Colombia: científicos nacionales explotan material genético sin permiso y sin retribuirle nada a la Nación

Idioma Español
País Colombia

El Ministerio del Medio Ambiente reconoce que el "dispendioso" trámite para estudiar los genes de una de las 100.000 especies propicia la biopiratería

Es más fácil entrar y sacar del país un delfín de circo que obtener licencia para investigar los genes de este mamífero.

Por lo menos eso es lo que piensa Susana Caballero, que duró tres años esperando que el Ministerio del Ambiente le diera permiso para analizar el genoma de los delfines del Amazonas y del Caribe y tratar de establecer su parentesco.

En noviembre del año pasado, Susana, estudiante del doctorado en Ecología Molecular de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), estaba lista para interponer una tutela cuando le aceptaron la solicitud para acceder al recurso genético. Explica que la demora se debe a que en el Ministerio no hay personal especializado en genética y pierde tiempo haciendo consultas con expertos.

Susana es hoy la única persona autorizada en el país para estudiar los genes de una especie colombiana.

Según la ley, esto sólo se puede hacer después de firmar un contrato en el que el científico se compromete a devolver al Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt el material genético utilizado.

Nuestra biodiversidad, sin embargo, sigue siendo explotada ilegalmente fuera y dentro del país. “Ese material, así como la cocaína, sale tanto por barco como por aeropuerto”, admite un funcionario de la Dirección de Licencias del Ministerio, que pide omitir su nombre.

Según esa cartera, “por eso los extranjeros roban material genético”.

A la caza de explotación ilegal

Sin embargo, Gabriel Nemogá, doctor en ecología y profesor de la Universidad Nacional, asegura que buena parte de la biopiratería es de científicos nacionales.

Él ha revisado contratos entre investigadores colombianos e instituciones extranjeras en los que el nacional se compromete a enviarles material genético, obtenido sin permiso, a cambio de recursos económicos y tecnológicos para investigar.

“Universidades extranjeras, el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, o el Departamento de Agricultura de ese país invitan a un investigador a participar en un proyecto para que colecte un determinado material genético. Los investigadores ni siquiera lo hacen de mala fe”, asegura Nemogá.

Hace tres meses el Instituto Alexander von Humboldt inició un estudio para documentar casos de biopiratería, pero, según la investigadora Paola García, han tenido dificultades para probarlos.

En junio del año pasado la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Oriente y el Norte de la Amazonía (CDA) denunció que la ONG Conservación Internacional (CI) viene investigando especies de fauna y flora en la estación Mosiru Itajura, sin su permiso y el del Ministerio.

Luis Fernando Jaramillo, director encargado de la CDA, contó que en marzo interpusieron un derecho de petición para que la ONG les explicara qué especies ha investigado, con qué fines, dónde están las muestras biológicas y qué resultados han arrojado sus investigaciones.

La CDA se pregunta a dónde está yendo a parar esa información genética de las especies de la frontera de Vaupés y Amazonas con Brasil.

El ex viceministro de Ambiente Fabio Arjona, director en Colombia de Conservación Internacional, admite que no tienen autorización para el trabajo de la estación Mosiru Itajura. Argumenta, sin embargo, que no están utilizando recursos genéticos. “Esto es para conocimiento de la ecología de la región”.

Otro caso

En el 2002, el químico Abimael Rodríguez, de la Universidad de Puerto Rico, y el biólogo Juan Armando Sánchez, director del laboratorio de Biología Molecular Marina de la Universidad de los Andes, colectaron coral blando en San Andrés y lo llevaron a Puerto Rico.

Aseguran que, en laboratorios de la Universidad de Puerto Rico, identificaron 13 nuevas moléculas sintetizadas por este animal. Moléculas que, según los profesores Rodríguez y Sánchez, tienen propiedades antiinflamatorias y antitumorales.

Todo hasta ahí estaría perfecto, si no fuera porque los dos investigadores no han obtenido el permiso para acceder al recurso genético del coral.

Sánchez asegura que la investigación, que se demora tres años más, no tiene nada que ver con los genes del animal y que no necesita permiso. “Las moléculas que hemos aislado son subproductos del metabolismo. La química secundaria no tiene una base genética. Además, lo que hemos hecho es de libre acceso y no se ha patentado nada”, agrega.

El reconocido genetista Emilio Yunis dice otra cosa. “Claro que accedieron al material genético. Para que no se dejen engañar, el análisis metabólico del que hablan consiste en partir una molécula en pedacitos para tener una serie de sub productos, pero para aislar la molécula se tiene que acceder al recurso genético. No al ADN, sino a la molécula, que es producida por el ADN”, puntualiza.

