Sacarle dinero al hambre

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Trasnacionales ganan enormes sumas de dinero en períodos de hambre, mediante la comercialización especulativa de productos de primera necesidad

Hoy no solo las malas cosechas, entre otros impactos del cambio climático, mantienen contra las cuerdas a la seguridad alimentaria global.

Varios entendidos aseguran que la especulación resulta una de las más poderosas causantes de la actual volatilidad en los precios de los comestibles básicos.

Clara y abiertamente exponen que los mismos bancos, fondos de inversión y especulación financiera que provocaron la crisis de las hipotecas "subprime" están detrás de esta inflación de precios.

Afirman además que el mismo tinglado vencedor en la crisis alimentaria del 2008 -a flote otra vez-, aún se mantiene en pie, con más fuerza y generando grandes dividendos, a costa de estómagos y bolsillos.

La organización mundial GRAIN refiere que el dinero especulativo en alimentos creció de los cinco mil millones de dólares en el 2000 a los 175 mil millones en el 2007.

En los meses de agosto y septiembre de 2010, en la bolsa de futuros de Chicago, el trigo lograba un incremento del precio del 60 al 80 por ciento, respecto al mes de julio.

Varios corredores vieron una oportunidad en la prohibición de las exportaciones de trigo en Rusia y déficits en otros países, como Ucrania y Canadá.
Otras multinacionales alimentarias también reaccionaron ante el temor de la escasez, realizaron contratos de futuros y acapararon toneladas de trigo. De inmediato, en Mozambique aumentó en el 30 por ciento el valor del pan.

A nivel global, el maíz igual se incrementó en el 40 por ciento y el arroz, en el siete por ciento.

Tampoco el café ha escapado a la vorágine especuladora. Desde septiembre de 2010, el valor internacional de ese grano comenzó a ascender debido al acaparamiento de grandes operadores, refiere la ONG española ESPANICA.

Tal volatilidad ha obligado a desembolsar a los 77 países más pobres del mundo el ocho por ciento más de dinero para las compras de sus comidas.
Olivier de Schutter, relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, afirma que los movimientos financieros están detrás de los altos costes en maíz, trigo y arroz.

A su entender, esos precios no están relacionados con la disponibilidad de los inventarios o el resultado de la última cosecha, sino más bien con la manipulación de la información y la especulación en los mercados.

Hilda Ochoa-Brillembourg, presidenta del Strategic Investment Group, asesores de inversiones en el Banco Mundial, estima que desde el 2008 la demanda especulativa de futuros de productos agrícolas ha crecido entre el 40 y el 80 por ciento.

Solo la firma inglesa Armajaro Holdings Ltd, compró en una jornada del pasado año, 240 mil toneladas de cacao, valoradas en 720 millones de euros, y que representan el siete por ciento de la producción mundial.

En un día Armajaro consiguió que el precio de la tonelada de ese grano se disparara hasta los tres mil 223 euros, la cifra más alta desde 1977.

Esa cantidad de cacao equivale al consumo de los estadounidenses durante seis meses, y resulta suficiente para producir más de 15 mil millones de barras de chocolate Hershey's.

Armajaro posee ahora bastante materia prima para influir en los precios y negociar con compañías procesadoras del producto como Cargill Inc. y Archer-Daniels Midland Co., y productores de chocolate como Hershey Co. y Mars Inc.

"La gente muere de hambre mientras que los bancos hacen una matanza con sus apuestas en los alimentos", dice Deborah Doane, directora del Movimiento Mundial para el Desarrollo.

Caridad García-Manns, operadora de "commodities" del Traders Group Inc, asevera que la mitad de los incrementos en los valores de maiz, trigo y otros alimentos está siendo provocada por la especulación de grandes inversionistas a nivel global.

Durante el actual año, estas mercancías podrían subir un tercio más de lo ascendido hasta ahora, pero, según la ONU, los precios aún pueden aumentar en más del 40 por ciento en la nueva década que transcurre.
Iván Angulo, representante en Guatemala de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, señala que solo en ese país casi tres millones de personas están en riesgo por el ascenso de los costos en los comestibles básicos, cifra que se sumaría a los casi mil millones de personas que padecen hambruna crónica hoy en el planeta.

"Tenemos que ser muy enfáticos de que con el alimento no podemos permitir que haya acciones especulativas, sino que haya racionalidad en todos los sectores", enfatiza Angulo.

No obstante, la Comisión Europea decidió posponer un estudio que prepara sobre el aumento de precios en las materias primas, alimentos y sus vínculos con la especulación en los mercados.

Ese ejecutivo comunitario argumentó que tiene claro que existe una relación entre los mercados financieros y los de las materias primas, pero necesita tiempo para recabar más pruebas.
Mientras el organismo espera acumular más elementos probatorios de cómo las transnacionales sacan dinero a costa de las penurias, comienzan a reaccionar en cadena las luchas por el pan.

Hoy también son muchos los convencidos de que morir de hambre no es la opción.

RNV, Venezuela, 8-2-11

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