Panamá: No es necesaria la fuerza para escuchar a un pueblo indefenso
Explotación minera del cobre y construcción de hidroeléctricas: Los últimos días, un torrente de informaciones desde Panamá alertaron sobre un conflicto ardiente. Las imágenes cortaban la respiración. Al menos dos muertos, podrían ser más, decenas de heridos, centenares de detenidos, estado de sitio no declarado abiertamente, el corte de las comunicaciones.
Todo ello impuesto por el gobierno de Ricardo Martinelli, al que acusan de empresarial y racista. En el trasfondo del conflicto, la explotación minera del cobre, y la construcción de hidroeléctricas, sin licencia social de la población afectada, los indígenas ngäbe.
Ayer se fue recuperando la paz y se firmó el acuerdo de San Lorenzo. Pero todo no termina ahí. La solidaridad sigue siendo necesaria. Los indígenas ngäbe manifestaron que permanecerán alertas hasta que se reactiven las discusiones sobre la protección de los recursos hídricos, ambientales y minerales de la comarca. El camino aún será largo. Firma hoy mismo una carta en apoyo de sus reivindicaciones en defensa de la vida y la naturaleza.
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Con la destrucción del Cerro Colorado, los indígenas panameños ngäbe perderían lo último que les queda: sus tierras y selvas. Durante siglos han estado relegados y arrinconados en los cerros centrales, zonas que parecían menos propicias para la industria ganadera y agrícola. Habitan en las provincias de Veraguas y Bocas del Toro. Sobreviven como trabajadores agrícolas y están entre los más pobres del país. Ahora resulta que justo ahí se albergan los valiosos oro y cobre que ponen el signo del dólar en los ojos de las empresas mineras.
Aunque la población de las zonas mineras del continente son también las más pobres, el despojo se anuncia en nombre del "desarrollo del país". Para justificar la represión, el gobierno panameño falseó los hechos al insinuar que los indígenas habían secuestrado a turistas, quienes en realidad quedaron varados en la carretera. Una campaña mediática sirvió para culpar al movimiento de protesta de las grandes pérdidas económicas con afirmaciones como "se está afectando la imágen del país" o "se está atentando contra las inversiones extranjeras".
Pero también la solidaridad popular de otras etnias y movimientos salió a relucir y se multiplicaron las protestas en diferentes partes del país. El problema no es sólo de los ngäbe. Un 44% del territorio está solicitado o en trámite de concesión para explotaciones mineras. Se pide solidaridad internacional urgentemente para circular y denunciar lo que está pasando. Pueden firmar esta carta que encuentran en el recuadro blanco, completando el formulario más abajo con sus datos y ayudar a difundir. Gracias.
Sepa más sobre el cobre, el metal que desató el conflicto
Firme la carta completando sus datos en el formulario al pie.
Fuente: Salva la Selva