Guaraníes brasileños quieren que Shell abandone sus tierras
Indígenas guaraníes de Brasil reclaman a la petrolera Shell que se vaya de su territorio ancestral en el estado de Mato Grosso do Sul, donde produce etanol junto con la compañía local Cosan, confirmó la organización internacional Survival, a RENA
En una carta a las empresas energéticas, los habitantes originarios advirtieron que desde que la industria comenzó a operar en esa región del centro-oeste “toda nuestra salud se deterioró, niños, adultos y animales”.
“Deben irse”
Ambrosio Vilhalva, uno de los representantes de la comunidad afectada, dijo a Survival Internacional: “Shell debe irse de nuestra tierra, las compañías deben dejar de utilizar tierras indígenas. Queremos justicia, queremos que nuestra tierra sea planificada y se nos proteja”.
Shell se asoció a la firma de etanol brasileña Cosan en una empresa conjunta llamada Raizen. Una parte del combustible que producen, vendido como biofuel, deriva de caña de azúcar cultivada en la tierra ancestral Guaraní.
En una carta a las compañías, los indígenas advirtieron: “Desde que la fábrica comenzó a funcionar, toda nuestra salud se ha deteriorado- niños, adultos y animales”. Según Survival, se piensa que los productos químicos usados en las plantaciones causan diarrea aguda entre los niños de la tribu y matan al pescado y las plantas.
“Ya no hallamos muchas de las medicinas que solían crecer en el bosque… las plantas ha muerto debido al veneno”, lamentaron. “Quienes cultivan (la caña de azúcar) nunca nos pidieron permiso ni consultaron”, denunciaron.
Para Survival, el fracaso del gobierno brasileño en sostener sus propias leyes y proteger la tierra Guaraní para su uso exclusivo lo ha dejado vulnerable a la explotación por plantaciones de caña de azúcar.
Un año atrás, las autoridades del país escribieron al gigante energético para expresarle su preocupación por las actividades de su nuevo socio brasileño en tierras quitadas a la empobrecida tribu indígena. En agosto de 2010, Shell firmó el trato por 12 mil millones de dólares con Cosan para producir energía en base a la caña de azúcar.
En mayo pasado, Survival reveló que el ranchero y diputado estadual José Teixeira alquilaba parte de su hacienda para la producción de caña de azúcar, a pesar de que el Gobierno confirmó que la tierra pertenece a los indígenas.
El director de Survival fue claro: “Shell y sus socios no pueden continuar beneficiándose del uso del territorio guaraní, mientras que los propios guaraníes se comprimen en las manchas más pequeñas de tierra. La empresa debe cumplir con las normas internacionales que exigen el respeto de los derechos de los indígenas, que sus propias declaraciones políticas dicen apoyar”.
Los guaraníes de la comunidad Guyraroká fueron expulsados de su territorio hace décadas por los ganaderos. Durante años vivieron como indigentes sin lugar donde establecerse. Aunque ahora ocupan una fracción de sus tierras, el sustento de sus vidas está en riesgo, ya que tienen muy poco espacio para cultivar y cazar.
Presiones y asesinatos
El servicio de prensa de Raizen dijo la agencia AFP que busca “un consenso en la zona en litigio en Caarapó”. “Esta zona pertenece a un productor local que la alquila para un proveedor de la caña de Raizen (...) Raizen mantiene el diálogo con todas las partes, buscando el desarrollo de las actividades de la compañía”, subrayó la empresa en un comunicado.
La lentitud del gobierno en delimitar y proteger tierras indígenas ha favorecido su explotación por parte de los plantadores de caña de azúcar, aseguró Survival, y recordó que varios guaraníes “viven en condiciones deplorables”.
La organización denunció que “decenas de guaraníes han sido asesinados cuando trataban de reocupar sus tierras ancestrales y muchos otros han sido víctimas de la violencia”. Los guaraníes de Pueblito Kuê fueron los últimos en ser atacados, después de que reocuparan su tierra a comienzos de agosto.
“Es una triste ironía que la gente compre etanol de Shell como una alternativa ‘ética’ a los combustibles fósiles”, lamentó la organización, y reclamó al Gobierno brasileño que haga cumplir sus leyes “para poner fin a la destrucción generalizada del territorio guaraní”.
La película “Birdwatchers” trajo a la luz en 2008 la grave situación que atraviesan los guaraníes. Una de las estrellas de la película es Ambrosio Vilhalva, uno de los voceros de la comunidad afectada.
Brasil es el segundo productor de etanol del mundo, detrás Estados Unidos, y es el primer exportador mundial de este biocombustible. En la actualidad, los guaraníes representan el pueblo originario más numeroso del gigante sudamericano, con cerca de 46 mil integrantes.