Argentina: El modelo de la soja no tiene su santo
Esta semana se presentó en la ciudad de Buenos Aires "Pueblos Fumigados", el informe sobre la problemática del uso de plaguicidas en las principales provincias sojeras de la Argentina.
Al decir del Grupo de Reflexión Rural (GRR), organizadores de la actividad y autores del documento, "la jornada agotadora, no solamente logró recuperar muchas de las luchas que llevaron en los últimos años los pueblos fumigados, sino que a su vez será recordada como un hito en sí mismo de esos propios esfuerzos, tanto por conseguir justicia, como por instalar la conciencia y la necesidad de cambiar este modelo minero de monocultivos transgénicos de soja que sufrimos actualmente y que nos neocolonializa, por un modelo productivo más amigable con la Naturaleza, en un nuevo Proyecto de País para los argentinos, con Soberanía Alimentaria y Justicia Social".
Para conocer el camino que permitió la elaboración de la publicación, los hallazgos de la misma, y los desafíos políticos y sociales que implican luchar contra el modelo de producción industrial de alimentos, la Agencia de Noticias Biodiversidadla conversó con Jorge Rulli, del GRR.
- ¿Cuál fue el proceso para llevar adelante el informe Pueblos Fumigados?
Este es el corolario de una larga campaña, cerca de 5 años trabajando en el tema de los impactos del modelo industrial sobre las poblaciones. En principio lo que hemos hecho es solidarizarnos con las víctimas, ponerlas en descubierto, relacionarlas con médicos y con abogados, luego constituir grupos en las localidades. Más tarde, en otra fase, intentamos agruparlos por provincias o por zonas. Hicimos talleres, en esas reuniones se trató de capacitar tanto acerca de los tóxicos que se usaban como de sus consecuencias, tanto para los trabajadores como para la población, y en ese sentido nos acompañaron médicos según la zona.
Jorge Kaczewer, (Darío) Gianfelici, Daniel Verzeñassi, Rodolfo Páramo, siempre como los más destacados en esta lucha de los últimos años. Ellos la verdad que nunca, nunca dejaron de aportar lo mejor que sabían, viajaron, expusieron sus conocimientos. En el caso de los abogados, ha sido siempre más difícil por la falta de experiencia en el tema ambiental. Muchas veces hemos visto cómo los grupos acercaban a la actividad a abogados jóvenes que trataban entonces de entender el tema, de ver cómo posicionarse, y en ese sentido, nuestro abogado Osvaldo Fornari aportó su propia experiencia. Muchas veces nos constituimos nosotros mismos con las pruebas que recabábamos en los juzgados para hacer demandas.
En los últimos tiempos la campaña ha ido tomando otro ritmo, porque la gente se cansa, la gente se predispone a otras medidas de lucha, como el caso de Jeremías Chauque, cerca de Santa Fe, que se interpuso delante de una máquina. Hubo cortes de ruta en algunos lugares también, y las movilizaciones se han hecho mucho mas intensas. Cuando movilizamos el Colectivo de Córdoba, nunca son menos de 200 ó 250 personas las que se reúnen, y en un pueblo chico como Alta Gracia se nota mucho, los diarios hablan, y las radios. Se nota que es un nuevo tema, un tema fuerte, un tema de la política como servicio. El Colectivo de Córdoba inclusive periódicamente se moviliza a la plaza central de Córdoba Capital y están moviendo muchas personas, con carteles de todas las localidades, y esto es una experiencia que desconcierta un poco al poder político.
- Respecto a la cantidad de provincias que vienen llevando adelante la campaña, ¿tienen idea de en cuántos lugares se está desarrollando?
La campaña fundamentalmente trabaja sobre cuatro provincias, que son Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires, pero hemos estado también en Tucumán. En el Chaco hubo un encuentro muy fuerte hace unos días, estuvimos en Salta, estuvimos en Corrientes también, y en este caso son las arroceras las causantes de los impactos, pero bueno, ahí todavía no se han constituido fuertes entramados de autoconvocatoria. Las cuatro provincias que siguen pesando son las cuatro que mencioné, la zona sojera por excelencia.
