Ayuda alimentaria y transgénicos: una amenaza a la soberanía alimentaria, por Elizabeth Bravo, Acción Ecológica

La gran hambruna en la región de Bengala en 1943, donde se estima que murieron unos dos millones de personas, fue causada porque los amos coloniales pensaron que era conveniente exportar alimentos de esa región, antes que alimentar a los pobres y hambrientos. Eran épocas de la Segunda Guerra Mundial

INTRODUCCION

La historia reporta casos parecidos. De acuerdo a Davis (2002) a finales del siglo XIX se forjó el concepto de Tercer Mundo, cuando tres olas de sequías e inundaciones en distintas partes del mundo, produjeron una baja en la producción de alimentos. Esto condujo a la muerte de alrededor de entre 30 y 50 millones de personas en China, India, algunos países del África e inclusive el Brasil.

Sin embargo, las razones no están relacionas sólo con el clima, sino con las imposiciones políticas emanadas por las autoridades coloniales de esa época. Por ejemplo, los campesinas habían pasado de una agricultura orientada a autoabastecimiento, a una basada en cultivos de exportación. Su producción se había insertado en el comercio mundial. Los países europeos habían convertido a estos países en sus periferias dentro del escenario económico mundial.

Un historiador de la época, Romesh Dutt señaló que la cantidad de gente que murió solo en la India era igual al total de la población de Irlanda. Contrastó esto con la hambruna irlandesa donde murieron un millón de personas entre 1846 y 1849, la misma que ha sido muy estudiada y denunciada por tratarse de una hambruna europea.

En 1876, aunque las pérdidas en las cosechas fueron catastróficas en algunas regiones de la India, no lo fue en otras. En esa época los británicos habían construido un excelente sistema de comunicación y ferrocarriles. Pero estos fueron usados, no para transportar alimentos a las regiones que sufrían hambrunas, sino que los conducían hacia los puertos desde donde salían los granos a Inglaterra. Los alimentos fueron exportados. Por este motivo murieron entre 6 y 12 millones de personas. Una situación similar se dio en la China y en las colonias francesas en el África.

Y es que el hambre ha sido utilizado como instrumento de intervención política, por eso es que hoy la demanda de las organizaciones campesinas y otros movimientos sociales del mundo han centrado su lucha en la defensa de la soberanía alimentaria.

SOBERANIA ALIMENTARIA O AYUDA ALIMENTARIA

La soberanía alimentaria es el derecho de cada pueblo de controlar y decidir soberanamente sobre su alimentación, controlando toda la cadena productiva, para obtener la autosuficiencia alimentaria.

Se basa en el control de todo el proceso productivo por lo que el acceso a la tierra y al agua son componentes básicos; así como el control sobre las semillas y sobre las tecnologías utilizadas.

Su prioridad debe ser la satisfacción de las necesidades locales, regionales y nacionales, empezando por la unidad familiar, luego de la localidad y por último del país.

Se alcanza a través de un sistema productivo con campesinos, indígenas, comunidades pesqueras y otras comunidades locales, capaces de mantener sus prácticas tradicionales.

La Soberanía alimentaria se ve cada vez más amenazada por toda la arquitectura institucional que imponen en nuestros países el neoliberalismo.

La OMG y hoy el ALCA, nos obliga a desproteger nuestra producción local, el FMI y el Banco Mundial nos impone programas de ajuste estructural. La FAO y otras agencias están también al servicio del libre mercado.

Aquí vemos a analizar el papel que juega la ayuda alimentaría en esta estructura.

La ayuda alimentaria es una de los mecanismos preferidas por la política de Estados Unidos de canalizar su ayuda para el desarrollo.

La ayuda alimentaria se ha usado siempre para alcanzar los objetivos de la política exterior de Estados Unidos, pues el país que recibe la ayuda, es condicionado por el país donante para seguir determinada línea política.

