Capitalismo verde. Una mirada a la estrategia del BID en cambio climático
"El despliegue de los ajustes del capital se enmarca en la tendencia de dominar con sus leyes todo lo que pueda: eso implica ver la naturaleza, la diversidad o el conocimiento ancestral como nuevas formas susceptibles de ser explotadas, creadoras de ganancia y determinadas por el mercado."
¡Girasoles!, ¡osos, iguanas, animales exóticos!, ¡árboles, hojas o gotas de agua..!, son hoy imágenes recurrentes en propagandas de grandes empresas y de organizaciones que buscan mostrar ante la opinión un gran interés por las problemáticas ambientales y el futuro que le depara a la humanidad, a la vez que ocultan la realidad de una sociedad altamente consumista e inequitativa y los impactos socioambientales de la producción del capital.
Más allá del efecto que buscan, conviene mirar a qué responde ese andamiaje comunicativo. El capital necesita hacer un ajuste ecológico o verde, pues ha tenido que reconocer los enormes impactos ambientales generados por su modo de acumulación y por la ideología del progreso que impulsa (Gudynas, 2010). Y lo hace porque los impactos también lesionan sus posibilidades de acumulación.
El ajuste consiste en integrar la naturaleza y los seres como bienes escasos en el campo de los valores de uso, capitalizando (1) así las condiciones de producción para permitir la sostenibilidad del capital (O’Connor, 1994). Es decir, ya no se utilizan solamente como simples fuerzas productivas.
El término con el que se entiende aquí de manera amplia esta variación o ajuste verde del capitalismo será capitalismo verde y hace referencia a una etapa del capital en la que se considera el mercado como el principal medio para responder a la crisis ambiental global. ¿De qué manera? Integrando consideraciones ambientales en la economía y los procesos de producción y creando nuevos mercados, denominados verdes y limpios, ello para permitir la reproducción del capital y una salida a la crisis económica y energética, sin alterar las relaciones sociales y de producción del sistema capitalista.
El capitalismo verde se puede asimilar con lo que Escobar (1996) describe como la forma postmoderna del capital ecológico, refiriéndose con esta noción a la conquista semiótica de la naturaleza y la vida que posibilita el uso sostenible y racional del medio ambiente; o con el capitalismo benévolo de Gudynas (2010), que a través de “ajustes” ecológicos busca integrar la naturaleza en el mercado, mientras mantiene un modelo extractivista con profundos impactos sociales y ambientales. Gudynas advierte que ese capitalismo no niega sus impactos, ese no es su propósito; lo que pretende es sí “administrarlos”, compensarlos o amortiguarlos con programas sociales que permitirán legitimar el modelo y apaciguar la protesta social.
En este texto se verá entonces el capitalismo verde desde los diferentes “ajustes verdes” que pone en marcha el capital para resolver las siguientes necesidades de su proceso de expansión: limpiar la imagen de las tradicionales formas de explotación del capitalismo cuestionadas por sus impactos sociales y ambientales; concebir nuevos fundamentos para el modelo de crecimiento económico y así mantener vigente el paradigma del desarrollo, el cual se encuentra en crisis ante la incapacidad de responder a problemas ambientales generados por el mismo y a una mayor crisis civilizatoria que lo desborda; garantizar una mayor cantidad de recursos naturales y servicios ambientales para la reproducción del capital; y apaciguar la creciente protesta social y resistencia ligadas a las luchas por el agua, la soberanía alimentaria, la diversidad y la defensa del territorio.
El despliegue de los ajustes del capital se enmarca en la tendencia de dominar con sus leyes todo lo que pueda: eso implica ver la naturaleza, la diversidad o el conocimiento ancestral como nuevas formas susceptibles de ser explotadas, creadoras de ganancia y determinadas por el mercado. Un claro ejemplo de ello es el Pacto Verde Mundial promovido por el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) en 2008, producto de una iniciativa para, promover un plan global para una “revolución industrial verde” que incentive las inversiones en una nueva generación de activos, como los ecosistemas, las energías renovables, los productos y los servicios derivados de la diversidad biológica, las tecnologías para el manejo de productos químicos y residuos, así como de mitigación del cambio climático y las “ciudades verdes” (edificios, construcciones y sistemas de transporte inocuos para el ambiente) (Cepal, 2010: 59).
