México: investigadores a la defensa del maíz
Ante el riesgo de que pierda México la originalidad del maíz como semilla nativa, por parte de compañías trasnacionales que buscan su modificación y patentización, es necesario que se otorgue la denominación de origen a este grano cuya domesticación en nuestro país inició hace 10 mil años. Eckart Boege, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) exhorta a su defensa
Explica el investigador, que la semilla de maíz mexicano está conformada por 59 variedades distintas, y esa variedad de maíces autóctonos que están adaptados, tanto para tierras del trópico húmedo como hasta las semidesérticas, son resultado de un proceso intelectual y producto de una línea directa, originada desde los pueblos prehispánicos hasta los campesinos indígenas actuales, línea de la cual, empresas trasnacionales se han aprovechado para registrarlas como suyas, y comienzan a cobrar regalías por propiedad intelectual.
La investigación forma parte del libro "El Patrimonio biocultural de los pueblos indígenas en México", próximo a publicarse. En dicha obra, el antropólogo social da cuenta de la invaluable e histórica aportación de nuestro país en el concierto internacional, al haber contribuido con el 15 por ciento del sistema alimentario mundial.
El curso de la investigación comprendió entre otras acciones, la consulta de las colecciones de maíz de varias instancias, como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y del Trigo (Cimmyt), que en las últimas cinco décadas se han dedicado a su análisis para conseguir su mejoramiento genético.
"Sus colectas no fueron hechas sistemáticamente para registrar los aportes de tal o cual pueblo indígena; sin embargo, utilicé distintos puntos geográficamente determinados de donde se recogieron las semillas, y utilizando programas de información geográfica los sobrepuse a los actuales territorios de los pueblos indígenas.
Esto dio como resultado que casi todas las razas de maíz --por lo menos de las cultivadas desde los años cincuenta del siglo XX-, siguen sembrándose por las etnias actuales, aunque varias razas de maíces están en peligro de extinción", detalló.
Son multifactoriales las causas que están contribuyendo a esa desaparición, y van desde las políticas públicas de compra de cierto tipo de maíz, que por muchos años aplicó la desaparecida Conasupo; la implantación de "supuestos esquemas" para el mejoramiento de la productividad, con el desprecio al germoplasma original de cada región, hasta el apoyo a modelos de comercialización que privilegian a las empresas trasnacionales que controlan el mercado mundial, aseveró el investigador adscrito al Centro INAH-Veracruz.
"Otro gran factor influyente, es que ahora la investigación en México de semilla para siembra, ya está en manos de esas compañías mundiales en más del 90 por ciento, y solamente cerca del 4 por ciento de las variedades de excelente calidad las produce el INIFAP, pero no tienen promoción", expuso al afirmar que el panorama se torna más controvertido con la introducción de transgénicos, cuyo problema desembocará en la contaminación del maíz nativo; eso, sin considerar que únicamente aumentan la productividad en un 0.4 por ciento.