Esto se ve reflejado en los países que han recibido ayuda alimentaria de manera prioritaria en los últimos 40 años. En la década de los setenta durante la guerra de Indochina, el 70% de la ayuda iba a Vietnam, Camboya y Laos; en los ochenta estuvo dirigida a El Salvador -durante la guerra civil- y a Egipto -que era su entrada al Medio Oriente-. Desde entonces se ha privilegiado la ayuda a los países que implementan reformas estructurales hacia el libre mercado. En los noventa la ayuda ha ido a Europa del Este, para apoyar la transición hacia una economía de mercado (Salgado, 2002).

En el año 2003, los países que más alimentos reciben de Estados Unidos son Irak y Afganistán

La ayuda alimentaria en estos años, ha obligado a los países a aceptar reformas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con los impactos que ya se están viviendo en distintas partes del mundo.

En el año 2000, el Ecuador recibió ayuda alimentaria de Estados Unidos, a pesar de no ser un año donde se enfrentó crisis climáticas, como aconteció en 1998. Cuando la Ministra de Estado vino a entregar esta ayuda , firmó también el convenio mediante el cual se establecería una base militar estadounidense en las costas ecuatorianas.

Junto con los alimentos donados, Estados Unidos impone a los países que acceden a la ayuda: restricciones a la importación de productos agrícolas similares para evita la competencia con terceros mercados).

Además con frecuencia, la carga de alimentos tiene que ser transportada por empresas de Estados Unidos, aunque las tarifas sean superiores en el mercado internacional. Esto significa mejores negocios para su marina mercante (Salgado, 2002).

PROGRAMAS DE AYUDA ALIMENTARIA DESDE ESTADOS UNIDOS

El programa PL 480 es el programa de ayuda alimentaria más grande en ese país, ha constituido una importante herramienta para la expansión de los mercados, y ha ayudado a colocar excedentes agrícolas que no hubieran podido ser colocados de otra manera. En 1999 el programa manejó un fondo de US$ 1,2 billones de dólares, con lo que se apoyó el envío de aproximadamente 4 millones de toneladas métricas de productos agrícolas.

El 70% de los productos agrícolas norteamericanos se venden a los países en desarrollo, mediante financiamiento concesional de largo plazo, provisto por la Commodity Credit Corporation (CCC) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Dichos productos son vendidos en el mercado local del país receptor del crédito (monetarización de los alimentos).

Esto no constituye una donación.

La Commodity Credit Corporation es una institución financiera perteneciente al Gobierno de los Estados Unidos, creada en 1933 para apoyar y proteger los ingresos de los agricultores y los precios de los productos agrícolas y subsidiar los productos agrícolas de exportación de ese país. Tiene la autorización de comprar, vender, prestar, hacer pagos y otras llevar a cabo otras actividades con el propósito de increment ar la producción, estabilizar los precios y asegurando la oferta adecuada y facilitando la comercialización eficiente de productos agrícolas.

Los proyectos aprobados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos son llevados a cabo a través del Programa Mundial de Alimentos y una organización privada voluntaria (generalmente de origen norteamericano) que constituyen burocracias internacionales costosas, a las que se destina un alto porcentaje de la ayuda.

A pesar de que unos 60 países financian las operaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), el grueso de la ayuda proviene de Estados Unidos, por lo que ese país tiene mucha influencia en las políticas de este programa, y puede ser funcional a las políticas agrícolas de ese país. Catherine Bertini directora ejecutiva del mismo hasta abril del 2002, es una ex-funcionaria del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y provienen de la zona maicera de ese país (Walsh, 2000).

En 1998, el PMA recibió US$ 1,7 mil millones de dólares. Estados Unidos es el mayor contribuyente del programa. Por ejemplo en 1998, este país entregó al PMA 875 millones de dólares, seguido muy por debajo por la Unión Europea que entregó casi US$185 dólares. En 1999, 1,6 millones de toneladas métricas de productos agrícolas estadounidenses fueron entregados al Programa Mundial de Alimentos.