En esta dinámica han surgido distintas categorías como: “crecimiento verde”, “ambientalismo de mercado”, “marketing verde”, “industrias verdes”, “economía verde”, entre otras, que hacen referencia a aspectos específicos del capitalismo verde, pero su expresión global y hegemónica se encuentra representada en los acuerdos promovidos en la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones sobre Cambio Climático) (2) y en las medidas adoptadas por corporaciones, organismos multilaterales e instituciones financieras en relación a estos.
Es por ello que resulta importante identificar ¿cuáles son los caminos que toma el capitalismo verde para hacerse real y adquirir forma?, pasando de un discurso que maquilla la privatización del agua o la biodiversidad a una transición hacia nuevas tecnologías, formas de extractivismo cobijadas por perspectivas de desarrollo “limpias” y nuevos mercados con complejas formas de regulación que definen una “gestión” o “manejo” ambiental a partir de mecanismos financieros.
Para responder esta pregunta, se caracterizará la estrategia que viene implementando el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en materia de cambio climático, dado que su enfoque, estrategia y operaciones permiten identificar tanto la expresión global de dicho ajuste, como también el papel que desempeñan los gobiernos nacionales, el sector privado, la banca y sectores de la sociedad civil de América Latina en el proceso de capitalización de la naturaleza y de puesta en marcha del ajustes verde en diferentes ámbitos (político, económico, técnico, financiero, institucional, etc.).
De acuerdo a esto se verá cómo la economía del cambio climático y el desarrollo bajo en carbono representan la expresión global del ajuste verde de los marcos políticos y económicos que permiten responder a las necesidades del capitalismo en su expansión y que son a su vez el marco de la estrategia aplicada por el BID en cambio climático. Estrategia que requiere contar con marcos de regulación internacionales que faciliten la canalización de recursos financieros hacia los países de la región latinoamericana, razón por la que se define un alto interés en la adopción de un acuerdo vinculante en la CMNUCC que de mayor fuerza al desarrollo de reformas políticas, legales, comerciales y financieras y de capacidades técnicas e institucionales que den mayor dinamismo a los mercados del cambio climático en la región.
Por último, se tratarán operaciones del BID que hacen concreta su estrategia en cambio climático, la cual tiene paralelos con los programas de ajuste estructural de finales de los 70 (Garzón, 2010), caracterizados por, el fortalecimiento del sector privado; el diseño de una arquitectura institucional a nivel de país que permita la aplicación de las prioridades identificadas desde el sector bancario; la elaboración y reforma de marcos normativos; los diálogos tripartitos (gobiernos, empresas, sociedad civil) en los cuales los bancos se han autodesignado como facilitadores para la negociación entre actores; la sustitución de regulaciones y principios para la protección de los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales contenidas en tratados y convenios internacionales por débiles políticas institucionales; y la aplicación de “recetas” regionales sin atención a las particularidades de cada país (Garzón, 2010: 41).
De tal manera que en estas operaciones se delinea la manera en que se establece una relación entre diferentes actores y sus roles en el desarrollo de los diferentes ajustes verdes para definir y legitimar el mercado como principal forma de responder al cambio climático y alcanzar los objetivos del capitalismo verde en la ampliación de la matriz energética, un lavado verde del modelo extractivista y la implementación de una geopolítica del cambio climático que abra paso al capital transnacional para su entrada directa en aquellos territorios aun diversos y/o con un alto suministro de agua en la región latinoamericana.
El documento consta de 4 secciones: Economía del cambio climático en América Latina, donde se abordan los fundamentos de las políticas de cambio climático; Desarrollo y cambio climático, en la cual se busca evidenciar la nueva dimensión que el desarrollo adquiere en su preocupación por el cambio climático; Estrategia del BID en cambio climático, donde se caracteriza la construcción del BID al respecto y los componentes de la estrategia; y Operaciones del BID en cambio climático: que muestra las reformas políticas en cambio climático, el fortalecimiento de la banca comercial y de desarrollo en el financiamiento climático, lavado verde del extractivismo y ampliación la matriz energética, y las organizaciones de la sociedad civil como agentes de mercado en la geopolítica del cambio climático.
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Fuente: Observatorio Petrolero Sur