Egipto: la primera autorización de maíz modificado genéticamente suscita interrogaciones
El hecho de que Egipto haya autorizado recientemente el cultivo y la comercialización de una variedad de maíz resistente a plagas, lo que marcó la primera introducción legal de cultivos modificados genéticamente (MG) en el mundo árabe, ha provocado reacciones contrapuestas por parte de la comunidad científica de ese país
La autorización de una variedad de maíz MG, de la que la compañía de biotecnología Monsanto es titular, se funda en la recomendación de los Comités de Bioseguridad y Registro de Semillas de Egipto que se basó en ensayos experimentales de campo. Estos ensayos mostraron que la infestación de tres barrenadores del maíz (plagas que pueden destruir un cultivo de maíz) era “insignificante o se podía evitar completamente en las plantas Bt durante toda la temporada y los diferentes periodos de siembra”.
En el informe con fecha de 16 de abril de la red de información sobre la agricultura mundial, que publicó el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, se detalla dicha autorización.
Ajeeb-YG es la variedad de maíz resistente a plagas que se produjo cruzando el maíz resistente a insectos YieldGard Bt de Monsanto (MON 810) con una variedad de maíz egipcio cuyo nombre es Ajeeb. La compañía Fine Seeds International, con sede en El Cairo, la distribuirá este mes entre los agricultores egipcios.
Por consiguiente, la comunidad científica egipcia ha respondido de manera diversa: algunos expresaron sus inquietudes por la salud, el medio ambiente y los aspectos socioeconómicos, políticos y relativos a la propiedad.
Magdy Massoud del departamento de protección de vegetales de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Alejandría en Egipto, que participó en la realización de los ensayos experimentales de campo, dijo a Intellectual Property Watch que “todos los estudios demuestran la importancia del maíz Bt para Egipto, puesto que incrementará la producción y reducirá la utilización de insecticidas químicos sin que afecte el papel que juegan los enemigos benéficos naturales puesto que sólo daña a los barrenadores contra los que se quiere actuar”.
No obstante, Nagib Nassar, profesor egipcio de genética y mejora vegetal de la Universidad de Brasil, comentó a Intellectual Property Watch que “en resumidas cuentas, lo que originalmente era una variedad egipcia se registrará en Egipto pero será propiedad de Monsanto, y los científicos egipcios terminarán efectuando el retrocruzamiento al igual que sus ancestros”.
Plantas MG: ¿de colaboración a propiedad?
Para Tarek Saif, experto en ingeniería genética en el Instituto Nacional de Oceanografía y Pesca de Egipto, esto significa que las relaciones entre Egipto y Monsanto comenzaron siendo una “colaboración” a fin de allanar el camino para que el público acepte las plantas MG, y terminaron siendo la “propiedad” de Monsanto.
“¿Cómo una variedad egipcia pudo convertirse en propiedad de Monsanto que sólo la cruzó con su línea?”, preguntó Saif.
Saif añadió que Monsanto está desarrollando actualmente un algodón de fibra larga MG resistente a insectos mediante el cruzamiento de un germoplasma egipcio de alta calidad con su Bollgard II.
“Si la llamada ‘colaboración’ se transforma en ‘propiedad’ como en el caso del maíz Bt, el impacto socioeconómico en Egipto será muy grave dado que el algodón egipcio es conocido por ser uno de los de mejor calidad a nivel mundial y es el elemento más importante de nuestra exportación de productos agrícolas”.
Sin embargo, Mohammad Taeb, experto en transferencia de tecnología y ex coordinador del programa de investigación y desarrollo de la capacidad humana en el Instituto de Estudios Avanzados del Centro de la Universidad de Naciones Unidas en Japón, afirmó que “las actividades del sector privado en la producción y el cultivo de semillas MG es inevitable y tal vez necesaria. Pero lo que hace que en los países en desarrollo el tema sea controvertido es la falta de un marco jurídico y normativo para el funcionamiento de las compañías productoras de organismos modificados genéticamente”.
Taeb añadió que “la colaboración es un importante mecanismo de transferencia de tecnología por parte de los países desarrollados a los países en desarrollo”. Pero para aprovechar esta oportunidad, afirmó que “los países en desarrollo necesitan una mínima capacidad institucional para sacar provecho de las colaboraciones, de lo contrario, las compañías vienen a los países en desarrollo y se llevan los beneficios comerciales sin dar nada a cambio”.
Taeb indicó que “el asunto que se debe dilucidar es si en Egipto las instituciones están suficientemente organizadas como para sacar provecho de su colaboración con Monsanto o no. ¿Va a ser provechoso, cómo va a llevarse a cabo y quiénes son los actores?”
“En sí, la propiedad de los cultivos de maíz o algodón MG no es un asunto importante porque no se puede mantener la variedad indefinidamente. La pureza de las variedades se degenera con el tiempo a menos que se tenga acceso a los genes originales y se pueda constituir nuevamente la configuración genética original”.
