Carta abierta de Soledad Barruti a Alberto Cormillot: "declaraciones desafortunadas sobre cuestiones que hacen a la salud de todos"

Idioma Español
País Argentina

"Espero que este brevísimo resumen de las 450 páginas que tiene mi libro (en las que hay errores, otros, que si hubiera leído estoy segura hubiera detectado, pero que no tienen nada que ver con estos que usted señala) sirva para aclarar esta serie de declaraciones desafortunadas que tuvo, que no lo dejan bien posicionado profesionalmente en ningún sentido."

Dr. Cormillot: Escribo esta nota en relación a los 12 minutos que dedicó en el programa de radio Mitre de ayer a desmentir cosas que yo no digo, negar otras que están repletas de pruebas y papers, y a abordar de un modo tan liviano como confuso cuestiones que hacen a la salud de todos.  A continuación y punto por punto detallo los siguientes temas según como Ud. los fue abordando. Cuando utilizo entrecomillado es porque estoy volcando textuales sus palabras. 

1.  “Jamie Oliver dijo que Mc Donalds lavaba las carnes con dióxido de Amonio, cosa que después Mc Donalds demostró que no”. Eso no es cierto. Mc Donalds cambió su proveedor luego de perder el juicio que había iniciado contra Oliver, ya que el cocinero demostró que el proveedor de Mc Donalds levaba partes de la vaca no aptas para el consumo humano. 

2. “Cuál es la evidencia de que ese maltrato (maltrato animal) tenga algún efecto sobre la salud”. En ningún momento yo digo ni sostengo eso. Si bien en Malcomidos no dejo de atender que la cría intensiva de animales conlleva un maltrato desmedido y cruel, nunca hice foco en el efecto que eso pudiera tener sobre la salud de las personas que consumen esa carne. La evidencia en el daño que esos sistemas de producción generaran en nuestra salud se centra en cuestiones científicamente estudiadas (en materia de salud por ingesta y por cuestiones medioambientales) no por mí sino por científicos independientes y de distintas organizaciones en todo el mundo. El eje está puesto en la brutal contaminación por un lado y en la mayor cantidad de grasas saturadas y menor cantidad de ácidos grasos buenos que provoca la cría intensiva, también en la proliferación de integrones que se han encontrado en los espacios de producción animal.

Es imposible negar que un animal estabulado comiendo todo el día un alimento que para su organismo resulta antinatural (granos, antibióticos, aceites) no tiene la misma composición química que un animal que camina, recibe la luz del sol y come alimento orgánico como pasto. Al igual que una persona comiendo durante meses sin parar bizcochos parado junto a una pared no daría en análisis los mismos resultados que una persona que se mueve libremente, descansa lo necesario y come lo que su metabolismo precisa. Los animales criados intensivamente tienen más grasas saturadas, menos proteínas, menos minerales, no tienen omega 3 ni otros ácidos grasos esenciales beneficiosos para la salud. Con los subproductos sucede lo mismo: los métodos de producción intensiva han producido una devaluación notoria en la calidad de alimentos como los huevos y la leche. En este sentido el instituto de Nutrición de Harvard, en los últimos días ha dejado de aconsejar la ingesta intensa de leche como solía hacer y recomienda reemplazarla por agua.

Volviendo a los sistemas intensivos de crianza y un concepto que me parece necesario dejar claro: para que esos animales sobrevivan a situaciones tan poco naturales –y de paso para continuar promoviendo su engorde- de les suministra en forma crónica antibióticos. No hay nadie en la industria que lo niegue. NADIE. Vaya a sus congresos, revise sus publicaciones, hable con ellos: todos lo asumen, no lo ven como algo malo. 

