Argentina: Colonia Loma Senés: efectos de la agricultura industrial en un área rural de pequeños agricultores familiares. Diagnóstico socio-económico, por Grupo de Estudios Rurales
A comienzos del 2003 se desencadenó en Colonia Loma Senés (Departamento Pirané, Formosa) un conflicto que involucró a agricultores familiares, empresas agroindustriales, organismos estatales y ONG’s ambientalistas y de desarrollo rural. La Unión Transitoria de Empresas (UTE) Proyecto Agrícola Formoseño (PAF) que arrienda campos en la zona para producir soja transgénica habría perjudicado a las vecinas chacras de campesinos por efecto de las fumigaciones que realizaron en aquellos cultivos con glifosato y 2.4D
A raíz de esta contaminación con agrotóxicos, la Asociación de Feriantes de Pirané que agrupa a los agricultores de la zona realizó una denuncia ante el juzgado en primera instancia de El Colorado con fecha del 24 de marzo de 2003. La demanda se refería al perjucio sufrido en sus chacras, haciendas, y en la propia salud, por consecuencia de las fumigaciones efectuadas sobre la soja por Proyecto Agricola Formoseño. Como resultado de la denuncia se entabló un espacio conflictual cuyas dos dimensiones principales asumieron la forma de una disputa política y un litigio legal.
Por la relevancia local y la significancia y alcance nacional que ha cobrado este caso, como Grupo de Estudios Rurales de la Universidad de Buenos Aires realizamos, entre la última semana de agosto y la primera de septiembre de 2003, un trabajo de campo en Colonia Loma Senés, Pirané, El Colorado, y Formosa capital, para realizar un diagnóstico socioeconómico de la zona y determinar las consecuencias de la actividad agrícola industrial en un área de agricultura familiar.
Las características de Colonia Loma Senés
- Colonia Loma Senés es una pequeña localidad rural de Formosa, distante a 20 km. de la ciudad de Pirané, cabecera del departamento homónimo. Los pobladores, 140 familias de agricultores, se concentran en explotaciones de 10 has., aunque pueden encontrarse algunos que llegan hasta las 100 has. y otros que no sobrepasan las 5 hectáreas. Los agricultores de la Colonia tradicionalmente han cultivado algodón, hasta que las transformaciones de los años de 1990, obligaron a las familias a recurrir a distintas estrategias de supervivencia.
- Los agricultores pequeños (menos de 10 ha.) recurrieron a la diversificación de la producción, orientada sobre todo al autoconsumo y la venta del excedente, sin dejar de sembrar algodón para vender en el mercado (aunque en muhca menor cantidad que tradicionalmente). Actualmente en la zona existe una importante diversidad productiva. Si bien prima la agricultura, la misma se ve complementada con la actividad pecuaria, la apicultura y otras actividades primarias. La superficie sembrada se destina a la producción de algodón, mandioca, batata, poroto (manteca, carnaballo), pomelo, naranja, limón, lechuga, melón, morrón, maíz (colorado y amarillo), zapallo, maní, mandarina, cebolla, cebolla de verdeo, banana y hortalizas varias. Por su parte los agricultores medianos (más de 10 ha) han optado por realizar convenios comerciales que varían entre el arriendo total de la superficie disponible a empresas agrícolas, hasta aparcerías para producción con pequeños productores locales.
- Las principales fuentes de ingreso en la colonia son las actividades agropecuarias. Por un lado, 60 familias de productores se han organizado en la Asociación de feriantes de Pirané para vender sus productos (hortalizas, frutas, leche, mandioca, batata, maíz, carne, huevos, harina, quesos, pollo, etc.) en esa localidad, con la feria franca que se realiza semanalmente los ingresos promedios llegan a $ 600 mensuales. A su vez algunas familias obtienen ingresos por asistencia social (Plan Jefes y Jefas de Hogar), o pensiones: con ingresos promedios inferiores a los $ 200 mensuales. Por otra parte, aquellos que cumplen alguna función pública o trabajo en la Colonia (personal del dispensario, docentes, delegados de dependencias provinciales, etc.) obtienen también otros recursos del Estado: con ingresos promedios inferiores a los $ 500 mensuales. Unas pocas familias obtiene sus ingresos por el arriendo de sus campos a empresas que cultivan sobre todo soja: con ingresos promedios superiores a los $ 1000 mensuales . Otros extraen ingresos de la venta de su fuerza de trabajo, sea en la chacra de un vecino, o en alguna "changa" solicitada por las empresas sojeras que arriendan en la colonia.