Los costos administrativos del PMA pueden ser muy alto, pero no se cuenta con información específica sobre los mismos, porque, al ser parte del sistema de las Naciones Unidos no está sujeta de ningún tipo de Auditoría, o sistema de rendición de cuentas (Palacios, S., Correa J. P. 2001)

IMPACTOS DE LA AYUDA ALIMENTARIA

EN LA PRODUCCION LOCAL

La ayuda alimentaria constituye una forma de subsidio adicional a los productos agrícolas estadounidenses, porque el Estado compra aquellos productos que no se ha podido colocar en el mercado internacional.

Los países receptores, por otro lado, se hacen dependientes a dicha ayuda con efectos fatales para la economía nacional.

Este fue el caso del trigo en la región andina.

En los años sesenta, Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador, comenzaron a recibir grandes cantidades de trigo proveniente de Estados Unidos a través del programa Alianza para el Progreso , creado por J.F. Kennedy en 1961.

Como resultado de ello, los países se hicieron dependientes de la ayuda alimentaria de trigo estadounidense. Los consumidores locales, preferían comprar el trigo donado, pues el producto que entra como ayuda se vende a un precio tan bajo - por estar subsidiado que no puede competir con la producción local. Los productores locales quebraron.

El Ecuador, de ser autosuficientes a principio de 1960, hoy importa el 97% del trigo (Salgado, 2002). Recibíamos trigo donado de Estados Unidos altamente subsidiados y los precios en el mercado eran tan bajos, que los productores ecuatorianos no podían cubrir ni siquiera los costos de producción si querían competir con el trigo estadounidense. En el Ecuador, al contrario, se subsidiaba la importación de trigo, porque se argumentaba que la era de mejor calidad.

En resumen, la ayuda alimentaria sirve a Estados Unidos para:
- colocar excedentes agrícolas
- limitar la competencia en el mercado internacional
- generar ingresos a sus empresas
- influir políticamente en los países receptores
- promover su política exterior

Con los siguientes impactos en el país receptor:
- desplazar a los productores locales acatar políticas de Estados Unidos
- perder capacidad productiva local
- pérdida de empleo, lo que conduce a la pobreza
- dependencia a los alimentos importados, y cambios en los patrones alimentarios.

EN LA BALANZA COMERCIAL

Se argumenta con frecuencia que la ayuda alimentaria beneficia a la balanza comercial de los países receptores, tanto a corto como a largo plazo, ya que el país deja de importar (Prudencio y Velasco, 1987). Sin embargo, los alimentos donados están orientando la estructura productiva nacional hacia una nueva estructura de consumo, basada en materia prima importada; lo que genera una menor inversión del aparato productivo agropecuario nacional y un mayor flujo de divisas en las crecientes importaciones (Prudencio y Velasco, 1987).

Se adoptan además patrones alimenticias diferentes. Los alimentos donados en su mayoría son productos procesados, y la capacidad de procesamiento de la industria nacional en muchos de los países receptores, está basada en insumos importados; por lo tanto el consumo nacional está siendo orientado hacia productos con alto contenido de materia prima importada. Cada vez se importa más, lo que supone una mayor salida de dinero po r lo que existemenos recursos para invertir en el proceso productivo agropecuario nacional (Ramos, 2002).

LA AYUDA ALIMENTARIA EN SITUACIONES DE DESASTRE

Debido al impacto del Calentamiento Global, los desastres naturales como sequías, inundaciones, etc. son cada vez más frecuentes, y la dimensión de los daños que ocasiona son mayores. La tendencia es que estos desastres serán cada vez más comunes. Las catástrofes son causadas por fenómenos naturales cuya intensidad e impacto dependen de la vulnerabilidad ambiental y social. Generalmente el blanco de los desastres es la familia pobre que vive en condiciones vulnerables.

Cuando estos desastres ocurren, el país empieza a recibir ayuda alimentaria del extranjero. Aunque esta ayuda es siempre bienvenida, la experiencia de las organizaciones que trabajan en el tema demuestra que las respuestas locales siempre son más rápidas y eficaces.