Problemas con esa aplicación crónica –considerando primero que la aplicación de esos antibióticos se hace de un modo adecuado, interrumpiendo la ingesta para lograr un tiempo de carencia prudencial (cosa que no siempre ocurre)-, el problema al que hay que atender es otro. Las bacterias, respondiendo a la pura lógica evolutiva, evolucionan y se fortifican para ganarle al antibiótico. Se trata ni más ni menos que el peligro más grande al que se enfrenta la ciencia actualmente: la proliferación de superbacterias para las que no hay cura. ¿Escuchó hablar de la E-Coli O157:H7?: fue descubierta en 1982 producto de un brote de SUH letal en un local de comidas rápidas. Actualmente tampoco nadie negaría porque la ciencia lo probó hace rato: la mutación de la bacteria surgió de feedlots: el cambio de dieta de las vacas y el uso de antibióticos acidificó su medio, llevando a la bacteria a la mutación). Hay otros casos, tantos que diferentes organismos como OMS y FAO le están reclamando a la industria desde hace años que cese en el uso que hace de antibióticos (imprescindible para sostener estos modos de producción) ya que estamos yendo hacia un mundo en el que esas drogas dejen de ser útiles en medicina.

Entonces es falso cuando Ud. Dice que no hay evidencia de que los pollos –y todos los otros animales de cría intensiva- consuman antibióticos. Alcanza con leer el etiquetado de los alimentos balanceados o con acercarse a cualquier persona de la industria. Absolutamente todos reconocen que utilizan antibióticos en forma crónica para la cría de animales. No así de hormonas en el caso de los pollos, cosa que aclaro una y otra vez. Lamentablemente en la cría de cerdos sí se ha habilitado en nuestro país el uso del beta androgénico Ractopamina. 

3. Con respecto a la soja transgénica: Los problemas que atiendo en el libro sobre ese producto no tienen que ver sólo con la salud, sino también con cuestiones de índole social, medioambiental, económica. Lo invito a leer el libro capítulo dos del libro en el que recopilo una serie de trabajos de producción local científicos de todas las áreas. Es imposible resumir acá la tragedia que significa la soja transgénica en nuestro país. Y lamentable que, como profesional de la salud, no haya seguido de cerca los tremendos efectos que tuvo –dejando de lado su transgénesis- la ingesta de esta variedad de soja forrajera en niños cuando fue incorporada a planes sociales a fines de los 90.

También me quiero detener en esto que usted dice: “La prueba le corresponde al que está acusando”. Eso es grave ideológica, ética y moralmente cuando quienes están acusando son sectores vulnerables o científicos independientes sin recursos para afrontar los gastos de esas investigaciones. Esto es a modo de opinión personal: si una compañía multinacional va a incorporar a la cadena alimentaria un producto absolutamente nuevo para nuestro organismo y el medioambiente, debería atender todas y cada una de las dudas que salen de ciudadanos y de científicos preocupados. No es lo que se hace y no fue por supuesto  lo que se hizo en este país cuando se habilitó, aprobando archivos secretos e incorporando documentos no traducidos, la soja RR en 1996.

4. No voy a defender el trabajo de Oliver quien Ud. dice “mezcla bananas con peras” cuando habla de la relación entre aditivos y obesidad. Pero si me gustaría acercarle una recomendación (si no quiere leer mi libro en donde si bien toco el tema no hago foco sólo en eso): Fat, Sugar and Salt, del periodista –ganador del Pulitzer- Michael Moss-, se consigue por Amazon. Los aditivos inciden en la obesidad en el momento en que instan a seguir comiendo. Es algo absolutamente estudiado por la industria. Tan es así que –frente a la pandemia de obesidad y sus consecuencias- actualmente Ceos de grandes compañías como Kraft y Coca Cola están saliendo a hacer arrepentimientos públicos en los que confiesan cómo la industria busca esa adicción manipulando ingredientes químicos de los que nada sabemos. Es grasa, es azúcar, es sal y es harina refinada. Pero también es Jarabe de Maíz de Alta Fructosa, es cafeína, son texturas estudiadamente adictivas. No se diluye el problema explicando eso, se complejiza y se ubica en su justa medida: una mucho mayor a la del poder individual frente a una etiqueta. 