Por consiguiente, “lo más importante es el know-how técnico que se utiliza para fabricar maíz o algodón MG. Si se transfiere ese conocimiento técnico a Egipto, la presencia de Monsanto es bienvenida”, prosiguió Taeb.
“Pero lo que he constatado es la incapacidad por parte de los países en desarrollo para absorber la tecnología avanzada que importan las empresas extranjeras, lo que nuevamente lleva al tema de la capacidad institucional de estos países para administrar la transferencia de tecnología”, concluyó Taeb.
El impacto socioeconómico de las plantas MG en los pequeños agricultores
Nassar dijo que “esta variedad de maíz Bt hará que los pequeños agricultores carguen con el peso de un gran costo económico. Resta saber lo que prevé el llamado “acuerdo sobre el uso de tecnología” (TUA, por sus siglas en inglés) que tienen que firmar los agricultores, así como los recursos que se podrían presentar en su contra o las multas que deberían pagar si no respetan el acuerdo”.
Algunos de dichos acuerdos estipulan que los agricultores no pueden guardar semillas para el replante y que se les prohíbe proveer semillas a cualquier otra persona.
Asimismo, Nasar añadió que “los agricultores de bajos recursos se verán obligados a destruir todas las semillas que les sobran tras la siembra, y para la siguiente, deberán comprar a la multinacional nuevas semillas. Ahora bien, cuando los agricultores destruyen las semillas, también destruyen la variabilidad genética de la que pueden beneficiar las plantaciones futuras.
Nassar piensa que se trastornará la regeneración de las semillas de maíz en las pequeñas comunidades egipcias, lo que traerá aparejado la interrupción del ciclo que permite a los agricultores almacenar sus semillas para sembrarlas y cosecharlas la temporada siguiente.
“Los pequeños agricultores de bajos recursos dependen de la rotación para fertilizar su suelo de manera natural, gracias a la fijación del nitrógeno [causada por una bacteria]. Esto no seguirá siendo posible en el futuro simplemente porque, al mezclarse con el suelo, la toxina que produce la planta Bt matará la bacteria responsable de la fijación del nitrógeno”, añadió Nassar.
Impacto político, medioambiental y sanitario
Saif advirtió sobre el impacto político que puede resultar del cultivo y la comercialización de la variedad de maíz Bt en Egipto.
“Los agricultores egipcios que cultivan maíz dependerán de las compañías extrajeras para abastecerse de semillas de maíz así como también de abono, insecticida y herbicida de elevado costo. Esto podría acabar con su autonomía y su control de las semillas, con su medio de subsistencia y sus tradiciones culturales”, comentó a Intellectual Property Watch.
Según Nassar, “lo que puede ser más alarmante aún es el efecto que esta planta de maíz Bt puede tener tanto a nivel local en las abejas y en la flora y fauna silvestres, en particular en el delta del Nilo donde hay una elevada densidad de población y una gran cantidad de animales y plantas, como a nivel regional al contaminar las semillas de los países vecinos que todavía prohíben el maíz Bt, como es el caso de Etiopía, Sudán, Zambia y otros”.
“Soy uno de los que se oponen rotundamente a que se autoricen las plantas MG en Egipto ya que nadie conoce las consecuencias que pueden llegar a ocasionar en las poblaciones agrícolas y la vida silvestre”, declaró a Intellectual Property Watch Mohamed El-Defrawy, profesor de genética de poblaciones en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Assuit en Egipto.
Lo que depara el futuro
Magdi Tawfik Abdelhamid, experto en ingeniería genética de plantas en el Centro Nacional de Investigación de El Cairo, comentó sobre los posibles impactos negativos de las semillas MG: “Se debe investigar sobre los diferentes asuntos socioeconómicos, medioambientales, sanitarios y agronómicos relativos a los cultivos MG, y se debe evaluar exhaustivamente las políticas relativas a los alimentos agrícolas y el desarrollo rural del país, en particular, la manera en la que las plantas MG benefician a los más necesitados. También se deben llevar a cabo programas para despertar la conciencia del público y, en especial, de los agricultores sobre el cultivo MG a fin de garantizar consultas públicas apropiadas”.
Abdelhamid añadió que Egipto necesita fomentar la investigación y el desarrollo de las plantas MG y desarrollar su propio maíz Bt mediante la utilización de tecnología local con objeto de proteger a los agricultores a pequeña escala.
“Se necesita fortalecer las medidas de bioseguridad en Egipto mediante la aprobación de legislación relativa a ese área que todavía no se ha presentado ante el Parlamento”, concluyó Abdelhamid.
Hoy en día, en Egipto las plantas MG están reglamentadas por un marco que incluye decretos ministeriales y el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología.
Según Taeb, la ley egipcia de 2002 relativa a la protección de los derechos de propiedad intelectual (DPI) adoptó el criterio de patentabilidad tal como lo estipula el Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC) de la Organización Mundial del Comercio. Sin embargo, el ADPIC otorga libertad a las compañías agroindustriales internacionales para entrar en los mercados de semillas de los países en desarrollo y adquirir DPI sobre las variedades vegetales.