Cuando aconteció la erupción del Volcán del Nevado de Ruiz en Colombia en 1986, varios expertos en el tema analizaron el papel de la ayuda externa en condiciones de emergencia. Ellos encontraron que la reacción normal entre los damnificados es la presencia de un instinto de conservación que les permite encontrar soluciones a sus propios problemas. A menudo una gran afluencia de ayuda puede inhibir los mecanismos de recuperación, y la iniciativa local se hunde ante el avance de relaciones de dependencia (Davis,1986)

Ellos encontraron también que los que ofrecen ayuda dan por sentado que ellos tienen pleno conocimiento de las necesidades requeridas, y por ello se apresuran a hacer proyectos en su nombre, desdeñando la capacidad que tienen los afectados de trabajar con sus propios recursos o los recursos locales (Davis,1986).

En el Armero (pueblo afectado en la erupción del Nevado del Ruiz), los donativos externos permanecieron embodegados por algunos meses hasta poder distribuirlos, porque las carreteras estaban bloqueadas. Los que estaban más próximos a la catástrofe se sentían relevados de aportar su ayuda, ante los múltiples anuncios que se daban por los medios masivos sobre los formidables cargamentos que habían llegado, pero que sin embargo se encontraban lejos de su destino, pues no podían llegar (Restrepo, 1986).

Generalmente los gobiernos o entidades que dan la ayuda, actúan de manera inconsulta, creen que la ayuda debe llegar de manera inmediata y situarse en el lugar de la desgracia, basándose en el criterio de un funcionario de la entidad. En el caso de Armero llegaron pesadas ropas de invierno, alimentos exóticos o alimentos que se producen en el país, y que se hubieran conseguido más barato en el mercado local. El autor sostiene que entre más dinero se destina para apoyar una situación de desgracia, mayor es el desconocimiento de las necesidades de los damnificados, y calcula que el 90% de las donaciones son improcedentes, y crean más problemas que los que resuelve. La forma cómo se han manejado desastres en México, China y Las Filipinas, así lo demuestran (Restrepo, 1986).

En el Ecuador, cuando se presentó una situación de emergencia en la región amazónica, las agencias de ayuda distribuyeron leche a niños indígenas que eran tenían intolerancia a la lactosa. Ellos sufrieron daños estomacales, lo que agudizó su problema de desnutrición (Jijón, comunicación personal)

A este respecto, el Consejo Ecuménico Corn Unum concluye que aunque la ayuda alimentaria tiene el noble fin de permitir que una población determinada pueda sobrevivir en una situación de crisis; por definición debe ser temporal. Reconoce que ésta puede desalentar a los productores locales, crear dependencia, modificar las costumbres alimenticias, favorecer a los intermediarios y puede dar ocasión a la corrupción.

Una vez que las condiciones de crisis terminan, con frecuencia la ayuda alimentaria, en lugar de disminuir, aumenta, haciéndose sistemática, creando en el país receptor, dependencia a los alimentos importados (Ramos, 2002).

AYUDA ALIMENTARIA Y ALIMENTOS TRANSGENICOS

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos está exportando miles de toneladas de maíz y soya transgénicos al Tercer Mundo, a través de los programas de ayuda alimentaria.

Mediante estos programas se elimina el riesgo que tienen los agricultores de Estados Unidos, de no vender productos transgénicos, por el rechazo de los consumidores. Este riesgo se ha generado por las políticas agrícolas de Estados Unidos al expandir de manera masiva los cultivos transgénicos, y lo traspasa a un grupo de consumidores que por necesidad son "ayudados".

La ayuda alimentaria se está convirtiendo en el mayor mercado de exportación no regulado que está abierto para los agricultores de los Estados Unidos, pues para los países pobres, que enfrentan constantemente crisis económicas, o que son víctimas de desastres ambientales, será muy difícil rechazar estas ayudas. En los países industrializados, al contrario, el rechazo a estos alimentos es creciente (Ruff, 2001).

