Ecuador define una política alimentaría
La crisis alimentaría es mundial, 52 millones de seres humanos sufren de hambre. Ecuador pretende, desde la Constitución, asegurar que no haya escasez de alimentos. Se promueven los alimentos sanos y “culturalmente apropiados”; además, se fomenta la agroindustria
Las cifras de nutrición en Ecuador no dejan el corazón tan contento. Según las estadísticas del programa Aliméntate Ecuador en indicadores relacionados con la pobreza, el 84% de niños de 6 a 12 meses sufre anemia, mientras que las mujeres en edad fértil tienen el mismo mal en un 60%. Enfermedades crónicas y el bajo desempeño son las seguras consecuencias.
Para contrarrestar problemas como estos, era necesario un cambio en el sector agropecuario desde la Constitución, asegura Pedro De la Cruz, presidente de la Mesa 6 de Trabajo, Producción e Inclusión Social. El grupo de asambleístas trabajó en artículos que promulgan la soberanía alimentaría, que ya fueron sometidos a segundo debate y que en pocos días serán puestos a votación del pleno. Lo que se pretende con estas reformas es garantizar la autosuficiencia de alimentos sanos y “culturalmente apropiados”, que serán obtenidos a partir de una buena producción agropecuaria.
“La propuesta es una innovación, puesto que nunca antes se habían abordado tópicos como el uso de semillas genéticamente modificadas, el desarrollo de la biotecnología y las políticas agroecológicas”, dice De la Cruz.
Cuenta que la idea de especificar lo que concierne a soberanía alimentaría ha sido motivada por comunidades indígenas y critica que los organismos internacionales, a pesar de tratar el tema, no le han dado la suficiente profundidad. “En la FAO usan el término para impulsar la satisfacción alimentaría pero no se puntualiza sobre la calidad de los procedimientos”, opina De la Cruz.
El deficiente procedimiento de producción de alimentos es una de las principales causas de la desnutrición. “Mil millones sufren de hambre en el mundo”, dice De la Cruz y puntualiza que Ecuador tampoco se salva. Además, comenta que en otros temas relacionados como el exceso de semillas transgénicas y el uso de agrotóxicos, a pesar de que no existe el problema con la misma gravedad de otros países, ya empiezan a tomar fuerza en Ecuador. Con las reformas, De la Cruz espera que se “frene el problema a tiempo”.
El asambleísta opina que las buenas políticas agropecuarias son las que permiten obtener productos adecuados para mejorar la alimentación.
Un informe de la FAO, presentado el año pasado en Santiago de Chile, indicó que el hambre afecta a más de 52 millones de personas, pues la región tiene una oferta de alimentos que excede en un tercio a las necesidades. Además, se mencionó que uno de cada diez habitantes no puede satisfacer sus necesidades alimentarias, y más de 4 millones de niños presentan bajo peso, pero tal vez la cifra más grave es la de los nueve millones de niños menores de 5 años que sufren desnutrición crónica y retardo del crecimiento.
Por este motivo, además de instaurar programas de alimentación, es necesario enfocarse en la calidad de la producción agropecuaria, como lo incluye ahora la Constitución, en la que se aborda el tema de los cárnicos en el artículo sobre las obligaciones en relación a la soberanía alimentaria.
Para ello, se puntualiza sobre las biotecnologías agropecuarias.
Manuel Chiriboga, quien fue jefe negociador del TLC y actualmente es investigador principal del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, muestra preocupación por el descuido de la investigación en este sector, salvo en muy pocos casos. “Se requiere mayor prioridad del Estado en la investigación agropecuaria. No tenemos mucha investigación agropecuaria en lo tecnológico y con eso estamos debilitando nuestra capacidad alimentaria y nuestra capacidad de exportación”, apunta Chiriboga.
La idea de la soberanía alimentaria ha sido motivada por las comunidades indígena
Para impulsar esta investigación el Estado debe proponer incentivos tributarios para llamar la atención a que las empresas inviertan en estudios, agrega. “Aquellas empresas o universidades que hagan trabajo serio y fuerte deberían tener apoyo especial del Estado”, insiste. Eso sí, advierte que esto debe ser durante largos años, “porque la investigación biotecnológica, no es algo que se hace de un año para otro, requiere un esfuerzo consistente que toma mucho tiempo”.
Con esto concuerda el asambleísta César Rohn, quien fue presidente de la Cámara de Pesquería. Cuenta que en algunas empresas del sector privado sí han desarrollado nuevas tecnologías, como cuando se superó la mancha blanca del camarón. También acota que hay que hacer investigación para mejorar la calidad de las semillas. Cita el caso de Uruguay, donde se desarrolló nuevas semillas de arroz que produzcan 100 sacas por hectárea. “En Ecuador la más eficiente llega a 40 y la media está en 25”, compara y agrega que hay que mejorar el trabajo con las semillas para incrementar la producción. Aún así, destaca que el sector cacaotero lo ha hecho. “Por ejemplo, lo último que se creó fue el cacao N55 que es más pequeño y da mayor productividad”, dice Rohn sobre el cacao fino de aroma.
Entre tanto, Manuel Chiriboga, cita otro ejemplo. “En la UE se está realizando un estudio de su política de semillas genéticamente modificadas. En esto colaboraron los centros de investigación con centros normativos para reevaluar constantemente la adecuación de estas semillas para la población”.
También apunta que no solamente es un tema de recursos, sino también del enfoque de la investigación, en la que hasta los productores estén involucrados. “Todos estos casos exitosos del banano y la caña de azúcar son el esfuerzo entre productores, agroindustriales, investigación universitaria o privada. El esquema de colaboración público-privada en el tema de la investigación es fundamental”.
Otro de los temas que mueve la atención es el de la cultura alimentaria. Ante el tema, Chiriboga recuerda lo que sucede con las comunidades de emigrantes, cómo añoran el consumo de los platos típicos. “En los parques de Madrid se juntan para comer ceviche, guatita. Eso es intrínseco de nuestra cultura andina, pero no es fijo; la cultura alimentaria también cambia con el tiempo”. Explica que la guatita ahora tiene carne de res o cerdo y antes no era así. También se refiere al caso del arroz que fue introducido y poco a poco fue formando parte de la cultura alimentaria ecuatoriana.
El tópico de la cultura alimentaria está ligado al desarrollo de los productos, puesto que la accesibilidad también tiene que ver con la capacidad de las familias.
Pero, a pesar de que para Chiriboga el tema de la soberanía alimentaria es un aporte, le hubiera gustado que se establezca más precisión. “Queda como una figura abstracta a la que se señala que la participación quedará de conformidad con la ley”. Por otra parte, César Rohn no está de acuerdo con el enfoque de redacción de los artículos, y opina que hay una influencia muy fuerte por un modelo económico estatista.
Ante estas sugerencias, Pedro de la Cruz sustenta que los detalles deben ampliarse en la ley agrícola, que debe ser reformada luego de estas nuevas propuestas hechas en la Constitución. Además, apoya el enfoque estatal de los artículos, pues dice que “el Estado es quien debe tener el eje del desarrollo en la soberanía alimentaria”.