21 de septiembre: día en contra de los monocultivos de árboles

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En el contexto del día internacional en contra de los monocultivos de árboles, compartimos información pertinente con esta fecha, producida por el WRM y otras organizaciones que trabajan en esta problemática. Además queremos rendir homenaje al incansable defensor de los bosques del mundo Ricardo Carrere. Boletín N° 443 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos.

DÍA INTERNACIONAL DE LUCHA CONTRA LOS MONOCULTIVOS DE ÁRBOLES

 

WRM

 

- Factores de expansión de las plantaciones forestales

 

Vivimos tiempos de recalentamiento. Quizás el clima sea la expresión más notoria de una aceleración económica que ha recalentado los motores, quemando todo a su paso. En unas pocas décadas la productividad ha crecido enormemente. Aparecieron las economías de escala, un aumento en la acumulación de capital, las fusiones crecientes de empresas, la expansión de los mercados, la globalización.

 

En este escenario, donde el poder se concentra y las desigualdades se agudizan, las economías nacionales terminan muchas veces supeditadas al poder de gigantes transnacionales y se priorizan, fomentan y habilitan aquellas formas productivas que resultan funcionales al modelo y, cada vez más, a la especulación financiera. Obviamente, se trata de producciones a escala, con gran productividad a corto plazo, con gran inversión de capital privado, corporativo, generalmente con uso intensivo de paquetes tecnológicos, con acceso a mercados grandes o medianos.

 

En la otra punta de la cadena, y cerrando un círculo vicioso, se crean mercados de muy alto consumo. La renovación de las mercancías alcanza en algunos países – donde están los mayores mercados de consumo – un ritmo vertiginoso: todo se usa y tira, se renueva rápidamente, viene empaquetado, pronto para comer, desde los más distantes confines del mundo a la góndola de su supermercado. Se necesita cada vez más hierro, más madera, más celulosa, más energía. El planeta se ha convertido en un gigantesco mercado impersonal, sin la gracia de los aromas y los intercambios del “bazaar”… Corporaciones que producen, corporaciones que transportan, corporaciones que venden.

 

Obviamente, las economías locales, la gestión comunitaria, la posesión colectiva no tienen cabida en las planificaciones que priorizan las exportaciones, la macroeconomía, la inversión de capitales.

 

Parecería que nadie contabiliza los costos “externalizados” del gasto masivo de agua, la pérdida de nutrientes del suelo, la destrucción de ecosistemas, el apetito voraz de combustibles fósiles con la consiguiente liberación irreparable de carbono, el descalabro social que acarrea la expulsión y marginación de comunidades, la pérdida de rumbo en la búsqueda del bienestar o del “Vivir Bien”.

 

La industria celulósica-papelera

 

El sector forestal ha estado inmerso en este proceso. Desde mediados de la década de 1990 el consumo de papel y cartón se fue acelerando, en un principio a costa principalmente de los bosques tropicales, como en el caso de Indonesia y Malasia. La industria celulósica-papelera comenzó a expandirse y con ella la forestación industrial, básicamente dominada por grupos del Norte, donde se produce gran parte del total mundial de madera para pulpa y donde se registra el mayor consumo de papel. Pero las plantaciones industriales de árboles de rápido crecimiento (principalmente eucaliptos), en régimen de rotación relativamente cortos (entre 6 y 10 años, según la región), se instalaron en el Sur y se expandieron a expensas de distintos ecosistemas, como el bosque nativo, en el caso de Chile, o la pradera, en Sudáfrica y Uruguay. Posteriormente, el aumento de la capacidad manufacturera habilitó también el surgimiento de conglomerados del Sur.

 

La expansión de la industria forestal contó con marcos legales y la inyección de generosas subvenciones directas e indirectas y exoneraciones fiscales del Estado, que potenciaron el establecimiento de las plantaciones de monocultivos de árboles, como ocurrió en Chile, Brasil, Uruguay, Nueva Zelanda, Indonesia, Vietnam, Kenya, por citar algunos ejemplos. En todos los casos se beneficiaron poderosos intereses privados - en algunos se trató de grandes capitales nacionales, en otros desembarcaron las inversiones extranjeras.

