Lufthansa carga combustible en la selva
Un nuevo peligro sobrevuela la selva tropical: ahora será arrasada para la aviación. En el nombre de la protección del clima, ahora las aerolíneas quieren despegar con agrocombustibles de jatropha, camelina y palma que proceden de plantaciones que implican la destrucción de selvas tropicales y desplazamiento de pequeños campesinos.
La aerolínea alemana Lufthansa quiere ser la pionera: el 15 de julio despegará del aeropuerto de Hamburgo un Airbus 321 que por primera vez volará con agrocombustible. Nosotros nos oponemos y convocamos una protesta en el citado aeropuerto.
Para volar se necesita mucho combustible, lo cual es muy perjudicial para el medio ambiente. Sólo Lufthansa utiliza 30 millones de litros de keroseno a base de petróleo y así emite a la atmósfera una cantidad inmensa de gases dañinos para el clima. Usando “biocombustible” la aerolínea quiere dar una pincelada verde a sus emisiones contaminantes. 'Burnfair' -quemar amigablemente- es como denomina Lufthansa su proyecto piloto, financiado con 2,5 millones de euros de dinero público.
Cuántos estudios científicos más necesitan los políticos y las empresas para comprender: fabricar combustibles a partir de plantas calienta el clima, porque para establecer las plantaciones es necesario destruir bosques tropicales y savanas. Además, se causa el desplazamiento de millones de personas, se extinguen especies animales y plantas y se envenenan los suelos y aguas con pesticidas. Al mismo tiempo se agrava el problema del hambre en el mundo al utilizarse las superficies agrícolas para el cultivo de plantas energéticas en lugar de alimentos.
Todos estos son hechos conocidos, pero ignorados por los tomadores de decisiones -incluso cuando las críticas vienen de sus propias filas. Cuatro nuevos estudios encomendados a expertos por la Unión Europea han demostrado que los agrocombustibles no cumplen en absoluto los objetivos climáticos de la UE. Estos estudios se filtraron y fueron citados el pasado viernes por la agencia de noticias Reuters. Entre otras cosas se dice: “El biodiesel de palma aceitera asiática, de soja sudamericana y de colza europea tienen más efectos dañinos que beneficiosos”.
Lufthansa dispersa todo el conocimiento científico por el aire. Desde el 15 de julio, uno de sus Airbus 321 volará cuatro veces diarias entre Hamburgo y Frankfurt con el susodicho biocombustible. Durante seis meses se testeará en este vuelo regular una mezcla de keroseno, aceites vegetales y grasas animales. Pero la compañía prefiere no airear el secreto de qué aceites vegetales han sido autorizados y de dónde proceden.
El combustible amigable para el clima es una ilusión. La alternativa es: ¡volar menos!
Salva la Selva exige a las empresas y ministerios correspondientes, detener inmediatamente el proyecto de agrocombustibles. Firma la carta aquí.