- En la Colonia la estructura de servicios y la infraestructura, a pesar de presentar los problemas que caracterizan a las zonas rurales de la Argentina, logra cubrir las necesidades básicas de salud, educación, electricidad, seguridad, acceso, etc. Se cuenta con red de agua potable, tendido eléctrico domiciliario, puesto de policía, enfermería, escuela, registro civil, y calles de tierras asentadas.
- El Estado provincial interviene a través del PAIPPA, un programa de asistencia y de desarrollo; mientras que el Estado nacional lo hace mediante el Programa Social Agropecuario (PSA), que otorga asistencia técnica a los pequeños productores, y el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados que provee un ingreso de $150.
- A nivel organizativo, un grupo de 60 pequeños agricultores de la zona (a los de Colonia Loma Senés, se suman familias de otras localidades: La Disciplina, Villa 213), han conformado en el 2001 la Asociación de Feriantes de Pirané con el objetivo de realizar semanalmente una feria franca que permita la colocación del excedente de sus producciones familiares.
Principales problemas detectados
En este estudio exploratorio y de diagnóstico no se ha planteado inscribir la situación actual de la Colonia en los procesos históricos específicos de la zona y la provincia. Pese a ello, en entrevistas individuales y reuniones grupales se han relevado un conjunto de problemas señalados como los más significativos para las familias de Colonia Loma Senés:
• Titulización de la tierra
En el primer gobierno peronista se otorgó títulos de carácter provisorio a los colonos que allí se instalaban, títulos que al día de hoy no han sido regularizados. Gran parte de las tierras pertenecían al ex Centro Forestal Pirané, dependiente de la Dirección General de Fabricaciones Militares. Posteriormente, FM cesó sus actividades en la zona hasta que a mediados de la década de 1990 las tierras, mediante la Ley Nacional 24.426, pasaron a integrar el patrimonio de la Provincia de Formosa para iniciar los trámites de regularización definitiva de la propiedad de los predios.
• Acceso al crédito
El PSA otorga en la zona subsidios del PROINDER para la producción de autoconsumo, no obstante los productores se refieren a las prestaciones como insuficientes y señalan la necesidad de reestablecer la política crediticia existente en "la época del algodón" en torno de los años 60/70 (tasas bajas, tiempo de gracia apropiados, garantías blandas, etc.).
• Comercialización y mercados
El excedente agroalimentario era ofrecido en un primer momento en forma individual a la población de las ciudades puerta-puerta. A partir del año de 2001, cuando entran en contacto con las ferias francas de Misiones, los agricultores de la zona deciden organizarse como feriantes avalados por el municipio y constituir la Asociación Civil Feriantes de Pirané. Como balance de la experiencia los productores señalan la necesidad de agregar valor a sus productos, ofrecer mayor variedad, y recibir un mayor apoyo del municipio para disponer de un predio cubierto en el cual desarrollar la feria.
• El problema del agua
La red de agua potable instalada no funciona, y ya cuenta con signos de deterioro, lo cual obliga a las familias a tener pozos individuales que deben abastecer el consumo doméstico y el riego. Los pobladores señalan la necesidad de contar con canales de riego y pequeñas represas para el riego de los cultivos, ya que por este problema tenían bajos rendimientos.
• Infraestructura caminera
Existen dos caminos de ingreso a la Colonia desde la ruta provincial 3 que comunica Pirané con El Colorado. El camino más transitado para la Colonia queda intransitable en épocas de lluvias, produciendo perjuicios, incluso económicos, a los pobladores que deben “salir” para colocar la producción en el mercado.
• Infraestructura de comunicación
Los pobladores no tienen acceso a teléfonos domiciliarios; la Colonia sólo cuenta con un teléfono semi-público situado en un almacén propiedad de uno de las personas que arrienda sus campos a PAF y que, asimismo, oficia de delegado del Registro Civil (encargado de tramitar los DNI de la población). Aquellos que utilizan correo electrónico deben trasladarse a Pirané para tener acceso a Internet.
• Asistencia Técnica
Los agricultores de la Colonia reciben apoyo de ingenieros agrónomos y veterinarios tanto de los programas provinciales como de los programas nacionales. Sin embargo manifiestan una necesidad mayor de asistencia especializada que no se limite a los aspectos agronómicos y pecuarios, sino que parece referirse a lo comercial y organizativo.