 

Varios otros actores han sido fundamentales para la expansión de la forestación. La FAO, en especial, ha puesto a su servicio la parafernalia tecnológica de la “Revolución Verde” y su influencia, contribuyendo a disfrazar a los monocultivos forestales de “bosques”, con su definición que los caracteriza de “bosques plantados”.

 

Las consultoras – como la finlandesa Pöyry – han puesto su cuota en la promoción, investigación, planificación y diseño de fábricas de pulpa y papel y de plantaciones forestales.

 

Por su parte, las agencias bilaterales – entre las que destaca la japonesa JICA –, las agencias gubernamentales de créditos para la inversión y la exportación, y las agencias multilaterales aportaron financiamiento de fácil acceso, tanto para las empresas plantadoras como para los gobiernos que aplicaron planes de subsidios. Dentro de estas últimas, el Banco Mundial ha proporcionado créditos baratos para el establecimiento de millones de hectáreas de plantaciones de árboles. (1)

 

Nuevos actores: fondos especuladores

 

¿Y de quiénes son las plantaciones? Además de las mencionadas empresas de la industria celulósica y papelera, nuevos actores del mundo financiero han irrumpido invirtiendo miles de millones de dólares en la adquisición de tierras y el establecimiento de plantaciones de árboles. Buscando diversificar sus inversiones, instrumentos financieros como los fondos de pensión, los TIMO (sigla del nombre en inglés Timber Investment Management Organizations), los T-REIT (sigla de Timberlands Real Estate Investment Trust), los fondos de cobertura (hedge funds) han incursionado en la forestación. Según datos de un informe de la FAO (2), sus inversiones en plantaciones de árboles habrían totalizado aproximadamente 50.000 millones de dólares en 2007.

 

Los TIMO, grupos de gestión de inversiones de los Estados Unidos, conforman una estructura que acumula fondos agrupando a numerosos inversionistas institucionales que quizás no estén directamente interesados en comprar y administrar las plantaciones, o que pueden querer invertir pequeñas cantidades de sus fondos. Los TIMO tienden a establecer fondos que invierten por un plazo de unos diez años.

 

Los T-REIT, fondos de inversión inmobiliarios, extendidos al sector forestal, se crearon en Estados Unidos y han crecido rápidamente desde 2000. Según el referido informe de la FAO, el mayor propietario privado de plantaciones forestales del mundo (Plum Creek) es un T-REIT. Desde 2004, los activos de inversión de una serie de empresas forestales se han reestructurado en instrumentos T-REIT, que resultan más beneficiosos para los accionistas en materia de impuestos.

 

Ambos instrumentos financieros – TIMO y T-REIT – hasta ahora han invertido en un número relativamente limitado de países: Oceanía, Chile, Brasil, Sudáfrica y Uruguay, donde la forestación ya está consolidada.

 

A partir de 2005 surgió otra clase de inversor forestal: los “fondos de cobertura”, instrumentos financieros que operan con fondos de alto riesgo. La gran masa de dinero y de crédito existente en el sistema financiero mundial hasta mediados de 2007 permitió a estos fondos superar la capacidad de las empresas forestales, de los TIMO y de los REIT para comprar grandes extensiones de plantaciones de árboles, si bien luego en general las revenden.

 

También han surgido varios fondos privados europeos que invierten en plantaciones forestales en Europa y en otras partes del mundo. Algunos se han formado específicamente para invertir en el potencial mercado de carbono, una de las falsas soluciones al cambio climático creada por la renuncia del poder económico y político global a atacar de raíz el problema del calentamiento global, causado por la liberación de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera como consecuencia del insustentable consumo de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas).

