Amazon: del negocio del libro al de la comida

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¿Qué estrategia tiene Amazon en la comercialización de alimentos? ¿Qué podemos esperar de la llegada del gigante de la distribución al sector alimentario? Amazon ha visto en la distribución de comida un nuevo filón de negocio. A pesar de que la empresa empezó a vender libros y electrónica, ahora, en la medida que se ha convertido en un gran portal de comercio en línea, donde puedes comprar de todo, los alimentos no pueden faltar en su oferta.

De ahí que la multinacional haya llegado a acuerdos con empresas de la industria agroalimentaria, mercados mayoristas, algún supermercado y vendedores de mercados tradicionales para distribuir sus productos, entrando de lleno en el negocio de la comercialización alimentaria.

A través del portal de Amazon, podemos comprar muchos alimentos envasados, pero es mediante la plataforma Prime Now que Amazon ofrece un abanico amplio de productos alimentarios, también frescos, como si nos encontrásemos en un supermercado virtual. Una opción de compra que, por el momento, solo es accesible para quien vive en Barcelona, Madrid, Valencia, o sus cercanías. Pero que si tiene éxito se extenderá por el territorio. Los vendedores de los mercados tradicionales son uno de los socios que busca la multinacional, con el objetivo de dotarse de una imagen de venda local y de proximidad. En Madrid, des del 2016, Amazon distribuye productos de vendedores del Mercado de la Paz y, en Valencia, des del 2018, del Mercado Central de Valencia. La fruta y la verdura ecológica se anuncian en un apartado específico.

Si en el Estado español esta oferta aún se encuentra en una fase inicial, en los Estados Unidos el gigante de la venta en línea ha hecho una apuesta decidida por entrar en el sector de la distribución alimentaria con la compra, el año 2017, de la cadena de supermercados Whole Foods. Además, no ha adquirido una cadena cualquiera, sino una especializada en productos de calidad y ecológicos. El producto “eco” vende, y Amazon lo sabe. No es la única multinacional que explora de forma más o menos decidida la oportunidad de negocio de la alimentación ecológica, como apuntábamos en el artículo “ La alimentación bio puede morir de éxito“. En Estados Unidos, la empresa ofrece todos estos alimentos a través de su portal de Internet.

Amazon se viste de verde pero, ¿qué criterios de equidad comercial, ambiental, social o laboral puede ofrecer? Algunos de los comerciantes que han trabajado con la empresa, vendiendo a través de su plataforma, la acusan de presionarlos para que bajen al máximo el precio de los productos, dejándolos casi sin margen a pesar de aumentar las ventas, y de forzarlos a utilizar su servicio logístico, por el cuál han de pagar, generándoles una fuerte dependencia. En definitiva, las prácticas abusivas de siempre de la gran distribución aplicadas al comercio electrónico.

El carácter ecológico de algunos alimentos “eco” que ofrece la multinacional también deja mucho que desear: zanahorias y patatas llegadas de Holanda y kiwi de origen italiano o neozelandés. El etiquetado ecológico de poco sirve cuando se acumula tanta kilometraje, más teniendo en cuenta que de estos alimentos, aquí, tenemos a montones.

Y, ¿qué podemos decir de las prácticas laborales de la empresa? Después de la huelga del 21 y 22 de marzo de 2018 en el centro logístico de San Fernando de Henares (Madrid), el mayor del Estado, con un seguimiento masivo, la empresa no dudó en despedir a todos los subcontratados que habían hecho huelga, más de un centenar, y imponer el convenio sectorial en sustitución del propio, el cuál garantía mejores condiciones laborales. Poca justicia laboral en el gigante de las ventas en línea, donde la lucha de la plantilla continúa.

Amazon significa un paso más en las malas prácticas de la gran distribución. Un gigante que no solo amenaza el pequeño comercio de libros, electrónica o productos alimentarios, sino, como novedad, la misma gran distribución. Los supermercados de siempre no las tienen todas con la llegada de Amazon al comercio de alimentos, el cual ha establecido una alianza con DIA para repartir sus productos y servirlos en un tiempo récord: una hora. El Corte Inglés, por ejemplo, ya ha puesto en marcha un servicio de distribución rápida para competir con la multinacional y plantea crear una plataforma europea de comercio en línea para hacer frente al gigante norteamericano. Si los supermercados hicieron tanto daño al pequeño comercio, Amazon, que hoy ostenta casi el monopolio de la venta por Internet, ¿puede hacer el mismo daño a los “súpers”?

Por Esther Vivas - Periodista e investigadora en políticas agrícolas y alimentarias.

Temas: Corporaciones, Sistema alimentario mundial

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