“Los transgénicos no evitan el hambre”
Entrevista a Vandana Shiva, histórica activista india. Luchadora desde los años ‘70 por la soberanía alimentaria, los derechos de los campesinos y de las mujeres, esta activista ecofeminista habló con DIAGONAL en su reciente visita sobre transgénicos, hambre y globalización
DIAGONAL: ¿Cómo ha afectado el cultivo de jatrofa (pequeño arbusto oleaginoso para agrocombustibles) en la crisis alimentaria?
VANDANA SHIVA: En la India dicen que la jatrofa sólo se promueve en zonas tan áridas que no podría plantarse otra cosa, así que supuestamente no amenaza la seguridad alimentaria. Pero eso no es cierto. Desde Navdanya hemos elaborado un estudio que analiza los grandes cultivos de jatrofa en los estados de Maharashtra, Rajastán, Chhattisgarh que demuestran que estos cultivos están desencadenando una crisis alimentaria en la zona, además de un problema de acceso a la tierra. En el estado de Rajastán están modificando las leyes para convertir tierras comunales, tradicionalmente de pastoreo, en cultivos de jatrofa. Hemos hechos un estudio que demuestra que la toxicidad de esta planta se extiende por el aire. El objetivo en la India es plantar 11 millones de hectáreas de una planta tóxica, lo que significa que estás dejando esa tierra desertizada. Además, la jatrofa representa un riesgo para los niños, que cogen los frutos, se los comen..., algunos se ponen enfermos o mueren. Es un sistema absurdo, tenemos más de 200 tipos de árboles y arbustos oleaginosos que podrían proveer energía localmente sin poner en peligro la seguridad alimentaria.
D.: Las industrias de la biotecnología afirman que los transgénicos han ayudado a aumentar la productividad en países como China o la India, mitigando los efectos de la crisis alimentaria.
V.S.: El único cultivo modificado genéticamente que tenemos en la India es el algodón BT. La gente no se come el algodón: lo usa para vestirse. Es muy característico de la industria de la biotecnología hacer asociaciones absurdas y llamarlo ciencia. Otra manipulación son las cifras de las exportaciones. En realidad India está exportando a costa de su industria local porque el 80% del algodón va a China, donde hacen ropa barata para la India, para España, para vender aquí y allá. Mientras, nuestros campesinos se suicidan por el precio de las semillas de algodón modificadas genéticamente. El algodón BT no sólo no aumenta la productividad sino que además es mucho más caro. Las semillas tradicionales de algodón costaban siete rupias por kilo, mientras que el de algodón BT cuesta 17.000 rupias. Además se supone que estas semillas están modificadas para controlar plagas, pero lo cierto es que crean otras nuevas, lo que conlleva un incremento del 30% en el uso de pesticidas. Y estos son datos recogidos en el campo, basados en los campesinos, no en los informes que los altos ejecutivos de Monsanto ojean desde su despacho en Londres o Bonn. Las exportaciones de algodón en la India han caído un 50% ¿y todas las grandes multinacionales de la agroindustria habrán perdido también un 50%? No. Porque el comercio y la producción ya no están relacionadas, por eso hay una crisis alimentaria. Han sido estas multinacionales las que nos han llevado a la crisis alimentaria, las que han especulado, las que no han dejado que la comida fuera accesible para las personas. El cultivo de algodón BT se está extendiendo tanto porque Monsanto se asegura de que no exista otro tipo de semillas, destruye cualquier suministro alternativo. Presionan a instituciones y gobiernos para que dejen de cultivar, de conservar, así que no existe ningún banco público de semillas. Además, engañan a los campesinos para que no intercambien semillas. Les ofrecen una variedad nueva con promesas de alto rendimiento y dinero y el campesino acepta, pero no se da cuenta de que Monsanto ha hecho lo mismo en cada pueblo, en cada Estado, hasta que de pronto hay grandes áreas que dependen del algodón BT de Monsanto.
Realmente, no es algo que esté basado en la elección de los campesinos sino en destruir su capacidad de elegir. En la India, en los lugares en los que se cultiva el algodón BT es donde el índice de suicidios es más alto. Más de 200.000 campesinos se han suicidado en los últimos 10 años.
D.: La mujer, a pesar de ser la guardiana de la biodiversidad, es la que más sufre las consecuencias de los cultivos transgénicos.
V.S.: Desde que las semillas están en manos de las mujeres, se convierten en sus guardianas y no hay ni muertes, ni suicidios. La globalización amenaza a las mujeres con cargas muy sangrantes. La primera es el asunto de los suicidios de los hombres. Mientras las mujeres se quedan en el campo, los hombres visitan las ciudades y se encuentran a los agentes de la compañía de semillas que les dicen “usa esta semilla milagrosa que te va a hacer rico”. En estas semillas no hay ninguna etiqueta que te diga que eso es ingeniería genética, así que tras dos años cultivándolas el campesino ha contraído una deuda tan grande que va a perder su tierra. Y es justo ese día cuando se bebe el pesticida. Entonces alguien encuentra el cuerpo y le dice a la mujer: “Tu marido está tirado en el suelo junto a una botella de pesticida”. Y en ese momento los agentes de las empresas de semillas, los nuevos prestamistas, empiezan a visitar la casa para cobrar la deuda. Las cargas más terribles de la globalización recaen sobre la mujer que, además, nunca ha participado en la toma de sus decisiones.