 

Nuevos problemas con una economía “verde”

 

Es la misma resistencia que buscó el supuesto atajo de los biocombustibles, para seguir alimentando de la misma forma al sistema fagocitario de la economía globalizada, sólo que con otro alimento. Nuevos problemas. La demanda de bioenergía en Europa, catapultada por la Directiva del Parlamento Europeo de 2009 sobre energías renovables – que fija como objetivos obligatorios nacionales una cuota del 20 % de energía procedente de fuentes renovables en el consumo de energía y una cuota del 10 % de energía procedente de fuentes renovables en el consumo de combustibles para el transporte en la Comunidad Europea para 2020 – provocó una avalancha de inversionistas extranjeros acaparando tierras en África, América del Sur y el sudeste asiático para establecer plantaciones de palma aceitera y de otras maderas que suministren de astillas y pellets de madera a la ener gía de biomasa.

 

Según un informe del instituto de investigación IIED (3), sólo en 2011 se inauguraron 5 grandes fábricas de pellets en Canadá, Rusia, Noruega y los Estados Unidos, con una capacidad total combinada de aproximadamente tres millones de toneladas. Del lado del suministro, la mesa está servida en África. Varias empresas están desembarcando en el continente para establecer plantaciones o replantar las existentes, con ese fin. Se firmaron tratados para la producción de astillas para su exportación a Europa y otros lugares, replantando antiguas plantaciones de caucho en Ghana y Liberia.

 

El referido informe cita algunos casos de inversiones en plantaciones de árboles que se sabe están destinadas total o parcialmente para energía de biomasa, con la participación no solamente el sector privado sino también de los Estados – inversiones norteamericanas: 60,700 ha en Guyana, 5,000 ha en Ghana, 11,700 ha en India, 60,700 ha en Guyana; inversiones europeas: 126,000 ha en Mozambique; inversiones de Corea del Sur: 60,000 ha en Cambodia, 200,000 ha en Indonesia (esta última entre gobiernos).

 

Las plantaciones para biomasa tienen la ductilidad de poder destinarse a diversos mercados, según anden los precios: si caen los precios de la energía pueden servir para vender madera o celulosa, o bien créditos de carbono. IIED cita el caso de la empresa noruega Green Resources Ltd. (4), que ha adquirido tierras en Mozambique y Tanzania para establecer plantaciones de árboles que abarcan justamente esas tres actividades económicas.

 

Dentro de las nuevas tendencias que pueden incidir en un aumento de las plantaciones figura el mecanismo REDD+ (ver Boletín Nº 169 del WRM), que concibe la plantación de árboles como una estrategia de reducción de las emisiones de carbono. El gobierno de Indonesia ya anunció que, a tal efecto, se plantarán millones de hectáreas de árboles, a los que califica de “nuevos bosques” – una aberración apadrinada por la FAO.

 

También lo que se ha dado en llamar “bioeconomía” resulta una amenaza. Se trata de un plan para crear todo – desde plásticos a combustibles y textiles – a partir de árboles y otras fuentes de celulosa que complementen los combustibles fósiles. Para ello se utilizarían tecnologías peligrosas como la ingeniería genética, la biología sintética y la nanotecnología.

 

Por último, la Economía Verde, un concepto que entra por la puerta grande en la próxima Cumbre Río+20 que se celebrará en Río de Janeiro en junio de 2012, está siendo llenada de un significado que nuevamente volverá espurio todo intento de cambio. Se habla mucho de las nuevas oportunidades comerciales que traerá la Economía Verde, de inversiones en recursos clave – agua, energía renovable, biodiversidad, bosques (y seguramente eso incluya a las plantaciones) -, de movilizar recursos financieros, de estimular la participación del sector privado con el apoyo del gasto público. El PNUMA puede hablar de invertir en reforestación “sustentable”, pero bien sabemos que si no se cuestiona y rechaza el modelo en gran escala y de monocultivo que resulta tan rentable para los grandes capitales como destructivo para las comunidades locales y el ambi ente, no serán más que palabras falsas.

