Ciencia comunitaria frente a los criaderos industriales de peces y el comercio de corales
Articulo de Revista Biodiversidad #117
En Costa Rica el gobierno impulsa de forma ilegal la explotación comercial de cientos de especies como corales marinos, zooplancton, microalgas, macroalgas, crustáceos, peces, crustáceos, esponjas de mar, anélidos (poliquetos), moluscos y hasta tortugas. El Instituto Nacional de Pesca (Incopesca) pretende sumergir al país en la sobreexplotación marina y esto ha generado preocupaciones por la ausencia de controles mínimos por lo que sería absolutamente peligroso y traería consecuencias para ecosistemas marinos muy frágiles. La Red de Coordinación en Biodiversidad y el Bloque Verde alertaron que Incopesca insiste en legalizar la siembra comercial de corales sin ningún criterio técnico-científico, una ocurrencia que sólo trae preguntas. ¿Por qué y para quién están intentando hacerlo a contramano de la Ley de Pesca y Acuicultura?
Otra observación por parte de expertos es la inexistencia de algún sustento técnico acompañando esta lista que contempla especies exóticas como la Tortuga Verde Oreja Roja (Trachemys scripta elegans), incluida en la lista de especies altamente invasoras por la UICN. No existen en el país y es irresponsable por parte de Incopesca fomentar su crianza en Costa Rica. Además es llamativa la inclusión de especies como el Atún Aleta Amarilla (Thunnus albacares) o más de 11 especies de pargos como de interés acuícola. ¿Estas especies están incluidas porque los jerarcas saben que favorecerá sí o sí a empresas de crianza masiva de peces?
Además las autoridades insisten en impulsar la introducción de especies exóticas como la Trucha Alpina (Salvelinus alpinus), una clase de trucha ártica. Para dar otro ejemplo la introducción de la Guramy Gigante (Osphronemus goramy) Esta especie es de Sumatra-Indonesia, Borneo, Java, Tailandia e Indochina. ¿Cuál es el fin de incluirlo en la lista? Nuevamente. preocupa la introducción de especies invasoras.
En los últimos días trascendió la noticia que en una empresa dirigida por el hijo del ministro Franz Tattenbach, colocó una tubería que succiona agua del mar para el criadero de pargos. Con maquinaria pesada se excavó parte de la Zona Marítima Terrestre de la playa Bejuco en Guanacaste, hecho ocurrido el pasado 8 de marzo. Esta operación tuvo un evidente impacto que fue posible ver en videos y en denuncias de vecinos. Esto causó indignación y rechazo, así como múltiples señalamientos contra el jerarca de Minae.
Organizaciones nacionales solicitan la inhibición del ministro quien forma parte de la junta directiva de Incopesca que eventualmente aprobaría esta lista, pues es evidente que hay un posible conflicto de intereses entre los negocios particulares y las eventuales decisiones sobre la actividad acuícola.
¿Cuál es el fin de incorporar en una lista del trópico especies de otras latitudes?, ¿A quién beneficiaría este tipo de excesos? ¿Favorecerá a las empresas que hacen maricultura a gran escala como la empresa del hijo del ministro de ambiente? ¿Por qué parece una lista hecha a la medida de alguna empresa o negocio particular? ¿Como no les funcionó la lista de interés comercial ahora intentan con esta otra meter muchas especies nuevamente sin estudios y fundamentación suficiente?
Dichosamente existe otra cara de la moneda, donde personas lugareñas y mujeres científicas impulsan la arqueología de barcos esclavistas en callados en los arrecifes de coral y la protección de la biodiversidad marina del caribe sur costarricense.
Para promover la cultura arqueológica comunitaria nació, en 2016, el Centro Comunitario de Buceo Embajadores y Embajadoras Del Mar (CCBEM) con el propósito de cuidar con sus comunidades el territorio marino costero y el derecho de la juventud a oportunidades sustentables. Ha sido pionero no sólo en nuestro país si no a nivel regional e internacional. Su trabajo ha sido vital para que la UNESCO les reconozca como una experiencia pionera y les nombre como “Cuna de una arqueología comunitaria de protección del Patrimonio Subacuático”.
El Centro está conformado por una nueva generación que lucha por el mar, está constituido por personas de las comunidades costeras que creen que «todo vino del mar» y están haciendo esfuerzos por buscar las huellas de esta historia oculta. Son más de 170 niños, niñas y jóvenes que han llevado distintos cursos de buceo SCUBA que antes sólo era reservado para turistas y visitantes, y no para la comunidad local. Como dice el Centro: “nuestro buceo no es solo deporte, sino herramienta de conservación y oportunidades: es un buceo con propósito”.
La juventud buceadora y personas de las comunidades se ha capacitado en el currículum internacional de arqueología comunitaria Nautical Archaeology Society (NAS), así como en talleres de reconocimiento y monitoreo de corales del Caribe Sur.
Esta experiencia se ha construido en un área del saber y el quehacer de la historia oculta sin que Costa Rica o sus universidades tuvieran esa disciplina, ni leyes especiales para regular su accionar.
Por eso, el Centro ha impulsado legislación para proteger el patrimonio subacuático y también han trabajado con el Museo Nacional en la reglamentación de todo este nuevo campo de la arqueología, siempre desde la perspectiva comunitaria.
El buceo se ha convertido en una herramienta para el monitoreo, la conservación y la restauración de los arrecifes coralinos. Este grupo recordó en el pasado día mundial de los arrecifes coralinos (1-6-23) que “estos producen el 80% del oxígeno del mundo pues se produce a través de la simbiosis que crean con distintas algas marina: sin arrecifes, miles de millones de especies marinas estarían en peligro, millones de personas perderían su fuente de alimento más importante y muchas economías sufrirían un gran golpe”.
Este Centro lucha para que los corales del Caribe Sur ganen la batalla para sobrevivir ante las adversidades de la sedimentación, las aguas residuales y a los agrotóxicos de las bananeras que sin ningún control siguen envenenando las aguas de río y mar, entre otros factores de contaminación que afectan su crecimiento.
Trabajando en una ciencia comunitaria en el monitoreo y restauración de corales y arrecifes coralinos, el Centro ha logrado producir el primer cuadro científico documentado en el país, sobre la regeneración de los corales en la zona.
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