COP26: al mando, los financiadores de los peores contaminadores
Este informe trata de desentrañar lo que es el cero neto y explica como las grandes corporaciones se han apropiado de la toma de decisiones a nivel global gubernamental.
El ecoblanqueo de una cumbre climática clave
No caben dudas de que la humanidad debe navegar hacia el objetivo de 1,5 grados para evitar un cambio climático catastrófico. Esto incluye introducir reformas en los mercados financieros para desalentar las inversiones en combustibles fósiles, y en ese sentido la COP26 ha sido, después de París 2015, la cumbre con más oportunidades de avanzar en esa dirección.
Este informe se escribió antes de la cumbre y se publicó para encender las alarmas el mismo día en que se dieron las deliberaciones en la cumbre sobre mercados financieros y cambio climático. En los meses previos al encuentro de Glasgow, las corporaciones financieras habían comenzado a formar coaliciones organizadas por Mark Carney, el consejero especial de finanzas tanto del Secretario General de la ONU como del co-anfitrión del encuentro, el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson. Era evidente que se corría el riesgo de que las corporaciones capturaran toda la agenda: claramente, no se les pidió a los gobiernos que desempeñaran ningún papel en la regulación de los mercados financieros, sino que esa tarea en apariencia se dejaría en manos de coaliciones de corporaciones financieras.
El riesgo implícito en ese plan era obvio: los compromisos asumidos estaban llenos de vacíos. Por ejemplo, a pesar de que la Agencia Internacional de la Energía ha advertido que cualquier nueva inversión en nuevos suministros de combustibles fósiles nos llevará por encima de 1,5 grados centígrados en el calentamiento global (AIE, “Net Zero by 2050 – a roadmap for the global energy sector”), no hay señales de un compromiso de no participación en el financiamiento de nuevos suministros de combustibles fósiles en el plan que se implementó en la COP26. Además, dado que los designados para vigilar la implementación son en realidad corporaciones financieras, este abordaje del problema vaticina un desastre.
La COP26 se desarrolló como temíamos: fue una combinación de cabildeo y captura por parte del sector financiero corporativo —el enfoque tradicional, ahora combinado con una profundización de la estrategia de multisectorialismo—, y aseguró un resultado que deja a las corporaciones financieras a cargo de la agenda. En pocas palabras, la jornada en la que se iba a cambiar el rumbo de las finanzas privadas, el 4 de noviembre, quedó a cargo de Mark Carney y de sus aliados en el sector financiero. La captura corporativa fue tan completa, que ni siquiera se les pidió a los gobiernos que hicieran comentarios: fue un trato cerrado sin oposición en niveles superiores. A partir de ahora, el principal organismo en la coordinación del esfuerzo global de financiación privada es la llamada Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones Netas, dirigida por algunos de los inversores más importantes en combustibles fósiles. Las alarmas, entonces, todavía están sonando, y el informe a continuación sigue siendo válido. Debería verse como una contribución que genere impulso para que en un futuro cercano se aborde el tema crucial de quitarles el poder a las corporaciones financieras, y para promover la adopción de mecanismos creíbles que impidan inversiones que puedan resultar en un calentamiento global superior a 1,5 grados.
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Fuente: TNI