 

Estamos en un momento crucial, un cruce de caminos. La humanidad puede seguir arrastrada al abismo por la poderosa fuerza de los intereses comerciales que por sí solos no desandarán su camino, o puede tener el coraje de cambiar el rumbo actual y retomar el principio ético del interés colectivo, el bien común, la interdependencia con la naturaleza. Desde el WRM, trabajamos para esto último.

 

Por Raquel Núñez Mutter, WRM, yu.gro.mrw@unleuqar

 

(1) Datos de “El papel del Sur. Plantaciones forestales en la estrategia papelera internacional”, Ricardo Carrere y Larry Lohmann, ver aquí

 

(2) “Corporate private sector dimensions in planted forest investments”, D.A. Neilson, ver aquí

 

(3) “Biomass energy: Another driver of land acquisitions?”, Lorenzo Cotula, Lynn Finnegan and Duncan Macqueen, The International Institute for Environment and Development (IIED), agosto de 2011, ver aquí.

 

(4) Ver Mozambique, Serie Nº 14 del WRM, en inglés y en portugués

 

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SE QUIERE USAR ÁRBOLES DE ÁLAMO Y CHOPO PARA PRODUCIR COMBUSTIBLES DE CARROS

 

Fuente: Campaña Stop GE Trees.

 

El uso de árboles para los combustibles líquidos amenaza con incrementar de forma masiva la deforestación a nivel mundial porque se sustituirán los bosques nativos por plantaciones de árboles transgénicos llamados de "alta productividad”.

 

Por: Keven Drews, The Canadian Press

 

Publicado: 09/20/2011

 

VANCOUVER - plantaciones masivas de chopos y álamos algún día podría ser parte del paisaje de Canadá, al igual que las plataformas petroleras lo son hoy, para la producción de combustibles para el transporte.

 

Carl Douglas, de la Universidad de la Columbia Británica se encuentra entre un equipo de investigadores de todo Canadá, que planea utilizar $ 9,8 millones en fondos para encontrar formas más eficientes de cultivar los árboles para que sus azúcares naturales pueden ser fermentadas y convertidas en etanol.

 

Douglas dijo que el actual proceso de liberación de los azúcares de la madera no está funcionando bien.

 

Pero no todos están entusiasmados con la idea.

 

Lucy Sharratt, coordinadora de la Canadian Biotechnology Action Network, dijo que tales plantaciones amenazan a los ecosistemas forestales de todo el mundo y podría conducir a un mayor control de la materia vegetal por las corporaciones.

 

Estimular la investigación, sin embargo, son los mandatos de los gobiernos de Canadá y de British Columbia, que requieren un mínimo de cinco por ciento de contenido de combustibles renovables en su gasolina. British Columbia también quiere reducir las emisiones de carbono en un 10 por ciento y las emisiones de gases de efecto invernadero en un 33 por ciento en 2020.

 

Una parte importante de estas metas se pueden conseguir a partir de la biomasa que se cultiva en Canadá, dijo Douglas. Dijo que se está centrando en los árboles, ya que pueden crecer rápidamente y en las zonas donde la tierra no es apta para fines agrícolas. En el caso de un álamo, un 75 por ciento de la madera está compuesta de azúcares, como es la celulosa.

 

Pero Douglas dijo que tener acceso a los azúcares que van a ser transformadas en combustible es un reto porque la estructura física de la madera hace que el proceso sea ineficaz. Entonces quiere identificar variantes genéticas en los álamos y chopos que hará que el proceso sea más fácil si es que esos genes se combinan de manera diferente.

 

"No es un método de modificación genética. Es realmente el uso de los genes que ya están allí en los árboles, y combinarlas de nuevas maneras. "

 

Sin embargo, Sharratt dijo que está preocupada y dijo que la creación de plantaciones de árboles manipulados genéticamente es una "peligrosa tendencia".

