Argentina: muerte de nuestra gente

Idioma Español
País Argentina

Muchos argumentan que el saqueo de nuestros países no es nuevo, que ya son más de quinientos años y seguimos con lo mismo. Que el ecocidio-genocidio comenzó con la conquista y nunca paró. Y tienen razón, los métodos no son parecidos, pero sí los resultados.

 

Ocurre que para llevarse nuestros bienes se precisaba de la mano de obra barata, de los campesinos en el campo, de los nativos en sus tierras. Por ejemplo, en Misiones, cuando se desmontaba y talaban los árboles se necesitaba de la gente del lugar, del hachero y del tiempo para voltear y acarrear los ejemplares, se necesitaba que los trabajadores vivan sobre el terreno, para tenerlos a mano, para que no viajaran y se perdiera tiempo. Mejor si vivían en la misma chacra. Cuando ya no quedaban árboles por voltear ni riquezas por extraer, el patrón se iba a la ciudad, a disfrutar del robo y quedaba la familia del hachero a sufrir el deterioro de los suelos y usar la “gotita” de fertilidad que quedaba para cultivar sus alimentos. Hoy se usa la topadora y la gente molesta, se interpone, reclama lo suyo

 

Siempre fue natural que vivieran en la chacra, que nacieran sus hijos, que tuvieran sus alimentos y algo para vender. Y sin proponérselo se transformaron en poseedores, sin títulos de propiedad, pero convencidos de tener el derecho a la tierra.

 

Todo andaba bastante bien hasta que aparecieron el pino y las pasteras y en otras provincias la soja, ambos muy apetecibles para países lejanos y muy degradantes para nuestra tierra, el agua y el ambiente, incluyendo la contaminación. Y más hacia el Sur y al Oeste, la minería a cielo abierto.

 

Y ahora la tierra tiene otro valor, la gente del lugar molesta, impide, hay que echarlos, reemplazarlos por pinos, por soja, matarlos sino entienden, pero que no se note. Hoy ya no se necesita mano de obra barata, se usan máquinas, siembra directa y agrotóxicos. Se van porque no tienen el título y si lo tienen la venden a precio vil.

 

Hay muchas formas de morir:-el destierro es una de las peores. Para las familias que se criaron en la chacra o en el monte la ciudad es muerte, es violencia, rechazo, pobreza, miseria, desocupación, robo, droga, prostitución etc.etc.etc.-La trata de personas se ha intensificado en los últimos años, en Misiones y en la Región.-La concentración de la tierra y de las riquezas, fenómeno que se acentúa con el “modelo” actual.-Cambiar de vida, de agua, de alimentos es enfermarse.-El uso de venenos expulsa y mata y no hay soja ni pinos sin venenos.-Cuando se degrada la biodiversidad se degrada la vida.-La falta de agua y su contaminación es una muerte diaria.-Los episodios de Villa Soldati son testimonios de los desplazados de sus tierras, no los quieren en el campo ni tampoco en la ciudad.

 

No es necesario matar a Nuestra gente con balas, como en Formosa, porque puede despertar reacciones indeseables, mejor sin hacer ruido, total que “siempre hubo pobreza” y muchos mueren sin saber que podrían seguir viviendo. Si no sale en la Tele nadie se entera, nadie averigua causas.

 

El “modelo productivo” lo defienden los que se favorecen: los exportadores, los bancos, las multinacionales, las empresas del agro y la minería, el gobierno de turno, o sea lo que llamamos la clase dominante, los que deciden. Y se aseguran aliados con fondos varios, subsidios (o suicidios), coparticipación etc.

 

Y también el gobernador de Misiones, Maurice Closs tomó como algo natural que más de doscientos niños murieran por desnutrición u otras causas que bajan sus defensas y tienen que ver con la pobreza y dijo: “En lo que va del año murieron 206 chicos por distintas causas. En octubre del año pasado eran 253. Quiere decir que mejoramos un 22 por ciento”. Ni Formosa ni Misiones están en la agenda del gobierno nacional, ni un comentario siquiera, no existimos, podemos seguir muriendo.

 

Con el modelo o sistema productivo actual éstas son las consecuencias naturales. Nosotros diríamos inevitables. Y no es “privilegio” de los argentinos ya que países limítrofes y otros, adhieren también.

 

La deuda eterna nos obliga a seguir con éste modelo y la discusión principal no pasa por si la pagamos o no, pasa por liberarnos de la dependencia que provoca y que es la causa fundamental de su existencia. Si la pagamos y seguimos produciendo como hoy seguiremos muriendo y ellos cobrando.

 

Conjuguemos entre todos el verbo modelo productivo: Yo expulso, tu plantas pinos y soja, el contamina, nosotros (los menos) acumulamos, vosotros (los más) se van muriendo, ellos recién existen cuando mueren.

 

Saber conjugar es una forma de comprometerse con la realidad.

 

Juan Yahdjian, Movimiento Social Misiones: ra.moc.liamg@nahcahcoticnauj

Temas: Agronegocio

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