De hecho, la decisión 391 de la Comunidad Andina especifica que el recurso genético está compuesto por el material en sí, el producto derivado (por ejemplo, las moléculas) y el conocimiento tradicional (en Colombia hay 80 pueblos indígenas dueños de ese conocimiento) asociado a ese recurso genético.

“Si se quiere acceder a cualquiera de esos tres elementos, tiene que cumplirse un contrato de acceso al recurso genético”, advierte un funcionario del Ministerio del Ambiente.

Fuente de desarrollo industrial

Con base en las propiedades de las moléculas de material genético se hacen investigaciones para desarrollar productos farmacéuticos, cosméticos, textiles, alimenticios, etc.

Cada vez que se descubre una molécula se determinan sus aplicaciones, se copia en un molde idéntico y se patenta, para que más nadie pueda usarla sin pagar por sus propiedades, extraídas de especies de países megadiversos como Colombia. En la Cumbre Mundial de la Tierra de 1992 se exigió una distribución equitativa de las ganancias que genera la explotación de los recursos genéticos.

Para el especialista Gabriel Nemogá, el Estado colombiano está violando el convenio de la ONU sobre Diversidad Biológica, que nació en esa reunión y al que está suscrito desde 1994.

“El país podría haber definido en una legislación específica si quiere beneficios monetarios, en transferencia de tecnología o materiales para las comunidades indígenas y negras, en cuyos territorios se hacen estas investigaciones”, dice.

El Tiempo, Colombia, 31-5-05

Comentarios

28/07/2005
Respuesta de periodista, por Ginna Zárate
Me permito recordarle que, a propósito del día de la biodiversidad y de una investigación sobre biopiratería que el Instituto Alexander von Humboldt comenzó hace 4 meses, quise contar la historia de las investigaciones de acceso a recursos genéticos que se están llevando a cabo en Colombia sin permiso. (Con material biológico que hace parte del patrimonio nacional).
Y aunque usted insista en que para identificar 13 nuevas moléculas de una especie de coral blando no necesita acceder al recurso genético de la especie, el genetista Emlio Yunis, después de escuchar su entrevista nuevamente y leer la nota, ratificó que sí se trata de acceso ilegal al recurso genético.
El artículo no cuestiona ni su buena fe, ni su excelencia científica, ni los resultados de sus investigaciones, ni las publicaciones científicas escritas a dos manos con el doctor Abimael Rodríguez sobre la investigación con coral blando de la especie pseudopterogorgia elisabethae. Usted y yo sabemos que la nota no falta a la verdad. Doctor Sánchez, me gustaría que nos tomáramos un café y escucháramos el casete con la entrevista grabada donde me dice que hace parte de la red de investigadores del doctor Abimael Rodríguez y otros datos que usted aclara en la nota enviada al director Enrique Santos.Estoy segura que, después de escucharla, será más objetivo en sus apreciaciones sobre la investigación y sobre la nota.
29/06/2005
Aclaracion enviada al El Tiempo, por Juan A. Sanchez
El Tiempo
Defensora del lector


Señora Defensora,

El motivo de la presente tiene como objeto dar algunos comentarios importantes sobre la nota publicada el 31 de mayo del presente en la sección de ‘Ciencia’ y titulada “Científicos Nacionales explotan material genético sin permiso y sin retribuirle nada a la Nación” por Gina Zarate. Lamentablemente, la nota presentó una visión manejada y sesgada de la realidad con respecto a los proyectos del Dr. Abimael Rodríguez de la Universidad de Puerto Rico y mi colaboración con su grupo de investigación de los cuales quiero dar las siguientes aclaraciones:

1) La nota dice que yo soy uno de los investigadores principales de las investigaciones del Dr. Rodríguez lo cual es incorrecto. El grupo del Dr. Rodríguez incluye dos estudiantes de doctorado colombianas, quienes solicitaron los debidos permisos en investigación en ‘diversidad biológica’ y de ‘exportación de material biológico’ y como una cortesía adicional su grupo buscó un experto nacional en octocorales en Colombia para que acompañara y supervisara la identificación de los octocorales, esa fue mi participación; lo que quedo incluso documentado en las respectivas resoluciones emitidas por el Ministerio del Medio Ambiente en ese entonces. Dicha colaboración me permitió participar en las costosas expediciones de colecta en el Caribe colombiano y en algunos casos la participación como coautor en publicaciones en revistas científicas de alto impacto. Por lo tanto, mi participación es tangencial, pues mi profesión es la biología y no la química, y yo no fui el que tramité los permisos de exportación del material, lo cual es sugerido por la nota. Además, quiero aclarar que mi participación en estas investigaciones se remonta a antes de mi vinculación con la Universidad de los Andes. Creo que la investigación de Gina Zarate, quien me preguntó rápidamente desde un teléfono algunas cosas dizque para hacer una nota sobre el día mundial de la biodiversidad y resaltar nuestros resultados, fue muy vaga, malinterpretada y sin ninguna ética profesional.