VANDANA SHIVA // ECOFEMINISMO Y SUR
La lucha de Vandana Shiva es la lucha por las semillas, por las mujeres, por la diversidad, por la vida. Empezó su militancia a principios de los ‘70 en Chipko, un movimiento de resistencia pacífica de mujeres que abrazaban árboles para evitar su tala. Desde entonces, lleva más de 20 años luchando en la India y recorriendo el mundo para denunciar las políticas neoliberales y las imposiciones y engaños de las multinacionales de la alimentación. Las mismas políticas y engaños que han llevado a su país a tener el mayor índice mundial de desnutrición infantil y que además han condenado a los campesinos al suicidio y a las mujeres a la miseria. Física teórica, ecofeminista, filósofa y escritora, en 1982 creó la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica Navdanya que promueve el intercambio de semillas y el mantenimiento de la biodiversidad. A través del movimiento Mujeres Diversas por la Diversidad trabaja el empoderamiento femenino en la India y promueve una alianza global necesaria de mujeres como respuesta a la globalización patriarcal, depredadora y no sostenible. Vandana Shiva no separa la ecología del feminismo: “El ecofemismo pone la vida en el centro de la organización social, política y económica. Algo que las mujeres hacen desde siempre”.
España: 80.000 hectáreas de maíz tóxico
A finales de febrero se presentó una declaración contra los transgénicos en el Estado español. Vandana Shiva advirtió sobre los riesgos de algunos de estos cultivos, que provocan sequía y contaminación.
Más de 450 científicos, profesores, organizaciones sociales o agricultores firmaron una declaración elaborada por Greenpeace, Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción que alerta sobre los peligros medioambientales y sociales de los cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM).
El texto denuncia que el año pasado se cultivaron en el Estado español 80.000 hectáreas del maíz MON 810 sin haber realizado nunca un análisis de riesgos sobre los efectos a largo plazo en la salud humana y animal o los impactos indirectos en el medio ambiente. Según David Sánchez, de Amigos de la Tierra, “aquí se cultivan transgénicos sin ninguna transparencia ni control, nadie sabe dónde se cultivan, no hay ninguna medida de protección ni seguimiento de sus impactos”.
El Estado español es el mayor productor de transgénicos de la Unión Europea. El Gobierno autorizó estos cultivos basándose únicamente en un informe ofrecido por la multinacional Monsanto, propietaria de la patente MON 810. Esta variedad de maíz incorpora el gen de una bacteria denominada Bacillus thuringiensis (BT), una bacteria que de manera natural se encuentra en la tierra y que produce una sustancia que se vuelve tóxica al entrar en contacto con determinados insectos, actuando así como un insecticida. Este gen del BT tóxico se aísla en laboratorio para introducirlo en el maíz. Así, toda la planta crece con esa toxina en sus hojas, tallos y raíces convirtiéndose en resistente a determinadas plagas. La cantidad de toxina que acumula cada planta se vuelve incontrolable, y puede afectar al consumo humano, a la calidad de la tierra y al ecosistema. Además, las plagas potenciales acaban convirtiéndose en resistentes a la toxina.
La ecofeminista india Vandana Shiva, que apoyó la declaración de los grupos ecologistas con su presencia, afirmó que en uno de los estudios de su organización comprobaron cómo en tres años de cultivo de algodón BT en una zona de la India la fertilidad del suelo se había reducido en un 30%. Además, recordó cómo un estudio reciente publicado en Austria demuestra que una nueva variedad de maíz con la toxina BT (que ya se cultiva en el Estado español de manera experimental al aire libre y está autorizada para consumo animal), está causando efectos muy negativos en las ratas: “Se ha descubierto que causa diarrea y afecta a la fertilidad. Normalmente los estudios de ratas se hacen para establecer la seguridad de ese producto en los humanos, así que podemos estar seguros de que si las ratas lo tienen, nosotros también lo tendremos”.
La activista india desmitificó la idea de que los transgénicos son la solución al hambre, afirmando que “el 98% de los cultivos de transgénicos en el mundo se concentran entre el algodón, la soja, el maíz y la colza. Uno de ellos no se come y los restantes se usan para alimentación animal y producción de agrocombustibles”. Los pequeños agricultores son también los grandes perjudicados.
Para Miguel Padilla, del sindicato agrario COAG, uno de los peores problemas es la contaminación de los cultivos: “La agricultura ecológica no puede convivir con los transgénicos: nuestros cultivos se polinizan y se contaminan con genes transgénicos que llegan a través del viento. Las semillas autóctonas se van a acabar”.
El año 2009 va a ser determinante para que los gobiernos aseguren una alimentación sana y segura, aseguró Vandana Shiva, en un contexto de “dictadura alimentaria bajo el control de las multinacionales”. “España ya luchó contra el fascismo –recordó– y ahora tiene que volver a hacerlo”.