De las repúblicas bananeras al PPP, por Julio Dótor

Estados Unidos, sus multinacionales, el Banco Mundial y el BID buscan asegurar en la región Mesoamericana sus intereses económicos y militares, dentro de su estrategia de controlar América Latina y el Caribe como un área de dominio neocolonial exclusivo. En este artículo se cuestionan los argumentos de los gobiernos de la región en el sentido de que el PPP y el TLC de Centro América con EE UU constituyan una estrategia para el desarrollo centroamericano

El imperialismo busca asegurar en Mesoamérica sus intereses dentro de su estrategia de controlar América Latina y el Caribe como un área de dominio neocolonial exclusivo.

Estados Unidos, sus multinacionales, el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) buscan asegurar en la región Mesoamericana (sur de México y Centroamérica) sus intereses económicos y militares, dentro de su estrategia de controlar América Latina y el Caribe como un área de dominio neocolonial exclusivo. En este artículo se cuestionan los argumentos de los gobiernos de la región en el sentido de que el Plan Puebla Panamá (PPP) y el Tratado de Libre Comercio de Centro América con Estados Unidos (CAFTA por sus siglas en Inglés) constituyan una estrategia para el desarrollo centroamericano. El Plan Puebla Panamá se ha diseñado para el control de los recursos clave de la región y el CAFTA sería el marco jurídico-económico de la dominación neocolonial.

Históricamente, los Estados Unidos han impulsado en Centroamérica el modelo de “repúblicas bananeras” balcanizadas, conformadas por débiles y pequeñas naciones cuyas clases dominantes no lograron una república unificada. Centro América ha cumplido una doble función: como economía de enclave que surtió al mercado estadounidense de materias primas baratas como banano y café, durante gran parte del siglo XX y, a la vez, brindó mano de obra barata a la burguesía centroamericana, ligada al capital imperialista, por medio de acuerdos como el Mercado Común Centroamericano creado en la década de 1960; y como región geoestratégica para el control del mercado mundial, por la presencia de istmos, posibilidades de construcción de canales interoceánicos e infraestructura para el comercio de norte y Suramérica.

Este papel de subordinación, sin embargo, nunca fue aceptado por los pueblos centroamericanos que en repetidas ocasiones se han levantado contra la dominación imperialista, siendo su máxima expresión el proceso revolucionario de las décadas de 1970 y 1980 encabezado por las fuerzas insurgentes de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, y principalmente por el triunfo sandinista de 1979. Desde que las fuerzas revolucionarias centroamericanas fueron replegadas a sangre y fuego a comienzos de 1990, el imperialismo trazó la orientación estratégica de asegurar la región y tratar de impedir que la izquierda se reagrupe y logre convertirse en un polo de oposición a sus intereses, asegurando la existencia de gobiernos neoliberales e impulsando megaproyectos. Estos buscan preservar a Centroamérica, anexada al sur de México, como una zona estadounidense de dominio exclusivo, proveedora de ricas potencialidades para los monopolios de ese país.

LA IMPORTANCIA GEOECONOMICA Y GEOESTRATEGICA DE LA REGION MESOAMERICANA

Mesoamérica, región geográfica donde se despliega el Plan Puebla Panamá (PPP), comprende Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Belice, y los estados mexicanos de Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz. Se extiende en un área de 102 millones de hectáreas, donde habitan 64 millones de personas, de los cuales un 48% vive en el campo, un 40% trabaja en agricultura y el 18% es indígena.

Es la región más cercana a los Estados Unidos, con una población de 65 millones de habitantes (28 en la parte mexicana y 36 en la centroamericana) mayoritariamente clasificada en altos grados de pobreza, con bajo nivel educativo y elevados índices de desempleo. Esto le asegura, para sus proyectos de plantas maquiladoras una gran reserva de mano de obra barata, pues donde hay mucha pobreza, poca educación y falta de trabajo, la gente debe conformarse con bajos salarios.

Desde el punto de vista militar y del comercio mundial, Centroamérica es una región geoestratégica, ya que es el puente de conexión idóneo entre los océanos Pacífico y Atlántico. El transporte de grandes volúmenes de mercancía se hace por barco, aunque el Canal de Panamá ya resulta insuficiente para el tráfico marítimo actual (se deben esperar de 5 a 8 días de turno para poder atravesarlo), además que por allí no caben los modernos buques de gran calado.