En el nivel general, el mayor problema expresado por los agricultores es “la desatención del gobierno”, que no sólo posterga acciones para mejorar la calidad de vida de la población de la Colonia o para impulsar su desarrollo productivo, sino que la mínima asistencia que otorga es operada en base a redes clientelares que se dinamizan en épocas electorales o inhiben liderazgo locales al subordinarlos a las tensiones inter e intra partidarias.
El conflicto por la contaminación
"El 2 febrero las plantas amanecieron quemadas. En los campos linderos, sembrados con soja, una empresa había estado fumigando el día anterior. Soplaba viento norte, que esparció en forma de neblina el líquido de la fumigación en varias hectáreas a la redonda. (...) ‘Después algunos tuvimos hemorragias nasales, otros sufrieron problemas en las vías respiratorias y urticaria en la piel.’ Los cultivos se secaron (...) Los animales de granja más chicos, como las gallinas, se murieron" (Diario Página 12, Lunes 5 de mayo de 2003).
En febrero de este año, en una de la habituales fumigaciones que realiza la empresa Proyecto Agrícola Formoseño (PAF), se produce la contaminación de al menos 23 chacras de la Colonia. Esta empresa es una Unión Transitoria de Empresas (UTE), compuesta de capitales de Salta asociados a capitales locales, no identificados formalmente, que desde el 2001 arrienda tierras a agricultores medianos de la Colonia para producir soja transgénica. De las 4.000 ha. con soja transgénica (lo que representa más del 50% del área sembrada con soja en la provincia) que PAF cultiva en la región de El Colorado, Villa 213, y Pirané, algo más de 150 ha. se localizan en el área de pequeños agricultores de Colonia Loma Senés.
Al ver afectados sus cultivos, animales y su propia salud, los agricultores decidieron recurrir a la justicia para detener lo que consideraban como la causa de los problemas. Se inicia entonces una demanda en el juzgado nº 7 de primera instancia de El Colorado, ante la jueza Silvia Sevilla, que falla a favor de la suspensión de las fumigaciones por un período de seis meses. Finalizado el plazo (el 24 de agosto de 2003) la jueza prorrogó la medida por tres meses más, habida cuenta del riesgo que implicaría una nueva fumigación en la zona. Pese a ello, a fines del mes de septiembre los productores de soja reiniciaron las fumigaciones, probablemente debido a que en ese momento se cerraba el período para la siembra.
A partir de este escenario se desarrolló el conflicto en sus dos facetas: la dimensión política y el litigio legal, involucrando a agricultores familiares pequeños y medianos, empresas, organismos gubernamentales, funcionarios del poder ejecutivo y judicial de la provincia y redes de acción no gubernamentales. Se conformaron así una multiplicidad de posiciones que interactúan y buscan imponer su visión sobre los hechos acaecidos para, de esa forma, dar legitimidad a sus argumentos y favorecer sus intereses.
Consecuencias de la contaminación
• En la salud
Los pobladores de la Colonia manifestaron que, inmediatamente a las fumigaciones de principios de 2003, sufrieron “mareos, nauseas, vómitos, diarreas, dolor estomacal, sarpullidos, alergias, lesiones de piel, granos, irritación de ojos y problemas de la visión” (Gorleri, 2003). Similares efectos son consignados en los respectivos informes referidos a la salud vegetal y animal elaborados por Mancebo (2003) y Castellán (2003).
En una entrevista realizada al enfermero que oficia de agente sanitario de la zona (dependiente del gobierno provincial) no establece una relación causal entre las fumigaciones y los problemas de salud sufridos por los pobladores. En todo caso, sostiene que la existencia o no de una relación causal entre las fumigaciones y los problemas de salud la debe establece la Justicia.
El Ministerio de Desarrollo Humano envió una comisión encabezada por un médico la cual tomó tres muestras de agua: la primera en la “represa a la vera del camino vecinal”, la segunda en el Centro de Salud (el mismo en el cual desempeña sus tareas el agente sanitario antedicho) y la tercera en el “domicilio Sr. Ayala”, propietario de uno de los campos que arrienda la empresa productora de soja. (Nota Nº 034/03 recibida el 3/3/03 en la Dirección de Bromatología y Saneamiento Ambiental de la Subsecretaría de Salud Pública - Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia de Formosa). Las conclusiones de este estudio sostienen que “En la muestra analizada no se detectan los pesticidas clorados y fosforados (...)”.