De acuerdo a investigaciones realizadas por la organización Food First (2001) el Gobierno de Estados Unidos ha enviado al Tercer Mundo 2 millones anuales de transgénicos, y el Programa Mundial de Alimentos medio millón. De acuerdo a Walsh (2000), a través de estos programas se han dado contratos muy lucrativos a algunas comercializadoras de granos como Archer Daniels Midland y Cargill, las que ganaron un tercio de los contratos (por un total de 140 millones de dólares en 1999).

El Programa Mundial de Alimentos ha declarado que se mantiene neutro en este tema, pero que estimula a los países receptores a tomar sus decisiones basados en la ciencia. Sin embargo, en la crisis alimentaria de Zambia y en otros casos que se presentarán más adelante, el PMA ha presionado a los países a recibir ayuda alimentaria con transgénicos.

La presencia de transgénicos en la ayuda alimentaria ha sido reportada en distintas partes del mundo. Los primeros casos documentados provienen de la India. En el primer trimestre del 2000, un ciclón afectó la Costa Este del Estado de Orissa en la India. Como respuesta a este ciclón, llegó un paquete de ayuda de los Estados Unidos que consistía de una mezcla de maíz y soya que resultó ser modificada genéticamente (Good Food Campaign, 2000).

Posteriormente, se han generado una serie de denuncias sobre la presencia de alimentos transgénicos en diversas partes de América Latina, África y Asia.

El caso más escandaloso fue el de Zambia, pues la presión que ejerció Estados Unidos fue tan fuerte, que amenazó con enjuiciar a este país en la Corte Internacional por genocidio.

Sobre el tema de la ayuda alimentaria con transgénicos, Estados Unidos mantiene que ellos distribuyen los mismos alimentos que son consumidos por la gente en su país. Pero esto no es verdad, pues la soya y el maíz genéticamente modificados, son usados principalmente para alimentación animal.

La ayuda alimentaria con transgénicos representa uno de los caso más claros de injusticia ambiental, pues los más pobres de los países pobres, que enfrentan condiciones extremas, son expuestos a alimentos que sirven para los animales en algunos países ricos como Estados Unidos, y que son rechazados hasta para este fin en otros, como Europa y Japón.

A continuación se presentan algunos ejemplos de esta injusticia ambiental.

ETIOPÍA. LA AYUDA ALIMENTARIA Y EL SISTEMA DE TENENCIA DE LA TIERRA

Etiopía es uno de los países que mayor cantidad de ayuda alimentaria recibe de Estados Unidos.

En este país no hay propiedad sobre la tierra. La tierra es del Estado. Lo que hay son derechos de uso de la tierra, y es muy fácil otorgar esos derechos a los campesinos.

El Gobierno de Estados Unidos quiere destruir el sistema de posesión de la tierra en Etiopía, para que se establezca un sistema de propiedad privada.

Para ello, se está desestabilizando al pequeño agricultor, para que grandes terratenientes ocupen la tierra, en cultivos de exportación. La ayuda alimentaria juega un papel muy importante en esto.

El Gobierno ha tenido batallas sobre el tema de la ayuda alimentaria. Se han hecho muchos esfuerzos para que se cambie el sistema de ayuda alimentaria, por una ayuda que pueda ser usada en un mejor sistema educativo, para resolver el problema del agua, desarrollo de infraestructura. Ellos han dicho que pueden apoyar en esos temas, si se acepta además la ayuda alimentaria. La destrucción del sistema de producción de alimentos en Etiopía, significará el fin de un sistema muy tradicional que ha alimentado al pueblo etíope en los últimos 5.000 años.