Por su variada topografía y diversidad climática (destacando el tropical cálido de abundantes lluvias), es una región que cuenta con excelentes tierras para el cultivo de plantaciones extensivas y una enorme riqueza en recursos naturales, como bosques, selvas y suficiente agua. Mesoamérica es la segunda región del mundo con mayor riqueza biogenética, después de nuestra Amazonía sudamericana. Es una región con variedad de flora y fauna, cuya información genética será la materia prima estratégica más importante del futuro y de la cual se podrán obtener medicinas, alimentos, abonos y plaguicidas orgánicos, además de una serie de insumos para la ingeniería de nuevos materiales (cerámicas con dureza de acero, plásticos conductores de electricidad, etc.) y para la microelectrónica (genes en lugar de microcircuitos).

Por todo ello, el Banco Mundial ha creado el proyecto llamado Corredor Biológico Mesoamericano, que no casualmente coincide con la región del Plan Puebla-Panamá, que a su vez es impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo; ya existen 35 megaproyectos, para los que el presidente mexicano Vicente Fox solicitó la financiación del Banco Mundial a través del BID.

Además de agroexportadora de cultivos de plantación, como el banano, la región centroamericana es rica en recursos estratégicos, como petróleo, gas natural y minerales no metálicos, mantos de agua subterránea y ríos de alto potencial hidroeléctrico, bosques maderables generadores de los llamados servicios ambientales, potencial pesquero de agua dulce y salada. Es un bastión de biodiversidad, con profusión de flora, fauna y microorganismos, con frecuencia endémicos, de interés creciente para la pujante ingeniería genética, y de importancia decisiva para el gran capital. 1797 especies de mamíferos, 4153 de aves, 1882 de reptiles, 944 de anfibios, 1132 de peces, 75861 de plantas, e incontables microorganismos, configuran un opulento corredor biológico en proceso de formalización internacional. Este, junto con el agua, se convierte en un recurso estratégico, pese a que se hayan devastado unos 20 millones de hectáreas entre 1992 y 2003 por cuenta de los tratados.

La producción industrial y de petróleo se localiza en estados como Puebla, siguiendo en menor medida Costa Rica. En general, la región es agroexportadora, pues prácticamente todos los países producen café; el azúcar en México, Guatemala, Belice, Honduras y Nicaragua; el plátano en Costa Rica y México; y la carne que comercializan Panamá, Costa Rica, Nicaragua y México. La región ofrece a las empresas transnacionales el agua, el petróleo, el gas, la biodiversidad, la mano de obra barata, las carreteras, puertos y aeropuertos que requieren para agilizar su comercio hacia el resto de América Latina y Asia.

Varias multinacionales están interesadas en controlar la región. En el sector energético, Harken y Applied Energy Services of Virginia; en puertos y transportes, Eagle Marine, Maya Kin Superferries of Texas y Prescott Follet and Associates. En ferrocarriles, Genessee and Wyoming Inc., Santa Fe Corporation, Illinois Railroad, Kansas City Southern Railway, Mi-Jack Productos of Illinois, Anacostia and Pacific Railroad, CSX Transportations Incorporated y la Union Pacific-Southern; en papel y productos forestales, International Paper y Temple Inland; en petroquímica, Exxon, Mobil, Dow Chemical y Union Carbide; en biotecnología, Cocacola y Monsanto; y, en pesca, Ocean Garden. Coca-Cola ya aseguró acceso a fuentes acuíferas en Chiapas, presionando la privatización del agua en los gobiernos municipales. Los monopolios cerveceros apuntan hacia la riqueza acuífera centroamericana, la segunda cervecera del mundo, SAP Miller, se instaló en El Salvador y Honduras, mientras Heineken ingresó a Costa Rica, Nicaragua y Panamá.

EL PLAN PUEBLA PANAMA

El Plan Puebla Panamá (PPP) comenzó a conocerse a partir del gobierno de Vicente Fox, retomando los deseos de la gran burguesía mexicana, al servicio del imperialismo estadounidense, de convertir a Mesoamérica en una pujante región subordinada al capital transnacional. Es un plan que responde a los intereses económicos y geopolíticos de Estados Unidos, de ahí la militarización del sur de México y la instalación de un contingente militar de 12 mil soldados estadounidenses en Guatemala, pues el componente represivo- militar del PPP es de tipo contrainsurgente.

Entre los beneficios que tendrá el gran capital transnacional a partir del PPP están: el acceso a recursos estratégicos (gas, agua, petróleo, biodiversidad, energía eléctrica); disminuir el tiempo y costo del transporte de mercancías hacia el extranjero; mano de obra entrenada y barata, detener la migración; facilitar la creación de sus cadenas productivas luego de haber eliminado las nacionales; facilitar la movilización de mayores volúmenes de carga a grandes distancias y a bajos costos hacia Estados Unidos, Asia y Centroamérica, por vía marítima y aérea; eliminar los subsidios dando fin a las amenazas de competencia y liberando los productos y servicios del Estado al mercado internacional.