5. Con respecto a la comida orgánica y el uso de agroquímicos. Ud. Dice: “no se ha demostrado que en nuestro país existan violaciones a las regulaciones”. Eso es más que falso. El uso de agroquímicos en nuestro país no está regulado. No hay una ley nacional que diga de qué modo se deben realizar aplicaciones. Por otro lado, tampoco hay controles sobre los cultivos ni capacitación a los productores, muchos de ellos, si no la mayoría, viviendo en condiciones de extrema pobreza. Esto lo digo y los sostengo a modo de denuncia personal en el libro, pero también amparándome en auditorías del la Auditoría General de la Nación sobre Senasa y de al menos cinco estudios recientes –estudios publicados como usted reclama-, tres de los cuales devinieron además en acciones (Córdoba y Mar del Plata). Cada vez que un científico toma pruebas en un mercado encuentra residuos peligrosos por encima de lo permitido. Eso genera por supuesto una intoxicación crónica en la sociedad, que se empeora cuando los que consumen los productos son los niños. En mi libro no sólo cito estudios –alguno de los cuales también adjunto a continuación-, también entrevisto médicos y pediatras que atienden esos casos. A propósito de eso, el año pasado la Sociedad Americana de Pediatría sacó un informe aconsejando a los padres tener especial cuidado en los vegetales que les dan a sus hijos. Sin dudas los orgánicos resultan en este sentido los indicados. 

6. Tampoco voy a ahondar en cómo llevó a la confusión inquietudes válidas como la de la periodista Luciana Geuna cuando ella contó que pasó por la experiencia de cocinar productos salidos de una huerta y se encontró con que tenían más sabor, a lo que usted respondió con el tiempo de cocción (¿?). Si no fuera que en este momento estoy realmente indignada con sus palabras lo invitaría a hacer una prueba sencilla: le cocino dos salsas en 20 minutos, una con tomates naturales y otra con tomates de supermercado y después me cuenta. 

Espero que este brevísimo resumen de las 450 páginas que tiene mi libro (en las que hay errores, otros, que si hubiera leído estoy segura hubiera detectado, pero que no tienen nada que ver con estos que usted señala) sirva para aclarar esta serie de declaraciones desafortunadas que tuvo, que no lo dejan bien posicionado profesionalmente en ningún sentido. 

Sin más agrego una serie de papers y otros documentos a los que imagino tendrá fácil acceso. Si le interesa tengo más, en este momento me parece más importante hacerle llegar al menos algunos en espera de que se disponga a leerlos y corregir los errados conceptos que hizo públicos. 

Sobre los efectos de proliferación de super bacterias por el uso de antibióticos en la cría industrial:

Aarestrup FM, Seyfarth AM, Emborg H-D, Pedersen K, Hendriksen RS, Bager F. Effect of abolishment of the use of antimicrobial agents for growth promotion on occurrence of antimicrobial resistance in fecal enterococci from food animals in Denmark. Antimicrob Agents Chemother. 2001; 45:2054–2059. 

Casewell M, Friis C, Marco E, McMullin P, Phillips I. The European ban on growth-promoting antibiotics and emerging consequences for human and animal health. J Antimicrob Chemother. 2003;52:159–161. 

Chapin A, Rule A, Gibson K, Buckley T, Schwab K. Airborne multidrug-resistant bacteria isolated from a concentrated swine feeding operation. Environ Health Perspect. 2005;113:137–142.

Chee-Sanford JC, Aminov RI, Krapac IJ, Garrigues-Jeanjean N, Mackie RI. Occurrence and diversity of tetracycline resistance genes in lagoons and groundwater underlying two swine production facilities. Appl Environ Microbiol. 2001;67(4):1494–1502

DANMAP 2004. Use of Antimicrobial Agents and Occurrence of Antimicrobial Resistance in Bacteria from Food Animals, Foods and Humans in Denmark (Emborg H-D , Heuer OE, Larsen PB, eds). Søborg, Denmark:Danish Integrated Antimicrobial Resistance Monitoring and Research Programme. Available:  aquí

Hamscher B, Pawelzick HT, Sczesny S, Nau H, Hartung J. Antibiotics in dust originating from a pig-fattening farm: a new source of health hazard for farmers? Environ Health Perspect.2003;111:1590–1594. 

