Con el río Cauca seco el futuro de Colombia es incierto
Los errores técnicos, políticos y económicos de quienes han tomado decisiones sobre Hidroituango han puesto los ojos del mundo sobre la dramática situación que se vive en el Bajo Cauca antioqueño, cañón del río Cauca y sobre los efectos que se extienden a toda la geografía nacional.
El Bredunco o Río Cauca pasa por más de 180 municipios de los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas, Antioquia, Sucre y Bolívar, es el segundo Río más largo de Colombia y una de las principales arterías hídricas que genera bienestar y progreso para el país.
Por décadas los afectados por represas en Colombia hemos llamado la atención de que una intervención en la parte baja de cuenca afecta todas las dinámicas aguas arriba y viceversa, ahora los efectos y defectos de Hidroituango nos muestran ese dinamismo pero con una diversidad de hechos, tal vez fugaces, que resultan imperceptibles o tergiversados intencionalmente para que no se entienda que está pasando de fondo.
Una vez más hacemos el llamado a atender estructuralmente la situación que devela Hidroituango que es el único camino para neutralizar el riesgo que sufren comunidades aguas abajo y aguas arriba del embalse, a su vez, éste permitirá atender similares situaciones que han ocurrido con otras represas en el país pero que se han ocultado con sevicia.
Hidroituango es un proyecto lleno de desafíos y contradiciones que no ha podido ocultar sus errores pero a la vez nos puede permitir entender que un modelo energético mediado por el lucro, por la prisa de generar dividendos, por el orgullo de imponer la técnica sobre la racionalidad y de callar las voz de las comunidades que conocen las dinámicas de los territorios y de la vida, no le conviene a ningún país, no le conviene a Colombia y es necesario llevar a cabo una transición energética justa en la que podamos participar quienes vivimos en los territorios y hemos sido afectados por represas, minería, petróleo, gas, fracking y demás proyectos asociados de infraestructura.
Hoy en el Bajo Cauca vuelve la sensación de incertidumbre de no saber qué hacer, para dónde correr, de no saber en realidad qué está pasando, de no tener información cierta y de vivir con desesperación, esa misma sensación que trae consigo el conflicto armado hace décadas, esa misma sensación de haber visto arrasadas las viviendas el pasado 12 de mayo cuando se vertieron 6.000 metros cúbicos por segundo, por omisiones e irregularidades de Hidroituango, esa misma sensación de hoy ver un caudal que se cercena y seca los sueños y posibilidad de alimentos derivados de la pesca.
Ahora bien, este drama se extiende a toda Colombia, todas y todos somos afectad@s y por ello tod@s estamos llamados a transformar de fondo el origen de esta problemática. Recordemos algunos incidentes que deben llamar a la reflexión y acción:
- Desde el inicio de esta contingencia EPM ha ocultado información no ha dicho lo que realmente ocurre con la represa, se anunció incluso que el Gobernador de Antioquia elevaría una demanda penal contra EPM por el uso de polígrafos con empleados.
- Se requirieron intensos debates en el congreso y concejo de Medellín, liderados por David Racero y Luz María Múnera respectivamente para que la opinión pública y los afectados pudiéramos tener mayor información. Fue así como se conoció que EPM había prometido 70 mil millones de pesos al consorcio constructor si lograban poner a funcionar Hidroituango a finales del 2018, según lo confesó Germán Alberto Orozco, gerente (e) de Relaciones Externas de EPM, en un informe remitido al congreso de la república en Audiencia Pública.
- Hoy diversas voces en Cali se han alzado en protesta que han llegado al Senado en vocería de Wilson Arias preocupados por el desabastecimiento de agua de la ciudad a partir de que se acordará vaciar el embalse Salvajina para atender la contingencia de Hidroituango.
- Los geólogos y demás técnicos que respetan la vida con convicción han llamado la atención sobre los aspectos técnicos que se han pasado por alto, y advirtieron sobre la descompresión de la montaña que hoy se evidencia con la aparición de cárcavas, huecos o con términos nada técnicos que ocultan la situación real. Estas voces sistemáticamente no han sido escuchadas.
- Las comunidades asentadas aguas abajo de la represa Salvajina en el Municipio de Suárez estuvieron en alerta viendo las riberas del Cauca inundadas dado que el cauce de las aguas había subido a niveles nunca antes vistos. Sin embargo, estas denuncias en su momento no se han hecho públicas por el intenso conflicto que agobia hoy al Departamento del Cauca y resto de Colombia.
- Con desfortuna el día de ayer, el director de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales – ANLA manifestó que el cierre de la compuerta que faltaba les tomó por sorpresa, a nosotros nos toma por sorpresa que la Autoridad Ambiental no esté siendo notificada de maniobras que ponen en riesgo a más de 130 mil personas en Colombia.
A su vez el director manifestó, que esta irregularidad se sancionaría en el curso de dos meses después de ver qué efectos traería la decisión. Aquí queda claro que los llamados de prevención que han hecho los Ministerios no son compatibles con la actuación de la ANLA y viceversa.
