Transgénicos: una década de engaños
A pesar de los muchos detractores con los que cuenta la biotecnología "la gran parte de los consumidores", los organismos modificados genéticamente (OGM) van incorporándose poco a poco al mercado sin que nadie ponga freno
Las razones que esgrimen quienes defienden estas prácticas tras una década de ensayos han demostrado ser una falacia. Ensayos, porque no dejan de ser eso; cuando se quiere incorporar una nueva técnica agrícola, ésta ha de pasar por unas fases de investigación, experimentación, estudio de fiabilidad y finalmente divulgación. En el caso de los OGM la última fase ha precedido a las anteriores.
Los enormes intereses económicos que se derivan de esta industria han hecho necesaria desde el principio una campaña publicitaria a gran escala que justifique lo injustificable. Abanderando los mitos de sostenibilidad, reducción de impactos ambientales, disminución del uso de pesticidas, incremento de la producción dirigido a erradicar el hambre en el mundo, un puñado de firmas comerciales se han hecho paso entre la multitud de opiniones expertas que alertaban del peligro que estos organismos conllevarían para presentarnos su particular panacea.
Pero las consecuencias reales de los transgénicos son muy distintas, aunque sean difíciles de estimar, ya que la única fuente que proporciona una estadística sobre cultivos modificados genéticamente es el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA). Que es un arma propagandística de las cinco mayores multinacionales del sector.
Sin embargo, en su corta pero intensa carrera, los OMG han demostrado ser una gran fuente de contaminación genética para especies silvestres o cultivadas, produciéndose así la pérdida de multitud de semillas libres de transgénicos. Se desmantela así uno de los pilares de la biotecnología: la biodiversidad.
Otro de los puntos en los que se apoya la biotecnología es en la disminución del uso de pesticidas, mediante la modificación del gen o los genes necesarios para hacer resistente a la planta frente a una plaga en concreto. Pero la rápida evolución de insectos y patógenos y su gran capacidad de adaptación a nuevas situaciones les ha hecho superar fácilmente estas barreras. Al final los cultivos transgénicos tienden a aumentar el uso de pesticidas.
Igualmente, la idea primitiva de fabricar alimentos en serie, supernutritivos y a precios bajos capaces de alimentar a toda la población mundial, ha sido otro gran engaño. Sobre todo por dos razones: por un lado, los OMG no han conseguido los rendimientos productivos que de ellos se esperaba; y sobre todo, porque lo que mueve los intereses de esta industria es el dinero y no el compromiso con el tercer mundo, al cual condena a una dependencia total a la vez que utiliza sus semillas, mejoradas durante siglos por sus agricultores, como base para su experimentación.
moc.latigidlanamesle@latigidlanamesle del autor.
Fuente: El Semanal Digital, Internet, 19-12-04