• En la economía
Las 23 familias afectadas denuncian que el perjuicio económico que significó la pérdida de su producción alcanza a valores de mercado de $197.956 (sin contabilizar las aves de corral ni los animales muertos). Por otra parte, esta cifra sólo refleja el perjuicio directo, no así los indirectos, es decir, las dificultades ocasionadas por los residuos químicos que impiden el normal uso del suelo, el aumento de la tasa de mortandad en los partos de los animales, o los gastos ocasionados por los tratamientos veterinarios que demandan las crías que no nacen en condiciones normales.
Esta pérdida de productos también significó una menor disponibilidad de alimentos para ser ofertados en la feria franca de Pirané. Asimismo, la difusión del incidente generó una merma en la afluencia de consumidores, por el temor de adquirir productos contaminados. Esta situación también erosionó el “pacto de confianza” establecido entre feriantes y consumidores, basado en un vínculo que garantizaba la provisión de productos carentes de pesticidas.
Este deterioro de sus condiciones económicas y productivas los impulsó a preguntarse si su reproducción como pequeños productores campesinos es compatible con la presencia de grandes empresas que basan su producción en técnicas de siembra directa, combinada con semillas transgénicas y un uso intensivo de agrotóxicos.
• En lo político-organizativo
Se intensificaron los lazos de dependencia con respecto a la asistencia estatal: al decrecer los ingresos monetarios provenientes de la venta de los excedentes productivos y al no poder contar con los productos para autoconsumo se incrementó la demanda por alimentos provenientes de los programas estatales.
Sin embargo, la contaminación también reactivó lazos entre los agricultores, los cuales ya estaban agrupados en torno al MOCAFOR pero que, con este conflicto, se nuclearon para movilizarse y reclamar colectivamente por sus derechos, realizando varios cortes de ruta en la zona para impedir nuevas fumigaciones, reavivando así su vínculo colectivo. Esta articulación también los llevó a contratar los servicios de una abogada para seguir la causa, y de técnicos para los informes de contaminación y diagnóstico ambiental: de esta forma, lograron vincularse con otros actores de la provincia y renovar la relación con otros.
El vínculo con organizaciones y redes de derechos humanos y ambientalistas, como así también con universidades (todos actores de carácter extra-provincial), permitió darle difusión al conflicto fuera de la localidad y lograr nuevos contactos y articulaciones. De alguna forma, estas alianzas permiten –potencialmente- romper con el aislamiento que estos grupos de agricultores viven a nivel local.
En definitiva, el incidente de contaminación desencadenó procesos que pueden verse como paradójicos o contrapuestos: al tiempo que en algún sentido podría revitalizar las redes clientelares (al no contar los campesinos con recursos indispensables para su reproducción familiar) también habilitó dinámicas de organización colectiva, potencialmente autónomas. Al mismo tiempo, esta situación pareciera reforzar su identidad como pequeños productores y/o familias campesinas y hacer emerger una problematización y autoreflexión acerca de su rol dentro del sistema agroalimentario y su relación con el sistema político-institucional.
Significado del problema por contaminación y del conflicto entre agricultores y empresa
En la provincia de Formosa también han cobrado estado público otros casos como el de Colonia Loma Senés. En la localidad de Belgrano, agricultores del MOCAFOR (Movimiento Campesino de Formosa) impidieron los vuelos de avioneta que fumigaba con agrotóxicos campos de soja contiguos a sus parcelas. Asimismo, en la zona del Colorado se denunciaron mortandad de peces y aves como consecuencias de las fumigaciones en cultivos de soja.
Cabe destacar que estos sólo son los casos que llegan a nuestro conocimiento gracias a la difusión que tuvieron a través de los medios de comunicación provinciales (hechos que luego fueron reproducidos en algunos periódicos nacionales). Sin embargo, debemos tener en cuenta que probablemente existan muchos otras casos similares que no logran alcanzar estado público, manteniéndose invisibilizados.
En este informe hemos presentado el caso de Colonia Loma Senés porque evaluamos que es un ejemplo de la Argentina agraria dentro de la cual se plantea una disputa entre la agricultura industrial y la agricultura familiar.
