, habilidades y desafíos.
Hemos identificado en el hacer cotidiano junto a las organizaciones y familias campesinas la necesidad de crear escenarios que garanticen a corto, mediano y largo plazo el fortalecimiento de la identidad campesina, el arraigo territorial para la pervivencia de la juventud en el territorio.
Queremos construir territorios más justos y equitativos para todos, todas, todes, a través del fortalecimiento organizativo, la materialización de nuestras apuestas y reivindicaciones, situando a la agroecología con su multiplicidad de acciones en el epicentro de la transformación y construcción de la soberanía alimentaria, el feminismo campesino y popular y el reconocimiento de campesinos y campesinas como sujetos históricos, políticos y sociales de derechos.
Nuestros objetivos están pensados en construir escenarios de educación popular, problematizadora y liberadora entre niños, niñas y jóvenes del territorio bajo la lógica del aprender haciendo y educar produciendo. Contribuir a la consolidación de la soberanía alimentaria, el reconocimiento del campesinado como sujeto político de derechos y el afianzamiento del feminismo campesino y popular.
Nuestras líneas formativas las hacemos realidad en tres temas muy importantes. El primero es fortalecer nuestra identidad, el segundo es territorializar cada vez más nuestras practicas campesinas agroecológicas y el tercero es afianzar nuestra organización campesina.
El conocimiento lo construimos a partir de algo que llamamos espirales de diálogo, donde hablamos de recuperación gastronómica, de la producción de alimentos locales a través de su transformación, construyendo memoria, saberes y sabores. Hablamos y trabajamos en los cultivos diversos que tenemos en la región, de apicultura, piscicultura, comunicación, deporte, cultura y economía campesina.
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