El informe tiene unas 260 hojas y expresa no solamente nuestras convicciones, sino las experiencias de estos años, lo que hemos ido descubriendo, los informes de muchas de las poblaciones que nos parecieron más emblemáticas, informes científicos de compañeros, de médicos, de investigadores. Algunas demandas, algunos casos exitosos de resoluciones judiciales y algunas respuestas eclesiales o de otras instituciones que hemos tenido, y hasta ahí el informe intenta llegar al corazón del Gobierno. Este informe lo hemos presentado en primer lugar a la Presidencia de la República, en segundo lugar a la Jefatura de Gabinete, luego lo encontramos ya supuestamente leído, pero por lo menos con un cartel que decía "tratar urgente", en un despacho de la Secretaría de Ambiente Humano de la Nación, eso fue una semana después. O sea que nos damos cuenta que a veces algunas cosas funcionan por lo menos para hacer circular los expedientes, no sabemos qué pasó después.
Se lo hemos hecho llegar a la ministra (de Salud) Ocaña, se lo hemos hecho llegar a muchísimos diputados, senadores, dirigentes políticos de todo tipo, dirigentes sindicales, hasta ahora sin mayor respuesta. De todas maneras uno no espera respuesta directa. Lo que se ha ido creando, a lo que hemos ido aportando es a un clima general de conocimiento del tema que ha permitido este estallido de los últimos días, donde yo creo que hay una buena cuota de oportunismo pre electoral. Me refiero a las tapas de Página 12, a que el tema llegara a la Corte Suprema, y al pronunciamiento del Conicet. En la Argentina nada es lineal, todo es muy complejo, sobre todo en la medida que sale el ministro (de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao) a rebatirlo de una manera brutal, digo brutal porque dice que las víctimas son de la agricultura orgánica y no de la agricultura industrial, lo cual realmente da vergüenza ajena, es un escándalo. Yo pienso en cómo nos verán los europeos, me da vergüenza que todavía haya científicos que puedan decir semejantes tonteras en Argentina, da pena, y entonces se convierte en un conflicto más de los muchos que tiene la Argentina, conflictos ingobernables.
El Dr. Carrasco -quien divulgó recientemente un informe científico denunciando los impactos en la salud humana de la utilización del glifosato- está retomando una tradición de lucha y de investigaciones científicas, y en este sentido estamos obligados a apoyarlo, y además lo conocemos desde hace muchos años. Sabemos de su capacidad científica y ahí estamos en una situación de mucha incertidumbre, no sabemos que va a pasar. Nosotros nos comunicamos con Carrasco, nos manifestó su deseo de ver qué podemos hacer en los próximos días, cuando él vuelva. Convencidos del absoluto desinterés de la dirigencia política por los daños colaterales que produce el modelo de la soja, yo creo que en algún momento vamos a tener que llegar a tribunales internacionales, que no hay otra posibilidad en la Argentina, más que ir a la denuncia internacional de lo que nosotros pensamos que constituye un verdadero genocidio. Para nosotros constituyen crímenes de lesa humanidad y estamos convencidos que dentro de 20 años se van a repetir los tribunales que sentaron en el banquillo a los genocidas de la dictadura, pero con los que llevaron adelante a rajatabla y sin la presencia del Estado este modelo industrial, con tantos impactos sobre la salud de la población y con tanto desinterés por parte de los funcionarios.
- Si tuvieras que hacer un cuadro de situación con lo que fueron descubriendo a lo largo de la realización del informe, ¿cuál sería el estado de la Argentina?
Nosotros tenemos cerca de 18 millones de hectáreas de soja, no hay información fehaciente acerca de los tóxicos que se derraman sobre el suelo y las poblaciones. En la medida que sabemos que en la provincia de Córdoba cada pasada, y se hacen 3 ó 4 por año, son 3 litros de RoundUp, más 1 de 2,4D por hectárea, entonces estamos en una cifra de millones de litros de tóxicos que han liquidado la microvida del suelo. Esto todo el mundo lo sabe, el suelo ya no es el mismo. No hay olor a tierra mojada cuando llueve, cuesta encontrar lombrices, cuesta que el suelo humifique los restos orgánicos que se depositan sobre la superficie, y además, suelos que no necesitaban fertilizantes ahora lo requieren. También sabemos que la pérdida de fósforo es muy importante y que el Gobierno, o por lo menos ciertos poderes, han silenciado las voces de los técnicos que anticipaban esta situación. Tanto en el INTA como en otros lugares sabemos que se ha tratado de acallar a los que sabían y hacían público que no se podían continuar estas políticas.