La articulación del PPP incluye corredores biológicos y urbano-industriales, que corresponden a la integración de procesos de concentración y centralización de capital en transportes, sistemas intermodales, medios de comunicación y genética. Ha iniciado un proceso de “monopolizar la producción de granos, la industria alimentaria, el establecimiento de patrones mundiales uniformes del consumo de alimentos y enfermedades, la gestión médica de la salud y la producción forestal.

a lo que se suma la pronta privatización de yacimientos petroleros y gasiferos del sureste de México, así como de ductos, petroquímicas, creación de hidroeléctricas (que implican privatizar cuencas y selvas captadoras de agua) y plantas carboeléctricas y gasoeléctricas, e incluso yacimientos minerales energéticos (de uranio) y no energéticos. El corredor biológico tiene un costo de 5 000 millones de dólares, el gobierno de los Estados Unidos tiene una ONG, que en los altos de Chiapas realiza un estudio de los recursos medicinales para aumentar la lista de patentes de plantas en Centroamérica.

El PPP plantea infraestructura en áreas que incluyen carreteras, puertos, para estimular el crecimiento de la productividad y competitividad, integración de cadenas productivas articulando circuitos económicos en los cuales cada región aporta riquezas y ventajas comparativas, para desarrollar actividades económicas, turísticas y "proyectos de desarrollo agroindustrial". A la vez, se proponen 6 Ejes centrados en petroquímica, minería (incluye minerales no metálicos), industria maquiladora (instalar 92 maquiladoras en el Sur Sureste, turismo, Pesca y Acuicultura, agricultura y ganadería, (monocultivos como la palma africana, en donde Pulsar y otras transnacionales tienen el monopolio, ganadería intensiva, sanidad agropecuaria que incluye fumigaciones. Sobre este último aspecto, en Chiapas los indígenas han denunciado pérdidas en la producción de café, maíz y miel a partir de las fumigaciones.

A partir del plan se han potenciado en la región más de 90 industrias maquiladoras que "podrían ser imán y polo de atracción de la población indígena y pobre para liberar los territorios donde se encuentran concentrados los recursos estratégicos (agua, biodiversidad, petróleo, energía eléctrica, gas, etcétera)... Se considera que el Plan Puebla Panamá, es el resultado de una estrategia de expansión del capital que responde a la llamada globalización neoliberal de la cual forma parte el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA)."

Los objetivos del PPP benefician a las transnacionales estadounidenses, concentrándose en crear condiciones de infraestructura económica, facilitar el saqueo de los recursos estratégicos, y modificar la estructura del aparato estatal. Buscando también: "condiciones de seguridad, estabilidad y certidumbre jurídica para la inversión productiva directa nacional y extranjera en la región, mejorando la regulación" y que la "inversión externa no reciba subsidios" lo que se complementa con: "bajos costos en instalación de empresas, capacitar mano de obra especializada, simplificar tramites, construir parques industriales e incentivos fiscales", vinculados a un readecuamiento de la legislación de propiedad e inversión.

EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO ENTRE CENTROAMÉRICA Y ESTADOS UNIDOS (CAFTA)

El CAFTA (por sus siglas en inglés), opera en el ámbito jurídico comercial de los cinco gobiernos neoliberales de Centroamérica (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica). Panamá, que tiene una versión aún más opresiva, “negocia” en peores condiciones. El CAFTA avanza hacia la tercera etapa del proceso de negociación que ha incluido medidas desgravatorias, compras estatales, medidas sanitarias, patentes, propiedad intelectual y reglas de origen, establecimiento de mecanismos extra estatales para la solución de controversias laborales y ambientales. Según la versión de los Estados Unidos, el CAFTA permitirá que más del 80% de las exportaciones estadounidenses de bienes de consumo e industriales dirigidos a América Central queden libres de aranceles al entrar en vigor el Acuerdo y el 85% dentro de cinco años y "todos los aranceles restantes serán eliminados dentro de un plazo de 10 años."

Las principales exportaciones estadounidenses, en informática, equipos agrícolas y de construcción, productos de papel, productos químicos, y equipos médicos y científicos, tendrán acceso inmediato a América Central y libres de aranceles. Guatemala, Honduras y Nicaragua se unirán pronto al Acuerdo sobre Informática (ITA) de la OMC, que elimina aranceles y barreras no arancelarias para productos relacionados con informática, Costa Rica y El Salvador ya son miembros.