El caso presentado muestra que, en el nivel de la contaminación, la agricultura industrial, cuando se desarrolla en áreas de agricultura familiar, obstaculiza prácticas que supongan la producción diversificada frente al monocultivo y técnicas agroecológicas-locales frente al uso intensivo de agroquímicos. Es decir, el uso de determinadas tecnologías -agresivas con el ambiente y eventualmente contaminadoras- inhiben el desarrollo un tipo de agricultura basada en el uso de tecnologías apropiadas a la escala de los pequeños productores. De esta forma, la agricultura industrial vulnera la seguridad alimentaria local, en términos de inhibir o dificultar la provisión de alimentos en cantidad y calidad. Por un lado, porque puede llegar a contaminar el área de las agriculturas de autoconsumo que conviven en el territorio. Esta situación (real o potencial) basada en el despliegue de una agricultura sustentada en el monocultivo y el uso intensivo de agrotóxicos, se torna excluyente de una producción familiar que asegura la alimentación de las poblaciones en las áreas rurales. Por otro lado, la seguridad alimentaria de la población urbana local también se vulnera al verse disminuida la provisión de productos en los mercados (ferias) de las ciudades y pueblos, o bien a partir del deterioro de la calidad de los productos al estar expuestos a agrotóxicos.
En el nivel del conflicto político-institucional, lo que emerge claramente es que los actores portadores de la agricultura industrial cuentan con un diferencial de recursos para imponer sus intereses y objetivos. En este nivel, aquello que la agricultura industrial vulnera es la soberanía alimentaria, es decir, el derecho de los pueblos a definir qué y cómo producir para su alimentación. Este principio de soberanía alimentaria viene siendo erosionado por el modelo agrario impuesto por los actores del capitalismo concentrado, que han impuesto a escala global las políticas neoliberales de desregulación y liberalización. Cuando las empresas ligadas a este modelo se articulan con gobiernos locales y ven favorecidos sus intereses logrando que los recursos y las normativas estatales se vuelquen a su favor, se ven vulnerados los intentos de las poblaciones rurales y urbanas para definir un sistema agroalimentario local que tienda al comercio justo y al consumo responsable. Cuando se tiende a la exclusión de los pequeños productores (sea mediante la coacción directa violenta, por intermedio de la contaminación o a través del recorte de recursos destinados al sector de pequeños productores) y se favorece la producción de commodities destinados a la exportación, la agricultura industrial -por la asimetría de recursos con la que cuenta- es capaz de imponer una lógica acorde a sus intereses, sin permitir que las poblaciones puedan debatir y definir el destino y uso de la tierra y sus frutos. De este modo, lo que se violenta es el derecho de los pueblos a establecer de qué modo y en qué condiciones producen sus alimentos, la capacidad de producirlos abaratando costos en productos básicos para los consumidores y la posibilidad de tejer lazos de confianza entre agricultores y población urbana. Por una u otra vía, el modelo agrario neoliberal se presenta como importante causa del arriconamiento, exclusión y expulsión de la agricultura familiar y de los campesinos, de los territorios agrarios y espacios rurales.
Estos y otros casos muestran que el “retiro” del Estado no es tal, sino que los recursos que éste maneja y la capacidad normativa que detenta son reorientados para cumplir fines que no coinciden con los de la mayoría de la población. Tal vez no sea una paradoja que, al tiempo que la Argentina aumentó explosivamente el volumen de alimentos producidos, hayamos asistido con dolor las imágenes de niños desnutridos a lo largo y a lo ancho del país.
En definitiva, consideramos que la expansión de agricultura industrial en áreas de agricultura familiar se torna contraria al cumplimiento tanto de la seguridad como de la soberanía alimentaria. En este marco, los campesinos como a muchos otros sectores subalternos les queda el recurso de la acción de protesta que permita poner sus problemas en el espacio público convocando las acciones solidarias de mundos sociales diversos.
Referencias
Gorleri, Máximo (2003) Reporte descriptivo-informativo de los impactos producidos por la aplicación de plaguicidas a los cultivos de soja en la Colonia Loma Senés (Departamento Pirané-Formosa). Cátedra de Ecología General, Facultad de Recursos naturales y Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Formosa.
Mancebo, Clara E. (2003) Informe de diagnóstico ambiental.
Castellán, Luis (2003) Informe técnico no. 1
Diario Página/12
Diario La Mañana, Formosa