 

"Si los árboles se utilizan para el combustible, a continuación, se verá el potencial para la expansión de las plantaciones de monocultivos, y si estas plantaciones de monocultivos de árboles son genéticamente modificadas, los árboles manipulados pueden poner en peligro el futuro de los ecosistemas forestales".

 

Ella dijo que ha asistido a conferencias en las que las grandes compañías petroleras han hablado de convertir los bosques en petróleo para el transporte.

 

Douglas por su parte dijo que las plantaciones tendrían que ser enorme para que sea económicamente viable y que probablemente, sería más adecuado en otras provincias de Canadá (no en British Columbia) debido a su topografía, y que había que tener en cuenta las zonas devastadas por grandes plagas como el escarabajo del pino de montaña.

 

"La idea no es reemplazar los bosques naturales con este tipo de cosas, pero si ocupar áreas con tierras marginales para la agricultura o tipos similares”.

 

Genome Canada, BC Genoma y diversos asociados están proporcionando los fondos para la investigación de Douglas. Él dijo que la investigación puede durar entre 10 y 15 años, y que al momento cuenta con financiamiento para los tres primeros años.

 

Algunos científicos de la Universidad de Victoria, de la Universidad de Alberta y de la Universidad de Toronto también están involucrados en el proyecto.

 

Fuente: Ver aquí

 

Nota: Aunque se usen los mismos genes, se trata de un proceso de modificación genética, pues cada re-arreglo de genes de su posición original, necesita técnicas moleculares modernas, y el paquete completo de expresión, incluyendo promotores, genes marcadores, vectores, etc.

 

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Notas de la Conferencia “Biotecnología Forestal 2001”, que tuvo lugar en Bahía - Brasil.

 

26 de junio 2011

 

Anne Petermann

 

Global Justice Ecology Project

 

De acuerdo al Director Ejecutivo de la empresa CEO of Veracel, Brasil es actualmente el cuarto mayor productor de celulosa en el mundo, produciendo un 8% del total mundial. China es el segundo con un 12% a nivel mundial, Canadá es el tercero con el 10%. Pero el líder es Estados Unidos, que produce el 27% del total mundial.

 

Brasil genera $ 7,5 mil millones en exportaciones, a partir de una actividad con "bajo contenido de carbono actividad que genera empleos verdes".

 

Este logro notable se ha producido a un alto precio en los EE.UU.. Uno de cada cinco hectáreas de los bosques del sureste del país se han convertido en plantaciones de pino; esto es, más de 40 millones de acres. Casi 6 millones de acres en la región se talan cada año sólo para el papel. Se espera que las nuevas demandas por bioenergía a base de madera resulte en otros 40 millones de hectáreas más de bosques biodiversos perdido por las plantaciones.

 

Las plantaciones de árboles también significa la generación de productos químicos tóxicos. Entre 1990 y 2000, más químicos se utilizan en las plantaciones del sur de los EE.UU. que en el resto del mundo combinado, contaminando el agua y causando enfermedades.

 

Brasil, para no quedarse atrás de los EE.UU., espera que la producción de celulosa en Brasil se triplicará en los próximos 10 años, de acuerdo al ejecutivo de Veracel. En el año 2000, explicó, la producción de Brasil fue 7,2 millones de toneladas, y en 2010 fue casi 9,8 millones de toneladas. Bahía, el Estado en el que tiene su sede Veracel, produce 2.247 millones de esas toneladas. Su planta de celulosa se abastece de una mixtura de bosques naturales y plantaciones, y espera cobrar créditos de carbono a partir de ellos.

 

El área de tierra cubierta por plantaciones de árboles en Brasil se está expandiendo rápidamente. ¿Dónde se llevará a cabo esta expansión?. Se requieren grandes extensiones de tierra. La tierra tendrá que ser convertida de su formato actual (como bosques, tierras agrícolas, tierras de hacienda) en plantaciones industriales de árboles a gran escala. En los casos donde se utiliza la tierra que no está cubierta de bosques, es probable que se de lo que se conoce como "cambio indirecto del uso de la tierra.