EL FMI Y LAS HAMBRUNAS EN EL SUR DE ÁFRICA

El problema de hambrunas en África es un fenómeno que se ha venido gestando desde hace algunas décadas. Hasta 1970 África era un continente que se autoabastecía en alimentos. En 1984, cerca de 140 millones de personas de un total de 531 millones se alimentaban con granos importados. En 24 países del África Sub-Sahariana la producción per cápita de granos cayó de 150Kg en 1970, a 100 Kg. en1984. Las tierras fértiles fueron utilizadas para cultivos de exportación (Shiva, 1996). Podría decirse que esta región ha perdido su soberanía alimentaria.

En el segundo semestre del 2002, varios países del Sur de África sufrieron problemas de escasez de alimentos para satisfacer las necesidades de la población.

Esto se debió a una mezcla de factores climáticos asociados con imposiciones del FMI. Así por ejemplo, Malawi fue obligado por el FMI a vende el maíz que este país tenía destinado para abastecimiento interno (World Development Movement, 2002).

De acuerdo a pobladores de ese país, el FMI había obligado a Malawi vender las reservas de maíz para pagar los servicios de la deuda externa. A principios del 2002, Malawi vendió 167.000 toneladas métricas de maíz, lo que corresponde a casi todas las reservas existentes, luego de las imposiciones del FMI de reducir las reservas, para pagar una deuda que tenía con África del Sur de US$ 300 millones.

Para satisfacer sus necesidades alimenticias tuvieron que aceptar ayuda alimentaria transgénica proveniente de Estados Unidos. Irónicamente muchos de los trabajadores agrarios que perdieron sus trabajo o cosechas debido a las sequías, se vieron abocados a trabajar en la distribución de estos alimentos transgénicos.

Por otro lado, las ayudas internas que otorgaban los gobiernos de África a sus agricultores han sido descontinuados por la presión ejercida por la OMC. Ahora tienen que comer maíz subsidiado en Estados Unidos para enfrentar los problemas de hambre, pero genéticamente modificados.

En Malawi un 70% de las familias rurales enfrentaron problemas de hambre en el 2001, convirtiendo a ese país incapaz de alimentar a su propio pueblo.

Entre estas políticas se incluye además la privatización en la producción y los sistemas de distribución de alimentos, la eliminación de subsidios a los pequeños productores, las políticas de desregulación de precios de los alimentos básicos, como el maíz, políticas que en el pasado permitieron a Malawi enfrentar problemas de reducción en la producción de alimentos y evitar que se llegue al estado de hambruna.

Entre octubre del 2001 hasta marzo del 2002, el precio del maíz se incrementó en un 400% debido a las políticas impuestas por el FMI en ese país.

A esto se suma las obligaciones que tiene este país pobre altamente endeudado, de pagar los servicios de la deuda externas a los países ricos y al Banco Mundial, a pesar de la crisis humanitaria que enfrenta. Malawi destinó el 20% del presupuesto del país en pagos de la deuda en el 2002, dinero que el país necesitaba de manera desesperada para enfrentar los problemas alimentarios y de salud.

Son estas políticas del FMI y de la OMC las que transformaron el problema de escasez de alimentos en hambruna.

En otro país de la región, el 29 de octubre del 2002 el Gobierno de Zambia reafirmó su decisión de que no recibiría alimentos transgénicos dada la falta de certeza científica de que estos alimentos no causan daños a la salud humana. Entonces se hizo evidente de que el PMA no había hecho ningún intento por conseguir fuentes alternativas de alimentos no transgénicos. El primer anuncio del Gobierno de Zambia en ese sentido lo había hecho en Junio del 2002.

Porque el PMA no había hecho ningún esfuerzo por encontrar fuentes alternativas? Los pedidos se había hecho solo 4 meses más tarde porque esta agencia de las Naciones Unidas había estado esperando que el gobierno de Zambia cambie de idea hasta el último momento y acepte los alimentos que les estaba ofreciendo Estados Unidos. Esto fue interpretado como una medida de presión directa al Gobierno de Zambia.

