Argentina: ¿Sabes por qué NO queremos la nueva de Ley de Semillas?
Porque rechazamos los Derechos de Propiedad Intelectual que promueven la privatización y monopolización de nuestras semillas. Con estas regulaciones, las empresas transnacionales quieren apropiarse, incluso, de variedades "descubiertas" lo cual es un absurdo, porque toda variedad agrícola es obra humana. Así pretenden expropiar el trabajo ajeno y controlar las semillas campesinas.
Porque no vamos a permitir la confiscación de nuestras semillas y la destrucción de los cultivos y cosechas a través del uso de fuerzas represivas. No podemos aceptar que se impongan multas y cárcel a quienes han custodiado, almacenado, mejorado e intercambiado ancestralmente las semillas.
Porque exigimos que se resguarde la diversidad agrícola y que se cuide la alimentación futura de la humanidad. Las semillas son el primer eslabón de la cadena alimentaria. No podemos dejar que los sistemas alimentarios sean apropiados por grandes oligopolios que dictaminen qué comemos y cuánto pagamos por nuestros alimentos, como sucede hoy con el aceite.
Porque defendemos el derecho básico de los agricultores a guardar semilla y sabemos que las excepciones son una mentira ya que, tarde o temprano, las corporaciones terminarán aplastando los sistemas alternativos de producción.
*Porque estamos convencidos que un proyecto de ley que se discute a puertas cerradas con los representantes de las grandes corporaciones y los ganadores del agronegocio, dejando a las mayorías por fuera, es un proyecto de ley que busca perpetuar la ganancia de unos pocos y las penurias de muchos.
Las semillas y el conocimiento asociado a ellas son parte fundamental e insustituible de la soberanía alimentaria de los pueblos. Por todo lo anterior, las semillas no son apropiables. Ellas son el patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
Para nosotrxs, la semilla es la base de nuestra alimentación, fuente de diversidad agrícola y cultural. Creadora de comunidad y vida.
Pero para las grandes corporaciones es un negocio. La semilla ha sido el insumo utilizado para consolidar la actual cadena del agronegocio en Argentina, Paraguay, Brasil y el resto de América Latina. A través de ella, estas multinacionales nos han impuesto un destino común de saqueo y muerte. Desaparición de bosques nativos, sustitución de cultivos centrales para nuestra alimentación (como el girasol), expulsión de los pequeños productores agrarios de sus tierras y eliminación del empleo rural ( con dos trabajadores por cada 500 has de producción) han sido sólo algunas de las consecuencias sufridas por nuestros pueblos. En connivencia con el Estado, el agronegocio reprime, asesina y criminaliza a las comunidades y luchadores/as que resisten, como a Cristian Ferreyra en Santiago del Estero, Argentina, o a la comunidad Marina Kué, en Curuguatí, Paraguay.
Finalmente, los agrotóxicos que estas empresas asocian a las semillas profundizan un genocidio silencioso que hoy está afectando a las poblaciones rurales y urbanas de todo el mundo, con enfermedades como alergias, cáncer, abortos espontáneos y deformaciones.
Y si hasta ahora estas corporaciones utilizaron nuestas semillas milenarias para sus negocios, hoy también se las quieren apropiar. Por eso el Ministerio de Agroindustria, con Ricardo Buryaile a la cabeza, enviará al Congreso de la Nación un anteproyecto elaborado para la modificación de la actual Ley de Semillas y Creaciones Fitogenéticas. Este es uno más de los muchos intentos de modificación que, desde 2012, buscan reconfigurar los mecanismos de producción, comercialización y propiedad de las semillas en nuestro país. Otra vez la discusión de este proyecto ha sido generada a espaldas de quienes seremos directamente afectados.
Pero nosotrxs seguiremos resistiendo en las calles y diciendo NO a la reforma de la Ley de semillas. Los compañeros/as de Chile, Perú y Colombia, que rechazaron esas leyes, nos mostraron la forma. Las experiencias de millones de campesinos/as y productores/as familiares, que practican milenarias formas de agricultura sustentable y sana, nos iluminan el camino. Porque creemos que la soberanía alimentaria es un derecho que se lucha.
¡No a la nueva ley de semillas Monsanto!
¡No a la privatización de las semillas y la vida!
¡Fuera Monsanto y las corporaciones del Agronegocio de América Latina!
¡Por una agricultura para alimentar y en manos de los pueblos!
Multisectorial contra la Ley Monsanto de Semillas
moc.liamg@sallimesedyelaveunalaon