Samba por la vida y la biodiversidad en Brasil
Más de 2,000 niños bailaron por las calles de la ciudad brasileña de Curitiba y trasladaron con su letra a la comunidad internacional un mensaje por una mayor protección de la naturaleza
Más de 2,000 niños bailaron hoy por las calles de la ciudad brasileña de Curitiba una "samba por la vida" y trasladaron con su letra a la comunidad internacional un mensaje a favor de una mayor protección de la naturaleza.
Organizados por Greenpeace, la Universidad Libre del Medio Ambiente y organizaciones conservacionistas locales, niños de entre 6 y 13 años protagonizaron este acto que coincidió con la celebración en Curitiba (sur) de la octava Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica de la ONU.
Al término del acto, los niños fueron recibidos por la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, y por el comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea, Stavros Dimas.
Con las autoridades sobre la cubierta del autobús, "empapelado" con cientos de mensajes a favor de proteger el planeta llegados desde muchos puntos del mundo, los niños volvieron a bailar la "samba por la vida".
La letra de la canción habla de la protección de los ríos, los bosques y el mar, y de que los niños de todo el mundo no quieren tristeza y sí razones para festejar.
La "samba por la vida" apela a la conciencia de los gobernantes para que adopten las medidas que sean necesarias para que la biodiversidad se conserve para futuras generaciones.
La ministra brasileña se dirigió a los niños concentrados en la marcha festiva para garantizarles que se esforzará por avanzar en la adopción de medidas que contribuyan a proteger el medio ambiente y a detener la pérdida de biodiversidad.
Dio además la palabra a su hija, quien se dirigió también a los niños para expresar su solidaridad con el mensaje que trasladaron a los gobernantes.
El comisario europeo se comprometió con los menores a trasladar el mensaje de su canción a las reuniones de la Conferencia.
Dimas se mostró convencido de que la situación puede cambiar, y de que, tras muchos años de explotación de los bosques para conseguir dinero, se conseguirá llegar a una situación en la que el dinero contribuya a proteger a los bosques.
A unos 1,000 metros del lugar donde finalizó el acto festivo protagonizado por los niños, miles de campesinos se concentraron para protestar contra la comercialización de organismos modificados genéticamente y las semillas estériles, conocidas popularmente como "terminator".
Convocados por Vía Campesina y por el Movimiento de Trabajadores Brasileños Sin Tierra, varios líderes de estas organizaciones arremetieron contra las multinacionales y contra los gobiernos que permiten la entrada en sus países de semillas modificadas genéticamente.
Las semillas "terminator" se convierten, tras una modificación genética, en estériles, por lo que son útiles para una sola cosecha y obligan a los campesinos a adquirirlas para cada ciclo de siembra.
Según datos de la organización Biodiversidad en América Latina, más de 1,400 millones de campesinos de todo el mundo basan su economía doméstica en la reutilización de las semillas y en el intercambio de éstas con sus vecinos o con otras comunidades.
También a los campesinos concentrados se dirigió la ministra de Medio Ambiente brasileña, quien compartió sus "legítimas aspiraciones", y ratificó la decisión de Brasil de mantener la moratoria para la comercialización de semillas modificadas genéticamente.