 

Y se vislumbra en el horizonte, en algún lugar en la distancia, es el espectro de las plantaciones de árboles genéticamente modificados, los árboles genéticamente modificados para que sean más fácil (y barato) para la empresa elegir el producto que se elaborará a partir de la madera: papel, electricidad, combustibles líquidos, productos químicos, plásticos, textiles, madera. Lo que sea, pues para cada cosa tiene a alguien trabajando en árboles transgénicos.

 

Y todo esto se vende como "verde." ¡Después de todo, los árboles son una alternativa "renovables" a los combustibles fósiles! De hecho, en su presentación sobre lo que viene en los próximos años, el Ejecutivo de Veracel señala "el cambio climático, la economía verde" y de Río +20”.

 

Nota: Veracel es el resultado de la alianza de dos líderes internacionales de la industria de pulpa, papel y fibra: la empresa brasileña Fibria y la sueco-finlandesa Stora Enso.

 

Fuente: Ver aquí

 

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EN MEMORIA

 

21 de setiembre: un homenaje a Ricardo Carrere y a todos los que luchan contra los Monocultivos de Árboles y en defensa de la vida!

 

El último 16 de agosto perdimos a nuestro querido compañero Ricardo Carrere. Por un lado tenemos que lidiar con la pérdida de un gran compañero y amigo, pero por otro, Ricardo nos dejó un legado enorme.

 

Esto lo observamos en los numerosos mensajes que recibimos de colegas y amigos de largo tiempo. Pero también nos llamó la atención la gran cantidad de mensajes de personas que se encontraron con Ricardo una o pocas veces. Esos momentos, aunque fueran de corta duración, dejaron marcas duraderas en esas personas, como muestra el artículo publicado sobre Ricardo en este boletín, escrito por Julien-François Gerber y Sandra Veuthey.

 

En el editorial de este boletín con foco en el Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, queremos ‘dialogar’ con las palabras que Ricardo dedicó en estos últimos años a este Día, como una forma de homenajearlo y de mostrar algunas de las muchas ideas y reflexiones en los libros, publicaciones y artículos que escribió y que nos dejó generosamente.

 

Ricardo siempre se dedicó con su habitual entusiasmo a este Día Internacional de Lucha, creado en un encuentro de comunidades afectadas por los monocultivos en Brasil, en 2004. Cabe recordar que en Brasil, el 21 de setiembre es el día del árbol.

 

En la visión de Ricardo, ¿cuál es el objetivo del Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos? Ricardo escribe: “En este 21 de setiembre apuntamos, entonces, a dar visibilidad a los numerosos pueblos que luchan contra las plantaciones, como una forma de romper el círculo de silencio y mentiras silencio y permanecer a su lado en esta situación apremiante. Al mismo tiempo, nuestro objetivo es divulgar, tanto como sea posible, la evidencia que surge de esas luchas relativas a los impactos sociales y ambientales generados por esas plantaciones. A través de este medio queremos debilitar el apoyo de los gobiernos a las plantaciones y exponer a aquéllos que dan credibilidad a las plantaciones o que no informan al público sobre el tema.” (Boletín WRM, setiembre de 2008)

 

Podemos ver que para Ricardo era un principio estar siempre al lado de las comunidades impactadas, con las que aprendió y se convenció de los graves impactos negativos de los monocultivos de árboles, algo que siempre buscaba transmitir de forma simple y clara: “El conocimiento adquirido durante las últimas décadas del hecho de que las plantaciones se establecen a expensas de los medios de vida y el ambiente de las poblaciones locales ha alcanzado un nivel tal de certeza que ya no puede seguir siendo ignorado. En país tras país, los monocultivos de árboles han resultado en la pérdida neta de empleos, migración forzada o ‘voluntaria’, apropiación de enormes áreas de tierra por empresas nacionales y transnacionales, desaparición y contaminación de Recursos hídricos, pérdida de biodiversidad, empobrecimiento del suelo, destrucción de ecosistema locales –bosques o praderas- y en muchos casos en violaciones a los derechos humanos, incluyendo represión, encarcelamiento y hasta muerte.” (Boletín WRM, setiembre de 2006)

