Contagio corporativo: cómo el sector privado está capturando las Cumbres de las Naciones Unidas
Con tres cumbres cruciales de las Naciones Unidas programadas durante los próximos seis meses, 2021 será un año clave para el control corporativo de las políticas sobre la biodiversidad y el clima. Dado que la participación de la sociedad civil seguirá siendo fuertemente limitada en el futuro previsible, se están preparando una serie de políticas extremadamente perjudiciales.
La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios tendrá lugar antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre u octubre; la 15a Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD COP15) en Kunming, China, en octubre; y la 26a Conferencia de las Partes a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC COP26) en Glasgow, Escocia, en noviembre.
Si bien sería más equitativo posponer estos eventos hasta que se puedan celebrar en persona de forma segura, es probable que se lleven a cabo en un formato híbrido, donde aquellos que hayan sido vacunados pueden asistir en persona, mientras que otros serían invitados a participar virtualmente. Esto plantea serias preocupaciones en materia de equidad, dado que seguirán existiendo importantes restricciones a los viajes y a que, las tasas de vacunación son mucho más altas en el Norte Global que en el Sur Global. Además, la participación de las voces críticas de la sociedad civil en las reuniones de formato híbrido de las Naciones Unidas que ya han tenido lugar, ha sido muy limitada.
En cuanto al contenido, las Cumbres sobre Alimentación, Biodiversidad y Clima están estrechamente vinculadas. Los sistemas de producción de alimentos insostenibles son la principal causa de la destrucción de bosques y otros ecosistemas en todo el mundo, así como una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, la producción industrial de ganado y materias primas es uno de los principales culpables ya que es la principal causa de deforestación en América del Sur, que cuenta con la tasa de deforestación más alta de cualquier continente. A menos que se detenga el incremento actual de consumo de carne y productos lácteos, la ganadería industrial será responsable de más de la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.
Al mismo tiempo, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son amenazas importantes para la producción de alimentos y la soberanía alimentaria en todo el mundo. Los sistemas agroecológicos y otros sistemas alimentarios más sostenibles de los que dependen muchos pueblos indígenas, campesinos y mujeres presentan mayor riesgo, agravado por el hecho que la expansión de la agricultura industrial a menudo ocurre a expensas de las prácticas tradicionales y a pequeña escala. Por lo tanto, un cambio desde la agricultura industrial hacia sistemas alimentarios sostenibles es clave para detener el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y mantener los medios de vida de los grupos marginados.
Si bien muchos jefes de Estado han confirmado la necesidad de adoptar medidas enérgicas para promover sistemas alimentarios sostenibles y detener el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, en la práctica los gobiernos siguen incentivando fuertemente la ganadería insostenible y otras formas de producción industrial de alimentos. Anualmente, se gastan de 4 a 6 billones de dólares en subsidios agroindustriales y otros incentivos perversos que causan pérdida de biodiversidad. No se han cumplido los acuerdos multilaterales existentes para eliminar o reformar estos incentivos perversos, como la Meta 3 de Aichi del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB).
Como lo demuestra un reciente análisis realizado por grupos miembros y aliados en nueve países de la Coalición Mundial por los Bosques (GFC, por sus siglas en inglés), estos incentivos perversos perduran porque las mismas corporaciones que se benefician de ellos a menudo tienen una influencia desproporcionada sobre la formulación de políticas nacionales e internacionales. Un número creciente de asociaciones e iniciativas entre el sector público y el privado que promueven la financiación combinada, como el recientemente anunciado Programa de Movilización de la Financiación para los Bosques, hacen que las instituciones públicas dependan aún más del financiamiento corporativo. Como resultado, las empresas tienen una mayor influencia sobre las decisiones que toman estas instituciones.
Por lo tanto, es vital entender cómo la captura de los procesos de las Naciones Unidas está influyendo directamente en sus resultados conduciendo a decisiones políticas que se centran en proteger los intereses privados en lugar de acciones urgentes y eficaces para defender la soberanía alimentaria, proteger la biodiversidad y abordar la emergencia climática.
Esta publicación es posible gracias al apoyo financiero de Misereor, Swedish Society for Nature Conservation, y varios otros generosos donantes a la campaña de GFC en Producción Ganadera Insostenible. Las opiniones expresadas en esta publicación no necesariamente reflejan las de nuestros contribuyentes.
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