ECUARUNARI: frente a REDD y las falsas soluciones al cambio climático
Los pueblos indígenas entendemos que el cambio climático es producto del desarrollo de la industria capitalista que, concentrada en los países del norte, no sólo ha contaminado el aire y el agua, sino que ha despojado a nuestros territorios extrayendo recursos naturales, concentrando e industrializando la producción de alimentos y destruyendo la Allpa Mama.
Son los bosques andinos y amazónicos, los manglares, páramos y humedales los que están protegiendo al planeta, pues son capaces de captar grandes cantidades de CO2 de la atmósfera de forma natural y mantener el equilibrio climático. Estos ecosistemas constituyen fuente de vida y hogar de comunidades campesinas, pueblos indígenas, de pescadores, pueblos montubios y afrodescendientes, que hemos permanecido en estos territorios y los hemos cuidado desde siempre.
Además, los pueblos indígenas hemos contribuido al cuidado de la Naturaleza sosteniendo la producción campesina indígena en pequeña escala y comunitaria y la utilización de conocimientos y saberes tradicionales, que ha impedido una mayor expansión de la agroindustria, otra de las principales causas del cambio climático.
Sin embargo estos ecosistemas están siendo destruidos y nuestra agricultura se encuentra amenazada por actividades extractivas como la minería, la industria petrolera, la explotación industrial de la madera, la conversión en monocultivos para producir agrocombustibles, o cultivos agrícolas para la exportación. Todo esto contribuye a acelerar el cambio climático, puesto que se acaba con reservorios naturales de carbono, las actividades económicas tradicionales, además de contaminar los suelos y las fuentes de agua de las que depende la soberanía alimentaria.
Los proyectos REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal), iniciativa surgida de las negociaciones internacionales de cambio climático, pretenden incorporar los bosques -y otros ecosistemas- a los mercados financieros internacionales, a través de la usurpación de los derechos de los pueblos y las comunidades sobre sus tierras y territorios, favoreciendo proyectos de forestación y reforestación, es decir plantaciones forestales como sumideros de carbono, prácticas que hemos rechazado pues implican impactos sociales y ambientales para las comunidades.
REDD significaría un nuevo colonialismo del Norte con el Sur, encadenamiento a nuevos mecanismos financieros, más endeudamiento, acaparamiento de tierras y pérdida de derechos de los pueblos y comunidades del Sur, mientras que el consumo de combustibles fósiles por parte del capitalismo seguirá aumentando, siendo responsable por los desastres climáticos.
Rechazamos estas formas de interferencia en nuestras tierras y territorios, pues REDD es afianzar el falaz mercado de carbono como solución al cambio climático, y es una forma de transferir las responsabilidades de los países que han contaminado la atmósfera, hacia los pueblos que históricamente hemos cuidado estos ecosistemas. La confrontación del cambio climático no puede basarse en mercados de carbono o una simple sustitución de un modelo energético por otro (por ejemplo: combustibles fósiles por agrocombustibles).
Combatir verdaderamente el cambio climático implica cuestionar el modelo económico basado en la explotación de las personas y de la Naturaleza, tenga el nombre de capitalismo o de socialismo del siglo XXI. Sólo así podremos detener la contaminación y la deforestación, respetando y favoreciendo los derechos colectivos de los pueblos y nacionalidades sobre sus tierras y territorios. Debe ser una solución política de cambios estructurales en el modelo económico y particularmente en el modelo agrario.
Esto significa luchar por la construcción del verdadero Sumak Kawsay, hoy, con los vivos, no sólo declarando héroes a los que fueron asesinados como Fernando Daquilema.
Ante esto proponemos:
1. Rechazar los proyectos REDD que buscan mercantilizar nuestros territorios y la Naturaleza a través de la creación y venta de servicios ambientales, así como los proyectos de forestación y reforestación, y otros monocultivos para sumideros de carbono, en nuestras tierras y territorios, pues esto nos impide conservar nuestros ecosistemas y producir alimentos.
Tampoco admitimos que con el objetivo de sustituir la energía fósil por fuentes de energía llamadas renovables, se represen nuestros ríos para hidroeléctricas o se promuevan plantaciones de caña, palma, colza o cualquier otro cultivo para producir agrocombustibles.
2. Iniciar un proceso de insurrección agraria para construir desde los Pueblos un verdadero Sumak Kawsay, un modelo agrario basado en la producción indígena, campesina y comunitaria que garantice la soberanía alimentaria.
3. No permitir la expansión de las industrias extractivas, en particular luchando contra la minería a cielo abierto en nuestros territorios, pues es nuestra responsabilidad defender la Pachamama, que es nuestra Madre.
4. Iniciar una transición energética hacia sociedades no petroleras, con energías limpias, descentralizadas, ecológica y socialmente respetuosas. Ninguna tecnología debe atentar al derecho al agua ni a la soberanía alimentaria.
Por el Consejo de Gobierno
Delfín Tenesaca