Por otra parte, no hay manera de que las autoridades hagan un análisis epidemiológico, no hay estadísticas. Lo que resulta evidente, es que la Argentina tiene una cantidad de lisiados por encima de todo parámetro de normalidad, y gran parte de esos lisiados son niños. Esto tendría que por lo menos ser investigado por las autoridades, buscar cuál es el origen. La cantidad de niños mal formados que están naciendo como consecuencia de que sus mamás han estado en contacto con la fumigación durante los primeros tres meses del embarazo, creemos que puede ser una de las causas de esta situación. En este sentido el Dr. Rodolfo Páramo ha trabajado mucho el tema de los niños con malformaciones, de los nacidos con problemas graves, ya sea que le falte la caja craneana, que le falte la pared ventral del abdomen, o con la columna vertebral incompleta, situaciones realmente monstruosas que él ha referido muchas veces.
Después está el tema de los problemas sexuales, de las impotencias sexuales que también lo ha referido el Dr. Olivera en Rosario. Hay clínicas privadas que tratan estos temas y sabemos que no dan abasto, y estoy incluyendo a los propios sojeros, que son víctimas de sí mismos, de su propia práctica. Tampoco hemos querido que se visualice a los sojeros como los únicos culpables, porque en realidad cuando uno habla con ellos te reconocen que "están obligados", que "no pueden hacer otra cosa", o sea el Estado los ha obligado. Hay una política de Estado a favor de la soja, que conduce a que el "chacarero" arriende al pool, porque le conviene más que hacer soja por sí mismo. Es parte de la campaña pre electoral acusar a los sojeros como si hicieran soja solamente por interés del mercado internacional y no porque el Estado argentino está subsidiando la industria aceitera. El único país que hace eso es la Argentina, y el aceite de soja se hace con el poroto, y el biocombustible que está también subsidiado se hace con el aceite, y la producción de carne en encierro absolutamente subsidiada, porque se compensa la compra del ternero que se hace en masa, no lo hace el pequeño ganadero. Estos terneros en los feedlot los engordan con los restos del aceite de soja, con el resto que deja el poroto, de manera que es toda una cadena. Creo que hay que constituir tribunales que investiguen y que hagan responsables a los funcionarios.
Para mí esto no es un tema que nace en el campo. Este es un modelo que fue pensado en la Universidad de Buenos Aires, en el INTA, y en otros lugares donde se reúnen los presuntos científicos. Este modelo tiene una matriz absolutamente académica, universitaria, y nosotros pensamos como Grupo de Reflexión Rural que esto se desarma allí, se desarma en el INTA y en la Universidad de Buenos Aires, se desarma en el Conicet, y no como mucha izquierda ha pretendido, desarmarlo en los confines, donde se expande la frontera agrícola.
Siempre que uno habla del modelo de la soja, salen los que refieren inmediatamente al problema de los campesinos de Santiago del Estero. Yo creo que ha sido una práctica totalmente engañosa, totalmente escapista, que ha logrado sacar el problema de sus marcos. Esto es una bomba que estalló en la provincia de Buenos Aires, que se expandió hasta Brasil, Paraguay, Santa Cruz de la Sierra. Esto no se lo puede resolver en Santa Cruz de la Sierra, esto hay que resolverlo en la Universidad de Buenos Aires, en el lugar donde se montó la bomba. No se resuelve en Santiago del Estero, tampoco se resuelve en el Uruguay. Esto se resuelve aquí, lo que pasa es que cuando uno habla con la dirigencia política y con los intelectuales argentinos, comprende que hay una apuesta muy fuerte al crecimiento, al progreso ilimitado y a las tecnologías. Siguen insistiendo en que las tecnologías son neutras, y estamos convencidos que ese clima ideológico es el que ha permitido que se instalara el modelo de los monocultivos, que es equivalente al modelo de la minería y de los eucaliptos. Es el mismo modelo.
- De todas maneras existiría una idiosincracia propia del productor al que no le interesa si está fumigando arriba de la gente. Queriendo maximizar sus ganancias no le interesa en detrimento de qué y quiénes lo está haciendo.
No hay santos. A ninguna persona le podés decir "porque esto te va matar en 10 años", porque además no le importa. No le importa al sojero, no le importa al banderillero. Están pensando en el puro presente. Es un clima que se ha instalado en Argentina, un clima de coyuntura, de inmediatez, todas las políticas son para hoy, no hay ninguna estrategia para mañana. Fijate que en este momento, cuando sale la ofensiva contra el glifosato, Página 12 le dedica dos o tres tapas, eso no se había visto nunca, era impensado. ¿Por qué van contra el glifosato?, se cae el glifosato y se cae el modelo, están jugando con fuego. No les importa lo que pase mañana. Si ellos también viven de la soja. Página 12 también vive de la soja, ¿por qué? Porque vale hoy. En ese momento era importante bloquear a algún candidato del campo que estaba cerrando acuerdos con un partido político. Ese es el criterio. Seguramente ganaron alguna batalla, lograron que la Mesa de Enlace no se postule como tal, y ya es suficiente.
