La multitud de tratados que se están negociando a escala planetaria marcan una nueva ofensiva por liberalizar el comercio mundial. Porque más allá de las siglas, estos tratados fomentan un marco legal que permite a las corporaciones transnacionales imponerse al resto, en un sistema cada vez más desigual, que destruye empleo, desplaza al pequeño comercio, daña los ecosistemas y tensa más el conflicto social, abriendo camino a un capitalismo aún más salvaje.