IOM (Institute of Medicine)1998. Antimicrobial Resistance: Issues and Options. Forum on Emerging Infections (Harrison PF, Lederberg J, eds). Washington, DC:National Academy Press.

Levy SB. The challenge of antibiotic resistance. Sci Am. 1998;278(3):46–53. 

Levy SB, Fitzgerald GB, Macone AB. Spread of antibiotic-resistant plasmids from chicken to chicken and from chicken to man. Nature. 1976b;260:40–42. 

Mølbak K, Baggesen DL, Aarestrup FM, Ebbesen JM, Engberg J, Frydendahl K, et al. An outbreak of multidrug-resistant, quinolone-resistant Salmonella enterica serotype typhimurium DT104.N Engl J Med. 1999;341:1420–1425. 

Myers KP, Olsen CW, Setterquist SF, Capuano AW, Donham KJ, Thacker EL, et al. Are swine workers in the United States at increased risk of infection with zoonotic influenza virus? Clin Infect Dis. 2006; 42(1):14–20

NAS (National Academy of Sciences) 2003. Microbial Threats to Health: Emergence, Detection and Response (Smolinski MS, Hamburg MA, Lederberg J, eds). Committee on Emerging Microbial Threats to Health in the 21st Century, Board on Global Health. Washington, DC:Institute of Medicine of the National Academies, National Academies Press.

Swedish Veterinary Antimicrobial Resistance Monitoring 2003. National Veterinary Institute Home Page. Uppsala, Sweden:The National Veterinary Institute. Available: aquí

Union of Concerned Scientists 2001. Hogging It! Estimates of Antimicrobial Abuse in Livestock (Mellon M, Benbrook C, Benbrook KL, eds). Cambridge, MA: UCS Publications. Available: aquí

Wegener HC. Antibiotics in animal feed and their role in resistance development. Curr Opin Microbiol. 2003;6(5):439–445.

WHO2003. Impacts of Antimicrobial Growth Promoter Termination in Denmark:World Health Organization International Review Panel’s Evaluation of the Termination of the Use of Antimicrobial Growth Promoters in Denmark, 6–8 November 2002, Foulum, Denmark. WHO/CDS/CPE/ZFK/ 2003.1. Copenhagen:World Health Organization.

Katherine M. Shea, MD, MPH. Antibiotic Resistance: What Is the Impact of Agricultural Uses of Antibiotics on Children’s Health? Official Journal of the American Academy of Pediatrics. Available:  aquí 

Estos documentos también pueden ser de utilidad a fin de profundizar el debate y no dejarlo morir en la superficie de supuestos mitos y verdades.

Glyphosate-Based Herbicides Produce Teratogenic Effects on

Vertebrates by Impairing Retinoic Acid Signaling, Alejandra Paganelli, Victoria Gnazzo, Helena Acosta, Silvia L. López y Andrés E. Carrasco (American Chemical Society, 2010). 

Plaguicidas organoclorados en leche cruda comercializada en Jujuy, Argentina, A E Ruiz, N Wierna y G Bovi Mitre (Revista de Toxicología, Asociación española de Toxicología, Pamplona, 2008). 

Cancer and non-cancer health effects from food contaminant exposures for children and adults in California: a risk assessment, Rainbow Vogt, Deborah Bennett, Diana Cassady, Joshua Frost, Beate Ritz y Irva Hertz-Picciotto (Enviromental Health Journal, 2012). 

Plaguicidas organoclorados en leche materna, Susana Der Parsehian (Revista del hospital Maternoinfantil Ramón Sardá, Buenos Aires, 2008). 