Más de la mitad de las exportaciones agrícolas actuales de Estados Unidos hacia América Central estarán exentas de aranceles inmediatamente, incluyendo carne de res, algodón, trigo, soya, frutas y hortalizas claves, productos alimenticios elaborados y vino. Las barreras sanitarias y fitosanitarias al comercio agrícola, obligarán a que las plantas y frigoríficos sean inspeccionen según el sistema estadounidense de inocuidad e inspección, reduciéndose el nivel de exportaciones.

Los países centroamericanos acordarían la llamada "lista negativa", bajo la cual sólo habrá restricción para los productos señalados; los compromisos de acceso al mercado hoy incluyen telecomunicaciones, servicios financieros, redes de distribución, computadores, energía, transporte, construcción, obras públicas, turismo, servicios profesionales y ambientales, todos los que se juntan al programa de desgravación arancelaria y protección para patentes, evitando que sean revocadas en Centroamérica y legitimando la apropiación por parte de las transnacionales.

El valor global de las relaciones comerciales entre los Estados Unidos y Centroamérica es de unos 20.000 millones de dólares anuales. Actualmente, la economía estadounidense absorbe alrededor del 50 por ciento de lo que exporta el istmo centroamericano. En países como El Salvador, Estados Unidos ocupa hasta el 62 por ciento de su economía, mediante la compra de su producción con “contratos a futuro” y otras formas de transacción; mientras que compran el 78% las exportaciones agrícolas mexicanas. El Salvador le vende 506.7 millones de dólares cada año, Guatemala 59 millones, Honduras 43.1 millones, y Costa Rica 19 millones de dólares respectivamente. La circulación restante corresponde a servicios, inversiones bancarias y no bancarias y, las ventas de los Estados Unidos a esa subregión.

En poco tiempo la producción agropecuaria de la región, como semillas para siembra, lácteos, aves comestibles, azúcar, cereales, algodón y otros 7 bienes primarios, quedarán desamparados ante la competencia de los monopolios de Estados Unidos, y de ser polos de desarrollo y soberanía alimentaria se integrarían a la maquinaria productiva y comercial de la agroindustria de la costa Oeste, es el mismo caso de los tejidos y confecciones textiles. Los recientes logros y propuestas de los Estados Unidos en las negociaciones de liberalización comercial en la Organización Mundial de Comercio demuestran que no abrirá su mercado, mientras que ha exigido la sujeción a sus directrices comerciales y financieras; lo que para Centroamérica conllevará una mayor vulnerabilidad económica a partir de la subordinación estatal acordada por los gobiernos de las cinco pequeñas naciones con Estados Unidos.

LA RESISTENCIA POPULAR ANTE LOS TRATADOS COMERCIALES (PPP Y CAFTA)

Los planes de sometimiento nacional y regional han provocado oposición por parte de las organizaciones y comunidades centroamericanas. En Panamá, la Coordinadora Campesina contra los Embalses se ha organizado, en defensa de la tierra y para resistir la imposición de las presas que inundarían 550 mil hectáreas y desplazarían unas 40 mil personas en la zona de ocupación, sin reconocerles derechos de posesión de la tierra. En Costa Rica, Guatemala y Nicaragua, las reformas impulsadas por el BID para privatizar las compañías de electricidad y teléfonos han sido hasta ahora frenadas con la movilización popular. En Costa Rica, los contratos de exploración de petróleo con la Harken Energy y otras multinacionales también fueron bloqueados. En el área metropolitana de San Salvador, se libra una batalla contra la construcción del Anillo Periférico, proyecto de mil millones de dólares que según los afectados representa una amenaza contra 80 mil plantas de café, además que atravesaría una frágil área volcánica y ha fomentado la especulación en el costo de la tierra. La expansión de otra sección de la carretera Panamericana hacia el este de San Salvador del PPP ha desplazado a decenas de residentes que vivían a las orillas de la carretera original.

Las organizaciones encargadas de la oposición y la búsqueda de una integración para la región y sus pueblos, incluyen, las asociaciones campesinas e indígenas vinculadas a las centrales obreras y populares, los círculos académicos y universidades, y los movimientos guerrilleros. Todos estos sectores, desde diversos escenarios, han potenciado la denuncia ante los riesgos para la subsistencia, la soberanía alimentaria, el desarrollo alternativo y la preservación de la biodiversidad. A través de movilizaciones y bloqueos, desarrollan un proceso de resistencia y reivindican la posibilidad de construir otro mundo.

Revista Viento del Sur revistavientodelsur@yahoo.com

Fuente: Indymedia Colombia

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