 

Uno de los argumentos de Ricardo para justificar la importancia del Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles era el hecho de que para mucha gente plantar árboles se considera algo bueno. Escribía “muchas personas, del Sur y del Norte, no tienen conocimiento alguno acerca de los impactos sociales y ambientales resultantes de los monocultivos de árboles a gran escala, y creen que plantar árboles es siempre positivo. Tampoco están al tanto del hecho de que estas plantaciones no apuntan a mejorar los medios de vida de las poblaciones locales sino a alimentar el consumo despilfarrador de los países del Norte”. (Boletín WRM, setiembre de 2008)

 

Y diagnostica los motivos para tal situación: “La situación antes mencionada es el resultado de una combinación de factores, entre los cuales se encuentra el hecho de que las voces de las poblaciones locales que luchan contra las plantaciones son silenciadas por el miedo, la represión o la nula difusión por parte de los medios que las vuelve invisibles. Tanto el miedo y la represión como la invisibilidad en los medios son consecuencia del poder político y económico de las empresas forestales, a menudo involucradas también en inversiones en otros sectores industriales, como la celulosa, la madera, el aceite de palma o el caucho.” (Boletín WRM, setiembre de 2008)

 

Ricardo se horrorizaba con las tácticas de las empresas que invadían los territorios de esas comunidades, con promesas y argumentos científicos falsos: “El hecho de que ninguno de esos argumentos tenga el menor fundamento científico no ha sido obstáculo para que se los difunda como ‘verdades científicas’, no solo por los directamente beneficiados – las empresas – sino también por todo el aparato técnico-burocrático – nacional e internacional – puesto a su servicio. En ese proceso, la sabiduría local ha sido descartada como ‘ignorancia’ y la verdadera ignorancia ha sido elevada al pedestal de ‘ciencia’". (Boletín WRM, setiembre de 2009).

 

Y así resumía la situación: “En resumen, el establecimiento de estos grandes monocultivos de árboles constituye una guerra contra los pueblos y la naturaleza. El gran ejército verde invade, destruye y reprime a las poblaciones locales, cuyo único “delito” consiste en defender lo que es suyo ante el invasor.” (Boletín WRM, setiembre de 2010).

 

A modo de conclusión, comenta: “Por último, deseamos enfatizar que la lucha contra las plantaciones es algo que ha sido impuesto a las comunidades, las cuales están, de hecho, defendiendo sus medios de vida y el medio ambiente local contra la codicia empresarial. Es una lucha indispensable para proteger los bosques, las praderas, los pantanos, la diversidad biológica, los suelos, el agua y las personas, todos los cuales están siendo afectados por estos vastos monocultivos de árboles. Es, en suma, una lucha por la vida.” (2008)

 

Para finalizar, en el boletín del año pasado, Ricardo rindió homenaje a esas comunidades que luchan contra los monocultivos de árboles, en todo el mundo, diciendo: “Es por ello que en este 21 de setiembre queremos homenajear a los pueblos que luchan por la defensa de sus territorios y a hacer un llamamiento a redoblar esfuerzos para apoyarlos en la justa defensa de sus derechos”.

 

Este 21 de setiembre de 2011, queremos incluir a Ricardo en este homenaje y enfatizar que para el WRM el apoyo a esas luchas continuará siendo una prioridad central.

 

Gracias por todo y ¡hasta siempre, Ricardo!

Temas: Monocultivos forestales y agroalimentarios

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