Oposición de Perú, Paraguay y Japón posterga adopción de legislación contra transgénicos
Jaime Delgado, representante de la Asociación Peruana de Defensa al Consumidor, manifestó en entrevista conTeleSUR su asombro por la posición peruana y pidió al Congreso ''que investigue y sancione a los responsables de esta posición vergonzosa''
La iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de crear una legislación internacional vinculante que fije responsabilidad a los productores que causen daños por el manejo de transgénicos, presentada en mayo pasado en Bonn, Alemania, fue postergada hasta el 2010 a causa de la oposición de Perú, Paraguay y Japón.
Esta propuesta de legislación, surgida en el marco del Convenio de Diversidad Biológica auspiciado por la ONU, fue avalada por 140 países. Perú, Paraguay y Japón se mostraron en contra, por considerar que ésta es una ley vinculante y pactada por consenso.
La posición de la delegación peruana fue sorpresiva, pues inicialmente el acuerdo había sido defender el Protocolo de Cartagena, del cual el país andino es signatario. Además, Perú es un país con gran biodiversidad, que tiene, por ejemplo, aproximadamente 3 mil 600 especies de papa.
Los alimentos transgénicos son aquellos que fueron producidos a partir de un organismo modificado genéticamente. Generalmente provienen de las plantas transgénicas como el maíz o la soya.
El 11 de septiembre de 2000 entró en vigor el Protocolo de Cartagena, el primer acuerdo internacional que rige la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados por medio de la biotecnología moderna.
Unos meses antes, en marzo del 2000, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) había emitido la Declaración sobre Biotecnología, en la cual defiende la manipulación genética de los alimentos como "instrumento" para el desarrollo sostenible, a la vez que llama a fijar normas de bioseguridad para evitar daños a la salud y el medio ambiente.
Entretanto, organizaciones ambientalistas consideran que la riqueza biológica de los cultivos tradicionales es una herencia mundial amenazada por la contaminación genética y denuncian que las transnacionales de la biotecnología, como Monsanto, el mayor productor de semillas del mundo, presionan a los gobiernos de muchos países para descartar mecanismos de control sobre los transgénicos.
Intereses oscuros
Jaime Delgado, un representante de la Asociación Peruana de Defensa al Consumidor, manifestó en entrevista conTeleSUR su asombro por la posición peruana.
"¿El Perú se ha opuesto a esto por qué? ¿Representando a qué intereses, a qué empresas?", se preguntó.
"Nosotros pedimos que nuestro Congreso de la República investigue y sancione a los responsables de esta posición vergonzosa en Bonn", agregó Jaime Delgado.
Por su parte, Antonieta Gutiérrez, bióloga genética de la Universidad Agraria, aseguró que los intereses de la industria de los transgénicos han impedido la realización de investigaciones independientes acerca de los efectos secundarios que éstos puedan producir.
Gutiérrez, quien lideró un equipo de especialistas que descubrieron trangenes que contaminaban sembradíos de maíz en la costa del Perú, se dirigió a los productores nacionales para alertarlos. "Muchos de ellos podrían perjudicarse si sus campos son contaminados con transgénicos. En lugar de positivo ese hecho, fue muy negativo".
Casi dos tercios de los cultivos transgénicos que se producen en el mundo se encuentran en Estados Unidos (59 por ciento). A pesar de que la superficie plantada de cultivos transgénicos en este país sigue creciendo, su proporción con respecto a la superficie mundial ha disminuido.
Argentina incrementó sus plantaciones en un 20 por ciento; Brasil en un 6 por ciento; China en 5 por ciento; Paraguay en un 2 por ciento y en Sudáfrica 1 por ciento. En resumen, los transgénicos son producidos en siete países industrializados y once países en vías de desarrollo.