La seguridad alimentaria atraviesa severa crisis de carácter sistémico
La seguridad alimentaria está en el debate nacional e internacional por el progresivo incremento del número de hambrientos y de hambrunas, el acaparamiento de tierras y el alza y la volatilidad de precios en los mercados internacionales
Oxfam propone un debate serio que ponga los límites a este modelo y poner de relieve la importancia económica de la pequeña producción campesina en el sistema alimentario, especialmente de las mujeres.
Oxfam, entidad de análisis e investigación sobre las condiciones de alimentación en el mundo, detectó la existencia de una "crisis sistémica" en el sistema alimentario a nivel mundial y que no se trata de una cuestión simplemente del agro sino del quiebre sistémico del todo el sistema de alimentación a nivel global.
"El día de hoy 920 millones de personas se irá a la cama con el estomago vacío, eso significa que una de cada siete personas pasará hambre", afirmó Luis Camacho, Director asociado de Oxfam en Bolivia y vocero de la campaña CRECE.
Según el nuevo informe de Oxfam "en el mundo se están revirtiendo décadas de progresos contra el hambre debido al quiebre del sistema alimentario y la crisis ambiental; en las próximas décadas, el aumento constante de los precios de los alimentos dejarán a millones de personas hambrientas a menos que se cambien radicalmente las formas de cultivar y distribuir los alimentos".
"Esta crisis responde a que el sistema alimentario mundial, en vez de responder al cumplimiento del sagrado derecho a la alimentación para todos y todas, responde a intereses económicos y políticos de algunas grandes corporaciones internacionales y de algunos Gobiernos que se prestan a esos intereses", acotó Camacho.
"En los últimos 50 años los organismos internacionales, las organizaciones de desarrollo, los Gobiernos, las Naciones Unidas y algunas naciones, estaban empeñadas en la reducción sistemática del número de hambrientos en el mundo, empero al inicio del siglo XXI a partir del año 2000, hubo un progresivo incremento del número de hambrientos y de hambrunas en el mundo que están marcadas por el 2008, cuando se vivió un momento crítico, cuando se sufrió la crisis alimentaria más grave de los últimos años.
El problema en Bolivia no muestra una cara diferente, la extrema pobreza afecta a 2,7 millones de personas de las cuales un millón residen en el área urbana y 1,7 millones están en el área rural. El porcentaje de desnutrición crónica afecta al 20,3% de niños y niñas menores de tres años (baja talla para la edad) y la desnutrición global (bajo peso para la edad) afecta al 6,1% de los niños y niñas menores de cinco años.
Camacho advirtió que "invertimos cada vez más en tecnología, en frontera agrícola, en sistemas supuestamente modernos de producción de alimentos y, sin embargo, nuestra capacidad de producir cada vez más alimentos se más reducida".
Otro gran problema, aseveró Camacho, es el acaparamiento de tierras. "Son los Gobiernos que carecen de tierra para producir alimentos para su población, quienes están adquiriendo grandes cantidades de tierra en otros países, como en el oriente medio que compran tierras en África y en el continente americano", enfatizó Camacho.
El último indicador que señala la crisis sistémica es un proceso de alza y volatilidad sistemática de precios en los mercados internacionales. En los últimos años hemos entrado en una vorágine de inestabilidad de precios de los alimentos básicos en todo el planeta.
En ese sentido, se propone un debate serio que ponga los límites al modelo que dice que la inversión en la agro exportación es la solución a todos los problemas. Porque en muchos países este proceso lleva a una inseguridad alimentaria, finalizó.