Argentina: la roya de la soja: ¿plaga natural o guerra biológica?, por Ricardo Luis Mascheroni
La "fiesta sojera" ya no lo es tanto y oscuros nubarrones se alzan sobre el cultivo estrella. La producción ha empezado a ser jaqueada desde distintos frentes: El precio ha sufrido mermas considerables; las multinacionales de las semillas exigen el pago de royalties para las patentes de la variedad RR y como si ello fuera poco se ha incrementado la presencia de la roya
Nadie duda que la soja se ha transformado en los últimos años en la vedette de la producción agrícola, ya sea por sus altos rindes y los precios alcanzados en el mercado internacional.
Poca eficacia tuvieron las advertencias que científicos o ambientalistas, dejaron oír sobre los posibles peligros de apostar todo el patrimonio natural a una sola carta y sobre todo frente a las consecuencias impredecibles que pueden eventualmente generar en el largo plazo las variedades genéticamente modificadas y el monocultivismo.
Pese a la inconveniencia de quedar atados a los mecanismos de un mercado superconcentrado, en el cual, los que venden las semillas y los agroquímicos son los mismos grupos internacionales, esta producción se extendió en nuestro país como reguero de pólvora, transformándose en una de las principales fuentes de ingresos de divisas.
En tal sentido, no desconocemos los beneficios aportados al país en el corto plazo, como tampoco los recaudos adoptados por muchos productores nacionales, propietarios de la tierra, para la preservación de la misma. En igual dirección, tampoco podemos ignorar las prácticas nefastas de las grandes multinacionales de la agricultura, arrendatarias de campos, las que con el uso intensivo de maquinarias pesadas y agroquímicos ponen en riesgo la capacidad de producción futura de los suelos.
La "fiesta sojera" ya no lo es tanto y oscuros nubarrones se alzan sobre el cultivo estrella. La producción ha empezado a ser jaqueada desde distintos frentes: El precio ha sufrido mermas considerables; las multinacionales de las semillas exigen el pago de royalties para las patentes de la variedad RR y como si ello fuera poco se ha incrementado la presencia de la roya. La roya de la soja es una variedad de hongos, detectados hace poco tiempo en el nordeste del país. Es técnicamente es un agente patógeno con alta capacidad de diseminación y gran poder de destrucción, sobre todo del follaje.
Esta enfermedad fue conocida en otros continentes por los tremendos daños provocados en estos cultivos. En nuestro continente la roya se detecta primariamente en el 2001 en Paraguay y a partir de allí se extendió a otros países, como Brasil con un alto poder de destrucción.
En el último tiempo y más allá de los cuidados efectuados para prevenir la aparición de la referida plaga en estos cultivos, el flagelo ha hecho su entrada en el país, lo que junto a los problemas mencionados, han encendido las voces de alarma. Además del crítico círculo vicioso impuesto y aceptado y que nos deja presos de los grandes laboratorios globales, en una suerte de proceso sojadependiente, en el plano internacional, y más concretamente en la órbita de la Organización Mundial de Comercio (OMC), se empezó a discutir o presionar, según se mire, por parte de quienes detentan las patentes biotecnológicas de estos productos, para que se haga efectivo y obligatorio el pago de royalties (derechos de patentes) para aquellos productores que hicieran stock de semillas para la cosecha del año siguiente.
Muchos países frente a esta presión, terminaron claudicando y convinieron el pago de los royalties, otros menos permeables siguen resistiendo estas imposiciones y deben soportar las continuas demandas y amenazas de la OMC para que todos "honren" la normativa en ese sentido.
Sintetizando, podemos decir que en torno a la soja coexisten distintos intereses: los de los productores que no quieren pagar royalties y que vislumbran que la demanda del cultivo se mantendrá por varios años , los de la OMC que defiende a los países enriquecidos del Norte y el sistema de patentes y los laboratorios de biogenética que quieren exprimir a sus mercados cautivos mientras duren estas tendencias. En ese tira y afloje internacional y ante la seguridad de que los países del Cono Sur van en camino de convertirse en los principales productores de soja del mundo, la pregunta que debemos hacernos es: la aparición de la roya ¿es simplemente producto de la imprevisión, casualidad o de los imponderables de un manejo no del todo eficiente de los cultivos o es algo más?