Más allá de los intereses mediatos y bastardos que tenga la propuesta, uno dice bueno, pero en realidad esto a nosotros nos legitima, porque ahora tenemos esa tapa, que la mostramos en todas partes, esa tapa respalda una larga lucha, más allá de que a ellos al otro día se les olvidó. En realidad, los que tenemos que tener una estrategia somos los movimientos sociales y ecológicos, y persistir en esa estrategia, que es lo que estamos tratando de hacer, en una situación por supuesto muy confusa.
- Si se eliminara el modelo de la soja, ¿se terminaría el problema?
No, no, en absoluto. Es un modelo de pensamiento, un modelo que prioriza el producto bruto, el crecimiento, la idea de progreso, la idea de tecnología, entonces frente a esto, nosotros estamos denunciando los daños colaterales del modelo. En realidad ellos saben que nosotros estamos preocupados por la crisis planetaria, que pretendemos desarrollos locales y ecolocalismo, que estaríamos felices que se vuelva a la tracción a sangre. Todo esto lo saben y hay un profundo menosprecio, entonces no es solamente una denuncia de las víctimas, sino es un debate por otro modelo de país.
- ¿Crees que hay un mayor nivel de conciencia en los pueblos que sufren las fumigaciones?
Sí, el cambio de conciencia es tremendo. Es impresionante la cantidad de gente que se convoca con estas nuevas temáticas y que no participa en la actividad política partidaria. Nos llama mucho la atención, sobre todo en las pequeñas y medianas localidades, que estos sean grandes temas, el tema de la leche fresca, de la comercialización de la leche, de los espacios feriales, de la matanza local. Hoy convocan mucha gente.
- ¿Y en las ciudades?
En las ciudades no tanto. En las ciudades son otros los temas. De todas maneras tenemos un público que no teníamos, la audiencia se ha multiplicado y estas banderas tienen hoy mucho público, muchísimo más del que tenían hace unos años. A veces hay días en que tenemos dos actividades o tres en la campaña en diferentes puntos del país. Nos tenemos que dividir siendo tan pocos para poder cumplimentar todos estos compromisos, estamos en medio de una confrontación absoluta. Hace 10 ó 15 años hubiera sido absolutamente impensable. Mantener el vigor de una campaña en un momento así.
- Esta falta de conciencia que se ve en las ciudades, ¿se reflejó en medio del conflicto agropecuario donde en las grandes ciudades hubo mucha más gente que salió a apoyar a los empresarios de la soja?
Ese fue un retroceso importante que fue construido desde la izquierda intelectual progresista. Ahí no hubo racionalidad alguna, creo que la gente no es que apoyó el modelo sojero, sino que se sumó a una política equivocada, a la construcción del enemigo que hizo Kirchner. Este fue un gran equívoco, fue un gran circo en el cual por un momento entró todo el mundo, y bueno, fueron tres meses terribles de confusión. Ahora lo que tenemos es una división total, absoluta, de todos los partidos, no solamente del presunto peronismo, sino de todos los demás. La fragmentación argentina es absoluta, es una locura total. No tenemos soluciones, después de las elecciones vamos a estar 10 veces peor.
Es importante que nosotros mantengamos una política y una estrategia de articulación de los grupos, como la que estamos tratando de llevar en medio de un clima muy hostil, de fragmentación del pensamiento, donde es muy difícil mantener esta propuesta de que otro país es posible, de que son posibles los desarrollos locales, de que es posible tener un Estado fuerte, de que es posible volver a recuperar un proyecto nacional donde el producto bruto no sea el objetivo, sino que los niños sean los únicos privilegiados, ó que la gente pueda volver a tener bienestar y felicidad, tan simple como eso.
No lo quieren entender, no nos quieren escuchar, pero evidentemente que cada vez somos más las voces, y si nosotros nos mantenemos y ellos se siguen disgregando, tenemos todas las posibilidades de que para fines de año tengamos en la Argentina un quiebre. Creo que es evidente que se viene un quiebre de esta institucionalidad del país de la soja, de la minería y de los eucaliptos, y que podamos tener una alternativa de otro país como el que soñamos.
* Por ten.inoizudorpotua@orubal para la moc.liamg@aldoibaicnega.
Descargar el Informe Pueblos Fumigados (PDF)