Llamado a la Acción para rechazar REDD y las industrias extractivas
"Denunciamos que las decisiones para avanzar con los mercados de carbono y mecanismos afines, tomadas en salas de conferencias por representantes encorbatados, no reflejan la realidad de los pueblos y bosques, y mucho menos reflejan la imperante necesidad de iniciar una real transición para alejarnos de un modelo económico sediento de combustibles fósiles."
Para rechazar REDD+ y las industrias extractivas para enfrentar el capitalismo y defender la vida y los territorios
Una vez más, los gobiernos del mundo se reunirán a finales de año en el marco de la convención de las Naciones Unidas para, supuestamente, lidiar con la real y tangible problemática del cambio climático. No obstante, la agenda de las negociaciones sobre clima – empujada principalmente por los gobiernos de los países industrializados y grupos de cabildeo corporativo – sigue el mantra de la acumulación de capital, que para efectos de la crisis climática se traduce en el mercado de carbono. Este mantra ha llevado a que las emisiones de gases de efecto invernadero, la deforestación y la destrucción ambiental en general incrementen cada vez más. Esta creciente destrucción es “aceptada” y hasta promovida, siempre y cuando sea “compensada” con algún proyecto en otro lugar. Y son principalmente las poblaciones tradicionales y dependientes de los bosques quienes viven y sufren las consecuencias; no solo con los impactos de las intensas sequías, inundaciones y de tantos otros cambios en el clima, sino también a través del despojo y saqueo de los territorios, producto de la extracción legitimada y en expansión a causa del mercado de carbono. El último borrador (público) del acuerdo climático que sería implementado post-2020, y que se espera concretar en las negociaciones de este año en Paris, Francia, abre las puertas de par en par a mecanismos de mercado como REDD a nivel global (1).
¿Qué significa esto?
Los mecanismos del mercado de carbono como REDD han permitido continuar, legitimar e intensificar actividades destructivas como son las mineras, petroleras, gasíferas y de carbón, los monocultivos forestales, la agroindustria, entre otros. Este modelo extractivista ha resultado en el despojo, la violencia, la criminalización, la destrucción y la pérdida de centenares de pueblos a nivel mundial, y junto a ellos, sus culturas, espiritualidades, saberes, autonomías y control sobre sus vidas y territorios (2).
¿Cómo se puede hablar de un mecanismo que busca “frenar la deforestación” o “beneficiar a los pueblos de los bosques” cuando la lógica que subyace es la de expandir la extracción a escala industrial? A pesar de toda la propaganda y discursos creados para hacernos creer que REDD es una “solución viable”, la experiencia nos enseña que lo que se busca en realidad es mantener una economía de acumulación de capital que controla cada vez más territorios y llena los bolsillos de unos cuantos (3).
En este contexto, en diciembre de 2014, a puertas de las negociaciones sobre clima que se dieron lugar en Lima, Perú, más de 150 organizaciones y movimientos de todas partes del mundo lanzaron un Llamado a la Acción para Rechazar REDD y las industrias extractivas, para Frenar el capitalismo y Defender la vida y los territorios (4). El Llamado denuncia que “uno de los pilares fundamentales del nuevo capitalismo global son los ‘servicios ambientales’. Estos significan el sometimiento, financiarización, mercantilización, servidumbre y esclavitud de la naturaleza a la lógica del capital. El mercado de carbono, la compensación de biodiversidad o los mercados de agua son parte de esta forma de capitalismo.” Y añade que “con REDD+ la capacidad de los bosques y suelos de absorber carbono y retenerlo, de las plantas de hacer fotosíntesis, de criar el agua, de cultivarse o de crear biodiversidad está siendo cuantificada, monetarizada, apropiada, privatizada y financierizada como cualquier mercancía. El comercio de ‘servicios ambientales’ también impulsa la impunidad de los contaminadores y destructores porque en lugar de aplicarse la ley para prohibir contaminar y deforestar, lo pueden ‘compensar’ y además evita combatir el cambio climático pues no se ataca lo que lo provoca.”
Un paso importante de este Llamado fue el de articular claramente la crítica hacia REDD con sus implicaciones en la expansión del modelo extractivo, ya que sus promotores utilizan constantemente un discurso de “participación local”, “mejorar la gestión de los bosques”, “mejorar las condiciones de vida y desarrollo de las poblaciones locales” e incluso de “implementar los derechos territoriales”. No obstante, como lo expresa el Llamado, “empresas como la petrolera Shell o la minera Río Tinto, de plantaciones de árboles para madera, pulpa y papel como Green Resources y Suzano, agroindustriales como Wilmar, Monsanto y Bunge, organismos multilaterales como el Banco Mundial o FAO, trasnacionales de la conservación como Wildlife Works, WWF, The Nature Conservancy o Conservación Internacional, empresas consultoras, la banca pública y privada, y muchos gobiernos, elaboran, apoyan y financian proyectos y programas REDD+ (…) Estos mecanismos socavan las verdaderas soluciones a la crisis climática pues son una distracción a los cambios en los modos de producción y consumo y hacia economías y sociedades libres de combustibles fósiles.”
Sin embargo, la campaña pro-mercados de carbono y REDD se intensifica a medida que nos acercamos a las negociaciones de fin de año, que esperan llegar a un acuerdo sobre REDD, desechando la evidencia recopilada sobre los nefastos impactos de este mecanismo. “Las negociaciones sobre el clima, cada vez más controladas por el poder corporativo, no tratan de salvar el clima, ni proteger los bosques y suelos, ni erradicar la pobreza o respetar los derechos de los pueblos indígenas. Por el contrario, protegen cobardemente a las corporaciones depredadoras, reforzando un modelo destructivo y patriarcal.”
Por lo tanto, denunciamos nuevamente que las decisiones para avanzar con los mercados de carbono y mecanismos afines, tomadas en salas de conferencias por representantes encorbatados, no reflejan la realidad de los pueblos y bosques, y mucho menos reflejan la imperante necesidad de iniciar una real transición para alejarnos de un modelo económico sediento de combustibles fósiles. Continuar con el mantra del mercado de carbono sería continuar con la imposición de más proyectos destructivos sobre aquellos pueblos que han defendido sus bosques y territorios por generaciones. Reiteramos el pedido a las organizaciones, movimientos sociales, grupos y redes a que se unan al Llamado a la Acción para fortalecer las voces que desde los bosques nos enseñan las verdaderas consecuencias de estos mecanismos. “¡Luchar contra REDD es también combatir al capitalismo!”
Notas
1) http://unfccc.int/… (pdf)
2) Vea más información en: http://wrm.org.uy/...
3) Vea por ejemplo: http://wrm.org.uy/...
4) http://wrm.org.uy/… (pdf)
Fuente: WRM, Boletín 216