Analicemos algunas cuestiones: recientemente Robert Fraley, Jefe Mundial de Tecnología de Monsanto, expresó: "En los próximos 10 años, nosotros pensamos lanzar 50 productos nuevos",..."se desarrollarán nuevos genes, incluso contra la roya de la soja", pero para ello "hay que asegurar un buen marco que valore la tecnología", aclarando que "lleva muchos años de investigación y una gran inversión, para que un producto entre en producción".(1) Seguidamente el directivo quejándose dijo: que Argentina es el tercer mercado para Monsanto, pero es "un poco débil la protección de la propiedad intelectual en el país, eso hace difícil crear valor en Argentina". (2) Esto que aparece como queja, puede sonar a amenaza para quienes manejan algunas cuestiones de la biotecnología. En un informe publicado en New Scientist del 11 de Mayo de 1996 sobre "bioterrorismo", "Robert Taylor advertía que la utilización de bacterias y virus como armas era no sólo probable sino casi inevitable". (3)
Algunas de las particularidades de esta guerra, al decir de Pat Roy Mooney son que: "Nadie sabrá quién lo hizo. Puede ser imposible rastrear el origen del ataque"; Nadie sabrá que se hizo. Si el arma escogida es la mutación de una enfermedad, puede ser imposible demostrar que el ataque fue intencional.; Las bioarmas pueden ser usadas para la guerra económica -apuntando a cultivos-. Ya se trate de la mancha de la papa o del virus del mosaico del café" (u otras), "las armas biológicas pueden aniquilar la economía sin que nadie sospeche que hubo juego sucio." (4)
Estas cuestiones que parecen de ciencia-ficción, tienen desde 1998 principio de ejecución, cuando el 3 de Marzo de ese año, se concedió patente a la tecnología "Terminator", la que posibilita encender o apagar una "secuencia suicida en las semillas por medio de un promotor químico", lo que "provocó preocupaciones serias acerca del sabotaje económico, el auténtico "eco" terrorismo."(5) Un año antes de esa fecha el Gobierno de Sudáfrica había admitido que había iniciado investigaciones sobre guerra biológica contra cultivos y publicó una lista de 20 patógenos de cultivos para utilizar como armas.
El Dr. Robert Hickson, profesor de Filosofía, Estrategia y Humanidades Clásicas de la Fuerza Aérea de los EE.UU. el 26 de Julio de 1999, expresó: "los agentes biológicos modernos permiten apuntar con sutileza aún mayor contra la agricultura..., contra blancos agronómicos, con agentes anticultivos o del suelo".(6)
En la reunión de Montreal (1999) del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU para considerar un informe sobre la patente Terminator se expresa: "anticipamos que dentro de tres a siete años habrá tecnologías suficientemente poderosas para manipular genes endógenos, a través de la intervención molecular (mutagénesis locodirigida)". (7)
Si a lo expuesto sumamos la posibilidad de la Tecnología Traitor (Traidora) que permite tal manipulación genética en la semilla, que si éstas no fueran rociadas por un elemento químico (un herbicida) y este fuera negado por los productores, el cultivo se desnaturalizaría, ya sea reduciendo "el contenido proteínico del arroz", elevando "el nivel de cianuro en la mandioca" o haciendo "que el trigo germine prematuramente". (8)
En un mundo en que un puñado de empresas transnacionales dominan la biotecnología agrícola, ..."en el que la tecnología Terminador es la plataforma sobre la cual se emprenden los nuevos experimentos, no es difícil creer que las empresas usen la tecnología para imponer la voluntad." Como ejemplo citemos que: diferencias comerciales de EE.UU. con Brasil (el principal competidor de los procesadores estadounidenses en el tema soja) podrían llevar a que las empresas no entreguen el fitomejorador de soja, por lo cual la cosecha quedaría indefensa.
"El ecoterrorismo podría resultar mucho más barato y rápido como medio de resolver disputas comerciales que los procesos de arbitraje de la OMC. " (9) Estas cuestiones tienen un valor económico y militar muy alto y amenazan la vida de millones, como para que no se tomen en cuenta y se siga poniendo el patrimonio genético en las manos de los que siempre se llevan la tajada del león.
Ricardo Luis Mascheroni
1.- Clarín, Rural, Pag. 13, 4/09/04
2.- Clarín, op.cit.
3.- Mooney, Pat Roy, El Siglo ETC, Edit. Nordan,
Uruguay, 2002, pag. 39
4.- Mooney, Pat Roy, op.cit., pag. 42/43
5.- Mooney, Pat Roy, op.cit., pag. 45
6.- Mooney, Pat Roy, op.cit., pag. 48
7.- Mooney, Pat Roy, op.cit., pag. 49
8.- Mooney, Pat Roy, op.cit., pag. 50
9.- Mooney, Pat Roy, op.cit., pag. 51