El PMA mientras tanto ya tenía almacenado en el país maíz genéticamente modificado para ser entregados dentro de los programas de ayuda alimentaria en el país. El Gobierno de Zambia había pedido al PMA que remueva el stock de maíz transgénico sin éxito, lo que condujo a que poblaciones hambrientas saqueen estos lugares, ubicados en distintos lugares del país, para acceder a estos alimentos. Esta petición había sido hecha 10 meses antes sin que el PMA tome ninguna acción, y demandó al PMA que respete la decisión soberana de no acertar alimentos transgénicos.

El Gobierno de Estados Unidos había donado 160.000 TM de maíz a la región, de las cuales 10.000 estaban destinadas a Zambia. Grupos que trabajan en programas de desarrollo en Zambia han determinado que en la región Norte del país se había producido suficiente cantidad de alimentos para cubrir las demandas locales, especialmente por la producción de yuca, que constituye el 30% de la alimentación básica del país. Una prioridad cuando se quiere enfrentar una crisis alimentaría, debería buscar alternativas en la producción nacional, para luego recurrir a ayudas externas e importación de alimentos. Pero esta posibilidad no había sido contemplada por el PMA.

Zambia sufrió una presión tan intensa por parte de Estados Unidos, que el vocero de ese país acusó de genocida al presidente de ese país por no permitir que si población hambrienta tenga acceso a alimentos seguros[2] . Estados Unidos trató de presionar a Zambia también a través del Vaticano y los Obispos de Zambia, que apoyaban a su gobierno en su decisión.

Este año, 14 países del Sur de África agrupados en el SADC (Comunidad de Desarrollo de África del Sur) adoptaron una estrategia común para enfrentar el problema de la ayuda alimentaria con transgénicos. La decisión no es tan radical como fue la decisión tomada por Zambia, pero en ella se establece la necesidad de trabajar en una norma regional sobre el tema.

AYUDA ALIMENTARIA EN DOS PAISES OCUPADOS

Desde la guerra del Golfo en 1991, Irak sufrió un proceso de bombardeo más largo que el que experimentó Vietnam durante la guerra. En los últimos 4 años, y antes de la guerra iniciada en marzo de este año, se ha perpetrado la peor campaña de bombardeo aéreo llevado a cabo por Estados Unidos y el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial.

Los impactos de estos bombardeos, así como del embargo que enfrentó este país por tanto años, ha dejado un país desbastado. De acuerdo a un informe de planificación de las Naciones Unidas la guerra podría dejar un saldo de unos 10 millones de civiles iraquíes, incluidos poblaciones de refugiados y desplazados, a expensas de hambrunas y epidemias y en necesidad urgente.

Las sanciones enmarcadas en el Programa Alimentos por Petróleo , que empezó en 1996, permite exportar a Irak US$ 4 mil millones al año, pero se calcula que el dinero para cubrir las necesidades mínimas del país asciende a US$ 7 mil millones. Una década de sanciones ha significado la más grande mortalidad en una población estable. Se calcula que esta asciende a 2 millones de personas. La UNICEF calcula que las sanciones han significado la muerte de alrededor de medio millón de niños, pero este número podría ser mayor.

Luego de la guerra, Estados Unidos pretender ayudar a resolver los problemas humanos creados por ellos, a través de sus políticas de ayuda alimentaria

En este sentido, Estados Unidos envió 28.000 toneladas métricas de alimentos, incluyendo trigo, arroz, aceite de soya y leche desgrasada, y va a hacer más envíos en el futuro. Esto se lo hará a través del Programa Mundial de Alimentos. Es importante mencionar que los fondos para la distribución de los alimentos se hace dentro del Programa Alimentos por Petróleo . Es decir que es pagado con la riqueza del propio pueblo iraquí.

Dentro del programa de restauración del país, el Gobierno de Estados Unidos está proponiendo iniciar un período de transición para abandonar la política alimenticia altamente subsidiada que asegura la alimentación de todos los iraquíes, a una economía basada en el mercado. Esto producirá más problemas humanitarios. Para ello se ha creado el Banco de Comercio, que empezará a funcionar en diciembre o enero próximos.

