Borroneo de algunas ideas en contexto de pandemia

Idioma Español
País Argentina

La pandemia de Coronavirus que se ha desatado sobre la humanidad toda obliga a cada uno y cada una a repensar su lugar en la sociedad. Zizek plantea la situación paradojal que se nos plantea frente a la aparente contradicción entre encerrarse y aislarse del otro para cuidarnos y cuidar a los demás. Agamben plantea que esta crisis es aprovechada por los gobiernos para extender el estado de excepción y avanzar sobre las libertades individuales. El hombre es un ser social, la naturaleza del hombre es la cultura y, por lo tanto, la teoría liberal, en términos de Marx, es una “robinsonada”.

Por Patricio Brodsky

Vemos que las medidas tomadas por los gobiernos se pueden dividir en dos tipos: 1) Protección de la Economía (pensando el mercado y las relaciones económicas como fetichizadas, esto es, independientes de la relación entre los sujetos) y 2) Protección de la Vida.

Se produce una contradicción insalvable entre mercado y vida. Las medidas del primer tipo, “protección del mercado” son las que toman gobiernos en cuyo fundamento prima la lógica fetichista del capitalismo (no importa la vida humana, importa la valorización del capital), este mismo fundamento está detrás de la lógica genocida de tomar decisiones de estado en materia económica que condenan a la muerte a millones de personas (el tan cacareado “retiro del mercado” de los estados y las lógicas liberales del “saneamiento fiscal”).

En realidad, esto suele ser una consigna cacareada en relación a la protección estatal de los sectores más vulnerables de la sociedad, no hallamos declaración alguna invocando estos principios cuando los estados salen al rescate de la banca en momentos de crisis y, por otro lado, las medidas del segundo tipo las de “Protección de la Vida” que, necesariamente, obligan a replantear el rol del estado y que hacen entrar en crisis, al menos, la forma de distribución de la riqueza en nuestras sociedades.

No es casual que los gobiernos que toman medidas del primer tipo esté la plana mayor de los neoliberales, Trump. Johnson, Bolsonaro, y tampoco es casual que los guíe una lógica insolidaria de darwinismo social en la que se maneja a la población como si fuese una cuestión de estadística y nada más.

La desesperación de los capitalistas y la crisis en ciernes es la comprobación empírica del hecho, negado por los mismos burgueses, que la fuerza de trabajo es la fuente del plusvalor. La cuarentena masiva rompe el proceso de valorización de capital, y entonces se rompe la reproducción ampliada del capital.

Naomi Klein en su libro La Doctrina del Shock plantea que el capitalismo neoliberal aprovecha las situaciones de catástrofe en las cuales la sociedad está en crisis para imponer su agenda. Ya André Gunder Frank en sus cartas a Milton Friedman definía a la doctrina neoliberal como genocidio económico. Otra de las cuestiones a remarcar, junto al hecho que el capitalismo no puede continuar reproduciéndose si no hay plusvalía es el hecho que, en la etapa actual de capitalismo neoliberal, a pesar de su tan cacareado “fin del estado”, no sólo el estado ha profundizado su rol de intervención para garantizar la perduración de las relaciones de explotación, sino que ha garantizado la libre circulación de todas las mercancías (globalización) excepto de una: la fuerza de trabajo. Con el advenimiento del coronavirus y la necesaria cuarentena que trajo aparejada, esta tendencia se ha exacerbado, hoy los sujetos estamos encerrados mientas las mercancías esenciales para la vida circulan.

La responsabilidad por la aparición y diseminación de pandemias se debe, en primer lugar, a la propia acción de las sociedades contemporáneas, particularmente del capitalismo contemporáneo. Si bien, a lo largo de la historia hubo siempre pandemias, lo cierto es que en el siglo XX se han acelerado, y luego de la caída del socialismo, se ha incrementado la tendencia (ver Gráfico 1).

Las condiciones que influyen en esta aceleración de la aparición de las pandemias pueden ser varias:

1) El desarrollo del calentamiento global debido a la actividad de las sociedades modernas y de la depredación medioambiental. Esto podría estar funcionando en diferentes sentidos:

a) El incremento de la temperatura ambiente podría generar mutaciones y resistencias en virus preexistentes

b) La depredación de los hábitats naturales estaría empujando a los animales salvajes a convivir cada vez más con los humanos y con otras especies con el riesgo que las enfermedades muten y salten entre especies.

2) El crecimiento del hacinamiento y la concentración poblacional en grandes ciudades, allí dónde hay mayor concentración poblacional hay mayor riesgo de contagio (parece una verdad de perogrullo, pero es necesario remarcarlo) – Mientras en 1960 sólo el 33,6% de la población mundial vivía en concentraciones urbanas, hoy la proporción alcanza al 55,3%. (Fuente: Banco Mundial  https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.URB.TOTL.IN.ZS)

3) El incremento y aceleración del intercambio de población, mientras en 2004 hubo 1.994 millones de pasajeros volando por todo el mundo, en 2019 los pasajeros de vuelos fueron 4.540 millones. Ese crecimiento hace que, como vimos con la pandemia que nos aqueja, el crecimiento exponencial de la posiblidad que en pocas horas un virus se traslade desde una punta del mundo hasta la otra.

4) El incremento de la desigualdad económica y el deterioro de las condiciones de vida de grandes grupos poblacionales que trae aparejado el empobrecimiento masivo y decisiones políticas que podemos definir como genocidas (la disminución de partidas asignadas a la salud, ayuda alimentaria, etc.) y que a la larga crean condiciones favorables para la proliferación de pandemias (poblaciones hacinadas, mal alimentadas, etc.)

La aparición del coronavirus tensiona al máximo las relaciones sociales, de un lado aquellos cuya conducta egoísta, egocéntrica, es la representación cabal del capitalismo más
descarnado y, cuyo efecto (genocida) es la expansión del virus, se puede apreciar en dos grandes grupos poblacionales:

1) las clases más acomodadas que son quienes mediante su capacidad de trasladarse de una región a otra han sido portadores del virus y que, por su egocentrismo se han negado a cumplir con las indicaciones emanadas de las autoridades sanitarias esparciendo, irresponsablemente, la enfermedad que portaban

2) la población que no posee ingresos fijos quienes impulsados por una necesidad apremiante, sobrevivir, y debido a la coerción económica propia del capitalismo, deben romper la cuarentena arriesgando sus vidas para sobrevivir.

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Temas: Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos, Salud

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