Uruguay: movimientos sociales discuten la instalación de las papeleras
El reciente informe sobre el calentamiento global llama a la reflexión sobre el modelo de desarrollo hegemónico. Entre los territorios más castigados en los últimos tiempos está América Latina
La instalación de las transnacionales en la región genera grandes problemas ambientales en el campo y en la ciudad, sumando al crecimiento de la pobreza en estos países, daños ambientales que afectan directamente a la población local. Es el caso de la instalación de la planta papelera de capital finlandés en Fray Bentos, ciudad uruguaya a las orillas del río Uruguay, que sirve de frontera con Argentina. Del otro lado del río, la población de la ciudad argentina de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos, ha protestado contra la instalación de la planta, provocando un conflicto entre los gobiernos de los dos países. Pero la dinámica de los gobiernos no es la misma dinámica de los movimientos sociales.
Sobre estos temas, la Radioagencia NP entrevistó a Gabriela Merlinsky, socióloga argentina, egresada de la Universidad de Buenos Aires, investigadora del CONICET con sede en el Instituto Gino Germani. Hace dos años coordina un grupo de estudios ambientales. Antes trabajó sobre temas de pobreza y riesgo ambiental y en el último año estuvo siguiendo de cerca el conflicto de las papeleras uruguayas.
Radioagencia NP:¿Qué actitud vienen tomando los diferentes gobiernos en relación al calentamiento global?
Gabriela Merlinsky: Mi punto de vista es que la posición de los gobiernos varía mucho según su posición en el esquema de reparto de la riqueza en el mundo. Básicamente, hay una posición muy intransigente, que es la posición de los Estados Unidos, que se ha negado a convalidar los acuerdos del Protocolo de Kioto; una posición más moderada, activa, que tiene que ver con los países de la Comunidad Europea; y una posición más defensiva, que tiene que ver con los países de América Latina, que responden como pueden al problema del calentamiento global porque tienen otros problemas, no diría “más importantes”, pero sí más urgentes en términos de distribución de la riqueza, pobreza, etc.
NP:¿Cuáles son las consecuencias de la instalación de las transnacionales en el campo y en la ciudad?
GM: Bueno, en el campo el gran tema es la sustitución de la producción local por la producción transgénica. Y los cambios en las formas de producción, que implican una mayor tecnificación y de mucha expulsión de mano de obra desde el campo a la ciudad. En el caso de la ciudad, bueno, depende muchísimo de las formas de implantación de la tecnología y de cuán desarrollado esté el mercado local. El caso que más seguí de cerca es el del conflicto por las plantas de celulosa. Y, bueno, el impacto es muy fuerte. Porque lo que se ve allí es el enorme poder de las empresas multinacionales, en este caso, para definir proyectos de inversión de largo plazo como políticas de Estado.
NP:¿Cuáles son las fuerzas que intervienen en Argentina y Uruguay en este conflicto?
GM: En realidad, hay algo que se ha difundido poco y que es muy interesante de seguir, que es un poco la genealogía del conflicto. Y si uno se va a los orígenes, que más o menos es el año 2002, lo que hay en el inicio de la activación de la demanda del lado argentino es una vinculación muy intensa entre los movimientos ambientalistas de Entre Ríos, básicamente vinculados a la defensa del río Uruguay, y movimientos ambientalistas uruguayos. En realidad, los primeros que alertaron sobre el riesgo que podía correr la población ribereña con la instalación de las plantas de celulosa fueron los movimientos ambientales uruguayos. Que tenían, ya, un nivel de vinculación importante con los movimientos ambientales de Entre Ríos, por el tema del río Uruguay. Y en las primeras reuniones, que se hicieron en Gualeguaychú, los que trajeron la información fueron los grupos de Uruguay. Básicamente un grupo que se llama Guayubirá, que todavía sigue siendo activo en el tema. El conflicto después fue evolucionando hacia una situación de polarización, en la que yo creo que la mayor responsabilidad la tienen ambos gobiernos. No sólo el uruguayo, también el argentino.
NP:¿Cómo se articula hoy el movimiento de Gualeguaychú con el resto del movimiento?
GM: Bueno, tienen bastante apoyo en la ciudad de Buenos Aires. Ha habido varias marchas. Sobre todo de los grupos más de la izquierda. Hay una Asamblea Ambiental de la Zona Sur, que se ha formado en los últimos años, que también los apoya. Pero digamos que las marchas multitudinarias del movimiento de Gualeguaychú son en Gualeguaychú y no en la capital. Y tienen una posición de defensa muy fuerte de la autonomía, de no querer sumarse a las luchas de otros movimientos y por eso perder fuerza o legitimidad en lo que es la demanda concreta de la población de Gualeguaychú.