- Por otra parte, los pasivos sociales, culturales, políticos, económicos y ambientales generados por otros proyectos para las comunidades y el país deben estar en la esfera de la toma de decisiones sobre Hidroituango y la transformación de la política energética en Colombia, recordemos por ejemplo:
- El vertimiento de 500.000 metros cúbicos tóxicos de la represa Anchicayá por parte de Unión Fenosa, dueña en ese entonces de la EPSA, inundando con barro a más de 3000 familias por más de seis meses en el año 2001.
- Las afectaciones a la actividad pesquera y agrícola con la represa El Quimbo en el Magdalena y la destrucción del puente de La Plata, Huila, que generó severos impactos económicos para la región.
- La construcción de Hidrosogamoso cerca a la zona de mayor actividad sísmica en Colombia, las vías sustitutivas que comunican a Bucaramanga con Barrancabermeja, retrasan el desplazamiento por más de cuarenta minutos debido a la inestabilidad de los taludes de la vía. A pesar de ser evidente las fallas el INVIAS recibió esta obra, ¿quién asume los costos derivados del mayor tiempo de transporte de carga y pasajeros así como la reparación de la vía?
- El secado del río Sogamoso por varias horas fruto de una maniobra de ISAGEN que terminó por no reconocer sus impactos reales.
- La mortandad de peces sin un plan de contingencia que afectó la cuenca del río Sinú con la desviación del río en 1998. Los peces fueron sepultados con retroexcavadoras sin atender la crisis social y ambiental que esto generó.
- La construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas, centrales que han perforado las montañas para desviar las aguas y que han ocasionado la desaparición de ríos y quebradas, tal es el caso de 70 quebradas cercenadas con la construcción de hidroeléctricas en el río Amoyá en el Tolima o el secado de 25 quebradas con el trasvase del río Manso en Caldas.
Todos estos hechos compilan un historial que hace necesario evaluar el papel que han jugado las instituciones de control, identificar los vacíos en la legislación ambiental y determinar responsabilidades de funcionarios y gobernantes de turno, así como la determinación de una ruta que nos lleve a conformar una Comisión Nacional de Represas para la reparación histórica y toma de decisiones de nuevos proyectos hidroeléctricos.
El río Cauca le está hablando a Colombia para que no se permita más el curso de destrucción en nombre del desarrollo al tiempo que se empobrece al país.
Rechazamos enfáticamente quienes están usando está crisis para justificar nuevos proyectos, la experiencia y la información reportada por la UPME dan cuenta que la demanda de energía en el país, en el mayor escenario de crecimiento de la demanda, estaría cubierta hasta por lo menos el año 2030 sin Hidroituango ni Hidrosogamoso.
En medio de la crisis que nos agobia insistimos en los siguientes llamados que pueden conducir a la solución:
- A los CONGRESISTAS DE LA REPÚBLICA Y CONCEJALES DE MEDELLÍN a no desfallecer en la búsqueda de la verdad que conduzcan de fondo a encontrar rutas legislativas que atiendan de fondo la crisis del modelo energético actual en Colombia.
- A la CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA para que adelante un estudio detallado sobre los costos económicos de Hidroituango relacionados con la atención de la crisis: los costos invertidos por el gobierno nacional vía UNGRD, de la gobernación de Antioquia, de la empresa EPM, de los transportistas de carga y pasajeros que no han podido operar, de la elevación del costo de vida en los municipios afectados, de las pérdida de empleos causa de vías destruidas, de la disminución de la productividad en la zona.
- Al GOBIERNO NACIONAL para que cumpla con los acuerdos establecidos con la Cumbre Agraria, Campesina Étnica y Popular – CACEP, donde se debe dar cumplimiento a los espacios de diálogo sobre la política minero energética entre otros, que permiten atender de fondo esta situación de crisis del país.
- A las ORGANIZACIONES SOCIALES DE LA ZONA Y EL PAÍS para que se unan a nuestro llamado de movilización social por la defensa del río Cauca y vivir el duelo que genera su secado, así como los otros ríos y comunidades afectadas por este modelo minero energético.
Se conoce que la Gobernacción de Antioquia ha dado la directriz a los alcaldes de no autorizar movilizaciones sociales, el llamado que hace el Movimiento Ríos Vivos Colombia es que la Gobernación de Luis Pérez respalde el llamado que hacemos a las comunidades de todos los ríos del país y las ciudades a movilizarse, a vivir y expresar el duelo que genera ver el río Cauca seco y frente a la indignación que genera no contar con información suficiente y veraz.
Exigimos una política de afectados por represas, YA!
Exigimos el Desmantelamiento de Hidroituango, YA!
Exigimos constituir con premura la Comisión Nacional de Represas
¡Aguas para la vida, no para la muerte!
www.defensaterritorios.wordpress.com
@RiosVivosCol
Fuente: Ríos Vivos Colombia