The Perils of Ignoring History: Big Tobacco Played Dirty and Millions Died. How Similar Is Big Food?, Kelly D. Brownell y Kenneth E. Warner (Yale University; University of Michigan, 2009) 

Informe de la Auditoría General de la Nación sobre las acciones de control de Agroquímicos desarrollados en SENASA de 2007 a 2011, ver aquí (pdf) 

Informe especial sobre agrotóxicos y discapacidad, Defensoría del Pueblo de la Nación 2012. 

Argentina: Laboratorios registrados por el SENASA. Las auditorías y controles de preinscripción a los laboratorios que evalúan los agrotóxicos son secretos, Red Nacional de Acción Ecologista Argentina, RENACE (RENACE Informa, Buenos Aires, 2011). 

Pesticide Exponsure in Children, Council on Environmental Health (Pediatric, Journal of the American Academy of Pediatrics, 2012) 

Food Politics de Marion Nestlé, California University Pr. 2003. 

The GMO Emperor has no clothes. A Global Citizens Report on the State of GMOs, False Promises, Failed Technologies, Vandana Shiva, Debbie Barker, Caroline Lockhart y otros. (Navdanya India, Navdanya International, el International Commission on the Future of Food con la participación del Center for Food Safety, 2011). 

GMO Myths and Truth, Michael Antoniou, Claire Robinson y John Fagan (Earth Open Source, Londres, 2012). 

A long-term tox¬i¬col¬ogy study on pigs fed a com¬bined genet¬i¬cally mod¬i-fied soy and GM corn maize diet, Judy Carman, Howard Vlieger, Larry Ver Steeg, Veryln Sneller y otros (Journal of Organic Systems, Nueva Zelanda, 2013).

Soja transgénica y crisis del modelo alimentario argentino, Miguel Teubal (Realidad Económica, Buenos Aires, 2006). 

Consideraciones sobre la soja en la alimentación (Consejo Nacional de Coordinación de políticas sociales, Presidencia de la Nación, 2003). 

La soja y su incorporación en la alimentación, Daniel Roisinblit (documento presentado en las Jornadas de Discusión Técnica: soja y alimentación, organizado por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (Buenos Aires, 2002). Elaborado sobre la base del Departamento de Nutrición del Ministerio de Salud (Buenos Aires, 2002). 

Soja y sistema nervioso, Jorge Kaczewer (Grupo de Reflexión Rural, Buenos Aires, 2007). 

Levels of glyphosate in surface waters, sediments and soils

associated with direct sowing soybean cultivation in north pampasic region of Argentina, Pablo J. Peruzzo, Atilio A. Porta y Alicia E. Ronco (Science Direct, 2008). 

Pueblos Fumigados: informe sobre la problemática del uso de plaguicidas en las principales provincias sojeras de la Argentina, Grupo de Reflexión Rural, coordinación María Inés Aiuto (Buenos Aires, 2009). 

Pesticide Exponsure in Children, Council on Environmental Health (Pediatric, Journal of the American Academy of Pediatrics, 2012) 

Por ultimo le recomiendo fervientemente leer el libro de una nutricionista argentina maravillosa, actualmente a cargo de la Cátedra de Soberanía Alimentaria, recién inaugurada en la Facultad de Medicina de la UBA, que vuelve el problema de los alimentos lo que tiene que ser: un problema social, que nos involucra a todos profundamente. 

Seguridad y Soberanía Alimentaria, Myiriam K. de Gorban y otros (Colección Cuadernos, Buenos Aires, 2011). 

Sin más, lo saludo atentamente con la débil esperanza de que su crítica haya sido producto de la falta de información y no de tener intereses de otra índole sobre una industria que defendió recurriendo a una idea de la problemática que perdió vigencia hace más de veinte años. 

Soledad Barruti, pediodista, autora de Malcomidos. 

Temas: Sistema alimentario mundial

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