El etanol sigue levantando dudas
Las cuestiones sobre la conveniencia de utilizar etanol y otros biocombustibles como principal sustituto de derivados del petróleo para vehículos motor siguen en aumento, lo que plantea dudas sobre la estrategia de los fabricantes de automóviles
La ONU se preocupa La última voz que se ha sumado a la creciente polémica ha sido la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que recientemente dio a conocer un informe en el que se advierte de los potenciales efectos negativos del uso de cultivos para producir alcoholes, que a su vez se utilizarán como combustibles para los automóviles.
El informe reconoce que los biocombustibles representan una oportunidad para reducir las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, pero también señalan que “el rápido crecimiento de la producción de biocombustibles líquidos supondrá sustanciales exigencias para los recursos terrestres y acuíferos en un momento en el que la demanda por alimentos y productos forestales, también está aumentando de forma rápida”.
Uno de los efectos mencionados es que “monocultivos a gran escala pueden conducir a una significante pérdida de biodiversidad, erosión del terreno y filtración de nutrientes”.
No menos importante es que la utilización de cultivos como el maíz o el azúcar para producir combustibles está aumentando los precios de los alimentos lo que a su vez está afectando a las poblaciones más pobres y vulnerables del planeta.
“La producción de biocombustibles puede amenazar la disponibilidad del suministro adecuado de alimentos al divertir tierra y otros recursos productivos de los cultivos para producir alimentos”, indica el informe de la ONU.
“Es necesario estudiar detenidamente el impacto económico, social y medioambiental de la bioenergía antes de decidir cómo se quiere desarrollar de rápido y que tecnologías, políticas y estrategias de inversión seguir”, advirtió el informe realizado por UN-Energy, un grupo compuesto por todas las agencias de Naciones Unidas que trabajan en el campo de la energía.
En la más reciente edición de la revista Foreign Affairs, los profesores C. Ford Runge y Benjamin Senauer - son expertos en derecho, economía y alimentación- ahondaron en la preocupación de que en el intento por saciar la sed de los conductores y del sector del automóvil se puede agravar la hambruna en el mundo.