Si bien este artículo no pretende cuestionar la eficacia de las políticas y prácticas reglamentadas para asegurar la salubridad de los alimentos, sí que quiere plantear algunas ideas que destapan la aleatoriedad de algunas de ellas, así como reflexionar sobre las consecuencias sociales de las mismas en términos de poder, quién gana y quién pierde.