2) Quiero, sin embargo, defender la iniciativa de investigación del Dr. Rodríguez que se ha realizado con toda la legalidad del caso y que nos ha dejado grandes beneficios a la nación. Primero el Dr. Rodríguez ha becado a dos estudiantes colombianas para que realicen su doctorado en la Universidad de Puerto Rico bajo el sistema de asistencias graduadas. El patrocinio de un estudiante doctoral puede fácilmente exceder los 80 mil dólares, lo cual se puede considerar como un generoso aporte a la educación de nacionales colombiano con algo que sin duda tiene un gran valor agregado. Además, si realmente Colombia tiene un gran interés en la química secundaria de octocorales pues el grupo del Dr. Rodríguez nos ha ahorrado una gran cantidad de trabajo, tiempo y recursos para avanzar en nuestro conocimiento. Su grupo ha actuado de muy buena fe, sin el ánimo de patentar ni beneficiarse económicamente de ninguno de los descubrimientos y además las investigaciones han contribuido a la educación en el más alto nivel para dos colombianas, en buen uso de sus derechos fundamentales. Creo que el único pecado aquí es haber realizado una investigación científica de excelencia con muchos descubrimientos y muchas publicaciones. Si no podemos hacer las cosas acá: ¿por qué no nos aliamos en redes internacionales para hacerlo? De hecho las entidades patrocinadoras de la investigación en Colombia promueven la creación de redes de investigadores con participación de grupos extranjeros.

3) Estoy de acuerdo con la nota que el Dr. Yunis es un gran genetista pero creo que quizás no se le expuso correctamente el problema del cual aquí se trata. Los metabolitos secundarios de octocorales no tienen una ruta metabólica directa desde genes o sus derivados ni por tanto pueden ser replicados mediante biotecnología, solamente por síntesis química (que aun se desconoce) o por extracción nuevamente desde el organismo. En el caso particular de los metabolitos secundarios en cuestión, hemos notado en otros lugares del mar Caribe (Bahamas) que en octocorales con genética casi idéntica se producen diferentes metabolitos de acuerdo al hábitat, región, isla, química del agua, etc. No toda la química presente en un organismo proviene de sus genes y sus derivados, estos organismos ingieren partículas suspendidas, capturan animales y microorganismos en el plankton, además de presentar varias endosimbiosis con microorganismos fotosintéticos, cuyas preferencias son parte de la plasticidad y la ecología de la especie. Es tan compleja la química natural de los octocorales que quizás no provenga de un subproducto metabólico de sus propias enzimas sino de una compleja interacción de los factores nombrados anteriormente. Por tanto, no culpo en nada a las autoridades ambientales que al conocer en detalle los análisis y resultados esperados del proyecto, no consideraron éste como de “acceso a recurso genético”. Recordemos que el articulo 2 de la decisión Andina 391 de 1996 considera como recursos genéticos al “material genético de valor real o potencial” y material genético a “todo material de origen vegetal, animal, microbiano o de otro tipo que contenga unidades funcionales de la herencia”. En este sentido, y dada la complejidad e incertidumbre de la química de metabolitos secundarios, no se tratan de un material genético y su investigación no requiere de acceso a recurso genético. Por otro lado diversidad biológica, según la misma fuente, se entiende como “la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y los ecosistemas”. Por lo tanto, y hasta que la reglamentación no sea más clara sobre metabolitos secundarios, estos estudios se enmarcan dentro de permisos de ‘investigación en diversidad biológica’ y no necesariamente para ‘acceso a recurso genético’. Estoy muy de acuerdo con los trámites y leyes que protegen nuestra diversidad biológica, y en lo que me concierne, las autoridades competentes nos han cumplido a cabalidad. Sin embargo, esto no debe ser usado como pretexto por intereses nacionales para no permitir la participación de grupos extranjeros en Colombia. El hermetismo internacional en aspectos científicos y técnicos son malos síntomas de atraso y subdesarrollo. Por favor no perdamos el sentido común.

Agradezco inmensamente si permite la clarificación de esta información a sus lectores, por el bien común y el buen nombre de los colombianos que queremos hacer algo por esta nación. Creo que tenemos suficientes problemas que resolver en Colombia para que nos embarquemos en cacerías de brujas injustificadas que afectan el curso de la educación y la ciencia así como la sana competencia que debe existir entre los científicos de las diversas instituciones del país.



Si requiere de información adicional, por favor no dude en contactarme.



Cordialmente,



Juan Armando Sánchez M., Ph.D.