La organización de Bangladesh UBINIG, denunció que se estaría introduciendo trigo genéticamente modificado en este país ocupado. El trigo transgénico no ha sido aprobado aun para su comercialización, pero podría pensarse que se envió la cosecha resultante de las pruebas de campo hechas, como un requisito previo a la comercialización. Irak es uno de los centros de origen del trigo, por lo que la introducción de variedades transgénicas estaría poniendo en peligro la diversidad genética de este importante cultivo (UBINIG, 2003).

Una situación muy similar se vivió en Afganistán. Un país ocupado, destruido por muchos años de guerra, donde Estados Unidos jugó un papel importante desde el inicio, hoy se beneficia de la ayuda alimentaria.

Luego de iniciada la guerra norteamericana contra Afganistán, en el 2002, el Congreso de Estados Unidos aprobó un fondo de US$ 320 millones para asistencia alimentaria en ese país, y para los refugiados afganos en los países vecinos. "Médicos sin Fronteras" dijeron que estas operaciones "no son de ninguna manera operaciones de ayuda humanitaria, sino una operación de propaganda militar, destinada a crear una opinión internacional de aceptación de las incursiones militares lideradas por el ejército de Estados Unidos (The Associated Press, 2001).

Es imposible asegurar que Afganistán no esté recibiendo ayuda alimentaria con transgénicos. Al igual que Irak, aquí encontramos uno de los orígenes y centro de diversidad del trigo.

CONCLUSIONES

La población más vulnerable de los países más pobres del mundo están recibiendo alimentos transgénicos a través de los programas de ayuda alimentaria.

Ellos pertenecen a los grupos tales como niños, mujeres embarazadas o lactantes, en algunos casos pacientes HVI+, con niveles de desnutrición alarmante y un sistema inmunológico muy delicado, que viven en situaciones de estrés por la guerra o por haber sobrevivido desastres naturales.

La ayuda alimentaria en muchos casos es necesaria, pero esta debe basarse en la solidaridad, para apoyar a quienes enfrentan situaciones extremas; por lo tanto esta debe hacerse en un marco de igualdad y respeto.

La ayuda alimentaria no puede constituir un mecanismo para colocar excedentes agrícolas y mucho peor aun para colocar productos que otros no quieren. Mientras haya producción de transgénicos, el mercado de los pobres estará abierto a estos productos, vía ayuda alimentaria.

Esto es a la vez un llamado al Gobierno de Brasil, segundo productor de soya en el mundo, para que no entre en la loca carrera de los transgénicos.

Referencias

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* Javier Darío Restrepo y "Arquitectura de emergencia". En: : "Ecología de un Desastre: Volcán Nevado el Ruiz
* http://idrinfo.ca/Archive/ReportsINTRA/pdfs/v21s/111895.pdf * Ruff, A. M. 2001. Saying No to Transgenic Crops. FAR EASTERN ECONOMIC REVIEW, Edition of 14 June.
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* Walsh, D. 2000. America finds ready market for GM food - the hungry. Independent (UK) 30 March 2000.
* World DevelopmentMovement. IMF blamed for Malawi famine; Press Release, Tuesday 29 October 2002
* WorldNetDaily. October 10. 2002. Frankenfoods create furor on Dark Continent
* http://www.fas.usda.gov/excredits/
* http://wfp.org

El presente artículo es una Ponencia presentada en el I Congreso Brasileiro de Agroecologia, IV Seminario Internacional sobre Agroecologia. 18 a 21 de noviembre 2003, Porto Alegre (RS).

[2] Ponencia de Colin Powell. Cumbre de Desarrollo Sustentable. Johanesburg, Septiembre 2002.

Campaña Transgénicos
Acción Ecológica
Alejandro de Valdez N24 73 y La Gasca
Quito-Ecuador
593-2-2527583/2547516
www.accionecologica.org

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