Cuando la elección pasa a ser un recuerdo: Pronto todos nuestros alimentos estarán contaminados por modificaciones genéticas
Extracto del artículo de Naomi Klein publicado en The Guardian
Boletín-OMG Nº 20 de Amigos de la Tierra España, 30-9-01
La (...) estrategia [de la industria agrícola norteamericana] consiste en introducir contaminación genética en proporción tal que resultará imposible satisfacer la demanda de los consumidores en alimentos no MG. La idea, muy simple, es contaminar más rápidamente que la capacidad de legislar de los países; entonces se modifica la ley para acomodarla a la contaminación.
Algunas noticias desde el frente de batalla de esta guerra invisible. En abril, Monsanto retiró el 10% de las semillas de aceite de colza MG que habían sido distribuidas en Canadá a raíz del descubrimiento de la contaminación de las semillas por una variedad modificada no aprobada para su exportación. El más famoso de los casos de contaminación es el del maíz StarLink. Esta variedad MG (apta para alimentación animal pero considerada inadecuada para humanos) se hizo camino en la casi totalidad del maíz disponible en Estados Unidos, poniendo en evidencia la incapacidad de las zonas de aislamiento que circunden los campos de cultivo para contener la dispersión del polen por el viento. Aventis, que posee la patente sobre StarLink, propuso una solución: en vez de retirar el maíz, ¿porqué no aprobarlo para consumo humano?
Citar también el ahora famoso caso de Percy Schmeiser, el agricultor de la provincia de Saskatchewan en Canadá, que fue demandado por Monsanto porque las semillas MG de la multinacional fueron supuestamente transportadas por el viento a sus campos desde los tractores que pasaban o desde los campos vecinos. Monsanto dice que en el momento en que las semillas echaron raíces, Schmeiser estaba robando su propiedad. El juzgado dio la razón a la compañía y dos meses después, ordenó al agricultor pagarle 20.000 dólares, más los gastos legales.
Arran Stephens, presidente de Nature's Path, una empresa de alimentos orgánicos en el Distrito de Columbia (EE.UU.), contó al New York Times a principios de este mes que incluso se encuentra material MG en cultivos orgánicos. "Hemos encontrado trazas en maíz que ha sido cultivado orgánicamente desde hace 15 o 20 años. No hay muros lo suficientemente altos como para mantener este material aislado". De hecho, hay tanta contaminación genética en los campos norteamericanos que un grupo de agricultores orgánicos está considerando lanzar una acción judicial contra la industria biotecnológica por perdida de ingresos. La semana pasada, los motivos para emprender tal acción recibieron un empuje significativo. Loblaws, la cadena más grande de supermercados de Canadá con el 40% del mercado, mandó una carta a todos sus proveedores de alimentos dietéticos informándoles que no se les permitiría más afirmar que sus productos son libres de transgénicos. Responsables de la compañía argumentaron que no existe ninguna forma de averiguar lo que es verdaderamente libre de transgénicos.
Ya se pueden ver las consecuencias en los pasillos de los grandes supermercados canadienses: tachaduras negras hechas a mano esconden las menciones de las etiquetas en las cajas de cereales orgánicos para desayuno. A primera vista, la decisión de Loblaws no parece tener mucho sentido de cara al mercado. Pero, a pesar de que el 70% aproximadamente de los alimentos vendidos en Canadá contienen ingredientes MG, más del 90% de los canadienses dicen a los encuestadores que quieren un etiquetado donde conste si el alimento ha sido alterado genéticamente.
En Norte América, los supermercados representan uno de los eslabones de una estrategia agrícola más amplia que tiene como objetivo presentar el etiquetado como demasiado complicado. En parte esto ocurre porque las cadenas como Loblaws no son sólo distribuidoras de alimentos sino también fabricantes de sus propias líneas de productos. La línea de Loblaws se llama "President's Choice" [La Elección del Presidente] o "Memories of ..." [Recuerdos de...]. El presidente de la compañía, Galen Weston, advirtió que "habrá un coste asociado" al etiquetado y que si Loblaws vende algunos productos con una etiqueta "libre de transgénicos", esto debilita los intentos de bloquear el etiquetado de productos MG para el resto de sus mercancías.
¿Qué significa esto para los europeos? Significa que vuestras etiquetas [las europeas] podrían pronto estar tan obsoletas como las tachadas en nuestros supermercados [los canadienses]. Si la contaminación continúa esparciéndose en Norte América y la actual presión del sector agroalimentario logra anular la prohibición brasileña de semillas MG, resultará prácticamente imposible importar soja no MG. Respaldadas por leyes de propiedad intelectual depredadoras, las empresas del sector agroalimentario están en el camino de obtener que la cadena alimentaria global esté tan "polinizada" por OMG, contaminada y mezclada, todo esto sin posibilidad de marcha atrás, que los legisladores se tengan que dar por vencidos.
Cuando, en el futuro, masticando nuestra comida dietéticas MG, miremos el momento presente, probablemente lo recordemos como el momento en él que perdimos la oportunidad de la comida verdadera. Tal vez Loblaws incluso lance un nuevo producto para embotellar este sentimiento melancólico: Recuerdos de la Elección del Consumidor.
Fuente: The Guardian - UK - 21/07/2001
(Traducción: Amigos de la Tierra)